José Cabañas González (*)
Domingo, 13 de Octubre de 2013
El Hospicio de Astorga en la República
A última hora de la tarde del 14 de abril de 1931, al conocerse la resignación de poderes del rey, se organizó en Astorga una nutrida manifestación, de obreros casi en su totalidad, que portando banderas republicanas y del Centro Obrero se dirigieron al ayuntamiento vitoreando la nueva forma de gobierno y disparando multitud de voladores para proclamar la República después. A mediodía del miércoles, día 15, se constituyó el nuevo ayuntamiento provisional entregando el alcalde saliente sus poderes a los comités socialista, obrero y republicano de la ciudad, que designaron a Miguel Carro Verdejo para ocupar la Alcaldía. El comercio cerró sus puertas y por la noche la Banda Municipal de música amenizó el paseo de la Plaza Mayor. Al periódico La Luz de Astorga se le impuso multa de 125 pesetas por haber publicado una noticia tendenciosa a juicio de la autoridad (todo ello tal como lo noticia el Diario de León del día 17).
La Diputación provincial leonesa comenzó provisionalmente a regirse por una Comisión Gestora a cargo del republicano Enrique Pallarés Berjón y del socialista Nicostrato Vela Esteban como presidente y vicepresidente respectivos, provisionalidad a la que puso fin el día 28 el nombramiento por el gobernador civil Matías Peñalba Alonso de Ojeda (de Acción Republicana, masón de la madrileña logia Mare Nostrum y de la vallisoletana Amistad en 1928, y nombrado también él definitivamente el día 22 –dimitirá el 10 de julio-; alcalde de Palencia desde junio de 1936, sería fusilado allí el 19 de agosto del mismo año) de Crisanto Sáenz de la Calzada, del Partido Republi-cano Radical Socialista (PRRS) y veterinario catedrático de la Escuela de Veterinaria (además de odontólogo), y de Francisco Alonso Rodríguez, monárquico que representaba en la Diputación al distrito de Astorga-La Bañeza (y concejal en la ciudad maragata), miembros ambos del equipo de gobierno provincial configurado por los más votados en las correspondientes demarcaciones.
El edil astorgano cesaba a comienzos de junio, no así el otro representante de la antigua zona electoral, Heriberto Martínez López (perteneciente entonces a la Conjunción Republicano-Socialista), que se mantendría hasta la nueva configuración del órgano provincial del 3 de febrero de 1934 y era director del Hospicio de Astorga, al que ya desde el semanario socialista astorgano El Combate reclamarán el 11 de julio de 1931 vigilar que se paguen con justicia los servicios y menes-teres de criados, barrenderos, aguadores, sacristanes y otros en los que se vienen ocupando los jóve-nes que acoge (“percibe 3 pesetas al mes un aguador, y facturan por él más del doble al vecino al que sirve; tiempo tendrán de ser asistentes gratuitos cuando vayan al Servicio”, se decía), denunciando a finales de agosto de 1933 la triste situación de los que llaman en El Bierzo 'arqueiros', hospicianos que algunas familias retiran o 'adquieren' de la Inclusa para percibir en metálico el estipendio mensual que por ello les dan (10 duros por los de pecho hasta un año, y 3 por los demás), “explotados niños inocentes en manos mercenarias que, malviviendo ellas, mal pueden atender de-bidamente a las pobres criaturas extrañas que explotan y maltratan; un legado de baldón y vergüenza de la anterior y odiada monarquía que ha de ser subsanado por el gobierno de nuestra República, pues de lo contrario llegaríamos a creer que el cambio de régimen ha sido una ficción más…”.
Ya a la mitad de enero de 1933 el Consejo Local de Primera Enseñanza de Astorga había pedido en la sesión de la Comisión Gestora de la Diputación la nacionalización de las Escuelas del Hospicio de aquella ciudad, desechada visto el informe del diputado provincial por los partidos maragato y bañezano y director de las mismas, Heriberto Martínez López, con el voto en contra del gestor socialista Juan Antonio Álvarez Coque. Debió de ser aceptada en fecha posterior, pues el 9 de marzo de 1934 la nueva gestora provincial se daba prisa en revocar el acuerdo de la anterior que había decidido nacionalizar las escuelas de los Hospicios de León y de Astorga (el día 8 de julio del mismo año se convocará concurso para cubrir en ambos las plazas de administrador).
Los gestores radicales (del Partido Republicano Radical) de la Diputación se oponían en la sesión del 23 de febrero de 1935 a que se nombren sendos sacerdotes para prestar asistencia religiosa en ambos hospicios, nombramientos que más tarde harán los representantes de la CEDA en la misma (y que motivan que los radicales abandonen el 16 de marzo la Institución provincial), anulados después por el gobernador civil, revocación que a su vez será dejada sin efecto a final de mayo por el ministerio de Gobernación, según publicará entonces la Gaceta.
El torno del Hospicio de León.
En Astorga se clausuraban en la Casa Social al finalizar mayo las Escuelas Obreras patrocinadas por el Sindicato Femenino de la Aguja, y el “periodiquín local” AFA publicaba unas coplillas que han provocado la hilaridad general sobre los gestores radicales de la Diputación (y en especial sobre el maragato José Perandones Cordero) a propósito del asunto de los nombramientos de capellanes para los dos hospicios provinciales, ratificados por la Gaceta ahora, repuestos y “pagados por el Estado, claro está”, y suprimidos junto con los de capellán del cementerio “cuando las hordas laicas pasaron asolando toda manifestación espiritual” (diría al inicio de noviembre de 1935 el semanario católico independiente bañezano El Adelanto). El diputado derechista y sacerdote Pedro Martínez Juárez gestionaba por entonces en el Estado Mayor Central del Ejército el envío a la plaza astorgana de un regimiento completo, ya sea la totalidad del que volvía a denominarse de Infantería Burgos 36 (desde 1931, refundido con el Regimiento Órdenes Militares nº 77, era oficialmente tan solo de Infantería nº 36, y en el año 1936 pasará a denominarse Regimiento de Infantería Burgos nº 31), para que asignen otro a León, o bien que se trasladen las fuerzas de aquí a la capital y venga de guarnición a Astorga un nuevo y entero regimiento.
Informaba en la Diputación de León a primeros de mayo de 1936 el gestor Manuel Santamaría de su visita al Hospicio de Astorga (en la sesión del día 14 se nombrará nuevo administrador a José Alonso Carro) y propone reformas, “ampliando los dormitorios y adquiriendo una cocina y termo y 56 camas con otros tantos colchones”.
En Astorga la Asociación de Padres de Familia está a la mitad de aquel mes consternada con el cierre del Colegio La Salle, cuya incautación, y la de la escuela de monjas de San Andrés, se propone en el pleno municipal del día 25 (dice El Combate), y su Alcaldía comunica el 2 de junio que no podrá pagar la casa-habitación a los maestros que sustituyan a las religiosas en las escuelas del Hospicio de la ciudad recién nacionalizadas.
(*) Del libro “LOS PROLEGÓMENOS DE LA TRAGEDIA” (Historia menuda y minuciosa de las gentes de las Tierras Bañezanas – Valduerna, Valdería, vegas del Tuerto y el Jamuz, La Cabrera, el Páramo y la Ribera del Órbigo- y de otras localidades provinciales -León y Astorga- de 1808 a 1936), recientemente publicado en Ediciones del Lobo Sapiens) por José Cabañas González.
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A última hora de la tarde del 14 de abril de 1931, al conocerse la resignación de poderes del rey, se organizó en Astorga una nutrida manifestación, de obreros casi en su totalidad, que portando banderas republicanas y del Centro Obrero se dirigieron al ayuntamiento vitoreando la nueva forma de gobierno y disparando multitud de voladores para proclamar la República después. A mediodía del miércoles, día 15, se constituyó el nuevo ayuntamiento provisional entregando el alcalde saliente sus poderes a los comités socialista, obrero y republicano de la ciudad, que designaron a Miguel Carro Verdejo para ocupar la Alcaldía. El comercio cerró sus puertas y por la noche la Banda Municipal de música amenizó el paseo de la Plaza Mayor. Al periódico La Luz de Astorga se le impuso multa de 125 pesetas por haber publicado una noticia tendenciosa a juicio de la autoridad (todo ello tal como lo noticia el Diario de León del día 17).
La Diputación provincial leonesa comenzó provisionalmente a regirse por una Comisión Gestora a cargo del republicano Enrique Pallarés Berjón y del socialista Nicostrato Vela Esteban como presidente y vicepresidente respectivos, provisionalidad a la que puso fin el día 28 el nombramiento por el gobernador civil Matías Peñalba Alonso de Ojeda (de Acción Republicana, masón de la madrileña logia Mare Nostrum y de la vallisoletana Amistad en 1928, y nombrado también él definitivamente el día 22 –dimitirá el 10 de julio-; alcalde de Palencia desde junio de 1936, sería fusilado allí el 19 de agosto del mismo año) de Crisanto Sáenz de la Calzada, del Partido Republi-cano Radical Socialista (PRRS) y veterinario catedrático de la Escuela de Veterinaria (además de odontólogo), y de Francisco Alonso Rodríguez, monárquico que representaba en la Diputación al distrito de Astorga-La Bañeza (y concejal en la ciudad maragata), miembros ambos del equipo de gobierno provincial configurado por los más votados en las correspondientes demarcaciones.
El edil astorgano cesaba a comienzos de junio, no así el otro representante de la antigua zona electoral, Heriberto Martínez López (perteneciente entonces a la Conjunción Republicano-Socialista), que se mantendría hasta la nueva configuración del órgano provincial del 3 de febrero de 1934 y era director del Hospicio de Astorga, al que ya desde el semanario socialista astorgano El Combate reclamarán el 11 de julio de 1931 vigilar que se paguen con justicia los servicios y menes-teres de criados, barrenderos, aguadores, sacristanes y otros en los que se vienen ocupando los jóve-nes que acoge (“percibe 3 pesetas al mes un aguador, y facturan por él más del doble al vecino al que sirve; tiempo tendrán de ser asistentes gratuitos cuando vayan al Servicio”, se decía), denunciando a finales de agosto de 1933 la triste situación de los que llaman en El Bierzo 'arqueiros', hospicianos que algunas familias retiran o 'adquieren' de la Inclusa para percibir en metálico el estipendio mensual que por ello les dan (10 duros por los de pecho hasta un año, y 3 por los demás), “explotados niños inocentes en manos mercenarias que, malviviendo ellas, mal pueden atender de-bidamente a las pobres criaturas extrañas que explotan y maltratan; un legado de baldón y vergüenza de la anterior y odiada monarquía que ha de ser subsanado por el gobierno de nuestra República, pues de lo contrario llegaríamos a creer que el cambio de régimen ha sido una ficción más…”.
Ya a la mitad de enero de 1933 el Consejo Local de Primera Enseñanza de Astorga había pedido en la sesión de la Comisión Gestora de la Diputación la nacionalización de las Escuelas del Hospicio de aquella ciudad, desechada visto el informe del diputado provincial por los partidos maragato y bañezano y director de las mismas, Heriberto Martínez López, con el voto en contra del gestor socialista Juan Antonio Álvarez Coque. Debió de ser aceptada en fecha posterior, pues el 9 de marzo de 1934 la nueva gestora provincial se daba prisa en revocar el acuerdo de la anterior que había decidido nacionalizar las escuelas de los Hospicios de León y de Astorga (el día 8 de julio del mismo año se convocará concurso para cubrir en ambos las plazas de administrador).
Los gestores radicales (del Partido Republicano Radical) de la Diputación se oponían en la sesión del 23 de febrero de 1935 a que se nombren sendos sacerdotes para prestar asistencia religiosa en ambos hospicios, nombramientos que más tarde harán los representantes de la CEDA en la misma (y que motivan que los radicales abandonen el 16 de marzo la Institución provincial), anulados después por el gobernador civil, revocación que a su vez será dejada sin efecto a final de mayo por el ministerio de Gobernación, según publicará entonces la Gaceta.
![[Img #5743]](upload/img/periodico/img_5743.jpg)
El torno del Hospicio de León.
En Astorga se clausuraban en la Casa Social al finalizar mayo las Escuelas Obreras patrocinadas por el Sindicato Femenino de la Aguja, y el “periodiquín local” AFA publicaba unas coplillas que han provocado la hilaridad general sobre los gestores radicales de la Diputación (y en especial sobre el maragato José Perandones Cordero) a propósito del asunto de los nombramientos de capellanes para los dos hospicios provinciales, ratificados por la Gaceta ahora, repuestos y “pagados por el Estado, claro está”, y suprimidos junto con los de capellán del cementerio “cuando las hordas laicas pasaron asolando toda manifestación espiritual” (diría al inicio de noviembre de 1935 el semanario católico independiente bañezano El Adelanto). El diputado derechista y sacerdote Pedro Martínez Juárez gestionaba por entonces en el Estado Mayor Central del Ejército el envío a la plaza astorgana de un regimiento completo, ya sea la totalidad del que volvía a denominarse de Infantería Burgos 36 (desde 1931, refundido con el Regimiento Órdenes Militares nº 77, era oficialmente tan solo de Infantería nº 36, y en el año 1936 pasará a denominarse Regimiento de Infantería Burgos nº 31), para que asignen otro a León, o bien que se trasladen las fuerzas de aquí a la capital y venga de guarnición a Astorga un nuevo y entero regimiento.
Informaba en la Diputación de León a primeros de mayo de 1936 el gestor Manuel Santamaría de su visita al Hospicio de Astorga (en la sesión del día 14 se nombrará nuevo administrador a José Alonso Carro) y propone reformas, “ampliando los dormitorios y adquiriendo una cocina y termo y 56 camas con otros tantos colchones”.
En Astorga la Asociación de Padres de Familia está a la mitad de aquel mes consternada con el cierre del Colegio La Salle, cuya incautación, y la de la escuela de monjas de San Andrés, se propone en el pleno municipal del día 25 (dice El Combate), y su Alcaldía comunica el 2 de junio que no podrá pagar la casa-habitación a los maestros que sustituyan a las religiosas en las escuelas del Hospicio de la ciudad recién nacionalizadas.
(*) Del libro “LOS PROLEGÓMENOS DE LA TRAGEDIA” (Historia menuda y minuciosa de las gentes de las Tierras Bañezanas – Valduerna, Valdería, vegas del Tuerto y el Jamuz, La Cabrera, el Páramo y la Ribera del Órbigo- y de otras localidades provinciales -León y Astorga- de 1808 a 1936), recientemente publicado en Ediciones del Lobo Sapiens) por José Cabañas González.
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