Víctimas ocultas
![[Img #48799]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/03_2020/9864_10486197_1555130434714327_6724223852833810783_n.jpg)
Hace unos años y debido a mi profesión como educador social, tuve la oportunidad de trabajar con mujeres que habían sido obligadas a ejercer la prostitución. Desde entonces he indagado lo que he podido, sobre el fenómeno de la prostitución, manteniendo conversaciones con varios de los actores implicados: mujeres que ejercen la prostitución, trabajadores sociales y voluntarios que las atienden, policías e incluso algún cliente. Incluso hice un cortometraje sobre el tema.
En España hay aproximadamente 100.000 prostitutas, siendo la mayoría de ellas de nacionalidad extranjera que han venido a nuestro país fundamentalmente por motivos económicos. El 80% engañadas, víctimas de la trata de blancas que les exigen trabajar en esta actividad contra su voluntad. Mafias como las rumanas, rusas, nigerianas, dominicanas, brasileñas o chinas, que copan prácticamente la totalidad de la prostitución en nuestro país y que las traen haciéndoles creer que van a trabajar de camareras o en otras profesiones, contrayendo abultadas deudas que luego deben pagar prostituyéndose.
Mujeres de una pluralidad importante de nacionalidades (bastantes colombianas, ecuatorianas y rumanas; también rusas, argentinas, nigerianas, brasileñas, dominicanas, marroquíes; algunas cubanas, argelinas, moldabas, orientales), de distintas edades (desde alguna menor con pasaporte falsificado hasta quienes se acercan a los cuarenta), procedentes de diferentes franjas sociales (muchas de clase baja y con un nivel de estudios básico, pero también algunas de clases medias venidas a menos, y otras que han cursado incluso estudios universitarios), de diverso estado civil (casadas, solteras, viudas; con descendientes, sin estos)... Un negocio que en nuestro país mueve cerca de 10 millones de euros diarios, el 66% en los cerca de 1.600 prostíbulos que hay distribuidos por toda la geografía.
Según fuentes policiales, el país europeo con mayor demanda de sexo pagado es el nuestro, y el tercero a nivel mundial. Siendo además uno de los principales destinos del mundo, en el tráfico de mujeres.
La mayoría de las mujeres que se prostituyen lo hacen en los clubs de alterne y otra cantidad importante trabaja en pisos privados que han proliferado de forma importante, que se publicitan en la prensa y/o a través de Internet y en los que se oferta sexo previo pago. Muchas de ellas anteriormente trabajaban en la calle.
Sin embargo, las mafias de este negocio han optado por lo que se conoce como la ‘vía asiática’; con la idea de: “lo que no se ve no existe”. Es decir, quitar a las chicas de la vista pública y venderlas en pisos de todos los rincones de las grandes ciudades. Son lo que la policía especializada llaman ‘víctimas ocultas’, una realidad que ha repuntado de forma importante en los últimos años, hasta convertirse en el modo de prostitución más extendido. Así, no es de extrañar que se haya llegado al punto de que, en Madrid por ejemplo, haya ya más prostitución en pisos que en los clubes de alterne y que en la calle.
Existe además un sector más bien minoritario, no controlado por las mafias, "en el que las chicas están porque quieren, cuando quieren y ganan su dinero", nos dice la encargada de una agencia especializada. Se refiere a las prostitutas de lujo o ‘escorts’ . Un negocio de lujo, con chicas especiales cuyos servicios van más allá del acto sexual, incluyendo la posibilidad de experimentar algo parecido a una relación afectiva, que mueve al año millones de euros en negro y que suele desarrollarse en exclusivas urbanizaciones o tras numerosas y cuantiosas transacciones en internet.
De la información que me han facilitado se desprende que algunas mujeres comenzaron en esta profesión que consideraban denigrante, dura e estigmatizadora, con la intención de permanecer en ella un tiempo corto y limitado, porque querían ganar dinero rápido para hacer frente a sus necesidades más imperiosas. Pero, más tarde decidieron alargarlo para satisfacer otras necesidades o realizar nuevos proyectos.
Quienes defienden la creación de un sindicato de trabajadoras sexuales, opinan que hay que distinguir entre prostitución ‘voluntaria y forzada’. Que se debe perseguir la trata, pero también respetar, legalizar y proteger la prostitución voluntaria.
Otras organizaciones, consideran que la trata de seres humanos con fines de explotación sexual y la prostitución son dos realidades indisociables, que representan una vulneración sistemática de los derechos humanos y que emanan de una estructura desigual de género; intentando centrarse en nuevos enfoques que permitan fomentar procesos de empoderamiento de las personas en situación de prostitución, desarrollando estrategias de sensibilización social y construyendo un posicionamiento político claramente abolicionista.
Personalmente me resulta complicado separar trata, prostitución forzada y explotación sexual de prostitución voluntaria, no concibo que exista una cara amable de lo que considero que no es un proyecto de vida, si no esclavitud sexual.
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Hace unos años y debido a mi profesión como educador social, tuve la oportunidad de trabajar con mujeres que habían sido obligadas a ejercer la prostitución. Desde entonces he indagado lo que he podido, sobre el fenómeno de la prostitución, manteniendo conversaciones con varios de los actores implicados: mujeres que ejercen la prostitución, trabajadores sociales y voluntarios que las atienden, policías e incluso algún cliente. Incluso hice un cortometraje sobre el tema.
En España hay aproximadamente 100.000 prostitutas, siendo la mayoría de ellas de nacionalidad extranjera que han venido a nuestro país fundamentalmente por motivos económicos. El 80% engañadas, víctimas de la trata de blancas que les exigen trabajar en esta actividad contra su voluntad. Mafias como las rumanas, rusas, nigerianas, dominicanas, brasileñas o chinas, que copan prácticamente la totalidad de la prostitución en nuestro país y que las traen haciéndoles creer que van a trabajar de camareras o en otras profesiones, contrayendo abultadas deudas que luego deben pagar prostituyéndose.
Mujeres de una pluralidad importante de nacionalidades (bastantes colombianas, ecuatorianas y rumanas; también rusas, argentinas, nigerianas, brasileñas, dominicanas, marroquíes; algunas cubanas, argelinas, moldabas, orientales), de distintas edades (desde alguna menor con pasaporte falsificado hasta quienes se acercan a los cuarenta), procedentes de diferentes franjas sociales (muchas de clase baja y con un nivel de estudios básico, pero también algunas de clases medias venidas a menos, y otras que han cursado incluso estudios universitarios), de diverso estado civil (casadas, solteras, viudas; con descendientes, sin estos)... Un negocio que en nuestro país mueve cerca de 10 millones de euros diarios, el 66% en los cerca de 1.600 prostíbulos que hay distribuidos por toda la geografía.
Según fuentes policiales, el país europeo con mayor demanda de sexo pagado es el nuestro, y el tercero a nivel mundial. Siendo además uno de los principales destinos del mundo, en el tráfico de mujeres.
La mayoría de las mujeres que se prostituyen lo hacen en los clubs de alterne y otra cantidad importante trabaja en pisos privados que han proliferado de forma importante, que se publicitan en la prensa y/o a través de Internet y en los que se oferta sexo previo pago. Muchas de ellas anteriormente trabajaban en la calle.
Sin embargo, las mafias de este negocio han optado por lo que se conoce como la ‘vía asiática’; con la idea de: “lo que no se ve no existe”. Es decir, quitar a las chicas de la vista pública y venderlas en pisos de todos los rincones de las grandes ciudades. Son lo que la policía especializada llaman ‘víctimas ocultas’, una realidad que ha repuntado de forma importante en los últimos años, hasta convertirse en el modo de prostitución más extendido. Así, no es de extrañar que se haya llegado al punto de que, en Madrid por ejemplo, haya ya más prostitución en pisos que en los clubes de alterne y que en la calle.
Existe además un sector más bien minoritario, no controlado por las mafias, "en el que las chicas están porque quieren, cuando quieren y ganan su dinero", nos dice la encargada de una agencia especializada. Se refiere a las prostitutas de lujo o ‘escorts’ . Un negocio de lujo, con chicas especiales cuyos servicios van más allá del acto sexual, incluyendo la posibilidad de experimentar algo parecido a una relación afectiva, que mueve al año millones de euros en negro y que suele desarrollarse en exclusivas urbanizaciones o tras numerosas y cuantiosas transacciones en internet.
De la información que me han facilitado se desprende que algunas mujeres comenzaron en esta profesión que consideraban denigrante, dura e estigmatizadora, con la intención de permanecer en ella un tiempo corto y limitado, porque querían ganar dinero rápido para hacer frente a sus necesidades más imperiosas. Pero, más tarde decidieron alargarlo para satisfacer otras necesidades o realizar nuevos proyectos.
Quienes defienden la creación de un sindicato de trabajadoras sexuales, opinan que hay que distinguir entre prostitución ‘voluntaria y forzada’. Que se debe perseguir la trata, pero también respetar, legalizar y proteger la prostitución voluntaria.
Otras organizaciones, consideran que la trata de seres humanos con fines de explotación sexual y la prostitución son dos realidades indisociables, que representan una vulneración sistemática de los derechos humanos y que emanan de una estructura desigual de género; intentando centrarse en nuevos enfoques que permitan fomentar procesos de empoderamiento de las personas en situación de prostitución, desarrollando estrategias de sensibilización social y construyendo un posicionamiento político claramente abolicionista.
Personalmente me resulta complicado separar trata, prostitución forzada y explotación sexual de prostitución voluntaria, no concibo que exista una cara amable de lo que considero que no es un proyecto de vida, si no esclavitud sexual.






