Tomás Néstor Martínez. Fotos: Eloy Rubio Carro
Lunes, 04 de Marzo de 2019
ENTREVISTA / Ana Gaitero, periodista. Por Tomás Néstor Martínez

"La reacción contra el feminismo está siendo brutal, tenemos que rearmarnos para seguir defendiendo la igualdad real"

La periodista leonesa Ana Gaitero fue la invitada en 'Conversaciones sin red' de Veguellina de Órbigo, dirigidas por Tomás Néstor Martínez.

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Tomás Néstor Martínez:  Ana Gaitero es una periodista de raza, una mujer que siempre le pone voz a los que no la tienen; igual da que sean mineros, que las tejedoras del Val de San Lorenzo que las pastoras que en verano ascienden a Babia,  a todo el mundo. Con un periodismo informativo, serio y yo me atrevería a decir también que muy documentado, e incluso comprometido. Aunque la palabra esta, hoy día parece que contaminara un poco al periodista.

 

Ana Gaitero: El periodismo tiene que establecer un compromiso con su tiempo, con su territorio, y con el mundo en el que estamos; pues no somos una profesión ajena a lo que estamos. El periodismo no está solo para transmitir, que también. La realidad no se cuenta nunca desde esa objetividad que nos vendieron, aunque a mí no tanto, en la facultad. La realidad siempre la contamos desde alguna posición. Otra cosa es que lo hagamos con técnicas periodísticas y contrastando y siempre tomando una distancia y documentándonos…

 

 

Es que te metes en todos los charcos. Lo que ya no sé es si en alguna ocasión alguno de esos charcos te ha salpicado o no.  Pienso que no, ya que asumes el riesgo del periodismo, pero sabes salir airosa y defenderte de esos charcos.  Aunque, repito, te metes en todos los charcos.

 

En provincias, todos y todas somos ‘periodistas todoterreno’. En mi caso yo creo que me marcaron los comienzos, tanto en la redacción del Diario de León como mi trabajo en El Bierzo donde hacía de todo. Tan pronto estaba con los conflictos mineros como atendía a una asociación de vecinos o iba al pleno del Ayuntamiento. Eso te permite acercar a las distintas realidades sin que te que puedas decir de ninguna que te sea ajena. Y además la curiosidad que he tenido desde pequeña. Si me meto en muchos charcos es por esa curiosidad que llega ya desde mi infancia. Y por ese compromiso de transmitir lo que sucede sobre muchas personas y muchos colectivos que no tienen apenas voz. Las instituciones, los políticos o los grandes grupos empresariales y todos los que se mueven a diario en las agendas de la actualidad, ya tienen asegurado su difusión, no así la gente de la calle. Y yo creo que si hay un valor por el que destaque la prensa local es el de estar más cerca de la gente, el privilegio de poder escucharles y que nos cuenten para poder reflejar sus problemas. Y cuando la gente se siente identificada con lo que contamos es cuando cree en lo que hacemos, cree en la utilidad de ese medio. Ese es el gran valor que tiene la prensa local, el valor añadido de estos medios en estos años tan terribles en los que la crisis se ha llevado por delante a tantos  profesionales. Como contrapartida hemos visto como han surgido en nuestro entorno más cercano, gracias a las nuevas tecnologías, los medios locales digitales, que están teniendo éxito. En casi todas las cabeceras de comarca de la provincia hay un medio digital local o nuevas radios locales que están funcionando …

 

 

 

Aquí le hemos pedido una a los reyes; bueno yo se la he pedido. A ver si el señor alcalde nos escucha, a ver si tenemos una del Órbigo. Radio Órbigo

 

Pues a por ella.

 

 

No estamos en tiempo de Reyes pero carnaval está así como de Reyes, total. Como decía un niño que por qué al rey negro siempre lo pintan de negro y los labios rojos y a Baltasar le ponen unas barbas postizas que se le caen.

 

Pues a la gente de la comarca le daría mucha alegría que le diéramos los buenos días a diario. Y que les abrieras ahí una ventana que mostrara sus historias y preocupaciones.

 

 

A mí me encantaría pero todavía no está a punto. Yo lanzo la idea.

 

Alguna cosa tendrás que hacer más, ya que lanzas la idea. No puedes esconder la mano.

 

 

Estaría encantado, además en la radio me lo paso pipa.

Ana Gaitero, además de todo eso, es también escritora en numerosos libros. (Expresiones de protesta por parte de Ana Gaitero) Sí, sí, Ana, no te hagas de rogar, bueno de muchos escritos: eres muy solicitada para conferencias sobre muchos temas. Especialmente en el asunto de género. Tiene además numerosos premios. ¿Estás abonada los Cossío? Es que tienes ya tres Cossío, aunque en distinta dimensión.

 

El primero que me concedieron fue en el año 2002 por un reportaje realizado en el año anterior. Era un reportaje sobre la mina.

 

 

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También tienes dos premios Fabián Estapé. Parece como si fueras por premios familiares. Además tienes el premio concedido por la Casa de León en Madrid, por difusión del turismo y…

 

Sí, ese fue el primero y le tengo un gran cariño, era por un reportaje sobre la muralla de León. Se llamaba ‘La muralla escondida’ pues de alguna manera ahí está y si se retiraran los tramos ocultados por obras y otros menesteres, sería incluso paseable. Por aquel entonces ya se vendía la idea de que podía ser paseable todo el adarve, pero es ahora cuando se está comenzando a ejecutar. Aquello fue hace más de 15 años. Del Cossío, propios tengo dos. El de 2001 iba sobre el cierre de la mina subterránea de Fabero, y el 2005 era un artículo relacionado con el tema de la mujer, recibió el ‘Premio de igualdad de oportunidades’. El último es compartido con la redacción. Y fue por la cobertura del juicio de Isabel Carrasco.

 

 

Según decías eso de que durante años has estado machacando con la muralla..., cuando tu periódico sacó lo de los lugares menos iluminados, se me ocurría una pregunta para hacerte ahora. ¿Los políticos leoneses de la capital de provincia tienen luces?

 

A veces, cuando estamos en la redacción, por la tarde, un poco más relajados y hablamos, a veces nos decimos: “si pusieran una cámara aquí y nos oyeran...” pues eso mismo que tú has dicho lo comentamos de cuando en cuando. Alguno de repente parece iluminarse, pero no muy a menudo. No podemos decir que no tienen ninguna luz, porque algunas cosas se hacen bien y bien hay que reconocérselas. Con más frecuencia las hacen porque se les azuza un poco y habría que azuzarles más todavía. Somos demasiado complacientes con lo que hacen porque está todo muy organizado para que seamos complacientes, pero alguna luz de vez en cuando hay. Y es que sino vamos a terminar por morirnos en León, y no puede ser.

 

 

¿Es una luz de muchos vatios o de pocos?

 

Ojalá que les iluminemos un poco. La clave está en que la gente les lance destellos. en otro caso nos quedaremos en la penumbra.

 

 

Formas parte de un montón de asociaciones de periodistas, tanto nacionales como autonómicas, regionales e internacionales. ¿Sirve para tu vida de periodista todo este tipo de conexiones? ¿Te abren caminos o abres tú también caminos con ello?

 

Sirven y te abren muchas miras. Yo empecé como un poco al revés. Hace años estuve en un curso de la Universidad Menéndez Pelayo, en Valencia sobre mujeres y medios de comunicación . Era el año 1994, cuando prácticamente no se hablaba de nada de esto en los medios. Fui atraída porque una de las directoras era profesora mía de Redacción Periodística, Concha Fagoaga, la otra era Soledad Gallego Díaz, que ya  tenía algún  cargo en El País. Conocí allí a la corresponsal en Madrid de CIMAC, que es una agencia de noticias dedicada a información con visión de género, enfocada sobre todas a las mujeres mejicanas. También coincidí con otras periodistas que habían fundado la Asociación de Mujeres Periodistas de Barcelona. En Cataluña estaba ya avanzada la idea de fomentar el asociacionismo entre feminismo y periodismo y me hablaron de una Red Europea de Mujeres Periodistas y entonces me puse en contacto. A través de las catalanas, junto con otras compañeras de varias provincias que tenían contacto con la Oficina del  Parlamento Europeo en España, tuvimos la oportunidad de ir a Bruselas para visitar el Parlamento y la Comisión en dos ocasiones. Todo iba como una bola de nieve. Lo que ocurrió el año pasado el 8 de marzo no era tan repentino ni espontáneo, sino que fue el resultado de un movimiento de muchos años de feminismo, y en el caso del periodismo resultado de todo este movimiento que venía de atrás entre unas pocas periodistas, también algunos periodistas masculinos han participado de ello.

 

Y a mí se me ha abierto un mundo, muchos mundos desde las situaciones que viven otras mujeres en otros países, del conocimiento de lo que tenemos en común, de entender como esos pequeños medios locales de que hablaba antes influyen allí, siendo una alianza para las pequeñas comunidades, un resorte de voz ante los gobiernos. En fin yo he aprendido muchísimo, me he sentido muy acompañada todos estos años. Y el que tenga esa perspectiva de género o esa inclinación a reflejar el mundo de las mujeres y el mundo en general con la participación de las mujeres, el participar en estas redes me ha servido muchísimo. Hemos formado en Ginebra hace tres años la Alianza Global para los Medios y Género (GAMAG), en la que participan tanto empresas e instituciones como periodistas, y el año pasado pasó a formar parte la Asociación de Periodistas de Castilla y León. En León también tenemos un grupo muy interesante que se llama ‘Círculo de Mujeres Periodistas Pilar Casado’, que ya lleva veintitantos años, aunque solo nos reunimos para comer e invitamos a alguna persona que pueda aportarnos algo. No nos queremos comprometer más pero mantenemos ese espíritu.

 

 

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Hace poco leí en tu periódico un artículo de Juan Pedro Aparicio que decía más o menos así: “Ahí está ‘Castispaña’, con su Cid y sus supuestas hazañas para dejarnos a un lado.” Se refería a León.

 

Sabemos que Juan Pedro Aparicio es muy cañero y está muy enfadado con lo que se ha escrito…

 

 

¿Conoces  la anécdota de cuando vino del Instituto Cervantes,de Londres y fue al Palacio Provincial…?

 

No, no,  me la tienes que contar…

 

 

Es que resulta un poco dura. Bueno te la contaré: Llegó al Palacio Provincial es decir a la Diputación, que estaba gobernada por Isabel Carrasco y Aparicio la estaba esperando a la puerta de su despacho.  Ella no lo conocía y salió dando voces '¿Dónde está, dónde está ese que me dices de Londres, no se qué,  no sé qué más…?' Y Aparicio que escuchó esto dijo, '¡uf!'  Y estaba de director del Cervantes en Londres, que ahí no sé gritaría así.

 

No, ni mucho menos... Ya sé que Aparicio es muy combativo con la situación, pero creo que tiene razón. Estamos viviendo un momento en el que parece más que razonable plantear esa cuestión. Después de treinta y tantos años de autonomía, sin que sea todo culpa de la autonomía, León se ha quedado muy lejos de ese centro artificial... Se ha hecho una administración muy centralizada en la que hay una delegación por provincia, pero resulta que no pintan nada, porque cada papel que sale de León tiene que ir a Valladolid y luego volver otra vez. Hay un jaleo de papeles que no se entiende y la gente está muy cansada.

 

 

Y además añadía, Aparicio, en el mismo artículo: “Lo que falta en León es poder político, si lo tuviera probablemente podría salir con relativa facilidad de este bucle nefasto”.

 

Sí, yo creo que falta poder político, además de un declive económico muy importante. Y cuando sí hubo una potencia económica, un motor económico como fue el de la minería y las industrias azucareras, aquí que estamos en un lugar que era un motor económico…

 

 

Sí, tenemos experiencia del azúcar, de cómo amarga el azúcar.

 

El amargor del azúcar sí, bonita y triste metáfora. Pues tampoco fue influyente porque no supo tirar de la provincia. Sacaron los recursos….

 

 

En  esta localidad las promesas que hizo Ana Palacio, ministra de Agricultura, fueron como el paraíso prometido...

Cuéntanos de aquella amiga filóloga catalana que tenías que te mandaba mensajes….

 

La conocí cuando vino a dar un curso a la asociación ‘Flora Tristán’ sobre el lenguaje inclusivo, y además es que es fantástica en su terreno, una autoridad. Yo le había hecho una entrevista y desde su correo entre en su grupo de amistades. Era cuando el Tripartito de cataluña. Uno de aquellos correos que me llegó afirmaba que España recibía mucho dinero, porque ellos con el IRPF aportaban mucho más de lo que recibían. Sabemos que el IRPF no es un impuesto territorial, que es un impuesto de las Personas Físicas y no pertenece al territorio pertenece a las personas. Se hacen sumas y restas artificiales. Entonces le propuse a esta amiga que en esas sumas arbitrarias incluyera lo que habíamos perdido los territorios en los cuales se habían hecho pantanos, donde se habían construido centrales eléctricas de las que todavía se extraía el carbón. Que incluyera en la cuenta todo lo que ha supuesto para estos territorios el tener que emigrar, muchos a Barcelona, o al País Vasco o Madrid; mientras tanto León ha ido perdiendo porque no se ha puesto nada por este territorio. En fin que hay que tirar de la historia y que no se pueden hacer las cuentas de cualquier manera. Me parece injusto el trato que se nos da desde estas posiciones nacionalistas, que no son solidarias con otros territorios que también han sido castigados entre otras cosas por no tener ese supuesto pedigrí de las comunidades autónomas históricas. Si hay territorios históricos, sin querer hacer gala de ello, aquí tenemos el nuestro que es el primer reino de España…

 

 

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¿Te gusta el pan de pueblo, el olor a pueblo y el sabor a pueblo?  Explícanos todo eso, porque en el artículo de hace una semana lo niquelabas como dicen ahora

 

Quizás tenga una pequeña nostalgia de ese sabor y de ese olor a pueblo, ahora que soy una persona urbana. Ojalá pudiera vivir en el pueblo y trabajar como trabajo. Me vine de Villaornate a vivir con mis ocho años a Armunia, que por aquel entonces era como un pueblo. Después, hasta mis dieciocho años estuve en la Virgen del Camino para irme a Madrid a estudiar. Lo que y entonces más quería, conocer mundo, salir de León. León se me había quedado ‘pequeñisimo’. Nunca imaginé que pudiera volver a León. Pero hice mis prácticas en León y luego pasé cuatro años trabajando en Ponferrada. Unos años muy bonitos. Luego de todos esos periplos urbanitas con el tiempo he ido añorando mis recuerdos del pueblo, tal vez necesitará reforzarme en esa etapa de mi vida y porque cada vez empatizo más y me identifico más con la manera de la vida de los pueblos y con el legado que tienen. Hay algo en el pueblo y en esa posibilidad de aislarse que me lleva a mi infancia. Yo en el pueblo me crié casi en una panadería, pues mi amiga más cercana era la nieta de la panadera y nos pasábamos allí las horas. Me encanta el pan, eso lo reconozco. En todas sus variedades, que antes ni conocíamos: el pan de centeno, de masa madre y todo el mercado de pan que ha surgido en la actualidad.

 

 

Recientemente le han concedido un panadero de León un premio nacional.

 

 Un panadero de Eras de Renueva precisamente.

 

 

 

Pero que le viene de generaciones ya.

 

Sí, le viene por lo menos de su abuelo. Hay mucho pan en León y muy bueno y todavía lo pueda haber mejor. Es por la dedicación minuciosa de la gente que realiza esas labores. Hablo del pan, de las mujeres de Tabuyo que hacen conservas, de la mujer de Mataleon de los Oteros, de las dos familias que viven del rebaño de cabras ecológico para hacer queso de cabra. De Isabel y José Luis con ‘La Alcancía’, recuperando esa costumbre de las matanzas,  transfiriendo el legado de la matanza a una pequeña empresa local abierta al mundo.

 

 

Y qué buena la sobrasada que hacen.

La semana pasada estuviste con una médica nigeriana, en León. Me impactó una de las ideas que tú entresacaste de la conversación con ella. Decía que educar a una mujer es educar a una nación.

 

Después de que me contó todo el proyecto…

 

 

Un proyecto que realiza en Sudáfrica.

 

En Sudáfrica sí. Dice que cuando terminó la carrera tenía muchas ganas de ir a Sudáfrica porque le había sorprendido mucho todo el proceso de lucha contra el apartheid.  Era antes del régimen de Nelson Mandela y fue a desempeñar la especialidad de médico de familia. Decía que a la gente del campo le quitaban las tierras y les obligaban a vivir en guetos con alambradas, separados unas razas de otras. También en los Townships, donde fue a vivir y a desempeñar su trabajo para una asociación, cerca de Johanesburgo. Luego comienza la reconstrucción del país con Nelson Mandela, y llega un momento en que la asociación a la que pertenece decide trabajar con chicas a partir de 8 o 9 años. Acompañarlas en todo el proceso de educación hasta que puedan salir a la universidad. Este proyecto empieza en el 2012 y ahora han salido las primeras muchachas para la universidad. Le pregunté: ¿porque habéis elegido a las niñas? y me contestó: “si educas a una mujer educas a una nación”. Y eso es porque las mujeres transfieren y comparten sus avances con la comunidad. Allí el rol de madre es muy importante y cuando han adquirido unas capacidades las van transmitiendo al entorno y puede ir contagiándose toda la nación. Son ejemplos de cara al futuro y que se van haciendo como bola de nieve.

 

 

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A mí me llamó la atención el titular y yo creo que en la cultura africana puede tener muchísima razón. Y si ella lo dice…

 

En África las mujeres son un motor de cambio.  El nivel de violencia en casi todos los países es tan elevado que los hombres están en otras cosas. El arraigo con la vida lo están proporcionando las mujeres como también pasa en América latina. En Bolivia, donde estuve hace dos años, veías también cómo el trabajo con la mujer es multiplicador.

 

 

Ahora vamos a hacer un pequeño viaje por tu tema estrella, tu tema favorito.  Hoy en un periódico de difusión nacional viene un artículo de opinión que a mí me ha dejado sobrecogido. Se titula ‘La masculinidad que viene’. Para empezar, ya no es machismo, ¡cómo el lenguaje suaviza y oculta la realidad! Machismo quedaría como muy hiriente, pero masculinidad rima hasta con tantísimas cosas, que no parece lo que realmente es.  Un problema de lenguaje creo yo.

 

Te diré algunas citas. Por lo visto hay un ‘pensador estrella’, Jordan Peterson, que tiene millones de seguidores en el mundo, aparte de Putin, Orbán y otros. “Es emblemático de la ansiedad de los hombres occidentales. Se lamentan de que Occidente ha perdido la fe en la masculinidad  y denuncia la doctrina de la igualdad de géneros como asesina.”  Pero no acaba ahí: “(…) y afirma que el caos es femenino y el orden masculino.”,  y continúa: “Peterson inculca a sus partidarios la idea de que aquellos que se hayan al margen de la sociedad, -es decir LGTB,  desposeídos, etcétera-  todos esos son agresores y asaltantes enemigos de los cuales la sociedad debería deshacerse sin miramientos.”

 

Bueno, me sobrecoge esto, pero me está recordando….

 

 

 

Eso es de hoy, siglo XXI, mes de marzo, y primer mundo.

 

Me sobrecoge pero me llegan los ecos del Parlamento Andaluz de hace unos días, de una de las diputadas de Vox, no me gusta decir el nombre, en el que también habla que la familia tradicional, pareja heterosexual, etcétera, como si las demás formas de familia no pudieran serlo, como si fueran alienígenas o algo peor y contranatura. Me trae el eco de un autobús que anda por ahí y que honra a Hitler y que nos insultan con el apelativo de ‘feminazis’ a las que defendemos los derechos de la mitad de la humanidad.

 

 

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Es que llega a decir, sin miramientos, que desaparezcan de la sociedad todos los que no comulgen con sus ideas.

 

Quieren convertir los derechos humanos en una etiqueta que llaman ideología de género, para desprestigiar la lucha por los derechos humanos, que es también la lucha del feminismo; porque no hay ni feminismo radical, ni suave, ni blando. Hay feminismo. Quién empieza por poner adjetivos al feminismo es que ya no lo tiene muy claro.

 

 

 

Pero a qué se debe que en este momento, en esta sociedad desarrollada, este tipo de cosas tenga tantos seguidores.

 

Pues a que renunciar a los privilegios es muy difícil y el patriarcado está asentado en los privilegios de una parte de la humanidad sobre la otra. Y como ahora se percibe un gran avance y cierta pujanza de las reivindicaciones feministas, que ya no son solo los derechos legales, y que estamos reclamando los derechos reales para una sociedad más justa y equitativa, que conlleve reconocimiento y reparto de tareas y salarios iguales, etcétera etcétera; pues la reacción es igualmente brutal. ¿Por qué estamos viendo tanta violencia de género? En primer lugar porque España es uno de los países que visibiliza esa violencia en estadísticas.

 

Hoy en Valladolid, comentaba una de las ponentes, que en España el 38% de las mujeres que son asesinadas mueren a manos de sus parejas. En Estados Unidos son el 44% y en Inglaterra el 55%. Hay un documental finlandés que muestra que el lugar más peligroso para una mujer es su propia casa, donde más posibilidades tiene de ser asesinada. No ese otro lugar del miedo que estábamos buscando en León. La reacción es muy fuerte. Hay un libro de Susan Faludi de los años 90 que se titula precisamente ‘Reacción’ que ya hablaba de esos síntomas que ahora están creciendo más. Ahora estamos viendo en España algunos partidos que han tirado del populismo para ganar votos, engañando a la gente. La reacción empezó hace tiempo pero está siendo brutal y ahora vamos a tener que rearmarnos, no en un sentido bélico, sino para seguir firmes en la defensa de eso a lo que aspiramos y que no es más que la igualdad real. Tenemos que estar con mucha conciencia.

 

 

Y ¿cómo ves el futuro después de tales luminarias?

 

Pues yo no tengo bola de cristal. Lo contemplo con preocupación, porque es muy fácil agarrarse a esos discursos facilones. Por eso digo que ante estas situaciones tenemos que tener plena conciencia y estar abiertas a las consecuencias que puede tener el depositar el voto en un sitio o en otro. Esto de ir a las urnas no es ninguna diversión..

 

 

El artículo continúa con citas a partidos políticos españoles.

 

Es que luego se legitiman en las urnas y eso es muy peligroso. Y ya lo vivieron en Alemania con el Hitler. Hitler salió de las urnas. Tenemos que ser muy conscientes del momento en que estamos viviendo y adquirir un compromiso con nuestro entorno, cada cual en el ámbito que crea que puede aportar algo. Empezando desde casa desde bien pequeños. Porque mira en Brasil la ministra esa de hace poco queriendo vestir de rosa a las niñas y de azul los niños y ya estamos. Eso es violencia simbólica…

 

 

Y violencia cromática.

 

 Porque a ver por qué los chicos no podéis ir de rosa.

 

 

Pues yo tengo camisas rosas. No sé.

 

Sí, y muchos hombres, pero que es una tontería. Aunque son cosas que funcionan muy bien. Es que es muy difícil deshacerse de ese poso cultural que hemos ido aprendiendo ya no por nuestra infancia, sino que lo traemos casi en los genes.

 

 

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Bueno nos vamos a ir terminando. Te encuentras a gusto en tu profesión

 

Pues, sí

 

 

Nunca te han dicho eso no, eso sí. ¿Hay machismo en tu profesión?

 

 Hay machismo, claro que lo hay.

 

 

¿Y feminismo?

 

El feminismo lo estamos elaborando. Nunca he perdido la ilusión. Eso sí, he tenido épocas malas y otras buena…

 

 

¿Has tenido la libertad para escribir lo que te ha dado la gana, y nadie ningún director te ha dicho…?

 

De eso al cien por cien no lo puedo decir porque siempre hay alguna cuota, digamos. Creo que todo el mundo en el periodismo y en cualquier profesión, si eres honesta, vas a tener alguna de esas admoniciones... Pero no me siento coartada...

 

 

 

Has podido expresarse como quieres…

 

Ahí me veis lo que escribo los domingos.

 

 

Es que a mí me llama la atención que conociendo la línea editorial, que dejen a Ana Gaitero decir lo que escribe.

 

A mí nadie  me lee la columna antes de que la publique. A lo mejor llega algún día en que me lo digan pero hasta ahora…  Me pasó una vez con Amancio Ortega que me escribieron desde Coruña y me querían…

 

 

Te podían haber escrito desde Busdongo, que es de allí.

 

Pero vamos, que no pasa nada. No sé sí a la siguiente volví a decirles lo mismo. Algo que iba sobre la explotación infantil en las fábricas de Asia.

 

Me preguntabas sobre si mantenía la ilusión en el periodismo. Me ilusiono con cualquier cosa, cualquier tema que coja entre mis manos lo cojo con cariño y entonces lo paso bien, a veces lo paso mal. También puedes sentir que no sacas adelante el tema, lo que la gente espera, a veces es algo que tú no puedes dar. A veces quieres hacer cosas a las que no llegas, y me duele defraudar a la gente. No puedes atender a diez mil sitios o a menudo no atinas con lo que haces porque te equivocas. Pero sí estoy contenta de haber transitado por estos caminos un tanto periféricos en el periodismo porque me ha permitido ser más libre o el ejercer un poco esa libertad pero con limitaciones, pues la autocensura nos la imponemos nosotras. Ojalá pudiéramos hacer un periodismo todavía más combativo y más comprometido, que creo que buena falta hace.

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