Lunes, 16 de Diciembre de 2013

El Conservatorio: 25 años antes

JUAN JOSÉ ALONSO PERANDONES / 

El Conservatorio Ángel Barja celebra este año los 25 años de su existencia. Hoy se halla definitivamente asentado en el  antiguo edificio del Instituto Ricardo Gullón (Maestría Industrial con anterioridad), con unas instalaciones adecuadas  y con la Enseñanza  Profesional consolidada. Cumple una gran función educativa no sólo para Astorga, sino también para la vecina ciudad de La Bañeza, con sus comarcas naturales. A su importancia como centro docente, hay que añadir que la formación musical recibida por muchos jóvenes ha supuesto un enriquecimiento para la propia Banda, junto a la propia Escuela de Música Municipal. Por otra parte, profesionales que en él iniciaron sus estudios pudieron finalizar su carrera en Conservatorios Superiores y hoy son destacados músicos o profesores. Es encomiable como sus estudiantes, en gran número, compatibilizan sus enseñanzas musicales con las propias de la enseñanza Secundaria y del Bachillerato. Y lo es también la  actitud abierta de este centro hacia  la ciudad, con la puesta a disposición del Ayuntamiento y asociaciones de  sus instalaciones para actos destacados.

Me tocó, junto a otros compañeros de Corporación, vivir intensamente su nacimiento. Las elecciones del 87 depararon una situación política mucho más turbulenta que la actualmente existente. Nuestro grupo político, del PSOE, había quedado a las puertas de la mayoría absoluta, con ocho ediles; el nuevo gobierno municipal fue constituido por los otros nueve concejales de cuatro partidos diferentes (5 AP, 2 UNLE, 1 CDS, 1 PDP). Eran muchos los proyectos que durante el mandato de la  anterior Corporación se hallaban en ejecución o en trámite. Cabe recordar que en dicha  legislatura precedente, del 83 al 87, habíamos establecido un pacto de gobierno con un partido denominado AEPI, presidido por  Recaredo Bautista, que  resultaría elegido alcalde, junto a Daniel Gallego y Pablo de las Heras. 

Nuestra aspiración de dotar a la ciudad de nuevos centros educativos encontró un respaldo entusiasta por parte del  entonces Director Provincial de Educación del Gobierno de Felipe González, Juan Andrés Vaquero Peña, verdaderamente encariñado con nuestra ciudad y con todos nosotros. Si a algún cargo la ciudad le debe estar especialmente agradecida es a este Director Provincial, porque fue él quien hizo posible el que Astorga hoy sea la ciudad de España, en relación con su número de habitantes, mejor dotada  en el ámbito educativo con enseñanza oficial. No solo se estaba fraguando entonces, en los años 86, 87, la consecución del Conservatorio, también de la Escuela Oficial de Idiomas, la construcción del nuevo edificio para el Instituto, pabellón del González Álvarez, Centro de Eduación de Adultos, etc.
 
 La turbulencia en la política local puede resultar llamativa, incluso su lectura en la prensa u otros medios  hasta para algunos, si no la sufren y padecen fobias, entretenida; pero en aquel entonces suponía, cierto fue, poner en riesgo unos cuantos proyectos importantes en ejecución y otros cuya gestión estaba iniciada. Tanto en las actas del Consistorio, como en la prensa de la época, que estos días he repasado, se puede uno informar fehacientemente sobre la historia de la vida municipal de este periodo, del 30 de junio de 1987 al 29 de  marzo de 1989 (en que accedí a la Alcaldía); corresponderá a personas cualificadas el realizar en su momento un análisis desapasionado y veraz de este y otros periodos cercanos de la vida local. El Conservatorio, pues, nació en medio de grandes dificultades. 

Antes de las elecciones de junio del 87, en la primavera , entonces como Teniente de Alcalde, había elaborado un estudio sobre la tradición musical de la ciudad y de sus necesidades del momento para justificar la dotación de un Conservatorio ante Vaquero Peña. La programación del Bimilenario en el 86 puso a prueba todo el potencial cultural de la ciudad, y el de la música de especial manera; fue otro aval importante, que permitía aventurar que se contaría con la matrícula suficiente para abrir un centro de tanta envergadura. En ningún momento, aunque en 1988 como concejales de la oposición, mis compañeros y yo cejamos en este empeño: en la elevación al Pleno, para su aprobación, de la petición al Ministerio y su justificación, en las gestiones ante la Diputación Provincial para que cediese un ala donde poder iniciar su andadura (era entonces diputado Johnny, José Agustín González), en el ruego al director del Instituto Ricardo Gullón, Eleuterio Serrano, que facilitase dependencias en las que poder realizar la preinscripción; en la elaboración del primer dossier para solicitar a Caja España la dotación de instrumentos, que finalmente financió. 
   
La respuesta ciudadana ante esta nueva dotación educativa fue aún mejor de lo que habíamos imaginado, con una matrícula en su inicio de más de 200 alumnos. La idea nuestra, de convertir el palacete de don Paulino, o si se quiere de Magín Rubio, de Puerta de Rey, que había pasado a propiedad de la ciudad previo acuerdo que habíamos establecido con la familia Alonso Luengo,   resultaba totalmente insuficiente. 

Hubo sus dificultades, sus 'tira y afloja' pero, finalmente, toda la Corporación de entonces asumió como propia y apoyó una dotación que hoy, por fortuna, y pese a la situación de escasez económica, tiene su futuro despejado. 


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