La Semana Santa debe una
Y seguramente muchas más que no alcanzo a conocer.
![[Img #38919]](upload/img/periodico/img_38919.jpg)
Recuerdo la penúltima vez que estuve con Jesús Torbado, fue en Valladolid en el restaurante La Parrilla de San Lorenzo, lugar donde acostumbraba invitar a comer el editor y también escritor leonés Ernesto Escapa. Comimos juntos los tres y charlamos de amigos y conocidos. Me preguntó por Astorga y por su alcalde - una de las pregunta más frecuentes que debía responder por aquella época - porque hacía algún tiempo le habíamos “asaltado” para que nos echase una mano en nuestra particular batalla por la defensa de la Vía de la Plata.
No se arredró ni se echó atrás, muy al contrario trabajó con generosidad y simpatía por la causa - más que la que demostraban algunos astorganos de origen o de orgullosa adopción -. Ese día me preguntó por cómo iba el asunto y los pormenores de nuestras actuaciones para conseguir acabar con “la insensatez política de robar una parte tan evidente de la historia a la ciudad”.
La última, ya acompañado por el alcalde, fue para otra de esas batallas siempre abiertas en un lugar como Astorga, donde el ímpetu y el ansia por conseguir algo para la ciudad choca frecuentemente con nuestra realidad de lugar pequeño de provincias.
En esta ocasión intentábamos alcanzar la declaración de Interés Turístico Nacional para nuestra Semana Santa y, entre los requisitos administrativos, se encontraban el contar con un número determinado de artículos de difusión de la misma a escala nacional.
Jesús Torbado no necesitaba veranear en Astorga, ni visitarla con frecuencia, por tener familiares o amigos en ella. Con la sencillez y cercanía de un paisano de la tierra se puso a disposición del Ayuntamiento “en lo que pudiese colaborar” y siempre de forma generosa y desinteresada. Lo hizo escribiendo uno de esos artículos que necesitábamos. Hoy todavía se puede leer en internet [El Periódico: Astorga, paraparrones por Jesús Torbado]
Al final se realizó un importante esfuerzo añadido para llegar a tiempo y conseguir la declaración deseada pero, sin duda, sin la colaboración de Jesús Torbado la Semana Santa de Astorga hoy no sería de Interés Turístico Nacional.
Recuerdo la penúltima vez que estuve con Jesús Torbado, fue en Valladolid en el restaurante La Parrilla de San Lorenzo, lugar donde acostumbraba invitar a comer el editor y también escritor leonés Ernesto Escapa. Comimos juntos los tres y charlamos de amigos y conocidos. Me preguntó por Astorga y por su alcalde - una de las pregunta más frecuentes que debía responder por aquella época - porque hacía algún tiempo le habíamos “asaltado” para que nos echase una mano en nuestra particular batalla por la defensa de la Vía de la Plata.
No se arredró ni se echó atrás, muy al contrario trabajó con generosidad y simpatía por la causa - más que la que demostraban algunos astorganos de origen o de orgullosa adopción -. Ese día me preguntó por cómo iba el asunto y los pormenores de nuestras actuaciones para conseguir acabar con “la insensatez política de robar una parte tan evidente de la historia a la ciudad”.
La última, ya acompañado por el alcalde, fue para otra de esas batallas siempre abiertas en un lugar como Astorga, donde el ímpetu y el ansia por conseguir algo para la ciudad choca frecuentemente con nuestra realidad de lugar pequeño de provincias.
En esta ocasión intentábamos alcanzar la declaración de Interés Turístico Nacional para nuestra Semana Santa y, entre los requisitos administrativos, se encontraban el contar con un número determinado de artículos de difusión de la misma a escala nacional.
Jesús Torbado no necesitaba veranear en Astorga, ni visitarla con frecuencia, por tener familiares o amigos en ella. Con la sencillez y cercanía de un paisano de la tierra se puso a disposición del Ayuntamiento “en lo que pudiese colaborar” y siempre de forma generosa y desinteresada. Lo hizo escribiendo uno de esos artículos que necesitábamos. Hoy todavía se puede leer en internet [El Periódico: Astorga, paraparrones por Jesús Torbado]
Al final se realizó un importante esfuerzo añadido para llegar a tiempo y conseguir la declaración deseada pero, sin duda, sin la colaboración de Jesús Torbado la Semana Santa de Astorga hoy no sería de Interés Turístico Nacional.
