El entorno familiar del Maragato Cordero (y XX)
Finaliza aquí este acercamiento a la vida familiar del Maragato Cordero desde las cartas intercambiadas por los parientes y amigos más cercanos. Apenas hay reconstrucción en ello, sino mostración de los materiales que todavía pudo disponer reunidos Esteban Carro Celada
![[Img #19243]](upload/img/periodico/img_19243.jpg)
El hijo menor de Cordero, Tomasito, habría de pasar más adelante a América, concretamente a Cuba, donde morirá sin poder volver a la patria.
Poco tiempo después de la muerte de Cordero va a ser su hija María Antonia, la predilecta, la que toda su vida había andado indispuesta, delicada, quizás del riñón, quien murió también. Aquí, como cuando él murió, hubo muchas personas que mostraron su amistad. Nos sirven algunas de esas cartas como modo sabio de penetración y conocimiento de las amistades.
La muerte de Tomasito sucedió en el año 1873. Ya por entonces la nieta, Carmen Rodríguez hace unas estupendas caligrafías en Valladolid, donde reside su abuela y madre. El alcalde primero del ayuntamiento popular de Madrid, Manuel M. J. de Galdo, antiguo director del Colegio Politécnico se recuerda de la viuda para mesas petitorias que durante la Semana Santa se van a instalar y con cuya recaudación se engrosarán las consignaciones de las Casas de Socorro.
El 4 de agosto de 1876 escribe Manolo desde la administración principal de la aduana de la Habana a Santiago Alonso Cordero, es decir a Santiago Pío el hijo mayor y ya le comunica que a Tomasito le había dado el vómito el viernes. Su muerte fue el domingo. Este astorgano certifica que nada le ha faltado, pues estaba en cama en el hospital el mismo interlocutor como consecuencia de una fluxión de oídos. El amigo le envió el criado para que nada le faltara. Contrajo la enfermedad en Trinidad. Quedó a deber 1.500 reales. Se le hizo entierro digno del hijo de Don Santiago, y aunque Manolo no estuvo por hallarse en cama, mandó a sus subalternos de la aduana, Martínez Gadrona y Joaquín Fernández Gutiérrez, con el coche. Él solo quería dinero y renunció a ir a la casa de su amigo y por su naturaleza piadosa no dijo nada.
De Rioseco le escriben sus amigos Juan Ruiz y Mariquita. Guillermo Goirena escribe desde Santander. Tiene correspondencia con Águeda y Santiago Pío que está en Pau por aquellos días. Desde el Congreso de los Diputados escribe Jerónimo Antón Ramírez, que es viejo amigo de la casa y ha medrado políticamente a la sombra de Don Santiago. En Cádiz vive Santiago Alonso, casado con ‘Lola’. Vicenta y Juan Rodríguez de Cela, sobrinos de Doña Mariquita, que antes vivieron en Madrid, escriben desde Boisán.
Uno de los amigos de Cordero es Cirilo Álvarez, presidente del Tribunal Supremo. Es amistad familiar en la que tiene mucho que ver su mujer Ramona. Clotilde Mazpule desde Madrid. Vicente Goy Garrote, el de la fábrica de chocolate superior y confitería, también se acoge a los sentimientos religiosos ante la muerte. El 21 de septiembre ha vuelto a escribir Manolo Camado desde la Habana. Esta vez a su madre. Le habla del vómito, de los doce carruajes que asistieron. Un amigo se debió de incautar de su equipaje. Camado le había dado 75 pesos primero y 200 después. Le explica de su renuncia a vivir con él en la Quinta. Los primeros 25 pesos los gastó en comer con una tronera. “Si hubiera continuado dándole, nos arruinamos los dos”. De no haber ido a Puerto Príncipe el 1 de abril se habría seguido el no morir en aquella ocasión.
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Agustín García desde Luyego dice que “Tomasito en compañía de su buen padre está en el reino de los cielos”. A Anastasio Álvarez le extraña que un muchacho lleno de un extraordinario vigor vital y robustez haya caído de esa manera. Lo explica con ejemplos. De los muchos atacados del vómito, en los últimos meses han muerto por lo menos 15.000. Firma desde Ponferrada.
Joaquina y Ramiro, los que habían mandado aquellos versos de su traslado de su domicilio madrileño, también envían carta. Joaquina trata a la esposa de Cordero como de ‘mamá’ y asegura que “el lunes empieza la vendimia, de manera que todavía estamos por aquí más de 15 días; si el tren pasase a mejor hora, las avisaría para darlas un abrazo. Perdí la mejor ocasión cuando vine, por hacer caso de los que afirman las cosas sin saberlas”.
Pedro García Matanzo con carta desde Santiago de Millas y Pedro García Franco desde Rabanal del Camino expresan sus condolencias.
En la carta de Rosa Gómez desde Madrid, averiguamos algunos detalles de interés social de la familia Cordero. Dice Rosa que “nuestra situación es tristísima; que los huéspedes me han arruinado completamente hasta el punto de tener que empeñar y hoy precisamente me despiden también de la casa, pretextando que hay quien la paga más, por manera que no sé qué hacer ni qué partido tomar. Quisiera comprar una máquina y ponerme a coser metida en una bohardilla, pero he acordado esto cuando ya no me quedan recursos para ello; en fin, sea lo que Dios quiera.
“Arturo sigue en la botica y Santiago en el colegio. Tan aplicado este que de seis niños que han escogido para que estudien la filosofía y después una carrera, ha sido él uno de los elegidos; por manera que cuando salga del colegio lo hará con una carrera concluida sin que a mí me cueste nada, porque todo lo costea el Ayuntamiento. Ya empiezan a estudiar en Octubre y todo se lo debe a Usted”.
Esta beca obtenida a través de la familia Cordero se la concederían posiblemente por medio del alcalde primero de Madrid, íntimo de Don Santiago y ahora de la viuda, diez años después de morir este. A Rosa Gómez le envía Amalia los trajes de Ricardo que le valen a Santiago. Este es un ahijado de los Alonso Cordero García. El Gobernador del Banco de España se recuerda de su amigo. Práxedes Mateo Sagasta cuando es presidente del Consejo de Ministros pide a Manuel Becerra, ministro de Ultramar, un puesto en Filipinas para el hijo de Cordero y Manuel García Prieto manda cartas de recomendación para el juez del distrito del Congreso. A este señor le trató poco, pues al que conocía con bastante intimidad era al anterior Juez Sr. Aguilera Menéndez, magistrado. “En vista de ello y por si usted cree preferible no entregar la carta del señor García Romero de Tejada, le incluyo otra para don Baldomero Gullón, juez del distrito de la Audiencia, con el cual tengo verdadera confianza y a quien ruego recomiende con interés su asunto”.
![[Img #19245]](upload/img/periodico/img_19245.jpg)
En atención a la familia sabemos algunos detalles de cómo Florencio Fiscowich (sucesor de hijos de A. Gullón) trata a Amalia, la hija de Cordero, a propósito de las acciones de minas de Sabero. “Si bien en mi calidad de tesorero de la sociedad de las Minas de Sabero, no tengo atribuciones para otra cosa que o para cobrar aquí en Madrid las cantidades importe de los dividendos, expidiendo el oportuno resguardo, particularmente y con el deseo de complacer a Usted, acepto desde luego haga la entrega en Astorga, donde sin duda le será más fácil a la señora Teresa Mateos, viuda de Calzada, bajo recibo que me puede remitir para canjeárselo por el de la sociedad”.
El hijo menor de Cordero, Tomasito, habría de pasar más adelante a América, concretamente a Cuba, donde morirá sin poder volver a la patria.
Poco tiempo después de la muerte de Cordero va a ser su hija María Antonia, la predilecta, la que toda su vida había andado indispuesta, delicada, quizás del riñón, quien murió también. Aquí, como cuando él murió, hubo muchas personas que mostraron su amistad. Nos sirven algunas de esas cartas como modo sabio de penetración y conocimiento de las amistades.
La muerte de Tomasito sucedió en el año 1873. Ya por entonces la nieta, Carmen Rodríguez hace unas estupendas caligrafías en Valladolid, donde reside su abuela y madre. El alcalde primero del ayuntamiento popular de Madrid, Manuel M. J. de Galdo, antiguo director del Colegio Politécnico se recuerda de la viuda para mesas petitorias que durante la Semana Santa se van a instalar y con cuya recaudación se engrosarán las consignaciones de las Casas de Socorro.
El 4 de agosto de 1876 escribe Manolo desde la administración principal de la aduana de la Habana a Santiago Alonso Cordero, es decir a Santiago Pío el hijo mayor y ya le comunica que a Tomasito le había dado el vómito el viernes. Su muerte fue el domingo. Este astorgano certifica que nada le ha faltado, pues estaba en cama en el hospital el mismo interlocutor como consecuencia de una fluxión de oídos. El amigo le envió el criado para que nada le faltara. Contrajo la enfermedad en Trinidad. Quedó a deber 1.500 reales. Se le hizo entierro digno del hijo de Don Santiago, y aunque Manolo no estuvo por hallarse en cama, mandó a sus subalternos de la aduana, Martínez Gadrona y Joaquín Fernández Gutiérrez, con el coche. Él solo quería dinero y renunció a ir a la casa de su amigo y por su naturaleza piadosa no dijo nada.
De Rioseco le escriben sus amigos Juan Ruiz y Mariquita. Guillermo Goirena escribe desde Santander. Tiene correspondencia con Águeda y Santiago Pío que está en Pau por aquellos días. Desde el Congreso de los Diputados escribe Jerónimo Antón Ramírez, que es viejo amigo de la casa y ha medrado políticamente a la sombra de Don Santiago. En Cádiz vive Santiago Alonso, casado con ‘Lola’. Vicenta y Juan Rodríguez de Cela, sobrinos de Doña Mariquita, que antes vivieron en Madrid, escriben desde Boisán.
Uno de los amigos de Cordero es Cirilo Álvarez, presidente del Tribunal Supremo. Es amistad familiar en la que tiene mucho que ver su mujer Ramona. Clotilde Mazpule desde Madrid. Vicente Goy Garrote, el de la fábrica de chocolate superior y confitería, también se acoge a los sentimientos religiosos ante la muerte. El 21 de septiembre ha vuelto a escribir Manolo Camado desde la Habana. Esta vez a su madre. Le habla del vómito, de los doce carruajes que asistieron. Un amigo se debió de incautar de su equipaje. Camado le había dado 75 pesos primero y 200 después. Le explica de su renuncia a vivir con él en la Quinta. Los primeros 25 pesos los gastó en comer con una tronera. “Si hubiera continuado dándole, nos arruinamos los dos”. De no haber ido a Puerto Príncipe el 1 de abril se habría seguido el no morir en aquella ocasión.
Agustín García desde Luyego dice que “Tomasito en compañía de su buen padre está en el reino de los cielos”. A Anastasio Álvarez le extraña que un muchacho lleno de un extraordinario vigor vital y robustez haya caído de esa manera. Lo explica con ejemplos. De los muchos atacados del vómito, en los últimos meses han muerto por lo menos 15.000. Firma desde Ponferrada.
Joaquina y Ramiro, los que habían mandado aquellos versos de su traslado de su domicilio madrileño, también envían carta. Joaquina trata a la esposa de Cordero como de ‘mamá’ y asegura que “el lunes empieza la vendimia, de manera que todavía estamos por aquí más de 15 días; si el tren pasase a mejor hora, las avisaría para darlas un abrazo. Perdí la mejor ocasión cuando vine, por hacer caso de los que afirman las cosas sin saberlas”.
Pedro García Matanzo con carta desde Santiago de Millas y Pedro García Franco desde Rabanal del Camino expresan sus condolencias.
En la carta de Rosa Gómez desde Madrid, averiguamos algunos detalles de interés social de la familia Cordero. Dice Rosa que “nuestra situación es tristísima; que los huéspedes me han arruinado completamente hasta el punto de tener que empeñar y hoy precisamente me despiden también de la casa, pretextando que hay quien la paga más, por manera que no sé qué hacer ni qué partido tomar. Quisiera comprar una máquina y ponerme a coser metida en una bohardilla, pero he acordado esto cuando ya no me quedan recursos para ello; en fin, sea lo que Dios quiera.
“Arturo sigue en la botica y Santiago en el colegio. Tan aplicado este que de seis niños que han escogido para que estudien la filosofía y después una carrera, ha sido él uno de los elegidos; por manera que cuando salga del colegio lo hará con una carrera concluida sin que a mí me cueste nada, porque todo lo costea el Ayuntamiento. Ya empiezan a estudiar en Octubre y todo se lo debe a Usted”.
Esta beca obtenida a través de la familia Cordero se la concederían posiblemente por medio del alcalde primero de Madrid, íntimo de Don Santiago y ahora de la viuda, diez años después de morir este. A Rosa Gómez le envía Amalia los trajes de Ricardo que le valen a Santiago. Este es un ahijado de los Alonso Cordero García. El Gobernador del Banco de España se recuerda de su amigo. Práxedes Mateo Sagasta cuando es presidente del Consejo de Ministros pide a Manuel Becerra, ministro de Ultramar, un puesto en Filipinas para el hijo de Cordero y Manuel García Prieto manda cartas de recomendación para el juez del distrito del Congreso. A este señor le trató poco, pues al que conocía con bastante intimidad era al anterior Juez Sr. Aguilera Menéndez, magistrado. “En vista de ello y por si usted cree preferible no entregar la carta del señor García Romero de Tejada, le incluyo otra para don Baldomero Gullón, juez del distrito de la Audiencia, con el cual tengo verdadera confianza y a quien ruego recomiende con interés su asunto”.
En atención a la familia sabemos algunos detalles de cómo Florencio Fiscowich (sucesor de hijos de A. Gullón) trata a Amalia, la hija de Cordero, a propósito de las acciones de minas de Sabero. “Si bien en mi calidad de tesorero de la sociedad de las Minas de Sabero, no tengo atribuciones para otra cosa que o para cobrar aquí en Madrid las cantidades importe de los dividendos, expidiendo el oportuno resguardo, particularmente y con el deseo de complacer a Usted, acepto desde luego haga la entrega en Astorga, donde sin duda le será más fácil a la señora Teresa Mateos, viuda de Calzada, bajo recibo que me puede remitir para canjeárselo por el de la sociedad”.