Los devotos de Genarín recorren en Palaciosmil los 'santos lugares' de la infancia del "más heterodoxo leonés"

La feligresía seguidora del santo pellejero recorrió los 'santos' lugares por donde correteó de niño Genaro, el hospiciano que nació en Izagre pero fue adoptado por el matrimonio de Palaciosmil Pedro Mayo y Tomasa, quienes después de enterrar a su hija Brígida el 31 de octubre de 1861 acudieron al día siguiente al hospicio de León para volver a tierras cepedanas con el Bendito Canalla.

Este año la Cofradía de Nuestro Padre Genarín celebra el 90 aniversario "de aquel vaivén / en que Genaro Blanco dio el peor de sus traspiés /en aquella trágica madrugada de Viernes Santo, así como lo ven", narran en la página web oficial de la cofradía. En febrero, los seguidores del Bendito Canalla visitaron Izagre, donde nació, y este 2 de marzo la feligresía seguidora del pellejero recorrió los 'santos' lugares por donde correteó de niño Genaro, el hospiciano adoptado por el matrimonio de Palaciosmil Pedro Mayo y Tomasa, quienes después de enterrar a su hija Brígida el 31 de octubre de 1861 acudieron al día siguiente al hospicio de León para volver a tierras cepedanas con el pellejero leonés que dejó en la capital de la provincia "una profunda huella".

Comenzó la romería encomendándose el personal al Bendito Canalla: "Y siguiendo sus costumbres que nunca fueron un lujo, bebamos en su memoria una copita de orujo". Así sea. Y así fue, porque el camino hacia la primera parada en la fuente de Santiago, se emprendió con una copita de aguardiente acompañada de pastas. En la fuente desde donde el patrón de España a lomos de su caballo tomó impulso en su periplo, dejando, probablemente, una de las huellas de la herradura del equino, el alcalde de Quintana del Castillo, Emilio Cabeza, contó qué supone este manantial de rica agua donde a buen seguro Genaro bebió.

El peregrinaje prosiguió hasta la calle Navarón número 15 donde vivió el pellejero. Allí, "los venerables investigadores Julián Robles, Javier Fernández-Llamazares y Javier Benéitez" de la vida del santo pellejero evocaron "los duros tiempos que le tocó a vivir al huérfano procedente de Izagre y los infinitos ingenios y ardides con que logró sortearlos hasta su traslado a la capital leonesa donde se fraguó su leyenda".

Los investigadores desvelaron que milagrosamente Genaro sobrevivió en una época en la que el cien por cien de los niños que llegaban al hospicio y no eran adoptados morían. El Bendito Canalla fue uno de los 110 niños que en 1861 logró salir y de los 32 que sobrevivió volviendo a los 15 años al hospicio, como era obligatorio para aprender un oficio. Si no salían morían por los contagios de enfermedades o de hambre porque no había nodrizas. Genaro tuvo la suerte de que la pareja Pedro Mayo y Tomasa Arias se lo llevaran a Palaciosmil donde fue bien tratado. "La infancia de Genaro fue digna, los párrocos enviaban informes de cómo cuidaban a cada chico. La Cepeda era tierra de niños huérfanos, casi todas las familias tenían a su cuidado a un expósito", señalaron los venerables investigadores.

En La Cepeda aprendió a leer y escribir, pero cuando regresó al hospicio, que era una institución muy organizada, lo hizo "falto de desarrollo y casi ciego por una cortedaz de vista que no se trató. No fue un niño desprotegido, sino que vivían en unas condiciones duras de un tiempo complicado".

Y así es como los fieles seguidores de Genaro Blanco pisaron "el pueblo donde el humilde profeta de la farra pasara su infancia y su primera juventud" y donde buscaron "la luz del más heterodoxo leonés".