El lavatorio de los pies en la Catedral de Astorga, según Martín Descalzo

'Mis descubrimientos astorganos'. Pregón de la Semana Santa 1987. Por José Luis Martín Descalzo

 

Esta ceremonia no la puedo evocar yo sin un cierto pudor. Porque -si ustedes no se ofenden demasiado- les explicaré por qué asistía yo siempre a esta ceremonia poniéndome un poco colorado. Y es que resulta que -esto me lo contaron más tarde- teniendo yo cuatro años, me llevó mi madre a la ceremonia de la catedral y, en el momento más solemne de la ceremonia, cuando el obispo, vestido de ornamentos dorados y calada la mitra en la cabeza, comenzaba a lavar los pies a los doce ancianos del asilo, el crío que yo era, tratando de empinarme sobre un banco para ver lo que ocurría, pregunté en voz que se oyó en toda la catedral: "Mamá ¿les está lavando el culo?" tal vez porque no lograba imaginar que pudiera lavarse otra cosa.

 

Les cuento esta historia -y ustedes perdonarán su carácter escatológico- para que entiendan que allí, en la catedral, estábamos como en casa, en familia, y nada impedía que un crío dijera cosas como ésa.