Los pendoneros se colocaron los cintos en las Pascuas de Pentecostés
![[Img #21962]](upload/img/periodico/img_21962.jpg)
Las Pascuas de Pentecostés de Castrotierra de la Valduerna reunieron este sábado a los pendoneros y pendoneras 'pata negra' de la Asociación de Pendoneros de la Virgen del Castro. Poca excusa necesitan para colocarse los cintos pero la ocasión reunía todos los ingredientes para acudir incluso, como hizo la mayoría, sin que saliera el pendón de su pueblo: esta vez se trataba de honrar a la Señora que durante siglos ha mantenido viva la llama de la tradición.
![[Img #21963]](upload/img/periodico/img_21963.jpg)
![[Img #21961]](upload/img/periodico/img_21961.jpg)
La celebración comenzaba al pie de la cuesta que conduce al santurio con la llegada de los pendones, las vírgenes hermanas de la del Castro y las cruces parroquiales de Fresno, Ribas, Palacios, Miñambres, Castrotierra, Villalís, Valle y Redelga de la Valduerna. Horas antes habían salido las procesiones desde cada pueblo para bendecir los campos y encaminarse, al abrigo de la enseña, hasta el alto de Castrotierra. Pendoneros valdorneses, maragatos, cepedanos, bercianos, zamoranos... aportaron sus brazos para levantar las ocho varas de los pueblos aguas arriba del río Duerna y trazar el paso de las ocho vírgenes hasta el templo.
Al finalizar la procesión se celebró la misa en el santuario con la presencia de varios párrocos y las imágenes colocadas en el ala derecha del templo junto a la talla románica de la anfitriona.
Con la comida de hermandad entre los pendoneros, entre los que se encontraban los procuradores de la tierra, concluían las Pascuas que habían comenzado una semana antes, por San Miguel.
![[Img #21964]](upload/img/periodico/img_21964.jpg)
Las Pascuas de Pentecostés de Castrotierra de la Valduerna reunieron este sábado a los pendoneros y pendoneras 'pata negra' de la Asociación de Pendoneros de la Virgen del Castro. Poca excusa necesitan para colocarse los cintos pero la ocasión reunía todos los ingredientes para acudir incluso, como hizo la mayoría, sin que saliera el pendón de su pueblo: esta vez se trataba de honrar a la Señora que durante siglos ha mantenido viva la llama de la tradición.
La celebración comenzaba al pie de la cuesta que conduce al santurio con la llegada de los pendones, las vírgenes hermanas de la del Castro y las cruces parroquiales de Fresno, Ribas, Palacios, Miñambres, Castrotierra, Villalís, Valle y Redelga de la Valduerna. Horas antes habían salido las procesiones desde cada pueblo para bendecir los campos y encaminarse, al abrigo de la enseña, hasta el alto de Castrotierra. Pendoneros valdorneses, maragatos, cepedanos, bercianos, zamoranos... aportaron sus brazos para levantar las ocho varas de los pueblos aguas arriba del río Duerna y trazar el paso de las ocho vírgenes hasta el templo.
Al finalizar la procesión se celebró la misa en el santuario con la presencia de varios párrocos y las imágenes colocadas en el ala derecha del templo junto a la talla románica de la anfitriona.
Con la comida de hermandad entre los pendoneros, entre los que se encontraban los procuradores de la tierra, concluían las Pascuas que habían comenzado una semana antes, por San Miguel.