Tomás Néstor Martínez
Domingo, 15 de Julio de 2018
ENTREVISTA / Pablo López Carballo, poeta

"El eje central de la creación pasa por ir a la contra"

El viernes pasado, organizado por la Concejalía de Cultura de Villarejo de Órbigo, se celebró el segundo de los encuentros de Poesía a Orillas del Órbigo, protagonizado por Pablo López Carballo, bajo la batuta de Tomás Néstor Martínez.

Pablo López Carballo (Cacabelos-León, 1983) es doctor en literatura española e hispanoamericana por la Universidad de Salamanca. Ha publicado los libros de poemas Sobre unas ruinas encontradas (La Garúa, 2010) y Quien manda uno (Colección Transatlántica-Portbou, 2012) y el de narraciones Crea mundos y te sacarán los ojos (El Gaviero, 2012). Recientemente ha aparecido en Italia una antología de su poesía bajo el título La precisione dell’indifferenza (Carteggi letterari, 2016).

 

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Tomás Néstor Martínez: Pablo López Carballo profesor universitario, traductor, ensayista, autor teatral, y tal vez poeta y narrador. En algún sitio he leído que dices que eso de poeta y narrador no dejan de ser etiquetas temporales o circunstanciales. Tú me dirás.

 

Pablo López Carballo: Cuando digo que no me siento cómodo con esas etiquetas es porque concibo la literatura no como una serie de categorías estancas, pues para mí el trabajo de escritura responde a un nivel superior en el que la escritura no se ciñe a una…

 

 

En definitiva que eso de los géneros literarios sería más bien una cosa de los profesores para que los alumnos se sitúen más o menos…

 

Si por mí fuera las eliminaría de la enseñanza y les quitaría de la cabeza a los alumnos esas cuestiones genéricas, que en un momento determinado pueden venir muy bien para que se entienda la parte cultural que tiene la literatura y que es importantísima, pero lo cierto es que repele a los estudiantes…

 

 

A mí me gusta más hablar de creación literaria o de creación artística englobando tantas cosas como las que hay abundan, como pueden ser la poesía visual, el tacto sonoro... Si nos ciñéramos solo a lo clásico dejaríamos de lado tantas posibilidades.

 

Sí. Cuando nos acercamos a la escritura desde el punto de vista creativo vamos con una serie preconcebida de ideas que nos dificultan la creación y el entendimiento. El eje central de la creación pasa por ir a la contra, por conseguir que las barreras sean las menos posibles, que la libertad creadora sea la máxima posible. Pero para eso también hay que ser conscientes de dónde están los límites.

 

 

De entre los libros en verso que has escrito tenemos ‘Cámara de mano’, (2008), ‘Unas ruinas encontradas’  también de 2008, ‘Quien mandauno’ y sobre todo el último ‘La dictadura de la perspectiva’. Y ya dentro de ‘La dictadura de la  perspectiva’, encuentro un poema ‘Tirar del hilo’ que me parece un poema primigenio y fundador. Me explico, creo que recoge toda tu creación y proyecta el futuro. Pienso que ahí está el núcleo de lo que has sido y me orienta ya por dónde va a ir más o menos tu creación literaria.

 

Me parece una apreciación muy buena y estoy totalmente de acuerdo. Ese poema representa para mí las posibilidades que tenemos de relacionarnos con el pasado. Siempre cuando nos relacionamos con el pasado podemos acudir a la memoria, al recuerdo, al estudio de eso que está antes de nosotros, y este poema es una forma de relacionarme con el pasado. Para mí la tradición literaria o la pictórica o cualquier otro tipo de tradición cultural que tengamos no tiene sentido si la vemos como algo anquilosado, como algo de un pasado, de un contexto que se limita a unas opciones que habitualmente manejamos. Lo importante de una tradición literaria o pictórica es que todavía pueda decirnos algo. En ese poema lo que intento haber conseguido es traer al presente, a mi presente, la manera de relacionarme con toda esa tradición. Ahí hay versos de Maiakovski, Cernuda, Lorca, Pound. No son meramente citas, porque en realidad lo oculto, eso sí está en cursiva y se puede buscar. Lo que más me interesa es que ese material pueda tener otra vida.

 

 

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Te imagino, Pablo, como viandante con la cámara en mano.

 

Eso pasaba con las primeras publicaciones que hice. Son primerizas, lejanas y sí podría decir que con esos dos textos la concepción literaria no se corresponde para nada con lo que posteriormente identifico como literatura.

 

 

Te voy a contradecir. En ‘Viandante’ hay un poema o parte del poema que lo podrías haber escrito hoy. Donde dice que el poema se disuelve en el café o algo así.

 

Funcionaría más bien como un recurso técnico que podría parecer en un poema posterior y es verdad que como recurso técnico puede que se parezca a otros poemas posteriores. Pero la idea que se trasluce detrás no es la misma que late en los de ahora. Ahora bien, tienes razón, los trayectos también están por algo.

 

 

Siena, Florencia, Berlín entre otros lugares. ¿dejan huella y confirmación en tu escritura los lugares por los que has pasado?

 

Son algo que no es determinante para la lectura de quien se aproxime a los textos, pero para mí como creador es fundamental. De hecho reconozco perfectamente los lugares en los que he escrito los libros aunque después no haya referencia a esos lugares. Por ejemplo en ‘Sobre unas ruinas encontradas’ es determinante para mí el haberlo escrito entre dos islas, entre Islandia y Malta.

 

 

Una cosa que leí en una entrevista me ha llamado mucho la atención. ¿Qué es eso de perseguir anunciaciones por lugares italianos? Aunque imagino que no tendrán que ser anunciaciones exclusivas de Italia.

 

No, la Anunciación es una imagen que se desarrolla con la entrada de la perspectiva dentro de las obras de arte. La Anunciación es por excelencia la representación de lo que no está. Súbito hay un ángel que baja, que dice algo o que informa y todo eso no se puede poner en un cuadro. Con la perspectiva  los pintores se dan cuenta y vienen a decirse anda pero sí esto parece que funciona... A mí me parece muy reveladora esa imagen, porque también tiene mucho que ver con la poesía, también la poesía es como hablar de lo que no está desde esto que está. Las palabras también presentan esa dificultad de lo imposible, y por supuesto  Florencia y la Toscana tienen un montón de lugares en los que se puede rastrear esa evolución. Tuve la oportunidad de estar allí y de tener pocas horas de docencia y aprovechaba para perseguir anunciaciones.

 

 

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Ahora mismo estoy pensando en otro poeta muy próximo de aquí, de La Bañeza, Antonio Colinas, cuya estancia en Italia marcó profundamente su obra.

 

Sí, aunque él lo lleva hacia otros terrenos. Hay poetas que él ha traducido como Edoardo Sanguineti que para mí fueron muy importantes y reveladores cuando los leí. También Leopardi claro. Esa tradición italiana que en España es muy desconocida, como si por ser nuestra hermana gemela fuese nuestra gran desconocida.

 

 

Eso también ocurre con la poesía portuguesa, que yo admiro y me parece que dentro de la lírica, no sé si por el idioma o qué, tiene autores potentísimos y para nosotros como que no existieran…

 

Eso es muy evidente. La poesía francesa es la que más acogimiento tiene en España, la que más se traduce, la que más interesa, y con la poesía portuguesa nos llegan las cosas con más retardo. Casi nos llega antes un poeta norteamericano malo que un portugués o un italiano bueno.

 

 

Crea mundos y te sacarán los ojos ¿Y esto?

 

Crea mundos y te sacarán los ojos es un juego. Me interesa mucho jugar con el lenguaje y creo que la tarea de los poetas o de los narradores es generar mundos que no sean complacientes, que no ratifiquen nuestras ideas; sino mundos complejos que nos increpen y que nos hagan replantean nuestra situación en el mundo. En otro caso la poesía y la narración no tendrían ya nada que hacer. De ahí proviene el juego de ese título, de decir que hay cuestiones que tendrían que sacarnos a nosotros los ojos.

 

 

Y qué es eso de picotear, cuando llega el verano, el Cancionero General y el Covarrubias. Qué manera más original de veranear. Si lo dijeras en público seguro que te recomendarían algún medicamento para curar esa enfermedad.

 

El Covarrubias es un diccionario, y claro al oír la palabra diccionario ya nos echa un poco para atrás, pues pensamos que solo hay que acudir a los diccionarios para buscar una palabra. Pero el diccionario de Covarrubias es un texto literario inagotable; las definiciones que hace, como las hace;  “Yo una vez vi un elefante” te puede decir en mitad de una definición. Y luego la forma que tiene de narrar, la manera que tiene de contarnos ese mundo de entonces, además de tener una calidad literaria totalmente asombrosa. Hoy sería impensable que alguien escribiera un diccionario así.

 

 

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Siempre he pensado que un diccionario se puede leer como una novela o como otro libro cualquiera. Es impresionante lo que se encuentra. No sé si es que a los alumnos los obligamos y eso genera rechazo. A veces da un poco de pasmo, pues es una fuente de conocimiento impresionante…

 

Los alumnos a veces acaban leyendo una definición en la cual tampoco entienden todas las palabras. A veces es hasta contraproducente. Tendríamos que conseguir que se relacionaran con esos textos de otra manera, que no solo vieran en las palabras que están leyendo una intención comunicativa, sino otra intención de transmitir mucho más allá de lo que se comunica. Hay definiciones que pueden hacerte replantear tu relación con el lenguaje, ya sea por la precisión, o por lo que evocan.

 

 

Lo que tengo clarísimo es que eres un poeta de la mirada, y además ese tránsito de la visión a la palabra y del ojo a la forma me parece una definición perfecta de lo que es ser poeta de la mirada.

 

Podría argumentar en contra desde luego, lo que siempre me atrae; pero en este caso lo admitiría y diría más y es que la mirada tiene también una posibilidad de espera. Y la espera también me parece muy importante porque vivimos en un tiempo en que todo el mundo quiere decir su verdad, todo el mundo quiere argumentar, decir sus cosas.  Me parece importante que las personas se detengan, miren, escuchen y no solo hablen, y no solo intenten imponer su visión del mundo.  Ese es también el sentido del título ‘La dictadura de la perspectiva’, ya que expresa esa intención no solo de imponer desde los poderes fácticos la visión del mundo, sino también entre nosotros, en el día a día en el que estamos continuamente tratando de imponer nuestra visión a los demás.

 

 

¿Somos conscientes de la precariedad de la existencia? ¿Somos huéspedes de verdad?

 

Pues no tengo claro yo eso.  No sabría decirte si de verdad somos conscientes o no, es bastante complejo. No sé hasta qué punto somos conscientes de eso no lo tengo claro, tampoco lo he pensado mucho en ese sentido.

 

 

Tú conoces muy bien a Olvidó García Valdés. Y ahora tiene un puesto ejecutivo desde el cual puede hacer algo por la poesía y la literatura.

 

Yo admiro mucho a Olvido, pues tiene una sensibilidad como poeta a la que me siento muy cercano. Respecto a que tenga un puesto de poder, me parece que es una buena posibilidad.  Habría que ver hasta qué punto tiene margen de maniobra para poder hacer cosas. No me cabe duda qué va a trabajar como la que más y que va a intentar luchar por hacer eso en lo que cree.

 

 

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A ver si es verdad, pues estamos necesitados, en estos tiempos en los que hay tanto trampista que intenta cambiar el mundo a peor. Cuando el poder cae en manos de estos sátrapas es como para echarse a temblar Solo cuando vemos que hay personas como Olvido, como tú y otros muchos poetas que mantienen encendida la llama, todavía nos queda la esperanza. Y eso es lo que nos va a salvar.

 

Confiemos en ello, pero es difícil porque muchas veces esas personas actúan de manera individual, no pueden mover maquinarias que son muy grandes y no permiten que ese reducido número de personas pueda cambiar  el mundo, pues más bien intentarán centrifugarlos, absorberlos.  No hay que perder la esperanza y hay que ser libres.

 

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