Laura de la Torre
Domingo, 10 de Enero de 2016

Solo con magia no se consigue

En ocasiones, leo y escucho aportaciones en prensa que están lejos de resultar noticias interesantes y realmente informativas de la situación de nuestra sociedad. Pero estas pasadas Navidades, cuando entre cenas y fiestas apenas queda tiempo para pararse ante los medios de comunicación, surgía una noticia que captaba la atención de cuantos la veían y que a mí, más para mal y menos para bien me dejaba perpleja.


La supuesta ‘noticia’ que casi por su clamor podría hasta ser coronada como la noticia estrella del año, es la "confusa aparición de las Reinas Magas de Oriente". Y miren si tiene mérito tal atribución... que muy recientemente acabamos de pasar unas diferentes elecciones generales que han dado mucho que hablar, pero que a pesar de romper con antiguos esquemas se han quedado en un segundo plano.


La publicación de este nuevo y fascinante cambio en la sociedad ha traído consigo un jugoso tema de conversación en tertulias en las que la gente (por lo general) habla mucho y sabe poco, cargando contra todos aquellos que defienden, comparten y facilitan tal novedad. Y es que, menos mal, que la magia de la Navidad está en los niños, porque mientras ellos viven cada una de estas fechas embriagados de ilusión, los mayores se niegan a echar en falta la polémica y la discusión incluso en estos días de paz, amor y armonía.


Estoy segura de que es una noticia que habrá generado diversas reacciones entre sus receptores, yo, personalmente, he escuchado y leído todo tipo de despectivos comentarios que resultan cuanto menos inexplicables en pleno siglo XXI. ¿Cuándo dejará de ser asombrosa, polémica y extraordinaria una noticia sobre la igualdad? No debería de resultar extraño a nadie que tanto hombres como mujeres realizaran las mismas actividades, los mismos trabajos e incluso practicaran los mismos deportes. Se debería educar a los niños y las niñas para que ambos pudieran jugar juntos a cualquier juego y para que ningún aspecto de la vida les resultara confuso porque se tratara de un hombre en vez de una mujer o viceversa. Porque no debería resultar ni siquiera sorprendente que, con todos los derechos y libertades que hemos conseguido las mujeres a lo largo de la historia, no llegáramos incluso a ser Reinas Magas.


Es más, en numerosos municipios españoles y en múltiples ocasiones las mujeres ya habían sido Reinas Magas anteriormente, sin despertar ni el más mínimo ruido. Porque el problema reside en la politización que estamos sufriendo en todas las instituciones, la desaprobación por muchas personas de la aparición de nuevos partidos que forman nuevos gobiernos y la mediocridad de los medios de comunicación; reflejo todo ello del largo camino que todavía queda por recorrer en España. Un país en el que se espera un gobierno central y otro autonómico en Cataluña, con el reto de conseguir empleo para cuatro millones de parados y con unas escalofriantes cifras de pobreza infantil pero al que, en esta Navidad, sólo le han preocupado las cabalgatas.

 

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