Franco, ese hombre, y sus nietísimos
![[Img #46709]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2019/3139_1513278157_244317_1513279603_sumario_normal.jpg)
No acabo de entender bien todo ese trajín del traslado de ‘ese hombre´ llamado Franco, que por cierto no parece que hiciera mucho honor a su nombre porque de franco, lo que se dice franco, no hay noticias de que fuera una virtud que le significara, más bien parece que derrochaba todo lo contrario a lo que significa ser franco y actuar con franqueza. Ahora que se le va conociendo más y más y estudiando sus movimientos físicos y mentales, en nada torpes por cierto, se va viendo que el apellido Franco es la antítesis de su cauteloso y sibilino carácter. Y esas particularidades de carácter da la impresión de que se han transmitido en el ADN del apellido a sus queridísimos nietísimos. La franqueza de los Franco francamente no consiguen mostrarla si es que la tienen.
Pero a lo que voy. Yo no tenía intención de poner mucho interés en ese acto histórico que ayer llenó las 24 horas de nuestro tiempo informativo, porque francamente (je, je) no lo consideraba de tanta relevancia para mi espíritu que siempre está ansioso por atrapar el tiempo que se me va entre la cotidianidad de los días y los fútiles acontecimientos generales. Pero caí en las redes ambientales y me tragué toda la retrasmisión del famoso desembarco de los Franco en el Valle de los caídos y su embarco en Mingorrubio.
De la no franca familia Franco me asombró su osadía, su falta de recato y de pudor. Llegaron todos muchos muy dignos, como correspondía al momento, pero emanaban una actitud un tanto soberbia. Esa arrogancia les llevó a incorporar al hijo del golpista Tejero en su séquito para intervenir en la cosa religiosa. Yo no sabía que estos chicos eran tan amigos de aquel militar que le dio por, o le mandaron a, asaltar el Congreso en el año 1981. Para mí fue una sorprendente sorpresa. Quizás es que vivo en el mundo rural y no me entero de cosas, pero francamente (je, je) me pareció una provocación llevar en ese momento a ese sacerdote extremista como su padre a oficiar el asunto del abuelo. ¿Será que existe un lobby de golpistas? (Lobby según la RAE: “grupo de personas influyentes, organizado para presionar en favor de determinados intereses.” Coloquialmente grupo de presión). Eso me pareció feo, bravucón.
Después de sacar al abuelo de debajo de esa imponente losa, que tanto habían hablado de su peso y su dificultad, pero nos enseñaron los medios que fue levantada con una gran limpieza y suavidad por cuatro máquinas y unos rodillos. Un sistema rápido y eficaz en el que nadie tuvo que deslomarse. O sea, que aquello de los Franco no francos de que había que pedir permiso de obras al Ayuntamiento fue una zarandaja para poner impedimentos. Pero en lo que quería centrar mi atención es que después de sacar al protagonista del día de la ultra-tumba, a los nietísimos no se les ocurre otra agudeza mayor que poner encima del féretro un trapo con la insignia de la Laureada de San Fernando, la máxima condecoración militar que JAMÁS se la concedieron a Franco, por mucho que él la deseara, y que lo solucionó concediéndosela él a si mismo cuando se colocó el título de Generalísimo de todos los ejércitos. Es decir, que como máximos honores de su abuelo los nietísimos le colocan una condecoración que nunca mereció y nunca le otorgaron. En esto creo que fueron poco discretos, poco pudorosos y poco francos. Una falta de respeto para los que sí se ganaron esa condecoración con sus méritos. Y luego, para rematar los honores, le colocaron también el sello del Ducado de Franco, algo que ni lo vio ni se lo dieron. Un título que se sacó de la manga el rey Juan Carlos, cuando ya podía sacarse de la manga lo que quisiera, para eso ya era rey, para agasajar a la viuda del que le había hecho rey, Carmen Polo (título por título el Rey sale ganando). Aquí yo veo otra franquísima franca chuscada.
Y… puse muchísima atención en tratar de escuchar entre tanta retrasmisión hablada y contertuliada, qué pasa con el panteón de Mingorrubio: He entendido que es del Estado, que el Estado lo ha adecuado para el recibimiento del muerto transehunte con 40.000€. Dicen que se lo ceden a los franquitos por 40 años, pero… ¿no estaba ya enterrada su mujer, la Carmencísima? ¿Entonces? ¿Pagamos en el entierro su momento y seguimos pagando el sepulcro de la mujer de Franco y el de Franco en el Valle y nuevamente el de Franco en este panteón? Y dicen 40 años, pero ¿cuántos años lleva ya en uso de los Franco? No entiendo.
Recuerdo cuando el gobierno decía que iban a sacar a Franco de ese sitio inapropiado y que la familia tendría que hacerse cargo de su muerto, pero por lo que he visto el muerto nos lo volvemos a cargar nosotros. ¿No es increíble? Se le saca con los honores familiares, se le traslada en helicóptero y se le da otro descanso eterno con seguridad personal incluida y todo sin un solo coste para los nietísimos (a pesar de sus fabulosas arcas que el abuelo les propició) salvo unas flores y un trapo con unas fantasiosas dignidades. Y todavía estos chicos porfían y se quejan.
Acostumbrados a prerrogativas y distinciones no merecidas desde su cuna no se han dado cuenta de que los tiempos han cambiado porque siguen disfrutando de la abundancia que el abuelo y su padre consiguieron acumular ‘por decreto’. Decía el marido de una de las nietas que se quedó asombrado cuando en los viajes por España con su nueva mujer encontraban en cada ciudad pisos o palacios en propiedad del no franco abuelo Franco.
El nadar en la abundancia es una costumbre, imagino, difícil de manejar con humildad y sencillez, sobre todo si esa abundancia viene de trasvases impuestos, como aquello del trasvase Tajo/Segura.
A lo que voy con toda esta disertación es que me he quedado atónita de que sigamos pagando al sublevado y dictador y revanchista y poco noble y poco franco Franco una cripta para que repose tranquilamente con su mujercita ambiciosa y adoradora de joyas ajenas Carmen Polo.
Hay … este pasado, como nos cuesta ventilar las alfombras.
Quizás no haya entendido bien.
O témpora o mores
![[Img #46709]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2019/3139_1513278157_244317_1513279603_sumario_normal.jpg)
No acabo de entender bien todo ese trajín del traslado de ‘ese hombre´ llamado Franco, que por cierto no parece que hiciera mucho honor a su nombre porque de franco, lo que se dice franco, no hay noticias de que fuera una virtud que le significara, más bien parece que derrochaba todo lo contrario a lo que significa ser franco y actuar con franqueza. Ahora que se le va conociendo más y más y estudiando sus movimientos físicos y mentales, en nada torpes por cierto, se va viendo que el apellido Franco es la antítesis de su cauteloso y sibilino carácter. Y esas particularidades de carácter da la impresión de que se han transmitido en el ADN del apellido a sus queridísimos nietísimos. La franqueza de los Franco francamente no consiguen mostrarla si es que la tienen.
Pero a lo que voy. Yo no tenía intención de poner mucho interés en ese acto histórico que ayer llenó las 24 horas de nuestro tiempo informativo, porque francamente (je, je) no lo consideraba de tanta relevancia para mi espíritu que siempre está ansioso por atrapar el tiempo que se me va entre la cotidianidad de los días y los fútiles acontecimientos generales. Pero caí en las redes ambientales y me tragué toda la retrasmisión del famoso desembarco de los Franco en el Valle de los caídos y su embarco en Mingorrubio.
De la no franca familia Franco me asombró su osadía, su falta de recato y de pudor. Llegaron todos muchos muy dignos, como correspondía al momento, pero emanaban una actitud un tanto soberbia. Esa arrogancia les llevó a incorporar al hijo del golpista Tejero en su séquito para intervenir en la cosa religiosa. Yo no sabía que estos chicos eran tan amigos de aquel militar que le dio por, o le mandaron a, asaltar el Congreso en el año 1981. Para mí fue una sorprendente sorpresa. Quizás es que vivo en el mundo rural y no me entero de cosas, pero francamente (je, je) me pareció una provocación llevar en ese momento a ese sacerdote extremista como su padre a oficiar el asunto del abuelo. ¿Será que existe un lobby de golpistas? (Lobby según la RAE: “grupo de personas influyentes, organizado para presionar en favor de determinados intereses.” Coloquialmente grupo de presión). Eso me pareció feo, bravucón.
Después de sacar al abuelo de debajo de esa imponente losa, que tanto habían hablado de su peso y su dificultad, pero nos enseñaron los medios que fue levantada con una gran limpieza y suavidad por cuatro máquinas y unos rodillos. Un sistema rápido y eficaz en el que nadie tuvo que deslomarse. O sea, que aquello de los Franco no francos de que había que pedir permiso de obras al Ayuntamiento fue una zarandaja para poner impedimentos. Pero en lo que quería centrar mi atención es que después de sacar al protagonista del día de la ultra-tumba, a los nietísimos no se les ocurre otra agudeza mayor que poner encima del féretro un trapo con la insignia de la Laureada de San Fernando, la máxima condecoración militar que JAMÁS se la concedieron a Franco, por mucho que él la deseara, y que lo solucionó concediéndosela él a si mismo cuando se colocó el título de Generalísimo de todos los ejércitos. Es decir, que como máximos honores de su abuelo los nietísimos le colocan una condecoración que nunca mereció y nunca le otorgaron. En esto creo que fueron poco discretos, poco pudorosos y poco francos. Una falta de respeto para los que sí se ganaron esa condecoración con sus méritos. Y luego, para rematar los honores, le colocaron también el sello del Ducado de Franco, algo que ni lo vio ni se lo dieron. Un título que se sacó de la manga el rey Juan Carlos, cuando ya podía sacarse de la manga lo que quisiera, para eso ya era rey, para agasajar a la viuda del que le había hecho rey, Carmen Polo (título por título el Rey sale ganando). Aquí yo veo otra franquísima franca chuscada.
Y… puse muchísima atención en tratar de escuchar entre tanta retrasmisión hablada y contertuliada, qué pasa con el panteón de Mingorrubio: He entendido que es del Estado, que el Estado lo ha adecuado para el recibimiento del muerto transehunte con 40.000€. Dicen que se lo ceden a los franquitos por 40 años, pero… ¿no estaba ya enterrada su mujer, la Carmencísima? ¿Entonces? ¿Pagamos en el entierro su momento y seguimos pagando el sepulcro de la mujer de Franco y el de Franco en el Valle y nuevamente el de Franco en este panteón? Y dicen 40 años, pero ¿cuántos años lleva ya en uso de los Franco? No entiendo.
Recuerdo cuando el gobierno decía que iban a sacar a Franco de ese sitio inapropiado y que la familia tendría que hacerse cargo de su muerto, pero por lo que he visto el muerto nos lo volvemos a cargar nosotros. ¿No es increíble? Se le saca con los honores familiares, se le traslada en helicóptero y se le da otro descanso eterno con seguridad personal incluida y todo sin un solo coste para los nietísimos (a pesar de sus fabulosas arcas que el abuelo les propició) salvo unas flores y un trapo con unas fantasiosas dignidades. Y todavía estos chicos porfían y se quejan.
Acostumbrados a prerrogativas y distinciones no merecidas desde su cuna no se han dado cuenta de que los tiempos han cambiado porque siguen disfrutando de la abundancia que el abuelo y su padre consiguieron acumular ‘por decreto’. Decía el marido de una de las nietas que se quedó asombrado cuando en los viajes por España con su nueva mujer encontraban en cada ciudad pisos o palacios en propiedad del no franco abuelo Franco.
El nadar en la abundancia es una costumbre, imagino, difícil de manejar con humildad y sencillez, sobre todo si esa abundancia viene de trasvases impuestos, como aquello del trasvase Tajo/Segura.
A lo que voy con toda esta disertación es que me he quedado atónita de que sigamos pagando al sublevado y dictador y revanchista y poco noble y poco franco Franco una cripta para que repose tranquilamente con su mujercita ambiciosa y adoradora de joyas ajenas Carmen Polo.
Hay … este pasado, como nos cuesta ventilar las alfombras.
Quizás no haya entendido bien.
O témpora o mores






