El otoño y su nostalgia
![[Img #46790]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/11_2019/4052_img_20191031_134044.jpg)
Acudo a la poesía para suavizar este otoño tan afanoso, ambicioso, intranquilo, mentiroso, anhelante, deseoso, vehemente, excitado, jadeante, fatigoso, exhausto, enervado, gastado, hastiado y colmado de mediocridades villanescas. Un poco de aire limpio, por favor.
El otoño y su nostalgia.
Te esperaba este otoño
para compartir
el latido de la tierra, pero
las libélulas, cansadas
de sobrevolar el estanque,
se han dejado morir
en la hierba.
Los espinos han confiado
sus aljófares a la tierra.
Los chopos exhiben todavía
su corona de oro.
El fuego de la parra
ya se extinguió.
Acaban de pasar los santos
y los difuntos pero el sol
es de renacimiento, el aire
limpio, el cielo celeste
y el olor ocre. Castaños,
nogales y avellanos
ya han obsequiado
sus frutos.
Las caléndulas en su humildad
son el regocijo de la pradera.
La alfombra del camino
sigue espesándose a medida que
la arboleda se desnuda.
No has llegado
y
mi mirada se abandona
en los silenciosos brillos
del deseo.
Un sonido de hojas
de lluvia somnoliento
y
de cuando en cuando
un golpe seco,
blanco amarillento,
de manzana que cae
en su madurez
al suelo
El otoño presagiaba primavera
pero llegó el invierno.
La melodía doliente de las hojas
bajo un caminar adolescente
abrumó de languidez la luz bruñida.
¡Qué lejos la balada de ayer!
¡Qué cercano el frío!
O témpora, o mores
![[Img #46790]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/11_2019/4052_img_20191031_134044.jpg)
Acudo a la poesía para suavizar este otoño tan afanoso, ambicioso, intranquilo, mentiroso, anhelante, deseoso, vehemente, excitado, jadeante, fatigoso, exhausto, enervado, gastado, hastiado y colmado de mediocridades villanescas. Un poco de aire limpio, por favor.
El otoño y su nostalgia.
Te esperaba este otoño
para compartir
el latido de la tierra, pero
las libélulas, cansadas
de sobrevolar el estanque,
se han dejado morir
en la hierba.
Los espinos han confiado
sus aljófares a la tierra.
Los chopos exhiben todavía
su corona de oro.
El fuego de la parra
ya se extinguió.
Acaban de pasar los santos
y los difuntos pero el sol
es de renacimiento, el aire
limpio, el cielo celeste
y el olor ocre. Castaños,
nogales y avellanos
ya han obsequiado
sus frutos.
Las caléndulas en su humildad
son el regocijo de la pradera.
La alfombra del camino
sigue espesándose a medida que
la arboleda se desnuda.
No has llegado
y
mi mirada se abandona
en los silenciosos brillos
del deseo.
Un sonido de hojas
de lluvia somnoliento
y
de cuando en cuando
un golpe seco,
blanco amarillento,
de manzana que cae
en su madurez
al suelo
El otoño presagiaba primavera
pero llegó el invierno.
La melodía doliente de las hojas
bajo un caminar adolescente
abrumó de languidez la luz bruñida.
¡Qué lejos la balada de ayer!
¡Qué cercano el frío!
O témpora, o mores






