En las colas astorganas
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Desde el, ‘Vuelva usted mañana’, que tan famoso hizo Larra, como respuesta comodín de la administración a cualquier nimia solicitud, habíamos avanzado un gran trecho. Ahora en la Era de la información, en la Sociedad-Red, andamos todos enredados en las colas para pedir atención o audiencia.
Sucede en Astorga, en los bancos que aunque quisieran devolvernos el ‘suelo’, el cielo ya se lo han llevado en su picotón de buitre en la cantidad de 60.718 millones de euritos, que eran de los españoles y que ya no lo son.
Eso sí, la tecnología que permitiría mayor fluidez en la atención al cliente se anquilosa, se malogra; pues los bancos, oficinas de correos, estaciones de Renfe, la Seguridad Social, Hacienda, -que ya no somos nadie, pues cada vez hay menos gente- han pervertido el uso, bien reduciendo personal, otrora perezoso según Larra, bien complicando tanto los trámites que es fácil emplear toda una mañana, como si en tiempos de desempleo y de crisis, el empleo de toda una jornada fuese hermosa ocupación.
En los bancos, que pagamos nosotros, las operaciones ‘in situ’ llevarán al fracaso del pequeño empresario por pérdida de tiempo. Mejor sería trabajar virtualmente, volviendo innecesaria la presencia de nadie y de su maldito trabajo, eso sí con las comisiones ad hoc. Estas entidades, entidades o ‘identidades múltiples’ vienen ayudando y mucho, en cada crisis que provocan, a la eficacia del país, eso si no pretendieran la recuperación de los antiguos y eternos valores: “vuelva usted mañana”.
La cola del pan ya no existe, tampoco la de racionamiento, pero todo se andará. Ahora se estila más la cola para el médico de la Seguridad Social. En los pueblos maragatos, milagrosamente la cola deja de existir al convertirse en cadena o grillete que puede llevar a la muerte (pobreza y peligro): Se da el caso de que enferma el médico titular y pasan los meses y el sustituto sale, pero no llega nunca, o llega tarde, o nunca se sabe hasta el minuto antes de su llegada, a menudo en el minuto después. Esa población, la mayor parte de la cual pasa de los 85 años y a la que ya le han levantado el transporte, no puede ponerse a otra cola que a la que está, y para ella ya no existen cometas virtuales.
Lo de Hacienda es para apearse uno por la cola. Para evitar tener colas reales las provocan virtualmente. Ejemplo clamoroso de cómo la informatización consigue lentificar el servicio; que digo, agarrotarlo y volverlo ineficaz, inseguro. La petición de 'cita previa' y la rigidez en la concesión de una cita para cada asunto nos devuelve al ‘vuelva usted mañana’ de antes, o mejor al vuelva usted pasado mañana o nunca. Si antes no sabíamos ‘cuándo es mañana’, ahorita ya vamos sabiendo cuándo ha de ser pasado mañana.
Recientemente en Correos ante una operación ‘novedosa’, sugieren que te des un garbeo y que regreses al final del día, del día siguiente. En Caja España-Duero, una solicitud de ‘Escritura de cancelación de Hipoteca con tramitación por el cliente’ te puede costar la espera de más de medio año, si has tenido la desgracia de que hayan modificado el sistema informático y de que la persona que lo lleva estaba de baja. Medio año y cuatro mañanas a la cola, y el personal a la cola del paro.
Hay otras tantas colas en Astorga como actividades o inquietudes tuviera usted en su quehacer diario; así aunque sean traídos por los pelos, por los pelos de la cola o del rabo, están también la cola que traerá cola del Portal de Transparencia del Ayuntamiento, -una cola que cuando la tecnifiquen ha de ser bucle, ‘Banda de Moebius’ perezosa y eterna, como la comida de los hambrientos de 'el Buscón' de Quevedo, sin principio ni fin. Otras son: las colas del paro, las de los turistas y vagamundos, las de los consumidores triunfantes y las de los consumidores fallidos; colas por el mundo diseminadas, colas encolerizadas las de quienes tienen cada vez más dificultades de acceso a los servicios y bienes elementales, colas que demuestran permanentemente su frustración y su fracaso, pero desde ahora también su peligro.
Desde el, ‘Vuelva usted mañana’, que tan famoso hizo Larra, como respuesta comodín de la administración a cualquier nimia solicitud, habíamos avanzado un gran trecho. Ahora en la Era de la información, en la Sociedad-Red, andamos todos enredados en las colas para pedir atención o audiencia.
Sucede en Astorga, en los bancos que aunque quisieran devolvernos el ‘suelo’, el cielo ya se lo han llevado en su picotón de buitre en la cantidad de 60.718 millones de euritos, que eran de los españoles y que ya no lo son.
Eso sí, la tecnología que permitiría mayor fluidez en la atención al cliente se anquilosa, se malogra; pues los bancos, oficinas de correos, estaciones de Renfe, la Seguridad Social, Hacienda, -que ya no somos nadie, pues cada vez hay menos gente- han pervertido el uso, bien reduciendo personal, otrora perezoso según Larra, bien complicando tanto los trámites que es fácil emplear toda una mañana, como si en tiempos de desempleo y de crisis, el empleo de toda una jornada fuese hermosa ocupación.
En los bancos, que pagamos nosotros, las operaciones ‘in situ’ llevarán al fracaso del pequeño empresario por pérdida de tiempo. Mejor sería trabajar virtualmente, volviendo innecesaria la presencia de nadie y de su maldito trabajo, eso sí con las comisiones ad hoc. Estas entidades, entidades o ‘identidades múltiples’ vienen ayudando y mucho, en cada crisis que provocan, a la eficacia del país, eso si no pretendieran la recuperación de los antiguos y eternos valores: “vuelva usted mañana”.
La cola del pan ya no existe, tampoco la de racionamiento, pero todo se andará. Ahora se estila más la cola para el médico de la Seguridad Social. En los pueblos maragatos, milagrosamente la cola deja de existir al convertirse en cadena o grillete que puede llevar a la muerte (pobreza y peligro): Se da el caso de que enferma el médico titular y pasan los meses y el sustituto sale, pero no llega nunca, o llega tarde, o nunca se sabe hasta el minuto antes de su llegada, a menudo en el minuto después. Esa población, la mayor parte de la cual pasa de los 85 años y a la que ya le han levantado el transporte, no puede ponerse a otra cola que a la que está, y para ella ya no existen cometas virtuales.
Lo de Hacienda es para apearse uno por la cola. Para evitar tener colas reales las provocan virtualmente. Ejemplo clamoroso de cómo la informatización consigue lentificar el servicio; que digo, agarrotarlo y volverlo ineficaz, inseguro. La petición de 'cita previa' y la rigidez en la concesión de una cita para cada asunto nos devuelve al ‘vuelva usted mañana’ de antes, o mejor al vuelva usted pasado mañana o nunca. Si antes no sabíamos ‘cuándo es mañana’, ahorita ya vamos sabiendo cuándo ha de ser pasado mañana.
Recientemente en Correos ante una operación ‘novedosa’, sugieren que te des un garbeo y que regreses al final del día, del día siguiente. En Caja España-Duero, una solicitud de ‘Escritura de cancelación de Hipoteca con tramitación por el cliente’ te puede costar la espera de más de medio año, si has tenido la desgracia de que hayan modificado el sistema informático y de que la persona que lo lleva estaba de baja. Medio año y cuatro mañanas a la cola, y el personal a la cola del paro.
Hay otras tantas colas en Astorga como actividades o inquietudes tuviera usted en su quehacer diario; así aunque sean traídos por los pelos, por los pelos de la cola o del rabo, están también la cola que traerá cola del Portal de Transparencia del Ayuntamiento, -una cola que cuando la tecnifiquen ha de ser bucle, ‘Banda de Moebius’ perezosa y eterna, como la comida de los hambrientos de 'el Buscón' de Quevedo, sin principio ni fin. Otras son: las colas del paro, las de los turistas y vagamundos, las de los consumidores triunfantes y las de los consumidores fallidos; colas por el mundo diseminadas, colas encolerizadas las de quienes tienen cada vez más dificultades de acceso a los servicios y bienes elementales, colas que demuestran permanentemente su frustración y su fracaso, pero desde ahora también su peligro.