Alrededor del círculo

Me reuní con ellas en una mesa redonda y delante del precioso Palacio de Gaudí. Me propusieron andar a su lado y formar parte de esas mujeres que desde unas siglas con historia quieren mejorar el mundo. No me puedo creer que ya haya pasado un año de aquel precioso momento que siempre recordaré porque fue el día 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora.

Elegí, en aquel instante, formar parte de la historia y ser  activa. Un poco más. Nuestro paso por la tierra sólo se dará una vez y aunque podamos pensar que somos muy pequeñas, lo cierto es que junto a las demás, podemos cambiar muchas cosas. Jamás me hubiera imaginado en este punto, pero mi vida, poco a poco, me traía hacia el lugar en el que estoy.

Que nuestra mesa fuera redonda me remitía directamente a los encuentros de mujeres de otras épocas que se reunían en grupos y que tenían el componente inequívoco de la subversión y reflejaban de una u otra manera la lucha y los espacios de expresión femeninos. Los círculos de mujeres transmitían entonces, la idea de libertad y la libre expresión, aunque fuera solo por un día. El corro femenino representa un espacio donde las mujeres expresan su alegría y su apoyo mutuo, y por eso esta forma de tradición femenina fue perseguida y anulada. Hoy seguimos luchando porque es absolutamente necesario.

Tomé la decisión que en aquel momento me hacía feliz, y seguiré eligiendo cada día. Leí hace poco, que en este presente, somos el producto de las decisiones que hemos ido tomando y que elegimos ser protagonistas de lo que vivenciamos o simples espectadores.  Quiero ser partícipe de los cambios en el tema de la desigualdad femenina de mi época y sentirme orgullosa de construir, junto a otras mujeres y hombres, una sociedad más justa, libre y solidaria.

El martes 8 de marzo, intentaré volver a reunirme con ellas en la misma mesa. Aún queda mucho por hacer…