Nicolás Pérez Hidalgo
Domingo, 23 de Febrero de 2014
Astorga y las comarcas próximas pierden un 12% de empadronados en 13 años
Si ponemos la lupa en los datos de empadronamientos de los últimos 13 años de Astorga y de los municipios de las comarcas adyacentes: Maragatería, La Cepeda, La Vega y La Sequeda, la situación es clara (¿y quizás alarmante?) considerando sólo los datos de los últimos 13 años.
Sin hacer grandes y sesudos análisis estadísticos ni demográficos, los datos del Instituto Nacional de Estadística permiten ver cómo desde 2000 a 2013 la población en nuestras comarcas ha descendido un 11,73%. La tendencia en todos los ayuntamientos de la Maragatería es negativa al igual que en la Sequeda, si exceptuamos los empadronamientos de Santa Colomba de Somoza que se mantienen estables, aunque la despoblación ya ha tocado fondo hace varias décadas. Por otra parte, sorprende el descenso en todos los ayuntamientos de la comarca de la Cepeda así como en San Justo de la Vega, ligados ambos a la fértil vega del río Tuerto, antaño una de las zonas agrícolas más importantes de la provincia.
Quién y por qué está empadronado en un ayuntamiento
De los datos del INE poco se puede concluir sobre quién y por qué está empadronado. Un porcentaje alto de los inscritos en un ayuntamiento suele vivir en él gran parte del año, sobre todo cuando se trata de municipios de tamaño medio a grande y con servicios, por ejemplo Astorga. Sin embargo, no es menos cierto que muchos habitantes que viven en una localidad no están empadronados en ella y sí lo están en otro municipio, normalmente para tener acceso al coto de caza o a los aprovechamientos forestales o para que los niños puedan ir al comedor escolar fingiendo vivir en el pueblo mientras viven en la ciudad, muchas veces al lado del colegio.
Sangrante es el caso de vivir en lugares distintos al que se está empadronado por motivos político-económicos, como sucede con muchos alcaldes y concejales que viven muy lejos de donde ejercen su acción de 'representación' política para poder cobrar un sueldo y/o desplazamientos. A todo esto, hay que añadir que muchos alcaldes empadronan y desempadronan a voluntad en época de elecciones municipales para modificar las votaciones en el ayuntamiento y/o en las pedanías, cosa que a todas luces es ilegal pero que es consentida por todos los partidos políticos y por las instituciones encargadas de velar por que esto no suceda; ya se sabe: hoy por tí, mañana por mí. La decisión de empadronarse o no en un determinado municipio es personal, pero es facilitada o impedida por el alcalde de turno (sobre todo en municipios pequeños) en demasiadas ocasiones y en función de sus propios intereses personales.
En el día a día, la economía de las ciudades de tamaño medio y de servicios, como Astorga, se ve compensada con los trabajadores que se desplazan de la capital de la provincia a prestar servicios. Sin embargo, también se equilibra con aquellos que viviendo en las pequeñas ciudades se desplazan para trabajar fuera, y también a diario. Para más 'inri' en los últimos años se da la paradoja que algunos empresarios con negocios en la ciudad o en la zona, prefieren fijar su residencia en León y su alfoz y desplazarse a diario a su negocio, debido quizás a la 'poderosa' atracción que ejerce el 'lujo' capitalino en innumerables aspectos.
Por qué poblamos y despoblamos
La creación de núcleos de población a lo largo de la historia de la humanidad ha sido motivada simplemente por el aprovechamiento de los recursos (normalmente renovables) 'in situ'. Sin embargo, los medios de transporte y la globalización han hecho que estos aprovechamientos, se puedan realizar a grandes distancias de los núcleos de consumo. Los movimientos de población son constantes y continuos y el abandono y la creación de nuevos núcleos poblacionales son constantes. Pueblos abandonados son compensados con infinidad de urbanizaciones y con aumentos desorbitados y descontrolados en pueblos y ciudades.
En los pueblos solo se puede fijar población (o no echarla al menos) mediante una apuesta fuerte y constante por la agricultura y la ganadería, que son las únicas actividades que permiten que la gente pueda vivir en ellas. Además la sanidad y la educación han de ser de calidad y con un acceso razonable en distancia. Durante años todas las políticas de la todas las instituciones han legislado castigando la actividad agrícola y ganadera en toda España y especialmente en la comunidad de Castilla y León, haciendo que el número de agricultores y ganaderos vaya disminuyendo de año a año. Aunque nos pese, ninguna otra actividad tiene sentido y viabilidad en el mundo rural, salvo actividades puntuales ligadas al turismo y a la hostelería y que intentan captar clientes a muchos kilómetros de distancia. Evidentemente para que unas zonas se despueblen otras han de poblarse y viceversa y en eso también influyen todas las políticas que durante años vienen diseñando y ejecutando los gobernantes de las instituciones, ya que interesadamente potencian servicios y/o actividades en un determinado lugar y otros los degradan, hasta hacerlos desaparecer.
¿Se puede revertir la tendencia?
Todo es posible, pero la despoblación en nuestros pueblos con esta inercia y política es imparable e inevitable. Ésta se viene forzando y favoreciendo durante años por todas las instituciones públicas ya que desgraciadamente hay muchos intereses (y de muchos) para que no viva nadie viva en el pueblo de los recursos del pueblo.
En Astorga, que es una ciudad de servicios para las comarcas, y que no cuenta con una potente industria, es cuestión de años o meses que baje (si no lo ha hecho ya de forma efectiva) de los 10.000 habitantes, máxime cuando en las comarcas próximas solo quedan pensionistas y prejubilados, y unos pocos agricultores-ganaderos en 'peligro de extinción'.
Así que con este panorama alguien tendrá que plantearse si nuestros políticos realmente están manteniendo un discurso hipócrita, en este asunto poblacional, tanto a escala autonómica, como provincial y/o comarcal.
En este punto alguien también deberían preguntarse si en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana de Astorga se está estudiando bien la tendencia demográfica de la ciudad y de las comarcas, cuando se fija para una población de 20.000 habitantes. Imagino que habrá expertos, con capacidad para analizar estas cosas.
![[Img #7905]](upload/img/periodico/img_7905.jpg)
Sin hacer grandes y sesudos análisis estadísticos ni demográficos, los datos del Instituto Nacional de Estadística permiten ver cómo desde 2000 a 2013 la población en nuestras comarcas ha descendido un 11,73%. La tendencia en todos los ayuntamientos de la Maragatería es negativa al igual que en la Sequeda, si exceptuamos los empadronamientos de Santa Colomba de Somoza que se mantienen estables, aunque la despoblación ya ha tocado fondo hace varias décadas. Por otra parte, sorprende el descenso en todos los ayuntamientos de la comarca de la Cepeda así como en San Justo de la Vega, ligados ambos a la fértil vega del río Tuerto, antaño una de las zonas agrícolas más importantes de la provincia.
![[Img #7909]](upload/img/periodico/img_7909.jpg)
![[Img #7907]](upload/img/periodico/img_7907.jpg)
Quién y por qué está empadronado en un ayuntamiento
De los datos del INE poco se puede concluir sobre quién y por qué está empadronado. Un porcentaje alto de los inscritos en un ayuntamiento suele vivir en él gran parte del año, sobre todo cuando se trata de municipios de tamaño medio a grande y con servicios, por ejemplo Astorga. Sin embargo, no es menos cierto que muchos habitantes que viven en una localidad no están empadronados en ella y sí lo están en otro municipio, normalmente para tener acceso al coto de caza o a los aprovechamientos forestales o para que los niños puedan ir al comedor escolar fingiendo vivir en el pueblo mientras viven en la ciudad, muchas veces al lado del colegio.
Sangrante es el caso de vivir en lugares distintos al que se está empadronado por motivos político-económicos, como sucede con muchos alcaldes y concejales que viven muy lejos de donde ejercen su acción de 'representación' política para poder cobrar un sueldo y/o desplazamientos. A todo esto, hay que añadir que muchos alcaldes empadronan y desempadronan a voluntad en época de elecciones municipales para modificar las votaciones en el ayuntamiento y/o en las pedanías, cosa que a todas luces es ilegal pero que es consentida por todos los partidos políticos y por las instituciones encargadas de velar por que esto no suceda; ya se sabe: hoy por tí, mañana por mí. La decisión de empadronarse o no en un determinado municipio es personal, pero es facilitada o impedida por el alcalde de turno (sobre todo en municipios pequeños) en demasiadas ocasiones y en función de sus propios intereses personales.
En el día a día, la economía de las ciudades de tamaño medio y de servicios, como Astorga, se ve compensada con los trabajadores que se desplazan de la capital de la provincia a prestar servicios. Sin embargo, también se equilibra con aquellos que viviendo en las pequeñas ciudades se desplazan para trabajar fuera, y también a diario. Para más 'inri' en los últimos años se da la paradoja que algunos empresarios con negocios en la ciudad o en la zona, prefieren fijar su residencia en León y su alfoz y desplazarse a diario a su negocio, debido quizás a la 'poderosa' atracción que ejerce el 'lujo' capitalino en innumerables aspectos.
![[Img #7906]](upload/img/periodico/img_7906.jpg)
Por qué poblamos y despoblamos
La creación de núcleos de población a lo largo de la historia de la humanidad ha sido motivada simplemente por el aprovechamiento de los recursos (normalmente renovables) 'in situ'. Sin embargo, los medios de transporte y la globalización han hecho que estos aprovechamientos, se puedan realizar a grandes distancias de los núcleos de consumo. Los movimientos de población son constantes y continuos y el abandono y la creación de nuevos núcleos poblacionales son constantes. Pueblos abandonados son compensados con infinidad de urbanizaciones y con aumentos desorbitados y descontrolados en pueblos y ciudades.
En los pueblos solo se puede fijar población (o no echarla al menos) mediante una apuesta fuerte y constante por la agricultura y la ganadería, que son las únicas actividades que permiten que la gente pueda vivir en ellas. Además la sanidad y la educación han de ser de calidad y con un acceso razonable en distancia. Durante años todas las políticas de la todas las instituciones han legislado castigando la actividad agrícola y ganadera en toda España y especialmente en la comunidad de Castilla y León, haciendo que el número de agricultores y ganaderos vaya disminuyendo de año a año. Aunque nos pese, ninguna otra actividad tiene sentido y viabilidad en el mundo rural, salvo actividades puntuales ligadas al turismo y a la hostelería y que intentan captar clientes a muchos kilómetros de distancia. Evidentemente para que unas zonas se despueblen otras han de poblarse y viceversa y en eso también influyen todas las políticas que durante años vienen diseñando y ejecutando los gobernantes de las instituciones, ya que interesadamente potencian servicios y/o actividades en un determinado lugar y otros los degradan, hasta hacerlos desaparecer.
![[Img #7908]](upload/img/periodico/img_7908.jpg)
¿Se puede revertir la tendencia?
Todo es posible, pero la despoblación en nuestros pueblos con esta inercia y política es imparable e inevitable. Ésta se viene forzando y favoreciendo durante años por todas las instituciones públicas ya que desgraciadamente hay muchos intereses (y de muchos) para que no viva nadie viva en el pueblo de los recursos del pueblo.
En Astorga, que es una ciudad de servicios para las comarcas, y que no cuenta con una potente industria, es cuestión de años o meses que baje (si no lo ha hecho ya de forma efectiva) de los 10.000 habitantes, máxime cuando en las comarcas próximas solo quedan pensionistas y prejubilados, y unos pocos agricultores-ganaderos en 'peligro de extinción'.
Así que con este panorama alguien tendrá que plantearse si nuestros políticos realmente están manteniendo un discurso hipócrita, en este asunto poblacional, tanto a escala autonómica, como provincial y/o comarcal.
En este punto alguien también deberían preguntarse si en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana de Astorga se está estudiando bien la tendencia demográfica de la ciudad y de las comarcas, cuando se fija para una población de 20.000 habitantes. Imagino que habrá expertos, con capacidad para analizar estas cosas.






