Luyego no se olvida de las tradiciones y recrea una boda maragata
La boda era uno de los actos más importantes en el antiguo “país de los maragatos” y, como reflejo de ello, Luyego ha recreado una en la jornada del sábado 17 de agosto.
![[Img #45435]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/4922_whatsapp-image-2019-08-17-at-14.jpg)
La boda maragata era uno de los actos sociales más importantes entre familias y amigos que, especialmente en los pueblos, fortalecía las vecindades. La importancia de este evento era tal que ha sobrevivido a todo tipo de circunstancias, adaptándose a los cambios que ha sufrido la sociedad.
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El primer paso en las bodas maragatas era la pedida, un acto de mucha intimidad como reflejo de una sociedad que giraba en torno al núcleo familiar. Los jóvenes enamorados debían tener precaución para que los vecinos y amigos no sospecharan de sus intenciones hasta el citado día.
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![[Img #45453]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/3679_img_7080-1.jpg)
En él, la tradición marcaba que ambas familias debían cenar en casa de la novia, aprovechando la intimidad de la noche para cerrar los detalles de la unión. Si, por cualquier motivo, los mozos se enteraban de la pedida, la mañana siguiente amanecía con un rastro de paja por las calles del pueblo, en vez de realizarlo la víspera de la proclama.
Desde la pedida hasta el día de la boda, los novios y sus familias se intercambiaban las galas o donas, regalos que simbolizaban el amor de la pareja. La novia recibía los vincos de plata, la sortija de piedra verde, un rosario de azabache y la mantilla negra con la que se cubre la cabeza al salir de la iglesia, una vez casada. En las familias más pudientes también se regalaba un pañuelo de manila.
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![[Img #45444]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/2155_1.jpg)
![[Img #45446]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/2274_img_7127-1.jpg)
El novio recibía la capa con la que se cubre durante la ceremonia, las ligas o el cinto bordado con mensajes o vegetación, en función del nivel económico. Si la unión no se celebraba, los regalos se devolvían.
![[Img #45371]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/6336__mg_7685.jpg)
En el caso de que el novio no perteneciera al pueblo de la novia, debía “pagar el piso”, que consistía en pagar unas bebidas a los hombres del pueblo, integrándose así en el pueblo.
![[Img #45447]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/7990_img_7071-1.jpg)
Pasado un tiempo de la pedida, tocaba el turno de las proclamas. Eran tres domingos continuados y el párroco era el encargado de leerlas, para, si existiera algún impedimento para la celebración del matrimonio, se le comunicara.
![[Img #45448]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/5634_img_7209-1.jpg)
A continuación era la hora del rastro, “un rito de unión y fecundidad”, según apunta Inocencio Ares Alonso. La víspera del primer día de las proclamas los mozos echaban un rastro de paja que unía las viviendas de los dos enamorados. Esto siempre se hacía en la noche para sorprender al vecindario al día siguiente. Si alguno de los novios ya era viudo, los mozos armaban un fuerte escándalo con potas y cencerros para delatarlos.
![[Img #45433]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/1501_casa-novio.jpg)
El día de la víspera las amigas de los novios y familiares más cercanos ya preparaban la comida que se servirá en el banquete, además de las roscas de la moza del caldo y el tradicional bollo maragato. Las campanas, junto con el tamboritero, marcarán el comienzo de la fiesta. Cuando comenzaba a oscurecer se echaba la ronda que llevará a los novios hasta la iglesia en búsqueda de la penitencia. Durante la ronda se cantaba a los novios canciones populares maragatas, como los “Sacramentos del amor” o “Los Mandamientos”.
El día de la boda
![[Img #45450]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/4401_img_7218-1.jpg)
El día señalado en el calendario comienza con la alborada, un paseo matutino en el que el tamboritero es acompañado por los mozos tocando las castañuelas. La casa de la novia será el centro de atención del evento y los actos girarán en torno a ella. Los invitados deben prepararse para la boda ataviándose con la indumentaria maragata y ayudando a la novia a ponerse sus mejores galas, aún con el pañuelo de soltera.
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![[Img #45441]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/7330_whatsapp-image-2019-08-17-at-17.jpg)
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![[Img #45434]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/7435_whatsapp-image-2019-08-17-at-14.jpg)
Una vez que el novio cuente con la bendición paterna el cortejo sale de la casa de los padres del novio hacia la de los padres de la novia. Tras los saludos entre los consuegros la novia sale al portal y su padre le daba la bendición mientras que el novio y la madrina le colocan el dengue. Mientras tanto, los invitados no paran de cantar.
![[Img #45476]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/4856_img_7176-1.jpg)
![[Img #45449]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/9432_img_7174-1.jpg)
![[Img #45474]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/479_img_7189-1.jpg)
Una vez en la iglesia, el cura se asomaba al pórtico para escuchar cómo el novio gritaba ¡Sí, la recibo! Una vez celebrado el acto religioso tiene lugar el cambio del pañuelo de la cabeza en tonos claros por el de casada o de Toledo.
La novia, ya a la puerta de su casa, recibía ramos por parte de las mozas no invitadas para después recibir la bendición del padrino de la boda en forma de trigo. Este se lanzaba por encima de la cabeza de los novios al grito de ¡Que este matrimonoo sea fecundo, como fecundo es el trigo!
Se reparten el vino y cigarros entre los vecinos y también algunas roscas. La canastrillera inicia el baile de las picas con una rosca en su mano izquierda mientras que con la derecha va tocando la castañuela. Es un baile que disfrutan únicamente los solteros de la boda.
Poco después de este baile llega el momento de que los mozos convidados a la boda compitan contra los que no estaban invitados. El padrino ejerce de jurado para repartir el bollo maragato y el dinero que trae como premio.
![[Img #45477]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/8122_img_7233-1.jpg)
![[Img #45452]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/3260_img_7289-1.jpg)
Tras el convite de la boda, que generalmente era el cocido maragato, comienza el baile de tarde con su correspondiente chocolatada en el corral de la casa de la novia.
![[Img #45451]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/1605_img_7263-1.jpg)
Como colofón a la celebración del matrimonio, la noche de la unión se celebraba la tornaboda. Pasada la media noche y una vez que el recién estrenado matrimonio se encontrara en sus aposentos, los mozos del pueblo comenzaban a hacerles fechorías con el fin de no dejarles un rato de intimidad.
Una de las bromas más características era que algunos mozos se escondieran debajo de la cama del matrimonio para, cuando éstos estuvieran entre las sábanas, levantarles el somier y que cayesen al suelo.
![[Img #45471]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/9029_img_7143-1.jpg)
![[Img #45472]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/6370_img_7212-1.jpg)
En esta ocasión, los presentes en la rereación maragata tuvieron que abandonar la fiesta para acudir a sofocar unas llamas cercanas al pueblo que, finalmente, quedaron controladas.
![[Img #45440]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2019/1921_img_0495.jpg)
La boda maragata era uno de los actos sociales más importantes entre familias y amigos que, especialmente en los pueblos, fortalecía las vecindades. La importancia de este evento era tal que ha sobrevivido a todo tipo de circunstancias, adaptándose a los cambios que ha sufrido la sociedad.
El primer paso en las bodas maragatas era la pedida, un acto de mucha intimidad como reflejo de una sociedad que giraba en torno al núcleo familiar. Los jóvenes enamorados debían tener precaución para que los vecinos y amigos no sospecharan de sus intenciones hasta el citado día.
En él, la tradición marcaba que ambas familias debían cenar en casa de la novia, aprovechando la intimidad de la noche para cerrar los detalles de la unión. Si, por cualquier motivo, los mozos se enteraban de la pedida, la mañana siguiente amanecía con un rastro de paja por las calles del pueblo, en vez de realizarlo la víspera de la proclama.
Desde la pedida hasta el día de la boda, los novios y sus familias se intercambiaban las galas o donas, regalos que simbolizaban el amor de la pareja. La novia recibía los vincos de plata, la sortija de piedra verde, un rosario de azabache y la mantilla negra con la que se cubre la cabeza al salir de la iglesia, una vez casada. En las familias más pudientes también se regalaba un pañuelo de manila.
El novio recibía la capa con la que se cubre durante la ceremonia, las ligas o el cinto bordado con mensajes o vegetación, en función del nivel económico. Si la unión no se celebraba, los regalos se devolvían.
En el caso de que el novio no perteneciera al pueblo de la novia, debía “pagar el piso”, que consistía en pagar unas bebidas a los hombres del pueblo, integrándose así en el pueblo.
Pasado un tiempo de la pedida, tocaba el turno de las proclamas. Eran tres domingos continuados y el párroco era el encargado de leerlas, para, si existiera algún impedimento para la celebración del matrimonio, se le comunicara.
A continuación era la hora del rastro, “un rito de unión y fecundidad”, según apunta Inocencio Ares Alonso. La víspera del primer día de las proclamas los mozos echaban un rastro de paja que unía las viviendas de los dos enamorados. Esto siempre se hacía en la noche para sorprender al vecindario al día siguiente. Si alguno de los novios ya era viudo, los mozos armaban un fuerte escándalo con potas y cencerros para delatarlos.
El día de la víspera las amigas de los novios y familiares más cercanos ya preparaban la comida que se servirá en el banquete, además de las roscas de la moza del caldo y el tradicional bollo maragato. Las campanas, junto con el tamboritero, marcarán el comienzo de la fiesta. Cuando comenzaba a oscurecer se echaba la ronda que llevará a los novios hasta la iglesia en búsqueda de la penitencia. Durante la ronda se cantaba a los novios canciones populares maragatas, como los “Sacramentos del amor” o “Los Mandamientos”.
El día de la boda
El día señalado en el calendario comienza con la alborada, un paseo matutino en el que el tamboritero es acompañado por los mozos tocando las castañuelas. La casa de la novia será el centro de atención del evento y los actos girarán en torno a ella. Los invitados deben prepararse para la boda ataviándose con la indumentaria maragata y ayudando a la novia a ponerse sus mejores galas, aún con el pañuelo de soltera.
Una vez que el novio cuente con la bendición paterna el cortejo sale de la casa de los padres del novio hacia la de los padres de la novia. Tras los saludos entre los consuegros la novia sale al portal y su padre le daba la bendición mientras que el novio y la madrina le colocan el dengue. Mientras tanto, los invitados no paran de cantar.
Una vez en la iglesia, el cura se asomaba al pórtico para escuchar cómo el novio gritaba ¡Sí, la recibo! Una vez celebrado el acto religioso tiene lugar el cambio del pañuelo de la cabeza en tonos claros por el de casada o de Toledo.
La novia, ya a la puerta de su casa, recibía ramos por parte de las mozas no invitadas para después recibir la bendición del padrino de la boda en forma de trigo. Este se lanzaba por encima de la cabeza de los novios al grito de ¡Que este matrimonoo sea fecundo, como fecundo es el trigo!
Se reparten el vino y cigarros entre los vecinos y también algunas roscas. La canastrillera inicia el baile de las picas con una rosca en su mano izquierda mientras que con la derecha va tocando la castañuela. Es un baile que disfrutan únicamente los solteros de la boda.
Poco después de este baile llega el momento de que los mozos convidados a la boda compitan contra los que no estaban invitados. El padrino ejerce de jurado para repartir el bollo maragato y el dinero que trae como premio.
Tras el convite de la boda, que generalmente era el cocido maragato, comienza el baile de tarde con su correspondiente chocolatada en el corral de la casa de la novia.
Como colofón a la celebración del matrimonio, la noche de la unión se celebraba la tornaboda. Pasada la media noche y una vez que el recién estrenado matrimonio se encontrara en sus aposentos, los mozos del pueblo comenzaban a hacerles fechorías con el fin de no dejarles un rato de intimidad.
Una de las bromas más características era que algunos mozos se escondieran debajo de la cama del matrimonio para, cuando éstos estuvieran entre las sábanas, levantarles el somier y que cayesen al suelo.
En esta ocasión, los presentes en la rereación maragata tuvieron que abandonar la fiesta para acudir a sofocar unas llamas cercanas al pueblo que, finalmente, quedaron controladas.