Basura: un síntoma para saber por donde va la política municipal
JOSÉ MARÍA JÁÑEZ FRANCO /
La basura, al igual que sucede con el agua, son dos servicios a los que se destina un importante crédito de las partidas de los presupuestos municipales. Son sin embargo, temas sobre los que es difícil hacer divulgación y pedagogía política, porque la ciudadanía suele verlos como lejanos. Pero al mover tan ingente cantidad de dinero de los contribuyentes y gracias a la desafección ciudadana de la política, la basura política suele aprovechar la basura para sacar tajada de ella.
Por ejemplo, Astorga tiene la gestión de este servicio privatizada. Y la gestión de este servicio reporta a la empresa concesionaria unos 780.000 € anuales aproximadamente, según datos oficiales. Aun así, esta cifra es muy posible que sea mucho mayor, pero es imposible saberlo, pues el equipo de gobierno PSOE mantiene una línea política de opacidad y falta de transparencia con respecto al acceso libre a los datos de la hacienda.
Lo que está claro, es que la basura es un pastel muy jugoso.
Lo que más lástima da, es ver la actitud de los grupos políticos con representación en el Consistorio a la hora de tratar esta cuestión. La regla general es el silencio más absoluto. En el mejor de los casos, lo abordan de forma tangencial, siempre sin tratar la cuestión trascendental: su forma de gestión.
Recuerdo uno de los primeros Plenos de la legislatura. Uno de esos pocos Plenos con un punto de interés en el orden del día. Se trataba de decidir qué hacer con la gestión del servicio de basuras, pues el contrato con la empresa concesionaria (URBASER) finalizaba. Existía la posibilidad de recuperar la gestión pública del servicio (monopolio público), o prorrogar de nuevo la privatización (monopolio privado).
Ese punto en el orden del día (crédulo de mí) supuse que daría mucho de sí, pues se iba a decidir que hacer con una parte importante de nuestros impuestos. Pero el punto del orden del día se ventiló en un minuto escaso. El PSOE abogó por la prorroga de la privatización; el PAL dijo no tener nada que objetar; y el PP dijo sin que se les cayera la cara de vergüenza, que era un asunto sobre el que no había posible discusión, ¡pues así tiene que ser! (no sé si por ignorancia, o por fanatismo ideológico, pero en cualquier caso, si algo demostraron es que si alguna vez la ciudad cae en sus manos, el desastre sería descomunal). Una vez ventilado ese punto, pasaron a puntos de escaso interés y ¡ahí sí!, se enzarzaron en enconadas pero banales discusiones.
El Pleno era un circo, una auténtica representación teatral donde PSOE, PP y PAL disimulaban sus divergencias y ocultaban que en lo esencial (en privatizar las basuras) estaban los tres de acuerdo.
La opción privatización/publicitación es determinante para conocer la orientación política y estratégica de un municipio. En realidad, la disyuntiva está entre abogar por un monopolio público o un monopolio privado. En ningún caso existe la posibilidad de abogar por la libre competencia. Solo existe concurrencia a la hora de adjudicar el contrato, pero los concesionarios son monopolistas, con lo que sobra decir que el contrato nunca se adjudicará a precios razonables.
De tal modo, que al decidir cómo gestionar el servicio, el gobierno municipal tiene la posibilidad de decantarse por el modelo neocon o por un sistema de planificación socialista de mercado. Estas son las dos opciones que hoy se presentan como posibles. De lo que se entiende que el PAL esté siempre fuera de juego (como siempre que se trata una cuestión trascendental, más allá del recurrente tapar baches y cambiar luces fundidas de las farolas); que el PSOE esté en caída libre; que el PP lo tenga todo tan claro; y que IU esté en franco ascenso.
Todo lleva a pensar que tras la recomposición del mapa político, el eje de confrontación varíe, siendo la pugna entre PP (neoconservadurismo) e IU (planificación democrática de la economía), pues estas son las dos únicas corrientes políticas que tienen una alternativa coherente que ofrecer, con programas ajustados a las nuevas circunstancias de un mundo globalizado.
En mi opinión, creo que es imprescindible que Astorga recupere la gestión pública del servicio, manteniendo el empleo como premisa prioritaria e innegociable. Existen datos empíricos, más que contrastados, que demuestran que la gestión pública del servicio permite una recogida de basuras mucho más barata y de mucha mayor calidad.
Si Astorga recuperara la gestión pública de las basuras, podría utilizar el dinero que ahora derrocha, para gastarlo en políticas sociales. Como por ejemplo, en un plan de empleo, en una guardería municipal y otros equipamientos, o en la estimulación del comercio.
Pero ni PSOE ni PP ni PAL parecen estar por la labor. Actúan como si hubiesen sido elegidos por Florentino Pérez (a quien pertenece la empresa que se lleva la tajada de nuestros impuestos) en vez de por la ciudadanía de Astorga.
Este debate no concluye aquí. Seguramente será un tema recurrente en artículos posteriores, pues el destino de más de 780.000 € que salen de nuestros bolsillos para que se los lleve una persona de fuera, dan mucho de sí. En cualquier caso, creo que sería interesante conocer la opinión de los responsables municipales del servicio, que es a quienes hemos elegido para que lo gestionen. Pero ¿seguirán dando la callada por respuesta? En este caso, más pronto que tarde, el pueblo que les eligió, les pondrá donde les corresponde, pues ahora hay otros partidos políticos que lo tienen claro a la hora de defender los intereses de la mayoría. Ya no estamos en la época del todo vale. E Izquierda Unida lo tiene muy claro.
jmjanezf@gmail.com
JOSÉ MARÍA JÁÑEZ FRANCO /
La basura, al igual que sucede con el agua, son dos servicios a los que se destina un importante crédito de las partidas de los presupuestos municipales. Son sin embargo, temas sobre los que es difícil hacer divulgación y pedagogía política, porque la ciudadanía suele verlos como lejanos. Pero al mover tan ingente cantidad de dinero de los contribuyentes y gracias a la desafección ciudadana de la política, la basura política suele aprovechar la basura para sacar tajada de ella.
Por ejemplo, Astorga tiene la gestión de este servicio privatizada. Y la gestión de este servicio reporta a la empresa concesionaria unos 780.000 € anuales aproximadamente, según datos oficiales. Aun así, esta cifra es muy posible que sea mucho mayor, pero es imposible saberlo, pues el equipo de gobierno PSOE mantiene una línea política de opacidad y falta de transparencia con respecto al acceso libre a los datos de la hacienda.
Lo que está claro, es que la basura es un pastel muy jugoso.
Lo que más lástima da, es ver la actitud de los grupos políticos con representación en el Consistorio a la hora de tratar esta cuestión. La regla general es el silencio más absoluto. En el mejor de los casos, lo abordan de forma tangencial, siempre sin tratar la cuestión trascendental: su forma de gestión.
Recuerdo uno de los primeros Plenos de la legislatura. Uno de esos pocos Plenos con un punto de interés en el orden del día. Se trataba de decidir qué hacer con la gestión del servicio de basuras, pues el contrato con la empresa concesionaria (URBASER) finalizaba. Existía la posibilidad de recuperar la gestión pública del servicio (monopolio público), o prorrogar de nuevo la privatización (monopolio privado).
Ese punto en el orden del día (crédulo de mí) supuse que daría mucho de sí, pues se iba a decidir que hacer con una parte importante de nuestros impuestos. Pero el punto del orden del día se ventiló en un minuto escaso. El PSOE abogó por la prorroga de la privatización; el PAL dijo no tener nada que objetar; y el PP dijo sin que se les cayera la cara de vergüenza, que era un asunto sobre el que no había posible discusión, ¡pues así tiene que ser! (no sé si por ignorancia, o por fanatismo ideológico, pero en cualquier caso, si algo demostraron es que si alguna vez la ciudad cae en sus manos, el desastre sería descomunal). Una vez ventilado ese punto, pasaron a puntos de escaso interés y ¡ahí sí!, se enzarzaron en enconadas pero banales discusiones.
El Pleno era un circo, una auténtica representación teatral donde PSOE, PP y PAL disimulaban sus divergencias y ocultaban que en lo esencial (en privatizar las basuras) estaban los tres de acuerdo.
La opción privatización/publicitación es determinante para conocer la orientación política y estratégica de un municipio. En realidad, la disyuntiva está entre abogar por un monopolio público o un monopolio privado. En ningún caso existe la posibilidad de abogar por la libre competencia. Solo existe concurrencia a la hora de adjudicar el contrato, pero los concesionarios son monopolistas, con lo que sobra decir que el contrato nunca se adjudicará a precios razonables.
De tal modo, que al decidir cómo gestionar el servicio, el gobierno municipal tiene la posibilidad de decantarse por el modelo neocon o por un sistema de planificación socialista de mercado. Estas son las dos opciones que hoy se presentan como posibles. De lo que se entiende que el PAL esté siempre fuera de juego (como siempre que se trata una cuestión trascendental, más allá del recurrente tapar baches y cambiar luces fundidas de las farolas); que el PSOE esté en caída libre; que el PP lo tenga todo tan claro; y que IU esté en franco ascenso.
Todo lleva a pensar que tras la recomposición del mapa político, el eje de confrontación varíe, siendo la pugna entre PP (neoconservadurismo) e IU (planificación democrática de la economía), pues estas son las dos únicas corrientes políticas que tienen una alternativa coherente que ofrecer, con programas ajustados a las nuevas circunstancias de un mundo globalizado.
En mi opinión, creo que es imprescindible que Astorga recupere la gestión pública del servicio, manteniendo el empleo como premisa prioritaria e innegociable. Existen datos empíricos, más que contrastados, que demuestran que la gestión pública del servicio permite una recogida de basuras mucho más barata y de mucha mayor calidad.
Si Astorga recuperara la gestión pública de las basuras, podría utilizar el dinero que ahora derrocha, para gastarlo en políticas sociales. Como por ejemplo, en un plan de empleo, en una guardería municipal y otros equipamientos, o en la estimulación del comercio.
Pero ni PSOE ni PP ni PAL parecen estar por la labor. Actúan como si hubiesen sido elegidos por Florentino Pérez (a quien pertenece la empresa que se lleva la tajada de nuestros impuestos) en vez de por la ciudadanía de Astorga.
Este debate no concluye aquí. Seguramente será un tema recurrente en artículos posteriores, pues el destino de más de 780.000 € que salen de nuestros bolsillos para que se los lleve una persona de fuera, dan mucho de sí. En cualquier caso, creo que sería interesante conocer la opinión de los responsables municipales del servicio, que es a quienes hemos elegido para que lo gestionen. Pero ¿seguirán dando la callada por respuesta? En este caso, más pronto que tarde, el pueblo que les eligió, les pondrá donde les corresponde, pues ahora hay otros partidos políticos que lo tienen claro a la hora de defender los intereses de la mayoría. Ya no estamos en la época del todo vale. E Izquierda Unida lo tiene muy claro.
jmjanezf@gmail.com