Javier Huerta
Viernes, 19 de Julio de 2019

Palabra de mujer

[Img #44698]

 

 

La oscura y larga posguerra depara no pocas sorpresas en el orden literario. Una de ellas es la extraordinaria eclosión de literatura femenina que se produce en los años 40 y 50. Son muchas las mujeres que se aprestaron a la creación en los diversos géneros: poesía, teatro y, sobre todo, novela. Llama también la atención el que, en seguida y sin prejuicios, fuesen reconocidas tanto por la crítica como por el público. A Carmen Laforet, galardonada con el premio Nadal en 1944 por su reveladora Nada, cabe atribuirle el mérito de haber abierto la amena senda por la que luego encontraríamos a otras narradoras sobresalientes, que también ganarían el Nadal en las dos décadas citadas: Elena Quiroga (1950), Dolores Medio (1952), Lluïsa Forrellad (1953), Carmen Martín Gaite (1957) y Ana María Matute (1959). Así pues, en quince años y sin necesidad de esgrimir cuota alguna –a mi juicio, humillante para con la mujer–, fueron seis las escritoras que recibieron el más importante premio novelístico de nuestro país.

 

El otro premio significativo, el Planeta –por entonces sin las adulteraciones que hoy sufre– lo recibieron también tres mujeres en sus primeros años: Ana María Matute (1954), Carmen Kurtz (1956), y ya en los 60 Concha Alós y Marta Portal.

 

Otro capítulo relevante de la escritura femenina lo protagonizan aquellas mujeres que fueron más conocidas por su condición de ‘señoras de’ que por la de escritoras. Así, por ejemplo, Eulalia Galvarriato –finalista del Nadal en 1956–, esposa de Dámaso Alonso; María Josefa Canellada, esposa de otro ilustre filólogo, Alonso Zamora Vicente; María Luisa Gefaell, casada con Luis Felipe Vivanco; Gloria Ros, esposa de Dionisio Ridruejo; o Felicidad Blanc, esposa de Leopoldo Panero, cuyos Cuentos completos acaban de aparecer en una esmerada edición de Sergio Fernández.

 

Otras escritoras estuvieron muy vinculadas al aparato propagandístico del régimen franquista, aunque poco a poco irían desprendiéndose de esos vínculos para situarse en posiciones liberales. Es el caso de la periodista Marichu de la Mora, madre del director de cine Jaime Chávarri, y durante varios años jerarca de la Sección Femenina. Falangistas fueron también Carmen de Icaza, Mercedes Salisachs, Mercedes Formica y Mercedes Ballesteros. La mayoría aguarda todavía la serena e imparcial atención de los estudiosos.

 

Y a ellas cabe añadir, en otras ondas ideológicas y a veces desde el exilio, los nombres de Elena Fortún, Carmen Conde (más conocida como poeta pero también narradora), Elisabeth Mulder, Concha Lagos, Elena Soriano, Concha Castroviejo, Ángeles Villarta, Carlota O’Neill, Luisa Carnés…

 

En cierta ocasión, una estudiante norteamericana me interrogó perpleja por esta profusión de escritoras en un medio tan poco favorable a la liberación de la mujer como lo fue el primer franquismo. Creo haberle contestado con una evidencia de Pero Grullo: la realidad suele ser muchísimo más compleja de lo que dictaminan los estereotipos de que se vale la historiografía cultural o la crítica. Y es que en los escritos de estas autoras se detectan las no pocas contradicciones entre la teoría política, que propugnaba la total sumisión de la mujer al hombre y su confinamiento a la vida del hogar, y su voluntad de creadoras con ansias de emancipación. Aunque no fuese narradora, cabe traer aquí el caso de Ana Mariscal, actriz y directora de teatro, que nada menos que en 1945 se atrevió a interpretar el papel de Don Juan Tenorio, en medio del escándalo de los más timoratos; o a llevar a escena en Barcelona, dos años después, la Yerma de Federico García Lorca. Y es que el arte y la literatura mejores saben crear, por encima de censuras y represiones, verdaderos espacios de libertad.

 

A esas narradoras de la posguerra va dedicado el Congreso Internacional que, organizado por la Asociación de Amigos de la Casa Panero, y con la colaboración de la Universidad de León, la UNED, el Ayuntamiento de Astorga y otras instituciones, tendrá lugar los próximos 24, 25 y 26 de julio en el Teatro Gullón. Cerca de cuarenta estudiosos de universidades de todo el mundo debatirán sobre el papel de algunas de las escritoras antes nombradas y que, en tiempos difíciles, dejaron el testimonio de su palabra, de su Palabra de mujer.

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.