Fernando Labajos Briones (*)
Sábado, 20 de Abril de 2013
Reencuentro Esthético
Hace cuarenta años Santiago Pérez Gago viajaba, magnetofón en mano, a su tierra. La ribera del Órbigo. Regresaba, como siempre, después de su labor docente, por vacaciones estivales. Pero ese año maceraba una emoción especial. Había soñado con la posibilidad de dejar constancia de los que eran y habían sido los suyos. 'Los Marino', esa familia portentosa, que tanto me hizo soñar, y, en especial, a su maestro de vida: tío Jesús, 'Tarruco'.
Cuarenta años después y, salvando las distancias, me permito tener una similar emoción al poder entrevistar, con distinta tecnología eso sí, a mi maestro de vida.
Esto, por muy abrigado que haya sido desde siempre por mi parte, no ha sido intencionado en absoluto. Ha sido, como las buenas obras, fruto del tiempo. Cuando hace algunos años coincidí, en nuestra labor docente, con quien hoy es el director de esta revista, le entregue con cariño y con cierta sospecha de que podía interesarle, el libro titulado 'Los Marino', libro que modestamente recogía aquellos apuntes y testimonios guardados por Pérez gago. Pasado el tiempo, aquel consideró oportuno que este primer número se abriera con esta semblanza del autor leonés. Autor leonés, cabe decir, que más páginas tiene publicadas en la Biblioteca Nacional –unas treinta mil-, y menos lectores, en su propia provincia.
Y aquí estamos hoy, con el hombre, con el dominico; con el órphico. Con este mirlo blanco de la filosofía. Apasionado por la luz, y escéptico de las formas. Para mí un místico del siglo veinte, y un profeta del veintiuno…
Un hombre, que ha dedicado más de cuarenta años al magisterio: a ayudar a crecer lo que habita en los alumnos, en muchos de los cuales dejó profunda huella, con lo difícil que es esto dentro de la oficialidad académica. Y que hoy, ya jubilado, si es que puede aplicársele este salto, sigue en lo de siempre, escuchando la luz y ofreciéndonos sus más prístinos destellos.
Fernando Labajos Briones: Buen día, Santiago, querido maestro Gago, o Padre Gago, como le siguen llamando. Viendo su fenomenal aspecto, podría decirle, “!!!buen día, joven¡¡¡” como nos saludaba usted al entrar en clase. Es todo un gozo…
Santiago Pérez Gago: ¡¡¡FIESTA, FERNANDO, FIESTA¡¡¡, como te digo siempre que conectamos, más que por la labiodental fricativa sorda /F/ de las iniciales Fernando y Fiesta, por los TRES MILAGROS que tú has hecho en Esthética Originaria. Y que nunca puedo ni quiero olvidar.
F.L.B.: Gracias, gracias por estas conmovedoras palabras.
Como es sabido, he trabajado mucho sobre su obra y semblanza, hemos conversado muchas horas…, años…, pero tal vez nunca le haya hecho, así tan directamente, ninguna pregunta. Obedezco hoy al estilo periodístico, y le pido disculpas, porque bien sé que usted es, de algún modo, reacio al carácter inquisitivo de la pregunta. Hasta el punto de considerarlas esencialmente insolentes. Podría comenzar aclarándonos esto.
S.P.G.: Toda pregunta es, en efecto, insolente y petulante; sacrílega y profanadora. La pregunta acaba siempre en ob-je-to. Y el ob-je-to, en Esthética Originaria, siempre es un diferido. Es di-gi-tal. Nace muerto. Es la radical diferencia con la admiración (¡), que acaba siempre en sujeto.
Y aquí estamos hoy,
con el hombre, con el dominico;
con el órphico. Con este mirlo
blanco de la filosofía. Apasionado
por la luz, y escéptico de las formas.
F.L.B.: El carácter divulgativo de esta conversación, tal vez requiera una breve sinopsis de su aportación. Podría decirnos, en pocas y claras frases, en qué consiste su 'Esthética Originaria'.
S.P.G.: La frase, ciertamente es corta. Lo que dudo es que sea clara: "La Esthética Originaria radica en la luz, quien ve”. Esta 'luz' no está en la Biblia, ni en ninguno de los papas. Sólo la he visto en el genial e incomprendido Machado. Es una ‘luz’ diferente de todas las demás luces. Tan clara, que no la podemos ver. Es ‘luz’, que nos ve a nosotros. Es ‘luz’, que nos ve en el ser. La ‘luz’ de la admiración (¡). Es revolución radical. Raíz de la ‘revisión’ esthética.
F.L.B.: Una de las preguntas más recurrentes es por qué la 'esthética' lleva una h.
S.P.G.: Esa H ya está en su etimología griega; pero la razón es muy de Esthética Originaria, ya que en esa H subyacen dos símbolos de admiración de apertura (¡-¡). Advirtiendo que este símbolo (¡) es propio, en exclusiva, del español.
F.L.B.: Quienes nos hemos acercado un poco a su obra, descubrimos que, en múltiples ocasiones, se hace referencia a autores o corrientes que podrían ser consideradas sus fuentes. Pero, por otro lado, observamos que hay un alto grado de inspiración en su obra, hasta el punto de considerarla no obra suya, sino obra en usted. Cómo se compaginan estos aparentemente dispares aspectos.
S.P.G.: Es muy certera esta observación tuya, Fernando. De los más de ochenta cuadernos en orphigramía, que son la base de Esthética Originaria, tengo la impresión incesante que no es mía ni una sola línea. Quiero pensar que Esthética Originaria es el ‘ángel’ de la lengua española, como idioma de la meridional-idad. Con todo lo que simboliza, en Esthética Originaria, la meridional-idad. En todo caso, los tres autores, guardaespaldas de Esthética Originaria, escribieron en español: fr. Luis de León, S. Juan de la Cruz y D. Antonio Machado.
F.L.B.: Volviendo a la denominación Esthética, me gustaría también que nos comentara qué tiene que ver con la tradicional filosofía del arte. E, incluso, en qué sentido es o no una filosofía.
S.P.G.: La filosofía del arte supone que la luz de la filosofía es superior y anterior a la luz del arte. En opinión de Esthética Originaria, tal suposición es, presuntuosamente, falsa. La luz del arte, al menos en su raíz: la luz de la inspiración, es anterior y superior a la luz de la filosofía. Por ello, la Esthética Originaria prefiere el arte de filosofar a filosofía del arte. Y esto es una revolución radical.
La otra cuestión: si Esthética Originaria es o no es filosofía, es cuestión básica y cuestión de largo alcance: la Internet da por supuesto que Santiago Pérez Gago es un filósofo. Nada más lejos de nuestra opinión. La Esthética Originaria es ‘Esthética’. No es ‘No-é-ti-ca’, como la fi-lo-so-fí-a, y todo lo que pretenda ‘co-no-cer’, que es casi todo. Todo el resto de las cien-cias. La Esthética Originaria, por la aptitud de ‘sentir’, lo que pretende es ‘saber’. No así la cien-cia no-é-ti-ca, ac-ti-tud de co-no-cer. El genial e incomprendido Antonio Machado lo dice de otra manera: es distinto “sentir la distancia”, que “me-dir las dis-tan-cias”. La Esthética Originaria sólo aspira a lo primero. Por tanto, nunca puede ser fi-lo-so-fí-a. En todo caso, es philo-sophar primero.
F.L.B.: La filosofía ha tenido desde siempre una preocupación sobre la realidad, lo que se ha llamado metafísica u ontología. En qué consistiría la ontología de la Esthética Originaria; tiene que ver eso con lo ontonoético. ¿Es también una teoría del conocimiento?
S.P.G.: De el ‘co-no-ci-mien-to’, no. De la ‘sabiduría’, sí, como ya se intentó responder en la pregunta anterior. Por esto, últimamente, se ha corregido el término ‘ontonoético’, por el término ‘ontoesthético’, que recoge este matiz de la última convicción.
La otra cuestión: si la Esthética Originaria es una ontología. La respuesta, sin dudarlo, es rotundamente, sí. Y aun me atrevería a afirmar que es, radicalmente, sí. En la respuesta a la pregunta segunda, dije que la raíz de la Esthética Originaria no es más –y, por supuesto, no es menos- que ‘la luz, quien ve’. Para Esthética Originaria esa ‘luz’ es exactamente el ‘ser’. Omnipamprotogenoma. Por tanto, Esthética Originaria es, radicalmente, la ontología. En el fondo, onto-pathía.
F.L.B.: Otra de las sempiternas preocupaciones filosóficas ha sido la Ética. Según Kant, por ejemplo, lo que responde a la pregunta qué debo hacer. ¿Cuál es la aportación de la Esthética en este terreno?
S.P.G.: Ya queda respondido que Kant, para Esthética Originaria, es solamanete ‘no-é-ti-ca’. Nunca ‘Esthética’. Para Esthética Originaria nada de lo que hacemos o podemos hacer, somos. Por lo tanto, la Ética no puede preguntarse por lo que ‘hacemos’. La Ética ha de preguntarse por lo que somos. En efecto, la Ética de Esthética Originaria nos propone a todos y cada uno la consigna pindárica: “sé el que eres”. Consigna, que nos llega a nosotros a través de Píndaro, pero que ya era, para Esthética Originaria, consigna de los órphicos, del siglo 39 antes de Cristo. La Ética de Esthética Originaria aspira a “ser el que eres, sin nunca dejar de ser; para es-tar, por ejemplo”.
"La razón es muy de Esthética Originaria,
ya que en esa H subyacen dos símbolos
de admiración de apertura (¡-¡).
Advirtiendo que este símbolo (¡) es propio,
en exclusiva, del español"
F.L.B.: Por seguir con su revisión de la filosofía oficial. La otra preocupación kantiana sería: qué me cabe esperar. El ámbito de la religión. ¿Qué tiene que ver la Esthética con la religión? Sabemos que usted se considera dominico y también órphico, a qué se refiere esto.
S.P.G.: Antes queda respondido que el símbolo de admiración de apert-ura (¡) acaba siempre en sujeto. Igual que la religión. Al menos, la verdadera religión. La Esthética Originaria coincide, de esta manera, con la religión. Una de las obras de Esthética Originaria, La religión como esthética, respondería a esta cuestión.
La otra es mucho más arriesgada. Se anuncia en la sinopsis de mi biografía: “es dominico; y es órphico”, con todas las dolorosas e incesantes consecuencias. Esto supone que el ‘dominico’, como lo fue el ‘Fundador’, ha de ser ‘órphico’, más que “a-ris-to-té-li-co to-mis-ta”. Esto lleva a suponer que la historia de los dominicos es la historia de una traición. Y esto me imagino que extrañará un poquito. Esta radical convicción habría que explicarla en una gran ‘revisión’. La Esthética Originaria, en parte, es esa gran ‘revisión’. En la Universidad de Salamanca está admitida una Tesis Doctoral, que tiene que ver con esto.
F.L.B.: Después de lo dicho sobre la religión, me gustaría saber qué dimensión tiene para usted la renuncia del Papa, y todo lo que está pasando, ¿qué le parece?
S.P.G.: La renuncia del Papa, a Esthética Originaria le parece el acto más ‘pontifical’ de todo su ‘pontificado’ <PONTEM FACERE ‘que tiende puentes’. Con su renuncia, el Papa ha tendido un puente entre la ‘fun-ción’, y la claus-ura. También, la más ‘eclesial’, ya que la vida futura de la Iglesia, según un artículo del credo, es la ‘comunión’. No es co-mu-ni-ca-ción. Ha dicho Benedicto XVI “que se retira a orar y a rezar”, que tanto tiene que ver con Esthética Originaria (¡). El símbolo de admiración es, a la vez, símbolo de ad-oración.
F.L.B.: Su obra tiene el título genérico y quizá un poco críptico de Partida a la integridad, podría aclararnos para los más legos el alcance de este título.
S.P.G.: Son, por ahora, 24 tomos de más de mil páginas cada uno, los que llevan este mismo título.
En ‘Partida’ se intenta recoger toda la sed de aventura y de victoria, que llevan todas las partidas y partidos que, de modo continuado, se “echan” y se juegan en el mundo. Y, en ‘integridad’, se intenta alcanzar el pleno, colmo de todas las aspiraciones humanas. Por cierto, si hubiera segunda edición para estos 24 tomos, el título habría de variarlo un poco. Y sería éste: Partir a reintegridad. También octosilábico.
F.L.B.: Por aplicar todo esto que estamos hablando a la realidad más tangible para muchos de nuestros lectores, ¿considera usted que actualmente hay una crisis de valores? Cómo lo ve.
S.P.G.: Radicalmente, como corresponde a toda prevalencia de la ‘ci-vi-li-za-ción’ sobre la ‘cult-ura’.
F.L.B.: Hay una distinción muy novedosa y aceptada por sus lectores entre bienestar y bienser. Aclárenos, si es posible, un poco este extremo.
S.P.G.: Habría que comenzar diciendo bienser y bienestar. Porque el bienser es anterior al bienestar. Creo que la distinción entre bienser y bienestar también pertenece al ‘ángel’ de la lengua española, que siempre ha distinguido entre ser y estar. Sin embargo, de manera incomprensible, ni siquiera se pone en su diccionario la palabra bienser, cuando, filológicamente, tiene la misma estructura que bienestar.
F.L.B.: Por tocar todos los palos, qué consideración le merece lo que está pasando en política, si es que esto puede llamarse política. Cómo ve usted el panorama.
S.P.G.: Es muy larga y complicada la lucha y guerra de la cult-ura contra la ci-vi-li-za-ción. Seguimos en esa guerra. De la ‘política’ a la ‘poética’ habrá siempre un escalón, que únicamente puede saltar, silenciosamente, la Iglesia –“supplet ecclesia”-.
"En ‘Partida’ se intenta recoger
toda la sed de aventura y de victoria,
que llevan todas las partidas y partidos
que, de modo continuado, se “echan” y
se juegan en el mundo"
F.L.B.: Nuestros lectores tal vez no sepan que a lo largo de su docencia, y aún hoy, se han ido acercando a usted y a su Esthética muchos ex alumnos, que ahora son profesores y profesionales en distintos ámbitos de la cultura. Hasta el punto de organizar una Fundación, que lleva su nombre y que está publicando su Obra Completa en Órbigo Editorial. Qué nos puede decir sobre esto.
S.P.G.: Que la vida, como siempre, me ha desbordado. Y espero, finalmente, que así sea.
F.L.B.: Hablando de educación, parece que hoy en día es uno de los problemas a los que nos enfrentamos. ¿Tiene tanta importancia la educación?, ¿hay un verdadero problema con la educación? Y, si es así, qué es lo que estamos haciendo mal, cómo podríamos solventarlo.
S.P.G.: Siempre han estado en porfía, en la denominación del Ministerio, la ‘educación’ y la ‘ciencia’; para Esthética Originaria, en su práctica docente, la preferencia nunca ha tenido duda, hasta el punto de haberse esforzado en hacer de todos y cada uno de los alumnos el programa del curso, en la convicción de que someter a todos los alumnos a una misma programación es una prostitución, como evidenciará la vida.
F.L.B.: Por volver con lo social, muchos hablan de pobreza, de clima, de derechos humanos… ¿Cuál es según su criterio lo más importante?
S.P.G.: La persona, sin duda alguna.
F.L.B.: Para ir terminando, ¿podría darnos un consejo para la sociedad actual? Por usar sus palabras: qué le falta a este mundo para ser la maravilla que en el fondo es, para que el mundo sea mejor.
S.P.G.: Dejar, poco a poco, de ser ‘mun-do’, para ser, combate a combate, ‘universo’.
F.L.B.: ¿Un consejo para ser más feliz…? “y que sea fácil, eh” (con tono de joven alumno, y entre risas).
S.P.G.: Aprovechar la incesante abertura entre re-a-li-dad y rialidad para la fecundidad de Esthética Originaria (¡).
Muchas gracias por este 'tiempo', y aprovecho para hacer público mi profundo agradecimiento por su desinteresado 'magisterio'.
Para más información:
(*) Fernando Labajos Briones es director de la Editorial Órbigo y profesor de Filosofía. Autor del libro 'Los Marino', sobre Santiago Pérez Gago.
![[Img #2701]](upload/img/periodico/img_2701.jpg)
Hace cuarenta años Santiago Pérez Gago viajaba, magnetofón en mano, a su tierra. La ribera del Órbigo. Regresaba, como siempre, después de su labor docente, por vacaciones estivales. Pero ese año maceraba una emoción especial. Había soñado con la posibilidad de dejar constancia de los que eran y habían sido los suyos. 'Los Marino', esa familia portentosa, que tanto me hizo soñar, y, en especial, a su maestro de vida: tío Jesús, 'Tarruco'.
Cuarenta años después y, salvando las distancias, me permito tener una similar emoción al poder entrevistar, con distinta tecnología eso sí, a mi maestro de vida.
Esto, por muy abrigado que haya sido desde siempre por mi parte, no ha sido intencionado en absoluto. Ha sido, como las buenas obras, fruto del tiempo. Cuando hace algunos años coincidí, en nuestra labor docente, con quien hoy es el director de esta revista, le entregue con cariño y con cierta sospecha de que podía interesarle, el libro titulado 'Los Marino', libro que modestamente recogía aquellos apuntes y testimonios guardados por Pérez gago. Pasado el tiempo, aquel consideró oportuno que este primer número se abriera con esta semblanza del autor leonés. Autor leonés, cabe decir, que más páginas tiene publicadas en la Biblioteca Nacional –unas treinta mil-, y menos lectores, en su propia provincia.
Y aquí estamos hoy, con el hombre, con el dominico; con el órphico. Con este mirlo blanco de la filosofía. Apasionado por la luz, y escéptico de las formas. Para mí un místico del siglo veinte, y un profeta del veintiuno…
Un hombre, que ha dedicado más de cuarenta años al magisterio: a ayudar a crecer lo que habita en los alumnos, en muchos de los cuales dejó profunda huella, con lo difícil que es esto dentro de la oficialidad académica. Y que hoy, ya jubilado, si es que puede aplicársele este salto, sigue en lo de siempre, escuchando la luz y ofreciéndonos sus más prístinos destellos.
Fernando Labajos Briones: Buen día, Santiago, querido maestro Gago, o Padre Gago, como le siguen llamando. Viendo su fenomenal aspecto, podría decirle, “!!!buen día, joven¡¡¡” como nos saludaba usted al entrar en clase. Es todo un gozo…
Santiago Pérez Gago: ¡¡¡FIESTA, FERNANDO, FIESTA¡¡¡, como te digo siempre que conectamos, más que por la labiodental fricativa sorda /F/ de las iniciales Fernando y Fiesta, por los TRES MILAGROS que tú has hecho en Esthética Originaria. Y que nunca puedo ni quiero olvidar.
F.L.B.: Gracias, gracias por estas conmovedoras palabras.
Como es sabido, he trabajado mucho sobre su obra y semblanza, hemos conversado muchas horas…, años…, pero tal vez nunca le haya hecho, así tan directamente, ninguna pregunta. Obedezco hoy al estilo periodístico, y le pido disculpas, porque bien sé que usted es, de algún modo, reacio al carácter inquisitivo de la pregunta. Hasta el punto de considerarlas esencialmente insolentes. Podría comenzar aclarándonos esto.
S.P.G.: Toda pregunta es, en efecto, insolente y petulante; sacrílega y profanadora. La pregunta acaba siempre en ob-je-to. Y el ob-je-to, en Esthética Originaria, siempre es un diferido. Es di-gi-tal. Nace muerto. Es la radical diferencia con la admiración (¡), que acaba siempre en sujeto.
Y aquí estamos hoy,
con el hombre, con el dominico;
con el órphico. Con este mirlo
blanco de la filosofía. Apasionado
por la luz, y escéptico de las formas.
F.L.B.: El carácter divulgativo de esta conversación, tal vez requiera una breve sinopsis de su aportación. Podría decirnos, en pocas y claras frases, en qué consiste su 'Esthética Originaria'.
S.P.G.: La frase, ciertamente es corta. Lo que dudo es que sea clara: "La Esthética Originaria radica en la luz, quien ve”. Esta 'luz' no está en la Biblia, ni en ninguno de los papas. Sólo la he visto en el genial e incomprendido Machado. Es una ‘luz’ diferente de todas las demás luces. Tan clara, que no la podemos ver. Es ‘luz’, que nos ve a nosotros. Es ‘luz’, que nos ve en el ser. La ‘luz’ de la admiración (¡). Es revolución radical. Raíz de la ‘revisión’ esthética.
F.L.B.: Una de las preguntas más recurrentes es por qué la 'esthética' lleva una h.
S.P.G.: Esa H ya está en su etimología griega; pero la razón es muy de Esthética Originaria, ya que en esa H subyacen dos símbolos de admiración de apertura (¡-¡). Advirtiendo que este símbolo (¡) es propio, en exclusiva, del español.
F.L.B.: Quienes nos hemos acercado un poco a su obra, descubrimos que, en múltiples ocasiones, se hace referencia a autores o corrientes que podrían ser consideradas sus fuentes. Pero, por otro lado, observamos que hay un alto grado de inspiración en su obra, hasta el punto de considerarla no obra suya, sino obra en usted. Cómo se compaginan estos aparentemente dispares aspectos.
S.P.G.: Es muy certera esta observación tuya, Fernando. De los más de ochenta cuadernos en orphigramía, que son la base de Esthética Originaria, tengo la impresión incesante que no es mía ni una sola línea. Quiero pensar que Esthética Originaria es el ‘ángel’ de la lengua española, como idioma de la meridional-idad. Con todo lo que simboliza, en Esthética Originaria, la meridional-idad. En todo caso, los tres autores, guardaespaldas de Esthética Originaria, escribieron en español: fr. Luis de León, S. Juan de la Cruz y D. Antonio Machado.
F.L.B.: Volviendo a la denominación Esthética, me gustaría también que nos comentara qué tiene que ver con la tradicional filosofía del arte. E, incluso, en qué sentido es o no una filosofía.
S.P.G.: La filosofía del arte supone que la luz de la filosofía es superior y anterior a la luz del arte. En opinión de Esthética Originaria, tal suposición es, presuntuosamente, falsa. La luz del arte, al menos en su raíz: la luz de la inspiración, es anterior y superior a la luz de la filosofía. Por ello, la Esthética Originaria prefiere el arte de filosofar a filosofía del arte. Y esto es una revolución radical.
La otra cuestión: si Esthética Originaria es o no es filosofía, es cuestión básica y cuestión de largo alcance: la Internet da por supuesto que Santiago Pérez Gago es un filósofo. Nada más lejos de nuestra opinión. La Esthética Originaria es ‘Esthética’. No es ‘No-é-ti-ca’, como la fi-lo-so-fí-a, y todo lo que pretenda ‘co-no-cer’, que es casi todo. Todo el resto de las cien-cias. La Esthética Originaria, por la aptitud de ‘sentir’, lo que pretende es ‘saber’. No así la cien-cia no-é-ti-ca, ac-ti-tud de co-no-cer. El genial e incomprendido Antonio Machado lo dice de otra manera: es distinto “sentir la distancia”, que “me-dir las dis-tan-cias”. La Esthética Originaria sólo aspira a lo primero. Por tanto, nunca puede ser fi-lo-so-fí-a. En todo caso, es philo-sophar primero.
F.L.B.: La filosofía ha tenido desde siempre una preocupación sobre la realidad, lo que se ha llamado metafísica u ontología. En qué consistiría la ontología de la Esthética Originaria; tiene que ver eso con lo ontonoético. ¿Es también una teoría del conocimiento?
S.P.G.: De el ‘co-no-ci-mien-to’, no. De la ‘sabiduría’, sí, como ya se intentó responder en la pregunta anterior. Por esto, últimamente, se ha corregido el término ‘ontonoético’, por el término ‘ontoesthético’, que recoge este matiz de la última convicción.
La otra cuestión: si la Esthética Originaria es una ontología. La respuesta, sin dudarlo, es rotundamente, sí. Y aun me atrevería a afirmar que es, radicalmente, sí. En la respuesta a la pregunta segunda, dije que la raíz de la Esthética Originaria no es más –y, por supuesto, no es menos- que ‘la luz, quien ve’. Para Esthética Originaria esa ‘luz’ es exactamente el ‘ser’. Omnipamprotogenoma. Por tanto, Esthética Originaria es, radicalmente, la ontología. En el fondo, onto-pathía.
F.L.B.: Otra de las sempiternas preocupaciones filosóficas ha sido la Ética. Según Kant, por ejemplo, lo que responde a la pregunta qué debo hacer. ¿Cuál es la aportación de la Esthética en este terreno?
S.P.G.: Ya queda respondido que Kant, para Esthética Originaria, es solamanete ‘no-é-ti-ca’. Nunca ‘Esthética’. Para Esthética Originaria nada de lo que hacemos o podemos hacer, somos. Por lo tanto, la Ética no puede preguntarse por lo que ‘hacemos’. La Ética ha de preguntarse por lo que somos. En efecto, la Ética de Esthética Originaria nos propone a todos y cada uno la consigna pindárica: “sé el que eres”. Consigna, que nos llega a nosotros a través de Píndaro, pero que ya era, para Esthética Originaria, consigna de los órphicos, del siglo 39 antes de Cristo. La Ética de Esthética Originaria aspira a “ser el que eres, sin nunca dejar de ser; para es-tar, por ejemplo”.
"La razón es muy de Esthética Originaria,
ya que en esa H subyacen dos símbolos
de admiración de apertura (¡-¡).
Advirtiendo que este símbolo (¡) es propio,
en exclusiva, del español"
F.L.B.: Por seguir con su revisión de la filosofía oficial. La otra preocupación kantiana sería: qué me cabe esperar. El ámbito de la religión. ¿Qué tiene que ver la Esthética con la religión? Sabemos que usted se considera dominico y también órphico, a qué se refiere esto.
S.P.G.: Antes queda respondido que el símbolo de admiración de apert-ura (¡) acaba siempre en sujeto. Igual que la religión. Al menos, la verdadera religión. La Esthética Originaria coincide, de esta manera, con la religión. Una de las obras de Esthética Originaria, La religión como esthética, respondería a esta cuestión.
La otra es mucho más arriesgada. Se anuncia en la sinopsis de mi biografía: “es dominico; y es órphico”, con todas las dolorosas e incesantes consecuencias. Esto supone que el ‘dominico’, como lo fue el ‘Fundador’, ha de ser ‘órphico’, más que “a-ris-to-té-li-co to-mis-ta”. Esto lleva a suponer que la historia de los dominicos es la historia de una traición. Y esto me imagino que extrañará un poquito. Esta radical convicción habría que explicarla en una gran ‘revisión’. La Esthética Originaria, en parte, es esa gran ‘revisión’. En la Universidad de Salamanca está admitida una Tesis Doctoral, que tiene que ver con esto.
F.L.B.: Después de lo dicho sobre la religión, me gustaría saber qué dimensión tiene para usted la renuncia del Papa, y todo lo que está pasando, ¿qué le parece?
S.P.G.: La renuncia del Papa, a Esthética Originaria le parece el acto más ‘pontifical’ de todo su ‘pontificado’ <PONTEM FACERE ‘que tiende puentes’. Con su renuncia, el Papa ha tendido un puente entre la ‘fun-ción’, y la claus-ura. También, la más ‘eclesial’, ya que la vida futura de la Iglesia, según un artículo del credo, es la ‘comunión’. No es co-mu-ni-ca-ción. Ha dicho Benedicto XVI “que se retira a orar y a rezar”, que tanto tiene que ver con Esthética Originaria (¡). El símbolo de admiración es, a la vez, símbolo de ad-oración.
F.L.B.: Su obra tiene el título genérico y quizá un poco críptico de Partida a la integridad, podría aclararnos para los más legos el alcance de este título.
S.P.G.: Son, por ahora, 24 tomos de más de mil páginas cada uno, los que llevan este mismo título.
En ‘Partida’ se intenta recoger toda la sed de aventura y de victoria, que llevan todas las partidas y partidos que, de modo continuado, se “echan” y se juegan en el mundo. Y, en ‘integridad’, se intenta alcanzar el pleno, colmo de todas las aspiraciones humanas. Por cierto, si hubiera segunda edición para estos 24 tomos, el título habría de variarlo un poco. Y sería éste: Partir a reintegridad. También octosilábico.
F.L.B.: Por aplicar todo esto que estamos hablando a la realidad más tangible para muchos de nuestros lectores, ¿considera usted que actualmente hay una crisis de valores? Cómo lo ve.
S.P.G.: Radicalmente, como corresponde a toda prevalencia de la ‘ci-vi-li-za-ción’ sobre la ‘cult-ura’.
F.L.B.: Hay una distinción muy novedosa y aceptada por sus lectores entre bienestar y bienser. Aclárenos, si es posible, un poco este extremo.
S.P.G.: Habría que comenzar diciendo bienser y bienestar. Porque el bienser es anterior al bienestar. Creo que la distinción entre bienser y bienestar también pertenece al ‘ángel’ de la lengua española, que siempre ha distinguido entre ser y estar. Sin embargo, de manera incomprensible, ni siquiera se pone en su diccionario la palabra bienser, cuando, filológicamente, tiene la misma estructura que bienestar.
F.L.B.: Por tocar todos los palos, qué consideración le merece lo que está pasando en política, si es que esto puede llamarse política. Cómo ve usted el panorama.
S.P.G.: Es muy larga y complicada la lucha y guerra de la cult-ura contra la ci-vi-li-za-ción. Seguimos en esa guerra. De la ‘política’ a la ‘poética’ habrá siempre un escalón, que únicamente puede saltar, silenciosamente, la Iglesia –“supplet ecclesia”-.
"En ‘Partida’ se intenta recoger
toda la sed de aventura y de victoria,
que llevan todas las partidas y partidos
que, de modo continuado, se “echan” y
se juegan en el mundo"
F.L.B.: Nuestros lectores tal vez no sepan que a lo largo de su docencia, y aún hoy, se han ido acercando a usted y a su Esthética muchos ex alumnos, que ahora son profesores y profesionales en distintos ámbitos de la cultura. Hasta el punto de organizar una Fundación, que lleva su nombre y que está publicando su Obra Completa en Órbigo Editorial. Qué nos puede decir sobre esto.
S.P.G.: Que la vida, como siempre, me ha desbordado. Y espero, finalmente, que así sea.
F.L.B.: Hablando de educación, parece que hoy en día es uno de los problemas a los que nos enfrentamos. ¿Tiene tanta importancia la educación?, ¿hay un verdadero problema con la educación? Y, si es así, qué es lo que estamos haciendo mal, cómo podríamos solventarlo.
S.P.G.: Siempre han estado en porfía, en la denominación del Ministerio, la ‘educación’ y la ‘ciencia’; para Esthética Originaria, en su práctica docente, la preferencia nunca ha tenido duda, hasta el punto de haberse esforzado en hacer de todos y cada uno de los alumnos el programa del curso, en la convicción de que someter a todos los alumnos a una misma programación es una prostitución, como evidenciará la vida.
F.L.B.: Por volver con lo social, muchos hablan de pobreza, de clima, de derechos humanos… ¿Cuál es según su criterio lo más importante?
S.P.G.: La persona, sin duda alguna.
F.L.B.: Para ir terminando, ¿podría darnos un consejo para la sociedad actual? Por usar sus palabras: qué le falta a este mundo para ser la maravilla que en el fondo es, para que el mundo sea mejor.
S.P.G.: Dejar, poco a poco, de ser ‘mun-do’, para ser, combate a combate, ‘universo’.
F.L.B.: ¿Un consejo para ser más feliz…? “y que sea fácil, eh” (con tono de joven alumno, y entre risas).
S.P.G.: Aprovechar la incesante abertura entre re-a-li-dad y rialidad para la fecundidad de Esthética Originaria (¡).
Muchas gracias por este 'tiempo', y aprovecho para hacer público mi profundo agradecimiento por su desinteresado 'magisterio'.
Para más información:
(*) Fernando Labajos Briones es director de la Editorial Órbigo y profesor de Filosofía. Autor del libro 'Los Marino', sobre Santiago Pérez Gago.