Samuel Yebra Pimentel
Sábado, 09 de Febrero de 2019

¿Es Astorga una ciudad con talento?

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Según José Antonio Marina “una ciudad con talento es aquella que consigue satisfacer tres grandes aspiraciones de los vecinos: servicios públicos de calidad y sostenibles, un alto capital social que mejore la convivencia, y la opción a que los ciudadanos amplíen sus posibilidades de progreso económico, profesional, educativo, personal.” 

 

En una evaluación de los servicios públicos, Astorga saldría bastante bien parada.

 

En cuanto al segundo aspecto si se entiende el capital social por aquellos recursos que mejoran la sociabilidad, la cooperación y la convivencia, que incluyen la confianza mutua en instituciones, el modo de resolver los conflictos y las desigualdades, la participación en actividades de interés social o político, los valores morales compartidos, la transparencia y el ánimo de veracidad pública etcétera, seguramente la valoración de nuestra ciudad sería negativa, bastante negativa.

 

Es en este aspecto del capital social y en la opción de que los ciudadanos amplíen sus posibilidades dónde hemos perdido musculatura.

 

Oímos con frecuencia que la ciudadanía se viene desentendiendo de la política y delega en los expertos (políticos) esa función que le es propia. Pero la desconfianza en los políticos ha crecido enormemente en los últimos tiempos y sucede que han sido ellos los que tuvieron la intención de dificultar esta tarea ciudadana (por mor de la corrupción). Algo que en Astorga ha sucedido en la última legislatura municipal.

 

Daniel Innerarity en ‘Comprender la democracia’, define en sentido irónico esta situación como “La democracia de los incompetentes”. Los incompetentes serían los ediles/as y edilizados/as (perdón por el lenguaje hermafrodito/a). Los ediles han dejado de lado una de sus principales funciones, al invisibilizar los asuntos fundamentales de la  ciudad y sus necesidades. 

 

“Y si la información política es la moneda de la ciudadanía” como su política de información ha impedido la inteligibilidad de la ciudad de Astorga, nos han hecho más pobres. (El tema irresuelto de la pobreza, se ha demostrado, les importa un pimiento.)

 

En lugar de diseñar su política de comunicación para mostrar sus galones, podían haberlo hecho con el fin de comunicar y establecer un diálogo fluyente con los ciudadanos/as. (Les ha faltado al ‘PAL and Company’ un cursillo de “Teoría de la acción comunicativa”. Otra vez (no) será.) 

 

Su política de comunicación ha servido para la fanfarria y el ocultamiento sistemático, con intención de expulsar a la ciudadanía, a la que solo se convoca para actividades circenses con derroche de pólvora: sivan de ejemplo las convocatorias de los plenos a pleno sol, “Sous le soleil de Satán” (cuando la midriasis paraliza el ojo del rebaño). Arbitrariedades explicativas con palabras murciélagas y razonamientos lechuzos cuando se trataba de dar cuentas. Incluso, Corderito de Dios, atreviéndose a fundamentarlas en su potestad, que es la forma absolutista del ordeno y mando, (siendo su Leviatán una cruza de cordero y cuélebre). O la transparencia de la que se les llena la boca, instrumentalizada para ocultar. Tiniebla en la que ‘principea’ el alcalde. 

 

En ese afán de ocultación, de enseñoreamiento en las tinieblas, de principearlas y disparatarlas, se han atrevido a ningunear al Procurador del Común.

 

Tomás Quintana López, Procurador del Común, solicitó reiteradamente información al Ayuntamiento de Astorga sobre el contrato del Plan de Comunicación y Crisis a la empresa NER comunicación y marketing, S.L. (propietaria del digital Diario de Astorga), sin haber recibido respuesta todavía a día de hoy. Por lo que ha incluido al Ayuntamiento de Astorga en el registro de administraciones y entidades no colaboradoras con la institución.

 

¿Otra medallita napoleónica en la pechera del príncipe de las tinieblas?

 

El Procurador del Común le pedía esos contratos para arrojar luz sobre la honradez de la ‘tramilla’. Nada, no quieren aclarar nada, simulan ese desprecio que es su miedo. 

 

Parece que no quieren salir de esa opacidad tan propia de las democracias. La proliferación de tales asuntos es lo que enreda la vida pública y la hace inteligible y a nosotros imbéciles.

 

Pero tal vez sea solo una hipótesis basada en la profunda y académica formación política de los ediles del PP y PAL astorganos, y lo que verdaderamente propugnen sea en la conseja de Wirth Matthes, la ‘tacañería cognitiva’ como instrumento selectivo contra el bombardeo de información inane e inasumible o quién sabe si tras leer a  Samel Popkin propugnen “una racionalidad de baja información” con el fin de no aturullar al elector/ra astorgano/a, y que así supiera enfrentarse a la complejidad de tantos enredos políticos como han hecho que abunden. (Maniobras de despiste)

 

La pregunta que excede toda consideración es: ¿cuáles fueron las distracciones y qué cosas se distrajeron a lo largo de este periodo de gobierno que ya se acaba?

 

La respuesta dénsela ustedes. El circo ha estado bien orquestado. 

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