La Melena
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Casi nunca escribo sobre el rock and roll (mecer y rodar en su traducción más literal, más magníficamente victoriana). Porque es una pasión. Y a las pasiones suelen ligarse las locuras.
La locura, como todos los pecados (y no digo que la locura sea un pecado, pero las hay que los provocan), nos fascina. Porque no tenemos ni idea. En este sentido, la ignorancia es atractiva si el morbo es benigno.
Todavía me doy cuenta (fiel a mi renuencia), que no he empezado a escribir sobre ese estilo de música. La vergüenza casi me impide nombrarlo. Pues al grano.
Hay una canción del estadounidense David Crosby (y su grupo Crosby, Stills, Nash & Young) que se titula Almost Cut My Hair (casi llego a cortarme la melena). Es una traducción un pelín menos victoriana. Mola. Por supuesto que hair es cabello. No pongo en cuestión las etiquetas de los productos que ustedes tienen en el cuarto de baño. Lo que pasa es que el inglés no tiene este bonito vocablo español que contiene su propia melena: -ena. En la canción llaman a la melena “la bandera de los anti-sistema” (freak flag).
Cuando era un muchacho de 17 años en el siglo pasado, oí la canción pero no presté mucha atención a la letra. De aquella estaba leyendo El Rey Lear, así que mi actitud era que ningún hippie me iluminaría con algo que no pudiera decirme Guillermo El Bardo. Una actitud muy altiva y altamente estúpida, la mía. En mi defensa diré que el rock and roll para mí siempre ha sido un matrimonio de actitud y melodía. O al revés, dependiendo de la calidad musical del tema.
Unas semanas después, alguien me comentó que a él le gustaba la canción. Me dijo que hablaba de que el tío (el personaje que casi se rapa) se avergonzaba de haberse planteado renunciar a los ideales de los hippies. Yo habría dicho algo como qué guay, y asunto aclarado.
La identidad forma parte de la dignidad. Tardé años en llegar a otra interpretación de la canción. Sigo siendo un poco elitista a la hora de pensar el rock and roll. No leo sobre el tema. No gugleo las letras ni busco ensayos críticos. Es una pasión. No quiero razonarlo. Quiero mantener mi inocencia. Y además, gracias a tipos como Joyce y T.S. Eliot, las notas a pie de página me producen brotes de acné juvenil. Así que nunca he estudiado esta canción en general (fecha, músicos, etc.) ni la letra en particular. Pero lo hermoso es que sigue sonando en mi cabeza de vez en cuando.
No soy hippie porque los hippies eran mayormente pijos domingueros. Y a mí me gusta dormir los domingos. Pero a raíz de las imágenes que nos llegan desde Siria, me vino a la imaginación una interpretación poderosa de la canción. Simbólicamente, cortarse el pelo en los años sesenta significaba un solo rumbo: Vietnam. La mili y el servicio obligatorio. (Cabe decir lo obvio: vaya derechos humanos de esclavitud, literalmente). Crosby estaba afincado en Estados Unidos. A mí me gustaría pensar que él había pensado lo siguiente: Si me alisto como voluntario, empleando la publicidad para dar plataforma al movimiento anti-guerra, o bien corro el riesgo de tener que ir a la guerra (tiro por la culata), o bien sufro el rechazo de mis fans por ser un chaquetero. No por no entender ellos la ironía de tal protesta, sino por dejar de ser un roquero de verdad, libre de inclinaciones obvias. Un artista, no un héroe.
Todo esto para decir, hablando de la identidad como rasgo fundamental de la dignidad, que ahora hemos cerrado el circulo. Un melenudo de los años sesenta era serio al cuidar su look simbólico. No me vais a matar. Bueno, pues… si usted ve acercarse a una mujer con la cabeza rapada, piense que igual quiere decir: tu patriarcado me va a matar.
Un día hablaré del rock and roll, pero actualmente lo veo demasiado androcéntrico.
Casi nunca escribo sobre el rock and roll (mecer y rodar en su traducción más literal, más magníficamente victoriana). Porque es una pasión. Y a las pasiones suelen ligarse las locuras.
La locura, como todos los pecados (y no digo que la locura sea un pecado, pero las hay que los provocan), nos fascina. Porque no tenemos ni idea. En este sentido, la ignorancia es atractiva si el morbo es benigno.
Todavía me doy cuenta (fiel a mi renuencia), que no he empezado a escribir sobre ese estilo de música. La vergüenza casi me impide nombrarlo. Pues al grano.
Hay una canción del estadounidense David Crosby (y su grupo Crosby, Stills, Nash & Young) que se titula Almost Cut My Hair (casi llego a cortarme la melena). Es una traducción un pelín menos victoriana. Mola. Por supuesto que hair es cabello. No pongo en cuestión las etiquetas de los productos que ustedes tienen en el cuarto de baño. Lo que pasa es que el inglés no tiene este bonito vocablo español que contiene su propia melena: -ena. En la canción llaman a la melena “la bandera de los anti-sistema” (freak flag).
Cuando era un muchacho de 17 años en el siglo pasado, oí la canción pero no presté mucha atención a la letra. De aquella estaba leyendo El Rey Lear, así que mi actitud era que ningún hippie me iluminaría con algo que no pudiera decirme Guillermo El Bardo. Una actitud muy altiva y altamente estúpida, la mía. En mi defensa diré que el rock and roll para mí siempre ha sido un matrimonio de actitud y melodía. O al revés, dependiendo de la calidad musical del tema.
Unas semanas después, alguien me comentó que a él le gustaba la canción. Me dijo que hablaba de que el tío (el personaje que casi se rapa) se avergonzaba de haberse planteado renunciar a los ideales de los hippies. Yo habría dicho algo como qué guay, y asunto aclarado.
La identidad forma parte de la dignidad. Tardé años en llegar a otra interpretación de la canción. Sigo siendo un poco elitista a la hora de pensar el rock and roll. No leo sobre el tema. No gugleo las letras ni busco ensayos críticos. Es una pasión. No quiero razonarlo. Quiero mantener mi inocencia. Y además, gracias a tipos como Joyce y T.S. Eliot, las notas a pie de página me producen brotes de acné juvenil. Así que nunca he estudiado esta canción en general (fecha, músicos, etc.) ni la letra en particular. Pero lo hermoso es que sigue sonando en mi cabeza de vez en cuando.
No soy hippie porque los hippies eran mayormente pijos domingueros. Y a mí me gusta dormir los domingos. Pero a raíz de las imágenes que nos llegan desde Siria, me vino a la imaginación una interpretación poderosa de la canción. Simbólicamente, cortarse el pelo en los años sesenta significaba un solo rumbo: Vietnam. La mili y el servicio obligatorio. (Cabe decir lo obvio: vaya derechos humanos de esclavitud, literalmente). Crosby estaba afincado en Estados Unidos. A mí me gustaría pensar que él había pensado lo siguiente: Si me alisto como voluntario, empleando la publicidad para dar plataforma al movimiento anti-guerra, o bien corro el riesgo de tener que ir a la guerra (tiro por la culata), o bien sufro el rechazo de mis fans por ser un chaquetero. No por no entender ellos la ironía de tal protesta, sino por dejar de ser un roquero de verdad, libre de inclinaciones obvias. Un artista, no un héroe.
Todo esto para decir, hablando de la identidad como rasgo fundamental de la dignidad, que ahora hemos cerrado el circulo. Un melenudo de los años sesenta era serio al cuidar su look simbólico. No me vais a matar. Bueno, pues… si usted ve acercarse a una mujer con la cabeza rapada, piense que igual quiere decir: tu patriarcado me va a matar.
Un día hablaré del rock and roll, pero actualmente lo veo demasiado androcéntrico.