Hazañas bélicas de la historia de Astorga
"La calidad informativa de un medio de comunicación
se cifra en cómo responda a la pregunta :
¿Cuál es el precio que habremos de cobrar por decir lo
que quieren de nosotros y cuál habremos de pagar por
decir lo que queremos? ".
Gottfried Benn
![[Img #23121]](upload/img/periodico/img_23121.jpg)
Si nos atenemos a la abundancia de las ‘representaciones históricas’ que se vienen sucediendo en Astorga y atendiéramos sus discursos justificativos, veríamos que la consigna más repetida de todas viene a decir que “Quien no conoce su historia, está obligado a repetirla”. Frase o aforismo que ha hecho fortuna y que no deja de plantear un cierto determinismo con el que podríamos jugar, de ser cierto, a que algo se repitiese con tan solo olvidarlo. Surge de inmediato otra pregunta: ¿Cuántos tendrían que recordar u olvidar para que algo se considerase en el recuerdo o en el olvido? ¿Cuándo se considera que una ‘memoria colectiva’ está activada o desactivada? La verdad es que no existe el sujeto colectivo más allá de la abstracción y si un astorgano/a pierde su trabajo se queda sin nada, que es lo que tiene cada vez más gente.
Por qué no ver la historia como sugiere Robert Castell como “aquello que tiene la obligación moral de corregir los errores del pasado (machismo, homofobia, autoritarismo, colonialismo etc), esos errores que han dado lugar a los grandes problemas del presente”.
Para seguir aprendiendo de las lecciones que da la historia, esa historia tan plagada de errores para no repetir, sugiero repensar los hechos acaecidos en Astorga en la última Guerra Civil y en su inmediata postguerra con algún tipo de ‘simulación histórica’. Podríamos comenzar ya el próximo ‘sábado de fiestas’ con la toma de la Plaza Mayor por parte del ejército sublevado y de un grupo de falangistas astorganos y la digna reacción del alcalde electo, Don Miguel Carro Verdejo, luego fusilado.
Tampoco estaría de más que recordáramos el estatuto de refugiados de muchos astorganos como Evaristo Fernández, José Carro Verdejo y Ramón Pontones, profesor de dibujo por aquellas fechas en el instituto de Astorga. Y en este caso esa lección de la historia sería para la sensibilización del presente, con los refugiados que no paran de gritar a las puertas de Europa, a las puertas de nuestras murallas. Por hoy esta propuesta para el sábado de fiestas, continuaremos con los detalles del programa…
"La calidad informativa de un medio de comunicación
se cifra en cómo responda a la pregunta :
¿Cuál es el precio que habremos de cobrar por decir lo
que quieren de nosotros y cuál habremos de pagar por
decir lo que queremos? ".
Gottfried Benn
![[Img #23121]](upload/img/periodico/img_23121.jpg)
Si nos atenemos a la abundancia de las ‘representaciones históricas’ que se vienen sucediendo en Astorga y atendiéramos sus discursos justificativos, veríamos que la consigna más repetida de todas viene a decir que “Quien no conoce su historia, está obligado a repetirla”. Frase o aforismo que ha hecho fortuna y que no deja de plantear un cierto determinismo con el que podríamos jugar, de ser cierto, a que algo se repitiese con tan solo olvidarlo. Surge de inmediato otra pregunta: ¿Cuántos tendrían que recordar u olvidar para que algo se considerase en el recuerdo o en el olvido? ¿Cuándo se considera que una ‘memoria colectiva’ está activada o desactivada? La verdad es que no existe el sujeto colectivo más allá de la abstracción y si un astorgano/a pierde su trabajo se queda sin nada, que es lo que tiene cada vez más gente.
Por qué no ver la historia como sugiere Robert Castell como “aquello que tiene la obligación moral de corregir los errores del pasado (machismo, homofobia, autoritarismo, colonialismo etc), esos errores que han dado lugar a los grandes problemas del presente”.
Para seguir aprendiendo de las lecciones que da la historia, esa historia tan plagada de errores para no repetir, sugiero repensar los hechos acaecidos en Astorga en la última Guerra Civil y en su inmediata postguerra con algún tipo de ‘simulación histórica’. Podríamos comenzar ya el próximo ‘sábado de fiestas’ con la toma de la Plaza Mayor por parte del ejército sublevado y de un grupo de falangistas astorganos y la digna reacción del alcalde electo, Don Miguel Carro Verdejo, luego fusilado.
Tampoco estaría de más que recordáramos el estatuto de refugiados de muchos astorganos como Evaristo Fernández, José Carro Verdejo y Ramón Pontones, profesor de dibujo por aquellas fechas en el instituto de Astorga. Y en este caso esa lección de la historia sería para la sensibilización del presente, con los refugiados que no paran de gritar a las puertas de Europa, a las puertas de nuestras murallas. Por hoy esta propuesta para el sábado de fiestas, continuaremos con los detalles del programa…






