Javier Domingo Martín
Martes, 26 de Julio de 2016

Profeta en su tierra

 

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Hace un par de semanas, en El Escorial, estuve en uno de esos cursos de verano —genial invento— que organiza la Universidad Complutense y que nos sirven de excusa para pasar cinco días dándole vueltas a un tema que nos gusta. En este caso lo dirigía Javier Huerta Calvo y versaba sobre Buero Vallejo y Valle Inclán, vamos, sobre teatro. Y teatro, en el buen sentido de la palabra, había durante las charlas y después, en la cafetería. Está claro que todo se pega. En esos días, digo, presencié dos escenas que me parecen de interés y que aquí transcribo (cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, ya se sabe, la verosimilitud):

 

 

Escena primera.

 

Estudiante 1. Oye, ¿vosotros habéis leído algo de los Panero?

Estudiante 2. Claro, los conoce todo el mundo. Dicen que uno estaba el loco.

Estudiante 3. Leopoldo, ¿no?

Estudiante 1. No, Leopoldo María, ese es el padre.

Estudiante 4. «Irremediablemente unidos por la muerte».

Estudiante 2. Y por los catálogos de las bibliotecas.

 

 

Escena segunda.

 

Estudiante 1. El otro día echaron El desencanto.

Estudiante 2. Ya, la vi. Menudo culebrón.

Estudiante 3. Dicen que todo es mentira.

Estudiante 2. Algo de verdad habrá si todos coinciden.

Estudiante 4. Yo lo de Felicidad Blanc y Cernuda no me lo creo.

Estudiante 1. Excelentes poetas, en cualquier caso.

Estudiante 2. Y excelente actores, Juan Luis podría haber hecho un western.

 

 

Lo que quiero decir con esto es que los astorganos a veces no nos damos cuenta de lo conocido que es fuera de nuestras fronteras el nombre de los Panero. Apenas se menciona en cualquier grupo de amigos, se originan debates en torno a muy diversos temas. No solo por las figuras más conocidas, la del padre y Leopoldo María, sino también por Juan, Michi o, por supuesto, Juan Luis. A este, de hecho, creo que cada vez se le conoce y se le lee más. Además de por sus apariciones en las películas sobre la saga familiar, su poesía, de tono conversacional, tiene una actualidad absoluta. Es un autor que, en fin, tanto por su apellido, como por sus propios méritos, trasciende el ámbito local y se erige como un escritor de carácter universal: vivió siempre a caballo entre América y España, tradujo autores ingleses y tendió puentes con los autores hispanoamericanos. Pero esto no impide, claro, que desde lo local se le rinda el homenaje que merece. Los días 27 y 28 de julio, esto es, a partir de mañana, el Ayuntamiento de Astorga, junto con la Asociación de Amigos Casa de Panero, quieren evitar aquello que Andrés Trapiello lamentaba de Leopoldo padre: "¿Qué tierra es esta nuestra donde un poeta excepcional como Leopoldo Panero ha desaparecido de la memoria no ya de las gentes, sino de los propios poetas?". Así, comienzan unas jornadas que contarán con la presencia de nombres como Jorge Braga, Federico Utrera, Javier Lostalé, Javier Huerta o la viuda del poeta, Carmen Iglesias (se puede consultar el programa completo en la página de la Asociación: https://amigoscasadepanero.wordpress.com), los cuales nos hablarán de diversas facetas de la obra del escritor: desde sus traducciones hasta su relación con el padre, pasando por el estudio de su propia poética. Para que no sea cierto aquello de que nadie es profeta en su tierra.

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