ENTREVISTA
Pablo Castro, el hijo del río
'Conversaciones sin red', organizadas por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Villarejo de Órbigo y presentado por Tomás-Néstor Martínez Álvarez, comenzó su quinta temporada, el sábado con el el tricampeón del mundo de pesca con mosca con el equipo nacional, Pablo Castro Pinos.
De la legendaria tradición truchera de la provincia de León se tiene ya noticia por las reglas de San Fructuoso, allá por el VII, donde se hace mención del aprovechamiento de las truchas de los regatos Miera y Miruelos en el paraje de Compludo, o por la ley que remitió en 1253 al Concejo de Astorga el Rey Sabio, Alfonso, con la idea de evitar las pescas fraudulentas con venenos. Pero sería en 1624 cuando Juan de Vergara escribe el manuscrito de Astorga, ”el primer tratado conocido de moscas artificiales ”en el que se describe hasta 23 tipos de mosca y hechuras y el momento en que han de usar desde enero a San Juan.
En la captura de las truchas se han utilizado artes y arterías, desde los ’bucaneros de río’ que tiran de trasmallo a los garliteros, o los chapuzos que lo hacían a mano o a desmano, hasta los arponeros y pedreros, o los envenenadores de río con la marga o la cal y ya en los últimos tiempos los dinamiteros. Contra estas arterías en la diócesis envía su ley el Rey Alfonso X.
Don Francisco Martínez, cura de Boisán hacia 1846, defiende el modo de pescar a la lombriz frente a otras maneras más depredadoras. Propone la arte principal y principesca de la pesca a caña, por su elegancia y estrategia, por lo que supone de astucia y de juego, la más inteligente de todas, la de la pesca de la trucha con caña y anzuelo bien aderezado para cada ocasión.
Con estos antecedentes no se explica que hayamos tenido que esperar tanto para tener campeones del mundo en la pesca de la trucha como Pablo Castro, un ‘papuzo’, como él se define, de Villoria de Órbigo.

Comenzó la entrevista, Tomás Néstor, en tono de broma: Oye, Pablo ¿Qué pesa más el trofeo cuando se coge la medalla o cuando vendimias las manzanas del huerto de al lado?
La pregunta viene con recochineo -dijo Pablo- pues el sábado recogiendo manzanas me di una hostia en la espalda y tengo una lumbalgia de las buenas. Para un deportista recoger un trofeo es algo indescriptible. Es la recompensa al final de tu trabajo. Cuando imparto cursos de pesca para niños o para ancianos de más de 80 años siempre les digo lo mismo: “hay que soñar”. Tal como yo lo hacía de niño con competir, con poder demostrar lo que era. También soñaba con ir a un campeonato de España. Más tarde lo gané, gané muchos. Soñaba con ser internacional. Cuando lo fui soñaba con ser campeón del mundo y al final lo he sido tres veces. Pero bueno, pesan más las manzanas que un trofeo.
Tomás Néstor: Pero ambos, tanto trofeo como manzanas producen placer.
Pablo Castro Pino: Bueno, pero cuando ves que te roban el huerto es diferente que las medallas. Las medallas también se escapan a veces…
Anda que hay algunos que si pudieran quitártelas…
En la pesca como en la vida, la envidia es uno de los pecados capitales, y conozco un refrán que dice: “El envidioso no quiere lo que tú tienes, quiere que pierdas lo que tienes.” Pero a mí ese tipo de envidia lo que consigue es darme más fuerza.
En este momento Tomás leyó en alto el acta del Ayuntamiento de Villarejo de Órbigo del día 17 de septiembre año 2007, presidido por Carlos Mallo Ramos, en cuyo segundo punto del orden del día de aquella sesión extraordinaria se propuso el nombramiento de Don Pablo Castro Pinos como Hijo Predilecto de la localidad de Villoria de Órbigo.
Pablo Castro, emocionado, le dijo que había sido uno de los días más bonitos de su vida, que él era de Villoria y que llevaba el nombre de su pueblo por todo el mundo: “Lo primero que hago cuando llego a mi pueblo es darme una vuelta por las choperas del río con la bicicleta. Cuando quedé campeón de Europa individual necesitaba pasear por mi pueblo, nada más llegar hice una foto de la plaza de mi pueblo y la puliqué en las redes sociales, para que todo el mundo supiera de dónde es Pablo Castro”.
¿Qué significa ser campeón del mundo porque claro ya no hay más…?
Pablo en este momento se emociona muestra las pulseras que colorean la bandera de España y cuenta lo que significa para él pasearse detrás de esa bandera habiendo sido campeón del mundo, porque claro “detrás de esa bandera están 44 millones de personas y si Pablo Castro o cualquiera de los que estamos allí se portaran mal la imagen de España quedaría malparada…”
En los últimos 4 años hemos sido tres veces oro y una vez bronce. Somos el enemigo a batir. Cuando llevas la bandera española todo el mundo te mira y realmente te envidia porque nos ven como una familia, somos un equipo que hemos conseguido aparcar las envidias, los egos, llevar una bandera de verdad todos juntos y para mí esto es algo indescriptible, pues mi país confía en mí para representarlo y para mí es importantísimo.
Con cinco años construiste una piragua de goma y te fuiste al río llegando totalmente empapado a casa. No sé si te dieron un soplamocos o no. Habías navegado por el Órbigo dale que te pego.
Cuando éramos pequeños los juegos de los niños eran otros. No había móviles ni tablets, pero había imaginación, había truchas en el río, cangrejos, había cerezas. Con el agua tengo una relación especial, pues me mojaba siempre, era torpe, me caía al río; quería ver lo que hay más allá.
¿Y de ahí nació tu afición por las traineras?
No, eso fue otra etapa de mi vida como deportista y como persona. Conocí a un entrenador que me enseñó que no hay que tener miedo a nadie. Pues por muy campeón que sea alguien tendrá que hacer sus necesidades fisiológicas. Ese entrenador fue el primer campeón del mundo que tuvo España en remo.

¿Comenzaste a estudiar en el ‘insti’ de Veguellina? ¿Era donde te pirabas las clases? ¿Es verdad que antes de comenzar las clases ibas al río a ver cómo estaba?
No, íbamos a pescar. Nos levantábamos temprano, Manolito y yo e íbamos a pescar antes de ir al cole, aunque fuera solo un rato. Era la enfermedad que yo ya llevaba dentro, llevaba ese veneno y yo no lo sabía. Tengo que reconocer que el veneno sigue ahí.
Imagínate que llegas un día de noche a tu casa y oyes como aletear un pez en una bañera. Imagínate que abres la puerta del cuarto de baño, la bañera llena de agua y el lucio allí tan feliz ¿A qué te recuerda esto?
Tengo que reconocer que aquí hay mucho chivato.
No hombre, esta historia pertenece ya a los anales del pueblo.
La cosa viene de que César, el profesor de Ciencias del Instituto de Veguellina, comentaba en clase algo sobre el lucio, un pez no sé qué y no sé cuánto… entonces yo, intenté coger uno, por entonces veíamos esos peces como si fueran dragones, tan furiosos y llenos de dientes. Al final me arreglé para coger uno y mi padre que venía de trabajar en el lúpulo se lo encontró en la bañera preparado para llevar a la próxima clase de ciencias.
Y los barbos no los pescabas de dos en dos. Cogías uno, tenías una cuerda de lúpulo e ibas a buscar el otro que te esperaba con pena de no ser pescado también.
Antes el río parecía inagotable, y ahora nos damos cuenta de que tanto el río y lo que contiene, las truchas los barbos etcétera son inversamente proporcionales al progreso. Por entonces yo era un depredador, y lo sigo siendo cuando compito. Competir no es disfrutar del río. Reconozco que este año no disfruté ganando. Disfruto por haber ganado, pero mientras competía tenía muchísima presión, tal vez por ser veterano, o porque ya llevo doce mundiales detrás de mí y en lugar de estar tranquilo sentía una responsabilidad excesiva. Entonces ahí sí que soy un depredador, pero muy malo para el río, para los peces. De niño no tenía conciencia de esto.
En una ocasión llevaste para casa un saco de peces.
Desde aquella ya no comen pescado en casa. Ahora si mis padres me piden trucha yo les digo: padre te llevo mejor merluza. Por la cosa de no hacer daño a la trucha.
En los estudios aquí en Veguellina no tenías preferencia por ninguna asignatura, o era todo muy costoso…
Creo que, como en todas las cosas se nace para algo, yo nací pescador…
Tú eres hijo del río.
Yo soy ‘papudo’, soy hijo de Villoria con sangre monteña, también, de Quintanilla del Valle. Yo vivía pegado al río y me acuerdo cuando era pequeño de guardar la ropa para irme a pescar y al volver me la había comido una vaca. Pero estos eran los daños colaterales de ir a pescar.

¿Cuándo comienzas a pescar como federado?
Cuando dejé el remo pasé unas pruebas de selección, y aunque fui cinco veces subcampeón de España, no conseguí ser campeón. Tenía una espinita ahí clavada pues tenía la sangre competitiva dentro. José Carlos Nieto marcó también de manera decisiva mi carrera, y hasta me ha quedado una expresión suya que aún se la repito a mis hijos: ¡Hay que tener garra! Cuando lo del remo pasé unas pruebas muy duras en invierno y no me seleccionaron, entonces abandoné el remo. Llegué a León y trabajé una temporada en la Azucarera, hasta que un día paseando por León vi un anuncio de oposiciones para bombero y me hice bombero en donde también puse toda la pasión.
Vamos a ir entrándonos ahora al río y en aguas. ¿Para ti el chaleco de pescador es un armario?
El chaleco de pescador es algo muy personal. Hay que tener en cuenta que competir no es ir al río a disfrutar, y cuando encima tienes detrás de ti a un país entero y a cuatro compañeros luchando como tú para ganar... He tenido dos mundiales que con una sola trucha que cogiera era ‘campeón del mundo individual’. Eso marcó mi vida, me di cuenta de que para ser 'campeón del mundo individual' tienes que formar parte de un equipo muy fuerte. Yo necesitaba que mis compañeros le metieran puestos a los de otros países porque todos nos querían ganar. Entonces entendí lo que es ser un equipo, y eso ha marcado desde entonces mi vida como deportista.
La pesca es un deporte que despierta pasiones demasiado profundas. Tú y yo podemos ser muy amigos pero cuando hay un río delante la gente se transforma y te clavan muchos puñales.
En cuanto a lo del chaleco es extrapolable para el pescador a todas las demás cosas.
El orden te ahorra tiempo. No soy una persona ordenada, pero con mi chaleco soy exquisito, porque llevo cantidades ingentes de moscas que pueden decidir una buena o mala pesca. Mi chaleco es mi oficina. La vida de un pescador es su chaleco, donde está todo; toda su creación.
Y desde bien pronto empezaste a diseñar moscas.
En eso de montar moscas los leoneses hemos sido pioneros... Ahí están los famosos gallos de la Gándara que tienen unas plumas especiales para montar moscas…
Yo quería ser creativo, quería hacer mis moscas entonces vi en una revista un anuncio de un curso de montaje de moscas en Asturias, y como yo no podía ir fue mi mujer, y me pasaba los apuntes por teléfono fijo, que móvil aún no había por entonces.
¿La pluma de faisán es tu preferida?
Bueno digamos que es un clásico, la ninfa de faisán es un clásico dentro del mundo de la mosca.
Eso de pescar con ninfas me parece hasta poético. ¿Tiene acaso la pesca algo de teatro?
Bueno, las capturas si tienen mucho de teatro, pues la trucha es el animal que más engorda después de muerta; de hecho todas las truchas que se pescan y se matan acaban en 50, así se dice que pesqué una trucha de 2, 450. Hay mucho purista en el mundo de la pesca que no aprueba la pesca con ninfa, pues supone pescar por debajo de la superficie. Es menos visual que la pesca de superficie y se practica de modo diferente. Digamos que en la superficie se ve varear con la caña una línea que se mueve por el aire de una forma muy armoniosa, sin embargo la ninfa es un poco más vasta. Es más efectiva pero tampoco es mágica.

Pero bueno tiene su encanto y por supuesto arte.
La pesca es un deporte de habilidad, donde es muy importante la pericia y la inteligencia.
En esta provincia se escribió el ‘Manuscrito de Astorga’, en el siglo XVI, por Juan de Vergara que debía de ser canónigo aunque no está claro. Por lo visto había un pescador en Astorga que le contaba sus experiencias y escribió este pequeño manuscrito de 24 páginas. Ahí se describen ya 36 modalidades de enhebrar moscas. Y la introducción se dice: “Este es un libro de aderezar y adobar plumas para pescar truchas en algunos meses del año y en particular enero, febrero y marzo y abril y mayo hasta San Juan”.
Eso es exactamente hacer moscas, enrollar alrededor de un anzuelo con una creatividad a la que también he aportado un estilo propio.
Lo que asombra a los pescadores del mundo es que en el siglo XVI con la cantidad de truchas que habría en los ríos hubiera gente que practicara el arte, que se divirtiera pescando truchas cuando las podían coger a puñados.
Hay una leyenda que dice que San Pedro pescando en una ocasión en el lago de Tiberíades, con sedal y anzuelo cebado, pescó un pez y en la boca llevaba una moneda de dos dracmas. ¿A ti no te ha ocurrido nunca nada de esto?
A mí me ha pasado de todo. En una ocasión me encontré en Asturias un cargador de un revólver y, inocente de mí, voy a la comisaría de Policía y les enseño lo que había encontrado, y ya me dan el alto, declaración y la mañana perdida.

¿Qué es la pesca leonesa?
La pesca a la leonesa no es más que la pesca tradicional, la cual consiste en una caña con carrete y una manivela, una boya que se llena de agua y tradicionalmente cuatro o cinco moscas que van por detrás y la otra por delante de la boya. Hoy ha quedado un poquito en desuso porque es menos efectiva, pero las moscas son prácticamente idénticas a las que dibujaba Juan de Vergara. Todo ha evolucionado y los peces también aprenden.
¿Y los gallos de... la zona del Curueño son inigualables?
Son tan apreciados que cuando voy a un mundial tengo encargo de pluma de León, que me cuesta una pasta; pero bueno a mí me regalan otras cosas.
¿Cómo te preparas para un campeonato mundial?
Prepararse para un mundial lleva una vida entera. Lo primero es tu cabeza, tienes que tener en cuenta que vas a sufrir mucha presión. Yo este año sufrí como nunca.
¿Es entonces la pesca una actitud mental?
Física y mental. Con cincuenta años, me sigo preparando como antes pero tengo mejor cabeza. Tengo una estrategia siempre. Desde el punto de vista de la pesca no me preparo, intento ir al río siempre a disfrutar. El día que deje de disfrutar ese día dejo de pescar. Hay días que disfruto cogiendo un solo pez, pero es ese pez que quiero, y hay días que no me conformo con cien. Mi récord son 200 truchas en un día. Intento pescar todos los días un rato, esa es mí preparación y mi secreto.
¿Cómo es un día de competición?
Los días de competición en el último mundial comenzaban para mí a la 1:30. Me despertaba y estaba muy nervioso y no podía volverme a dormir. El desayuno comenzaba a las cinco de la mañana. Todo es así porque en Italia son muy tramposos. Empezamos a pescar a las nueve de la mañana, pero te levantan a las cinco. Entonces ya tu cuerpo no va de la misma manera. En un mundial cada país presenta cinco pescadores los cuales se reparten por cinco grupos habiendo treinta personas por grupo. Cada grupo pesca en el tramo que un juez saca al azar, luego se van cambiando los tramos.

¿Hay algún pescador que haya sido tú ídolo?
Al principio he sido imitador, pero te das cuenta que imitando no consigues nada. Tienes que ser creativo, innovador en técnicas de pesca, y no fue hasta que fui yo mismo cuando empecé a ganar de verdad. Pero sí hubo personas que me marcaron como pescador, mi amigo Pepín el Farias y una persona que medía 1,60 que me enseñó que no hay que tener miedo a nada. Mi hermano, alumno aventajado, al que también admiro mucho y que yo creo que actualmente es mucho mejor que yo.
¿Es León el paraíso de la pesca? Y ¿Cómo están de salud nuestros ríos?
Parece que vamos a entrar en polémicas… Yo lo que tengo es un problema con la gente que no respeta la ley; pero también entiendo que a la gente le guste comer truchas.
Sí, los domingueros que van con lejía.
Eso al final es hacerte daño, porque no se dan cuenta que tu lejía va río abajo, pero la que echan de arriba viene para ti. Por eso insisto tanto en que no hay que tirar nada.
León ahora mismo con la nueva Ley de Pesca va a ser una potencia mundial de pesca. Tengo amigos que vienen de todas partes del mundo a pescar a León.. Tenemos un potencial tremendo y hay mucha gente que ya vive de guiar a los pescadores. Algún día nos daremos cuenta del potencial que tenemos y espero que ese día no sea tarde y que muchos de nosotros lo veamos.
¿Y la salud de los ríos?
Desde que no se matan peces es impresionante. Se ha multiplicado de una forma exponencial la cantidad de truchas. Tenemos que entender el río como una forma de vida y no como una despensa; por eso la regulación es necesaria. El problema de que no haya truchas en los pequeños brazos de río o en las presas son los herbicidas. Pero nosotros no estamos convencidos de lo que tenemos.
¿Y tienes algún río favorito en la provincia?
...cómo me preguntas eso hombre…
Aparte del Órbigo, porque ese ya no lo contamos.
Soy una persona que amo casi todos los ríos, pero a mí me gustan especialmente los de montaña, porque es donde la pesca se convierte en mucho más técnica, y estar pescando en las hoces de Valdeteja y ver unas paredes de un montón de metros, me encanta. Pero bueno qué voy a decir de mi río y de mi comarca. El Órbigo ahora mismo es un destino turístico mundial y lo digo de corazón.

¿Qué va a pasar el día después, cuando ya no quieras competir?
Ya lo quise dejar cuando fui por primera vez campeón del mundo, pero hay una parte de mí que es competitiva y no me permite hacerlo. Tengo un nivel muy alto de pesca, que físicamente me exige estar bien, y mentalmente me encuentro inmejorable. La pesca es un deporte que te hace estar continuamente evolucionando y darle vueltas a las cosas. Lo que sí me gustaría, cuando llegue el momento, es dejar la competición oficial y dedicarme a dar cursos por el mundo.
Yo he leído en la prensa que con la Federación de Castilla y León no tenéis una relación exquisita.
Yo creo que el presidente de la Federación está equivocado. No nos trata como debiera. Es una persona que me ha hecho perder mucho dinero, no la salud, porque su actitud me da más moral para entrenar más fuerte y para darle en los morros con mis triunfos. He sido campeón del mundo tres veces seguidas y no me ha felicitado en ninguna ocasión…de hecho ahora ya no soy leonés, voy a competir por Asturias. Eso es uno de los pasos más duros que hemos dado mi compañero y yo, renunciar a defender los colores de León, pero lo hacemos porque aquí hemos sido despreciados y para intentar ganar por Asturias un campeonato de España. Es un paso necesario porque esa persona está buscando inhabilitarme con su gabinete de abogados durante dos años.
¿Y el Consejo Superior de deportes que dice?
Algo muy típico de la política española, que somos pasto de las políticas autonómicas. Nadie se atreve a entrar en el territorio de otro. Eso se ve como un problema de Castilla y León y les dicen: pues, solucionarlo vosotros.
¿No hay equipos femeninos de pesca?
Sí existen, pero en España hay muy pocas mujeres que se dediquen a ello. Miren es una chica vasca que pesca muy bien. Pero en León no conozco a ninguna. Yo me ofrezco de guía para cualquiera.
De la legendaria tradición truchera de la provincia de León se tiene ya noticia por las reglas de San Fructuoso, allá por el VII, donde se hace mención del aprovechamiento de las truchas de los regatos Miera y Miruelos en el paraje de Compludo, o por la ley que remitió en 1253 al Concejo de Astorga el Rey Sabio, Alfonso, con la idea de evitar las pescas fraudulentas con venenos. Pero sería en 1624 cuando Juan de Vergara escribe el manuscrito de Astorga, ”el primer tratado conocido de moscas artificiales ”en el que se describe hasta 23 tipos de mosca y hechuras y el momento en que han de usar desde enero a San Juan.
En la captura de las truchas se han utilizado artes y arterías, desde los ’bucaneros de río’ que tiran de trasmallo a los garliteros, o los chapuzos que lo hacían a mano o a desmano, hasta los arponeros y pedreros, o los envenenadores de río con la marga o la cal y ya en los últimos tiempos los dinamiteros. Contra estas arterías en la diócesis envía su ley el Rey Alfonso X.
Don Francisco Martínez, cura de Boisán hacia 1846, defiende el modo de pescar a la lombriz frente a otras maneras más depredadoras. Propone la arte principal y principesca de la pesca a caña, por su elegancia y estrategia, por lo que supone de astucia y de juego, la más inteligente de todas, la de la pesca de la trucha con caña y anzuelo bien aderezado para cada ocasión.
Con estos antecedentes no se explica que hayamos tenido que esperar tanto para tener campeones del mundo en la pesca de la trucha como Pablo Castro, un ‘papuzo’, como él se define, de Villoria de Órbigo.

Comenzó la entrevista, Tomás Néstor, en tono de broma: Oye, Pablo ¿Qué pesa más el trofeo cuando se coge la medalla o cuando vendimias las manzanas del huerto de al lado?
La pregunta viene con recochineo -dijo Pablo- pues el sábado recogiendo manzanas me di una hostia en la espalda y tengo una lumbalgia de las buenas. Para un deportista recoger un trofeo es algo indescriptible. Es la recompensa al final de tu trabajo. Cuando imparto cursos de pesca para niños o para ancianos de más de 80 años siempre les digo lo mismo: “hay que soñar”. Tal como yo lo hacía de niño con competir, con poder demostrar lo que era. También soñaba con ir a un campeonato de España. Más tarde lo gané, gané muchos. Soñaba con ser internacional. Cuando lo fui soñaba con ser campeón del mundo y al final lo he sido tres veces. Pero bueno, pesan más las manzanas que un trofeo.
Tomás Néstor: Pero ambos, tanto trofeo como manzanas producen placer.
Pablo Castro Pino: Bueno, pero cuando ves que te roban el huerto es diferente que las medallas. Las medallas también se escapan a veces…
Anda que hay algunos que si pudieran quitártelas…
En la pesca como en la vida, la envidia es uno de los pecados capitales, y conozco un refrán que dice: “El envidioso no quiere lo que tú tienes, quiere que pierdas lo que tienes.” Pero a mí ese tipo de envidia lo que consigue es darme más fuerza.
En este momento Tomás leyó en alto el acta del Ayuntamiento de Villarejo de Órbigo del día 17 de septiembre año 2007, presidido por Carlos Mallo Ramos, en cuyo segundo punto del orden del día de aquella sesión extraordinaria se propuso el nombramiento de Don Pablo Castro Pinos como Hijo Predilecto de la localidad de Villoria de Órbigo.
Pablo Castro, emocionado, le dijo que había sido uno de los días más bonitos de su vida, que él era de Villoria y que llevaba el nombre de su pueblo por todo el mundo: “Lo primero que hago cuando llego a mi pueblo es darme una vuelta por las choperas del río con la bicicleta. Cuando quedé campeón de Europa individual necesitaba pasear por mi pueblo, nada más llegar hice una foto de la plaza de mi pueblo y la puliqué en las redes sociales, para que todo el mundo supiera de dónde es Pablo Castro”.
¿Qué significa ser campeón del mundo porque claro ya no hay más…?
Pablo en este momento se emociona muestra las pulseras que colorean la bandera de España y cuenta lo que significa para él pasearse detrás de esa bandera habiendo sido campeón del mundo, porque claro “detrás de esa bandera están 44 millones de personas y si Pablo Castro o cualquiera de los que estamos allí se portaran mal la imagen de España quedaría malparada…”
En los últimos 4 años hemos sido tres veces oro y una vez bronce. Somos el enemigo a batir. Cuando llevas la bandera española todo el mundo te mira y realmente te envidia porque nos ven como una familia, somos un equipo que hemos conseguido aparcar las envidias, los egos, llevar una bandera de verdad todos juntos y para mí esto es algo indescriptible, pues mi país confía en mí para representarlo y para mí es importantísimo.
Con cinco años construiste una piragua de goma y te fuiste al río llegando totalmente empapado a casa. No sé si te dieron un soplamocos o no. Habías navegado por el Órbigo dale que te pego.
Cuando éramos pequeños los juegos de los niños eran otros. No había móviles ni tablets, pero había imaginación, había truchas en el río, cangrejos, había cerezas. Con el agua tengo una relación especial, pues me mojaba siempre, era torpe, me caía al río; quería ver lo que hay más allá.
¿Y de ahí nació tu afición por las traineras?
No, eso fue otra etapa de mi vida como deportista y como persona. Conocí a un entrenador que me enseñó que no hay que tener miedo a nadie. Pues por muy campeón que sea alguien tendrá que hacer sus necesidades fisiológicas. Ese entrenador fue el primer campeón del mundo que tuvo España en remo.

¿Comenzaste a estudiar en el ‘insti’ de Veguellina? ¿Era donde te pirabas las clases? ¿Es verdad que antes de comenzar las clases ibas al río a ver cómo estaba?
No, íbamos a pescar. Nos levantábamos temprano, Manolito y yo e íbamos a pescar antes de ir al cole, aunque fuera solo un rato. Era la enfermedad que yo ya llevaba dentro, llevaba ese veneno y yo no lo sabía. Tengo que reconocer que el veneno sigue ahí.
Imagínate que llegas un día de noche a tu casa y oyes como aletear un pez en una bañera. Imagínate que abres la puerta del cuarto de baño, la bañera llena de agua y el lucio allí tan feliz ¿A qué te recuerda esto?
Tengo que reconocer que aquí hay mucho chivato.
No hombre, esta historia pertenece ya a los anales del pueblo.
La cosa viene de que César, el profesor de Ciencias del Instituto de Veguellina, comentaba en clase algo sobre el lucio, un pez no sé qué y no sé cuánto… entonces yo, intenté coger uno, por entonces veíamos esos peces como si fueran dragones, tan furiosos y llenos de dientes. Al final me arreglé para coger uno y mi padre que venía de trabajar en el lúpulo se lo encontró en la bañera preparado para llevar a la próxima clase de ciencias.
Y los barbos no los pescabas de dos en dos. Cogías uno, tenías una cuerda de lúpulo e ibas a buscar el otro que te esperaba con pena de no ser pescado también.
Antes el río parecía inagotable, y ahora nos damos cuenta de que tanto el río y lo que contiene, las truchas los barbos etcétera son inversamente proporcionales al progreso. Por entonces yo era un depredador, y lo sigo siendo cuando compito. Competir no es disfrutar del río. Reconozco que este año no disfruté ganando. Disfruto por haber ganado, pero mientras competía tenía muchísima presión, tal vez por ser veterano, o porque ya llevo doce mundiales detrás de mí y en lugar de estar tranquilo sentía una responsabilidad excesiva. Entonces ahí sí que soy un depredador, pero muy malo para el río, para los peces. De niño no tenía conciencia de esto.
En una ocasión llevaste para casa un saco de peces.
Desde aquella ya no comen pescado en casa. Ahora si mis padres me piden trucha yo les digo: padre te llevo mejor merluza. Por la cosa de no hacer daño a la trucha.
En los estudios aquí en Veguellina no tenías preferencia por ninguna asignatura, o era todo muy costoso…
Creo que, como en todas las cosas se nace para algo, yo nací pescador…
Tú eres hijo del río.
Yo soy ‘papudo’, soy hijo de Villoria con sangre monteña, también, de Quintanilla del Valle. Yo vivía pegado al río y me acuerdo cuando era pequeño de guardar la ropa para irme a pescar y al volver me la había comido una vaca. Pero estos eran los daños colaterales de ir a pescar.

¿Cuándo comienzas a pescar como federado?
Cuando dejé el remo pasé unas pruebas de selección, y aunque fui cinco veces subcampeón de España, no conseguí ser campeón. Tenía una espinita ahí clavada pues tenía la sangre competitiva dentro. José Carlos Nieto marcó también de manera decisiva mi carrera, y hasta me ha quedado una expresión suya que aún se la repito a mis hijos: ¡Hay que tener garra! Cuando lo del remo pasé unas pruebas muy duras en invierno y no me seleccionaron, entonces abandoné el remo. Llegué a León y trabajé una temporada en la Azucarera, hasta que un día paseando por León vi un anuncio de oposiciones para bombero y me hice bombero en donde también puse toda la pasión.
Vamos a ir entrándonos ahora al río y en aguas. ¿Para ti el chaleco de pescador es un armario?
El chaleco de pescador es algo muy personal. Hay que tener en cuenta que competir no es ir al río a disfrutar, y cuando encima tienes detrás de ti a un país entero y a cuatro compañeros luchando como tú para ganar... He tenido dos mundiales que con una sola trucha que cogiera era ‘campeón del mundo individual’. Eso marcó mi vida, me di cuenta de que para ser 'campeón del mundo individual' tienes que formar parte de un equipo muy fuerte. Yo necesitaba que mis compañeros le metieran puestos a los de otros países porque todos nos querían ganar. Entonces entendí lo que es ser un equipo, y eso ha marcado desde entonces mi vida como deportista.
La pesca es un deporte que despierta pasiones demasiado profundas. Tú y yo podemos ser muy amigos pero cuando hay un río delante la gente se transforma y te clavan muchos puñales.
En cuanto a lo del chaleco es extrapolable para el pescador a todas las demás cosas.
El orden te ahorra tiempo. No soy una persona ordenada, pero con mi chaleco soy exquisito, porque llevo cantidades ingentes de moscas que pueden decidir una buena o mala pesca. Mi chaleco es mi oficina. La vida de un pescador es su chaleco, donde está todo; toda su creación.
Y desde bien pronto empezaste a diseñar moscas.
En eso de montar moscas los leoneses hemos sido pioneros... Ahí están los famosos gallos de la Gándara que tienen unas plumas especiales para montar moscas…
Yo quería ser creativo, quería hacer mis moscas entonces vi en una revista un anuncio de un curso de montaje de moscas en Asturias, y como yo no podía ir fue mi mujer, y me pasaba los apuntes por teléfono fijo, que móvil aún no había por entonces.
¿La pluma de faisán es tu preferida?
Bueno digamos que es un clásico, la ninfa de faisán es un clásico dentro del mundo de la mosca.
Eso de pescar con ninfas me parece hasta poético. ¿Tiene acaso la pesca algo de teatro?
Bueno, las capturas si tienen mucho de teatro, pues la trucha es el animal que más engorda después de muerta; de hecho todas las truchas que se pescan y se matan acaban en 50, así se dice que pesqué una trucha de 2, 450. Hay mucho purista en el mundo de la pesca que no aprueba la pesca con ninfa, pues supone pescar por debajo de la superficie. Es menos visual que la pesca de superficie y se practica de modo diferente. Digamos que en la superficie se ve varear con la caña una línea que se mueve por el aire de una forma muy armoniosa, sin embargo la ninfa es un poco más vasta. Es más efectiva pero tampoco es mágica.

Pero bueno tiene su encanto y por supuesto arte.
La pesca es un deporte de habilidad, donde es muy importante la pericia y la inteligencia.
En esta provincia se escribió el ‘Manuscrito de Astorga’, en el siglo XVI, por Juan de Vergara que debía de ser canónigo aunque no está claro. Por lo visto había un pescador en Astorga que le contaba sus experiencias y escribió este pequeño manuscrito de 24 páginas. Ahí se describen ya 36 modalidades de enhebrar moscas. Y la introducción se dice: “Este es un libro de aderezar y adobar plumas para pescar truchas en algunos meses del año y en particular enero, febrero y marzo y abril y mayo hasta San Juan”.
Eso es exactamente hacer moscas, enrollar alrededor de un anzuelo con una creatividad a la que también he aportado un estilo propio.
Lo que asombra a los pescadores del mundo es que en el siglo XVI con la cantidad de truchas que habría en los ríos hubiera gente que practicara el arte, que se divirtiera pescando truchas cuando las podían coger a puñados.
Hay una leyenda que dice que San Pedro pescando en una ocasión en el lago de Tiberíades, con sedal y anzuelo cebado, pescó un pez y en la boca llevaba una moneda de dos dracmas. ¿A ti no te ha ocurrido nunca nada de esto?
A mí me ha pasado de todo. En una ocasión me encontré en Asturias un cargador de un revólver y, inocente de mí, voy a la comisaría de Policía y les enseño lo que había encontrado, y ya me dan el alto, declaración y la mañana perdida.

¿Qué es la pesca leonesa?
La pesca a la leonesa no es más que la pesca tradicional, la cual consiste en una caña con carrete y una manivela, una boya que se llena de agua y tradicionalmente cuatro o cinco moscas que van por detrás y la otra por delante de la boya. Hoy ha quedado un poquito en desuso porque es menos efectiva, pero las moscas son prácticamente idénticas a las que dibujaba Juan de Vergara. Todo ha evolucionado y los peces también aprenden.
¿Y los gallos de... la zona del Curueño son inigualables?
Son tan apreciados que cuando voy a un mundial tengo encargo de pluma de León, que me cuesta una pasta; pero bueno a mí me regalan otras cosas.
¿Cómo te preparas para un campeonato mundial?
Prepararse para un mundial lleva una vida entera. Lo primero es tu cabeza, tienes que tener en cuenta que vas a sufrir mucha presión. Yo este año sufrí como nunca.
¿Es entonces la pesca una actitud mental?
Física y mental. Con cincuenta años, me sigo preparando como antes pero tengo mejor cabeza. Tengo una estrategia siempre. Desde el punto de vista de la pesca no me preparo, intento ir al río siempre a disfrutar. El día que deje de disfrutar ese día dejo de pescar. Hay días que disfruto cogiendo un solo pez, pero es ese pez que quiero, y hay días que no me conformo con cien. Mi récord son 200 truchas en un día. Intento pescar todos los días un rato, esa es mí preparación y mi secreto.
¿Cómo es un día de competición?
Los días de competición en el último mundial comenzaban para mí a la 1:30. Me despertaba y estaba muy nervioso y no podía volverme a dormir. El desayuno comenzaba a las cinco de la mañana. Todo es así porque en Italia son muy tramposos. Empezamos a pescar a las nueve de la mañana, pero te levantan a las cinco. Entonces ya tu cuerpo no va de la misma manera. En un mundial cada país presenta cinco pescadores los cuales se reparten por cinco grupos habiendo treinta personas por grupo. Cada grupo pesca en el tramo que un juez saca al azar, luego se van cambiando los tramos.

¿Hay algún pescador que haya sido tú ídolo?
Al principio he sido imitador, pero te das cuenta que imitando no consigues nada. Tienes que ser creativo, innovador en técnicas de pesca, y no fue hasta que fui yo mismo cuando empecé a ganar de verdad. Pero sí hubo personas que me marcaron como pescador, mi amigo Pepín el Farias y una persona que medía 1,60 que me enseñó que no hay que tener miedo a nada. Mi hermano, alumno aventajado, al que también admiro mucho y que yo creo que actualmente es mucho mejor que yo.
¿Es León el paraíso de la pesca? Y ¿Cómo están de salud nuestros ríos?
Parece que vamos a entrar en polémicas… Yo lo que tengo es un problema con la gente que no respeta la ley; pero también entiendo que a la gente le guste comer truchas.
Sí, los domingueros que van con lejía.
Eso al final es hacerte daño, porque no se dan cuenta que tu lejía va río abajo, pero la que echan de arriba viene para ti. Por eso insisto tanto en que no hay que tirar nada.
León ahora mismo con la nueva Ley de Pesca va a ser una potencia mundial de pesca. Tengo amigos que vienen de todas partes del mundo a pescar a León.. Tenemos un potencial tremendo y hay mucha gente que ya vive de guiar a los pescadores. Algún día nos daremos cuenta del potencial que tenemos y espero que ese día no sea tarde y que muchos de nosotros lo veamos.
¿Y la salud de los ríos?
Desde que no se matan peces es impresionante. Se ha multiplicado de una forma exponencial la cantidad de truchas. Tenemos que entender el río como una forma de vida y no como una despensa; por eso la regulación es necesaria. El problema de que no haya truchas en los pequeños brazos de río o en las presas son los herbicidas. Pero nosotros no estamos convencidos de lo que tenemos.
¿Y tienes algún río favorito en la provincia?
...cómo me preguntas eso hombre…
Aparte del Órbigo, porque ese ya no lo contamos.
Soy una persona que amo casi todos los ríos, pero a mí me gustan especialmente los de montaña, porque es donde la pesca se convierte en mucho más técnica, y estar pescando en las hoces de Valdeteja y ver unas paredes de un montón de metros, me encanta. Pero bueno qué voy a decir de mi río y de mi comarca. El Órbigo ahora mismo es un destino turístico mundial y lo digo de corazón.

¿Qué va a pasar el día después, cuando ya no quieras competir?
Ya lo quise dejar cuando fui por primera vez campeón del mundo, pero hay una parte de mí que es competitiva y no me permite hacerlo. Tengo un nivel muy alto de pesca, que físicamente me exige estar bien, y mentalmente me encuentro inmejorable. La pesca es un deporte que te hace estar continuamente evolucionando y darle vueltas a las cosas. Lo que sí me gustaría, cuando llegue el momento, es dejar la competición oficial y dedicarme a dar cursos por el mundo.
Yo he leído en la prensa que con la Federación de Castilla y León no tenéis una relación exquisita.
Yo creo que el presidente de la Federación está equivocado. No nos trata como debiera. Es una persona que me ha hecho perder mucho dinero, no la salud, porque su actitud me da más moral para entrenar más fuerte y para darle en los morros con mis triunfos. He sido campeón del mundo tres veces seguidas y no me ha felicitado en ninguna ocasión…de hecho ahora ya no soy leonés, voy a competir por Asturias. Eso es uno de los pasos más duros que hemos dado mi compañero y yo, renunciar a defender los colores de León, pero lo hacemos porque aquí hemos sido despreciados y para intentar ganar por Asturias un campeonato de España. Es un paso necesario porque esa persona está buscando inhabilitarme con su gabinete de abogados durante dos años.
¿Y el Consejo Superior de deportes que dice?
Algo muy típico de la política española, que somos pasto de las políticas autonómicas. Nadie se atreve a entrar en el territorio de otro. Eso se ve como un problema de Castilla y León y les dicen: pues, solucionarlo vosotros.
¿No hay equipos femeninos de pesca?
Sí existen, pero en España hay muy pocas mujeres que se dediquen a ello. Miren es una chica vasca que pesca muy bien. Pero en León no conozco a ninguna. Yo me ofrezco de guía para cualquiera.













