"Quien educa a una niña, educa a una nación"
La misionera Gema Castillo está estos días en la diócesis de Astorga para transmitir su testimonio en la campaña de Manos Unidas, que en su 60º aniversario ha puesto el foco de atención en 'Las mujeres del siglo XXI. Ni independiente, ni segura, ni con voz'.
![[Img #41730]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2019/8338_dsc_4615.jpg)
Manos Unidas cumple 60 años luchando contra el hambre, la pobreza, la exclusión y "la falta de compromiso en la construcción de un mundo más justo y solidario". Seis décadas en las que la ONG ha creado una red de delegaciones como la de Astorga, donde las mujeres que coordinan la asociación trabajan intensamente en el apoyo a los proyectos que Manos Unidas tiene diseminados por el mundo.
La campaña en este 60º aniversario está centrada en 'La mujer del siglo XXI. Ni independiente, ni segura, ni con voz', un lema que tiene bien presente la misionera Gema Castillo Mínguez, de la Congregación de las Mercedarias Misioneras de Berriz, quien durante nueve años ha vivido en la República Democrática del Congo, en África, un país en el que la guerra provoca una violencia insoportable para las mujeres: cada día son violadas 1.530, algunas de ellas mientras transitan por caminos inseguros yendo a por agua o a la escuela.
Gema Castillo ha venido a la diócesis de Astorga a transmitir su testimonio como maestra en el Colegio 'Musofi' en Likasi, al sur del país, donde Manos Unidas ha contribuido a mantener la escuela y a crear en la ciudad cercana de Kipushi un dispensario y una maternidad. Allí ha entendido que "quien educa a una niña, educa a una nación" porque las mujeres que han logrado estudiar se convierten en agentes de cambio dentro de sus propias comunidades ya que "les damos educación y dignidad" -asegura convencida-, en un contexto donde la pobreza marca las decisiones de las familias que acaban primando la educación de los hijos frente a las hijas.
La misionera comenzó su andadura religiosa y educadora en África, un continente que "engancha. Estar allí una temporada te cambia la mirada". Su destino fue la República Democrática del Congo (a donde está deseando volver), uno de los países más ricos en recursos pero que en renta por persona es el segundo más pobre de África, la abundancia de todos los minerales codiciados en los países desarrollados, ha contribuido al caos de un Estado donde el gobierno se ha desentendido de la educación, la sanidad y los servicios básicos de la población. Tiene oro, diamantes, plata... pero sobre todo coltan, el elemento necesario para el funcionamiento de nuestros teléfonos móviles pero que ha provocado una de las guerras más sangrientas en el continente y la explotación de miles de niños que por un euro de salario trabajan en condiciones infrahumanas en las estrechas galerías donde sólo caben ellos.
![[Img #41732]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2019/9713_dsc_4606.jpg)
Para salir del estereotipo del África pobre y comido por las guerras, Gema Castillo también habla del Congo de las 262 lenguas y su riqueza cultural, fundamentalmente oral. Para comunicarse en el país, ha tenido que aprender el swahili y el francés heredado de los 75 años de colonización belga, un periodo en el que el país comenzó en 1885 siendo propiedad privada del rey Leopoldo y finalizó en 1960 logrando la independencia.
"El Congo me ha ayudado a valorar lo que damos por supuesto" como la familia, poder estudiar y desarrollar un proyecto de vida. Allí, las niñas que acuden a la escuela Musofi, cada mañana "dan gracias por la vida, por haber amanecido", por comenzar un día en un país donde comen una vez al día, caminan kilómetros y kilómetros por caminos inseguros para ir al colegio y donde aún no se han erradicado enfermedades como la malaria. "No oran para pedir sino para agradecer", una afirmación que ha transmitido a los niños y niñas de los colegios de la diócesis de Astorga donde esta semana ha llevado el mensaje.
En la actualidad, Gema Castillo da clases en un centro de inmigrantes en Madrid "para su integración", una dedicación que desarrolla en este rincón de Europa donde crece el rechazo a quien viene de fuera, una actitud contra la que se rebela la misionera: "¿con qué mirada vemos a la gente que viene?, ¿qué habrá vivido esa persona para dejar a su familia, su cultura, su vida... para venir aquí?" Gema Castillo concluye llamando "hipócrita" a una sociedad que "no quiere inmigrantes pero fabrica las armas utilizadas en las guerras que generan los inmigrantes".
![[Img #41729]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2019/7236_dsc_4626.jpg)
La campaña de Manos Unidas en los colegios
Gema Castillo ha protagonizado a lo largo de la semana varios encuentros con los alumnos de diferentes colegios de la diócesis. Este viernes, ha asistido a la concentración en la Plaza Mayor de Astorga con alumnos de los centros escolares de la ciudad, un acto que ha concluido en el Seminario donde se leyó el manifiesto en el que se destacó que en esta campaña titulada 'Creemos en la igualdad y en la dignidad de las personas', "queremos incidir en algunos ámbitos esenciales para alcanzar una vida digna y hacer efectivo el derecho al desarrollo. Para ello, promoveremos el derecho a la alimentación, a la educación, a la salud, al agua y el saneamiento y potenciaremos la igualdad para las mujeres. A ellas, las más pobres entre los pobres, dedicamos una mirada especial este año".
![[Img #41731]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2019/2137_dsc_4610.jpg)
Manos Unidas cumple 60 años luchando contra el hambre, la pobreza, la exclusión y "la falta de compromiso en la construcción de un mundo más justo y solidario". Seis décadas en las que la ONG ha creado una red de delegaciones como la de Astorga, donde las mujeres que coordinan la asociación trabajan intensamente en el apoyo a los proyectos que Manos Unidas tiene diseminados por el mundo.
La campaña en este 60º aniversario está centrada en 'La mujer del siglo XXI. Ni independiente, ni segura, ni con voz', un lema que tiene bien presente la misionera Gema Castillo Mínguez, de la Congregación de las Mercedarias Misioneras de Berriz, quien durante nueve años ha vivido en la República Democrática del Congo, en África, un país en el que la guerra provoca una violencia insoportable para las mujeres: cada día son violadas 1.530, algunas de ellas mientras transitan por caminos inseguros yendo a por agua o a la escuela.
Gema Castillo ha venido a la diócesis de Astorga a transmitir su testimonio como maestra en el Colegio 'Musofi' en Likasi, al sur del país, donde Manos Unidas ha contribuido a mantener la escuela y a crear en la ciudad cercana de Kipushi un dispensario y una maternidad. Allí ha entendido que "quien educa a una niña, educa a una nación" porque las mujeres que han logrado estudiar se convierten en agentes de cambio dentro de sus propias comunidades ya que "les damos educación y dignidad" -asegura convencida-, en un contexto donde la pobreza marca las decisiones de las familias que acaban primando la educación de los hijos frente a las hijas.
La misionera comenzó su andadura religiosa y educadora en África, un continente que "engancha. Estar allí una temporada te cambia la mirada". Su destino fue la República Democrática del Congo (a donde está deseando volver), uno de los países más ricos en recursos pero que en renta por persona es el segundo más pobre de África, la abundancia de todos los minerales codiciados en los países desarrollados, ha contribuido al caos de un Estado donde el gobierno se ha desentendido de la educación, la sanidad y los servicios básicos de la población. Tiene oro, diamantes, plata... pero sobre todo coltan, el elemento necesario para el funcionamiento de nuestros teléfonos móviles pero que ha provocado una de las guerras más sangrientas en el continente y la explotación de miles de niños que por un euro de salario trabajan en condiciones infrahumanas en las estrechas galerías donde sólo caben ellos.
Para salir del estereotipo del África pobre y comido por las guerras, Gema Castillo también habla del Congo de las 262 lenguas y su riqueza cultural, fundamentalmente oral. Para comunicarse en el país, ha tenido que aprender el swahili y el francés heredado de los 75 años de colonización belga, un periodo en el que el país comenzó en 1885 siendo propiedad privada del rey Leopoldo y finalizó en 1960 logrando la independencia.
"El Congo me ha ayudado a valorar lo que damos por supuesto" como la familia, poder estudiar y desarrollar un proyecto de vida. Allí, las niñas que acuden a la escuela Musofi, cada mañana "dan gracias por la vida, por haber amanecido", por comenzar un día en un país donde comen una vez al día, caminan kilómetros y kilómetros por caminos inseguros para ir al colegio y donde aún no se han erradicado enfermedades como la malaria. "No oran para pedir sino para agradecer", una afirmación que ha transmitido a los niños y niñas de los colegios de la diócesis de Astorga donde esta semana ha llevado el mensaje.
En la actualidad, Gema Castillo da clases en un centro de inmigrantes en Madrid "para su integración", una dedicación que desarrolla en este rincón de Europa donde crece el rechazo a quien viene de fuera, una actitud contra la que se rebela la misionera: "¿con qué mirada vemos a la gente que viene?, ¿qué habrá vivido esa persona para dejar a su familia, su cultura, su vida... para venir aquí?" Gema Castillo concluye llamando "hipócrita" a una sociedad que "no quiere inmigrantes pero fabrica las armas utilizadas en las guerras que generan los inmigrantes".
La campaña de Manos Unidas en los colegios
Gema Castillo ha protagonizado a lo largo de la semana varios encuentros con los alumnos de diferentes colegios de la diócesis. Este viernes, ha asistido a la concentración en la Plaza Mayor de Astorga con alumnos de los centros escolares de la ciudad, un acto que ha concluido en el Seminario donde se leyó el manifiesto en el que se destacó que en esta campaña titulada 'Creemos en la igualdad y en la dignidad de las personas', "queremos incidir en algunos ámbitos esenciales para alcanzar una vida digna y hacer efectivo el derecho al desarrollo. Para ello, promoveremos el derecho a la alimentación, a la educación, a la salud, al agua y el saneamiento y potenciaremos la igualdad para las mujeres. A ellas, las más pobres entre los pobres, dedicamos una mirada especial este año".