El mudo diálogo entre la vida y la muerte
En la noche de este Lunes Santo salía del Santuario de la Virgen de Fátima la procesión organizada por la Cofradía de las Damas de la Virgen de la Piedad portando la imagen titular de la hermadad de autor anónimo de comienzos del siglo XVII, que permanece durante todo el año en el Museo de los Caminos procedente de la parroquia de Valdeviejas, y el Cristo Crucificado tallado por autor anónimo a mediados del siglo XX.
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Texto de Juan Carlos Villacorta (El Pensamiento Astorgano 5 de abril de 1977)
En aquel silencio podía escucharse el mudo diálogo entre la vida y la muerte, entre la Madre afligida y el Hijo muerto, entre la gente de Astorga y la Madre Astorga, en la noche que todavía la primavera no había caldeado, y aquel diálogo suscitaba esta insólita necesidad de lo que se llama amor.
En las sombras de Astorga, en la noche del Lunes Santo puede verse una cierta majestad luminosa y taciturna. Es la ‘Pietá’ que pasa.
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![[Img #20947]](upload/img/periodico/img_20947.jpg)
![[Img #20950]](upload/img/periodico/img_20950.jpg)
Por Samuel Yebra Pimentel
Ya están las mujeres contando los minutos que es como decir contando los latidos, los lentos latidos, el desangrarse a muerte del tiempo en lentos latidos, para que la Madre con el Hijo en brazos pasee por las calles de Astorga. Hay que decirlo, el Hijo, aunque en otro sentido que estas mujeres, cuenta su tiempo hacia atrás; tiempo de lo ya sido. Solo la Madre no cuenta el tiempo, no dictamina los minutos su corazón lentificado, quebrado, roto.
Las mujeres que llevan al Cristo en la cruz parecen más nerviosas e incisivas, antes de salir de la iglesia se animaban como si hubieran de jugar una final de baloncesto o de fin de mundo; una de ellas impartía instrucciones sobre el paso, el ritmo, sobre como ganar a tiempo. Las mujeres de la Piedad saben de su receso, saben su pena introspectiva. Saben que ha de volver si es que vuelve con la mirada misma.
La cuenta atrás ha finalizado. Salen de la iglesia de Fátima a la calles de Astorga y ahora el tiempo que resta suma hacia el futuro. El corazón de la Piedad en lentitud…
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Texto de Juan Carlos Villacorta (El Pensamiento Astorgano 5 de abril de 1977)
En aquel silencio podía escucharse el mudo diálogo entre la vida y la muerte, entre la Madre afligida y el Hijo muerto, entre la gente de Astorga y la Madre Astorga, en la noche que todavía la primavera no había caldeado, y aquel diálogo suscitaba esta insólita necesidad de lo que se llama amor.
En las sombras de Astorga, en la noche del Lunes Santo puede verse una cierta majestad luminosa y taciturna. Es la ‘Pietá’ que pasa.
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Por Samuel Yebra Pimentel
Ya están las mujeres contando los minutos que es como decir contando los latidos, los lentos latidos, el desangrarse a muerte del tiempo en lentos latidos, para que la Madre con el Hijo en brazos pasee por las calles de Astorga. Hay que decirlo, el Hijo, aunque en otro sentido que estas mujeres, cuenta su tiempo hacia atrás; tiempo de lo ya sido. Solo la Madre no cuenta el tiempo, no dictamina los minutos su corazón lentificado, quebrado, roto.
Las mujeres que llevan al Cristo en la cruz parecen más nerviosas e incisivas, antes de salir de la iglesia se animaban como si hubieran de jugar una final de baloncesto o de fin de mundo; una de ellas impartía instrucciones sobre el paso, el ritmo, sobre como ganar a tiempo. Las mujeres de la Piedad saben de su receso, saben su pena introspectiva. Saben que ha de volver si es que vuelve con la mirada misma.
La cuenta atrás ha finalizado. Salen de la iglesia de Fátima a la calles de Astorga y ahora el tiempo que resta suma hacia el futuro. El corazón de la Piedad en lentitud…
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