Los días, las horas...
![[Img #50612]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2020/3764_191.jpg)
Desde que estuvimos confinados y planea el insoportable hedor del Covid19, no somos los mismos. No es que seamos más generosos, solidarios, más entregados a la ayuda al que lo necesita, no, estamos ebrios de rabia, enajenados en la locura del azar. Un azar caprichoso que elige a dedo al que le toca sufrir esta pandemia. ¿Seré yo? ¿Serán los míos?
Hay como una desesperanza a punto de desparramarse por las aceras de las ciudades, las plazas de los pueblos, los parques silenciosos...
Me repliego en la necesidad de espolear todas mis fibras sensibles para no caer en la tentación de la indiferencia. No quiero ser indiferente a la desgracia ajena. No quiero convertirme en una voyeur del dolor del otro, aunque a mí no me haya tocado.
Pasan los días y pesa, como un tanque de plomo, la falta de un futuro halagüeño. Si fuéramos "todos a una" ¿no cabría la posibilidad de que esta racha funesta fuese más soportable?
He dejado la rabia colgada del tendal del silencio, no más malhumores, no más lamentos, no más hablar siempre del tedioso virus. A veces una sonrisa a tiempo es el río que se agranda en un gran lago de paz. Mi sonrisa por los que no pueden sonreír, ni decir una sola palabra.
![[Img #50612]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/08_2020/3764_191.jpg)
Desde que estuvimos confinados y planea el insoportable hedor del Covid19, no somos los mismos. No es que seamos más generosos, solidarios, más entregados a la ayuda al que lo necesita, no, estamos ebrios de rabia, enajenados en la locura del azar. Un azar caprichoso que elige a dedo al que le toca sufrir esta pandemia. ¿Seré yo? ¿Serán los míos?
Hay como una desesperanza a punto de desparramarse por las aceras de las ciudades, las plazas de los pueblos, los parques silenciosos...
Me repliego en la necesidad de espolear todas mis fibras sensibles para no caer en la tentación de la indiferencia. No quiero ser indiferente a la desgracia ajena. No quiero convertirme en una voyeur del dolor del otro, aunque a mí no me haya tocado.
Pasan los días y pesa, como un tanque de plomo, la falta de un futuro halagüeño. Si fuéramos "todos a una" ¿no cabría la posibilidad de que esta racha funesta fuese más soportable?
He dejado la rabia colgada del tendal del silencio, no más malhumores, no más lamentos, no más hablar siempre del tedioso virus. A veces una sonrisa a tiempo es el río que se agranda en un gran lago de paz. Mi sonrisa por los que no pueden sonreír, ni decir una sola palabra.






