José Cabañas González (*)
Domingo, 03 de Noviembre de 2013
El último 1º de Mayo en muchos años en León, Astorga, La Bañeza...
Circulan desde hace días por León, cuando acababa abril de 1936, alarmantes rumores sobre lo que acontecerá el Primero de Mayo, tratando de crear hostilidad contra tal fecha y contra la celebración de los trabajadores, y la Federación Local de Sociedades Obreras sale al paso de los mismos asegurando que la jornada transcurrirá dentro de la total normalidad, y con un programa que incluye, además de la manifestación matutina y la tradicional gira campestre de la tarde, la visita que los comités directivos de la organización y el grupo femenino de las Juventudes Socialistas Unificadas harán al cementerio en homenaje a las víctimas de la revolución de octubre de 1934 (los claveles rojos y las flores fueron enviadas por la Federación Socialista Valenciana). Efectivamente (y como reseñará La Democracia), el proletariado leonés dio un alto ejemplo de serenidad y ciudadanía. La manifestación y la concentración obreras resultaron imponentes, como nunca se vieron, y magníficos todos los actos (como exhiben las fotografías de Gracia, Fernández y la Gafa de Oro), en los que no se registró el más leve incidente ni molestia para nadie. De vuelta del gobierno civil, donde se entregaron las conclusiones y reivindicaciones obreras para ser remitidas al Gobierno, a la Casa del Pueblo, para depositar de nuevo sus banderas y estandartes, desfilaron los grupos sindicales, los Pioneros Rojos y las Juventudes masculina y femenina. En la gira vespertina se llenó el Parque, y también acudió mucha gente al Monte de San Isidro (en el que al cabo de unos meses abundarán, desparramados, los cadáveres de tantos leoneses ajusticiados sin humanidad y sin justicia).
Militantes socialistas, comunistas y anarquistas leoneses ante la tumba de Manuel Durruti el 1º de Mayo de 1936. (De Historia del anarquismo leonés)
Por acuerdo de la Federación Socialista Provincial, en la conmemoración proletaria en La Bañeza tomará parte Isidro R. Mendieta, de Madrid (redactor de Claridad), y en Santa María del Páramo Avelino Rodríguez y Domingo Fernández González. En Astorga participará el madrileño Segundo Serrano Poncela (de la Federación Nacional de Juventudes Socialistas; no podrá asistir y lo sustituye Mendieta), junto con Fernando Montoliú, del Comité Central del Partido Comunista (intervendrá el correligionario Daniel Belda en su lugar), Isabel Domínguez, de la Juventud Socialista de León (será sustituida por Joaquín del Palacio, liberado el 30 de abril tras su paso por las prisiones de La Coruña, Mahón y Palma de Mallorca), y el alcalde Miguel Carro Verdejo, presentados por Manuel Gervasi Sierra. En Valderas y Algadefe de la Vega Francisco Valverde y Falconerín Blanco. David Escudero Martínez se ocupará del discurso en el acto de Mansilla, y en Veguellina lo harán, por la tarde, Moro (posiblemente se tratara de Pablo Sánchez Moro, secretario local de la CNT) y el diputado socialista Luís Rufilanchas (sería fusilado con once más en La Coruña en julio de 1937). En toda la provincia (también en Ponferrada, Sabero, Cistierna y Sahagún) hubo manifestaciones grandiosas y mítines concurridísimos, “destacándose con sus distintivos y uniformes las Juventudes Unificadas, lo mismo de un sexo que de otro, pues las mujeres aportaron como nunca su colaboración entusiasta, sin que tampoco se dieran incidencias” ( ya por entonces, según Victoriano Crémer, mujeres derechistas vestían con predominio del verde, color emblemático de la monarquía -por el acróstico Viva El Rey De España-, luciendo un ostensible y desafiante crucifijo sobre el pecho).
De los oradores que a la postre no intervinieron en Astorga, Serrano Poncela, como director de Seguridad nombrado por Santiago Carrillo (responsable de Orden Público), siete meses más tarde “organizará a diario las sacas” de las prisiones madrileñas que originaron la matanza de Paracuellos y otras, según la reciente obra de Paul Preston 'El zorro rojo. La vida de Santiago Carrillo' (Debate, 2013). La socialista Isabel Domínguez Vázquez (apodada la “Pasionaria leonesa”) había sido maestra y delegada en la FETE en Astorga en algún tiempo. A finales de octubre de 1932 impartía en la astorgana Casa del Pueblo una de las conferencias ('misas laicas', las llamaban) que se celebraban allí los domingos a media mañana en el otoño aquellos años.
Manifestación del 1º de Mayo de 1936 en La Bañeza. (Archivo del autor)
Con impresionante disciplina y entusiasmo se celebraba también la Fiesta del Trabajo en La Bañeza (la última que allí y en los demás lugares se daría en cuatro décadas, y también en esta, como en las anteriores, “por tener que ausentarse”, cedía el alcalde titular la vara municipal al primer teniente de alcalde, el socialista Ángel González González), recorriendo las principales calles de la ciudad una manifestación nutridísima encabezada por los Pioneros Rojos y las Juventudes uniformadas (que prenden también en sus camisas y corbatas una estrella), realizándose por la tarde en el Frontón Novedades el mitin más concurrido que se conoce, en el que tomaron parte Toribio Santos Santos (presidente de la Casa del Pueblo), introductor de los oradores Ildefonso Cortés Rivas (médico astorgano que alude a la huelga que están sosteniendo los obreros bañezanos de la Azucarera, en brazos caídos desde hace días contra el incumplimiento por la empresa de las Bases de Trabajo; parece ser que “el alcalde requirió el auxilio de la Guardia Civil, quitando la razón a los que la tenían”, dice el semanario El Combate desde Astorga), y los compañeros Santiuste (directivo del Partido Comunista de León), un sindicalista “que hace votos por la unificación proletaria”, e Isidro R. Mendieta, todos muy aplaudidos. Por la tarde hicieron los trabajadores una festiva gira por las orillas del Duerna.
Sabemos algo más de lo sucedido en aquellas fechas en la factoría bañezana por el testimonio que Alejandro Latorre, entonces empleado en sus talleres, nos acerca en mayo de 2009: se pretendía la equiparación en el trabajo con la azucarera de Santa Eulalia del Campo, de la misma compañía, y la totalidad de los obreros se encerraron y ocuparon la fábrica a lo largo de todo un día y una noche, en la que “durmieron dentro todos juntos y amontonados, después de que los familiares les hubieran echado comida por encima de la tapia y a través de una alcantarilla cercana a la entrada”.
En Castrocalbón organizó la celebración obrera el Sindicato de Trabajadores de la Tierra, con un mitin que este año revistió extraordinaria animación e iniciado por su secretario (Basilio Fernández Vidal), que presentó a los intervinientes, el maestro de la villa, Heriberto Martínez Amez y los camaradas de la Agrupación Socialista de Astorga, Dámaso Cansado Cansado (empleado del Banco Herrero) y Ramón Pontones Hidalgo (profesor del Instituto), quienes “con fervor revolucionario, que fue larga y calurosamente aplaudido, abogaron por la unión de todos los explotados, especialmente de los campesinos, ante la destacada presencia de gran número de mujeres que hicieron patente la realidad de su incorporación a las luchas políticas y sociales”. Los mismos oradores disertarían a última hora de la tarde en Jiménez de Jamuz en el mitin que congregó frente a la Casa del Pueblo a una enorme multitud de trabajadores de esta localidad y de otras vecinas y a los que el numeroso público premió con prolongadas ovaciones y vivas proletarios, poniendo fin a una brillante e inolvidable jornada de reivindicación y fiesta obrera (posiblemente organizada por la importante Sociedad de Oficios Varios a la que pertenecían jornaleros, campesinos y alfareros) que comenzaba por la mañana “con una enorme manifestación que recorrió las calles del pueblo entonando la Internacional, y en la que pusieron una nota esperanzadora y elocuente nuestros Pioneros Rojos”.
(*) Del libro “LOS PROLEGÓMENOS DE LA TRAGEDIA” (Historia menuda y minuciosa de las gentes de las Tierras Bañezanas – Valduerna, Valdería, vegas del Tuerto y el Jamuz, La Cabrera, el Páramo y la Ribera del Órbigo- y de otras localidades provinciales -León y Astorga- de 1808 a 1936), recientemente publicado en Ediciones del Lobo Sapiens) por José Cabañas González.
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Circulan desde hace días por León, cuando acababa abril de 1936, alarmantes rumores sobre lo que acontecerá el Primero de Mayo, tratando de crear hostilidad contra tal fecha y contra la celebración de los trabajadores, y la Federación Local de Sociedades Obreras sale al paso de los mismos asegurando que la jornada transcurrirá dentro de la total normalidad, y con un programa que incluye, además de la manifestación matutina y la tradicional gira campestre de la tarde, la visita que los comités directivos de la organización y el grupo femenino de las Juventudes Socialistas Unificadas harán al cementerio en homenaje a las víctimas de la revolución de octubre de 1934 (los claveles rojos y las flores fueron enviadas por la Federación Socialista Valenciana). Efectivamente (y como reseñará La Democracia), el proletariado leonés dio un alto ejemplo de serenidad y ciudadanía. La manifestación y la concentración obreras resultaron imponentes, como nunca se vieron, y magníficos todos los actos (como exhiben las fotografías de Gracia, Fernández y la Gafa de Oro), en los que no se registró el más leve incidente ni molestia para nadie. De vuelta del gobierno civil, donde se entregaron las conclusiones y reivindicaciones obreras para ser remitidas al Gobierno, a la Casa del Pueblo, para depositar de nuevo sus banderas y estandartes, desfilaron los grupos sindicales, los Pioneros Rojos y las Juventudes masculina y femenina. En la gira vespertina se llenó el Parque, y también acudió mucha gente al Monte de San Isidro (en el que al cabo de unos meses abundarán, desparramados, los cadáveres de tantos leoneses ajusticiados sin humanidad y sin justicia).
![[Img #6038]](upload/img/periodico/img_6038.jpg)
Militantes socialistas, comunistas y anarquistas leoneses ante la tumba de Manuel Durruti el 1º de Mayo de 1936. (De Historia del anarquismo leonés)
Por acuerdo de la Federación Socialista Provincial, en la conmemoración proletaria en La Bañeza tomará parte Isidro R. Mendieta, de Madrid (redactor de Claridad), y en Santa María del Páramo Avelino Rodríguez y Domingo Fernández González. En Astorga participará el madrileño Segundo Serrano Poncela (de la Federación Nacional de Juventudes Socialistas; no podrá asistir y lo sustituye Mendieta), junto con Fernando Montoliú, del Comité Central del Partido Comunista (intervendrá el correligionario Daniel Belda en su lugar), Isabel Domínguez, de la Juventud Socialista de León (será sustituida por Joaquín del Palacio, liberado el 30 de abril tras su paso por las prisiones de La Coruña, Mahón y Palma de Mallorca), y el alcalde Miguel Carro Verdejo, presentados por Manuel Gervasi Sierra. En Valderas y Algadefe de la Vega Francisco Valverde y Falconerín Blanco. David Escudero Martínez se ocupará del discurso en el acto de Mansilla, y en Veguellina lo harán, por la tarde, Moro (posiblemente se tratara de Pablo Sánchez Moro, secretario local de la CNT) y el diputado socialista Luís Rufilanchas (sería fusilado con once más en La Coruña en julio de 1937). En toda la provincia (también en Ponferrada, Sabero, Cistierna y Sahagún) hubo manifestaciones grandiosas y mítines concurridísimos, “destacándose con sus distintivos y uniformes las Juventudes Unificadas, lo mismo de un sexo que de otro, pues las mujeres aportaron como nunca su colaboración entusiasta, sin que tampoco se dieran incidencias” ( ya por entonces, según Victoriano Crémer, mujeres derechistas vestían con predominio del verde, color emblemático de la monarquía -por el acróstico Viva El Rey De España-, luciendo un ostensible y desafiante crucifijo sobre el pecho).
De los oradores que a la postre no intervinieron en Astorga, Serrano Poncela, como director de Seguridad nombrado por Santiago Carrillo (responsable de Orden Público), siete meses más tarde “organizará a diario las sacas” de las prisiones madrileñas que originaron la matanza de Paracuellos y otras, según la reciente obra de Paul Preston 'El zorro rojo. La vida de Santiago Carrillo' (Debate, 2013). La socialista Isabel Domínguez Vázquez (apodada la “Pasionaria leonesa”) había sido maestra y delegada en la FETE en Astorga en algún tiempo. A finales de octubre de 1932 impartía en la astorgana Casa del Pueblo una de las conferencias ('misas laicas', las llamaban) que se celebraban allí los domingos a media mañana en el otoño aquellos años.
![[Img #6039]](upload/img/periodico/img_6039.jpg)
Manifestación del 1º de Mayo de 1936 en La Bañeza. (Archivo del autor)
Con impresionante disciplina y entusiasmo se celebraba también la Fiesta del Trabajo en La Bañeza (la última que allí y en los demás lugares se daría en cuatro décadas, y también en esta, como en las anteriores, “por tener que ausentarse”, cedía el alcalde titular la vara municipal al primer teniente de alcalde, el socialista Ángel González González), recorriendo las principales calles de la ciudad una manifestación nutridísima encabezada por los Pioneros Rojos y las Juventudes uniformadas (que prenden también en sus camisas y corbatas una estrella), realizándose por la tarde en el Frontón Novedades el mitin más concurrido que se conoce, en el que tomaron parte Toribio Santos Santos (presidente de la Casa del Pueblo), introductor de los oradores Ildefonso Cortés Rivas (médico astorgano que alude a la huelga que están sosteniendo los obreros bañezanos de la Azucarera, en brazos caídos desde hace días contra el incumplimiento por la empresa de las Bases de Trabajo; parece ser que “el alcalde requirió el auxilio de la Guardia Civil, quitando la razón a los que la tenían”, dice el semanario El Combate desde Astorga), y los compañeros Santiuste (directivo del Partido Comunista de León), un sindicalista “que hace votos por la unificación proletaria”, e Isidro R. Mendieta, todos muy aplaudidos. Por la tarde hicieron los trabajadores una festiva gira por las orillas del Duerna.
Sabemos algo más de lo sucedido en aquellas fechas en la factoría bañezana por el testimonio que Alejandro Latorre, entonces empleado en sus talleres, nos acerca en mayo de 2009: se pretendía la equiparación en el trabajo con la azucarera de Santa Eulalia del Campo, de la misma compañía, y la totalidad de los obreros se encerraron y ocuparon la fábrica a lo largo de todo un día y una noche, en la que “durmieron dentro todos juntos y amontonados, después de que los familiares les hubieran echado comida por encima de la tapia y a través de una alcantarilla cercana a la entrada”.
En Castrocalbón organizó la celebración obrera el Sindicato de Trabajadores de la Tierra, con un mitin que este año revistió extraordinaria animación e iniciado por su secretario (Basilio Fernández Vidal), que presentó a los intervinientes, el maestro de la villa, Heriberto Martínez Amez y los camaradas de la Agrupación Socialista de Astorga, Dámaso Cansado Cansado (empleado del Banco Herrero) y Ramón Pontones Hidalgo (profesor del Instituto), quienes “con fervor revolucionario, que fue larga y calurosamente aplaudido, abogaron por la unión de todos los explotados, especialmente de los campesinos, ante la destacada presencia de gran número de mujeres que hicieron patente la realidad de su incorporación a las luchas políticas y sociales”. Los mismos oradores disertarían a última hora de la tarde en Jiménez de Jamuz en el mitin que congregó frente a la Casa del Pueblo a una enorme multitud de trabajadores de esta localidad y de otras vecinas y a los que el numeroso público premió con prolongadas ovaciones y vivas proletarios, poniendo fin a una brillante e inolvidable jornada de reivindicación y fiesta obrera (posiblemente organizada por la importante Sociedad de Oficios Varios a la que pertenecían jornaleros, campesinos y alfareros) que comenzaba por la mañana “con una enorme manifestación que recorrió las calles del pueblo entonando la Internacional, y en la que pusieron una nota esperanzadora y elocuente nuestros Pioneros Rojos”.
(*) Del libro “LOS PROLEGÓMENOS DE LA TRAGEDIA” (Historia menuda y minuciosa de las gentes de las Tierras Bañezanas – Valduerna, Valdería, vegas del Tuerto y el Jamuz, La Cabrera, el Páramo y la Ribera del Órbigo- y de otras localidades provinciales -León y Astorga- de 1808 a 1936), recientemente publicado en Ediciones del Lobo Sapiens) por José Cabañas González.
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