Esteban Carro Celada
Domingo, 02 de Marzo de 2014

Arriería Maragata: Diligencias del Poniente de España (6)

Los sueldos y regulaciones de la nueva empresa surgida en abril.

[Img #8032]
Gran taller de coches de Recoletos. Fragmento de una litografía de Guesdon. Cortesía de Francisco Quirós Linares. Argutorio nº 26

Y así, con unos ingresos saneados, con los socios que cobran, aunque no todo, la empresa maragata de Diligencias del Poniente de España va dando sus primeros pasos, afianzándose, durante el mes de marzo. En el de abril, a mediados, se interrumpe. Para reaparecer absorbiendo otras empresas a principios de mayo. Durante los quince días de la segunda mitad del mes de abril se organiza la nueva compañía. El 16 de abril, desde la dirección de la empresa de 'Diligencias del Poniente', en Madrid, sale un manojo de cartas dirigidas a los nuevos empleados de la sociedad que acaba de constituirse. En cada una de ellas se les asigna un sueldo que va de 6000 reales al año a Plácido Francisco Quintana, de Valladolid, y de Gabriel Franco González, como administrador de León; pasando por los 5000 al ovetense Rafael González Alegre y al administrador lucense Vicente Crespo Cordero; hasta los 3000 de Villafranca y los 2000 de Astorga. El que toca el techo es el representante en el final de la línea, el administrador de La Coruña, José Rodríguez Roldán, cuyo sueldo asciende a 7000 reales. En Madrid, los dependientes están encabezados por Ramón Chicharro, que percibe 6500 reales, Luis Llamas, oficial de la administración central, 3500 reales, Manuel Geijo, oficial segundo, 3000 reales, y Don Antonio Llamas, que por ser tenedor de libros su sueldo se equipara al del administrador de La Coruña.

La junta de la sociedad se ha reunido y acuerda nombrar director a Santiago Franco Alonso. Cada uno de los administradores ha de respetar las órdenes del Director en los “casos de servicio, cumpliéndolas con el celo y la delicadeza que la junta se promete de su pundonor y exactitud”. Se les advierte que los gastos de escritorio y de luz irán por cuenta del propio administrador y que no podrán pasarlos al cobro de la dirección ni cargarlos en cuenta. Se les lanza una llamada a la actividad. Los cometidos fundamentales de los administradores están diseñados brevemente en estas frases de la carta dirigida a todos ellos: “Espero que en su distrito cuidará de que todos los socios contratistas, dueños de paradores, mayorales, zagales y delanteros realicen cumplidamente sus deberes”. El administrador apechuga con los inconvenientes de tener que delatar la falta cometida por cualquiera de los anteriormente referidos. Se exige que los mayorales firmen un enterado de que conocen quien es el que puede darles órdenes, en cada parada. Otro detalle que tratan de regular es el de que no suba “persona alguna que no satisfaga el importe de su respectivo asiento”.

[Img #8034]


La nueva empresa de diligencias continúa siendo esencialmente maragata. Ha sido una necesidad de crecimiento interior junto al espíritu de lucro y de negocio de estos viejos arrieros maragatos, convertidos ahora en propietarios,  la que ha puesto en marcha por los caminos de España una línea de Diligencias, que ya va para un año que cuenta de vida y de experiencia.

Hacia el 30 de abril se llama a Valentín Llamas para que apresure la conclusión de sus negocios en León, porque en Madrid ha de concluir otros negocios importantes. Los maragatos pertenecientes a la antigua empresa de 'Diligencias del Poniente' quieren ver claro. Y por tanto piden que se hagan las cuentas finales para dividir los beneficios. El primer día oficial de tránsito de las nuevas góndolas, el uno de mayo, se transportan dos cajones de plata desde Valladolid a la corte, enviándose por “mayoral de confianza, guardando reserva de lo que contienen”.

Empieza el menudeo de complicaciones. Con motivo de esta reestructuración de la empresa maragata, se van a reducir algunas paradas de la diligencia. Se va a establecer un nuevo itinerario, ajustando mejor las horas de salida, los horarios y tratando de reducir el tiempo que tarda el viajero entre los dos cabos de la línea, desde Galicia a Madrid. Pronto veremos como la línea establecida directamente desde Coruña a Madrid, sin pasar por León, va a ser sustituida definitivamente por la línea única, es decir la que hace el arco geográfico de León.
Han empezado ya a llover las peticiones. De Benavente, José Cordero envía una carta. Se le contesta que se le tendrá presente para hacer lo que sea en obsequio de su persona.

[Img #8033]


Se está tratando de reajustar los intereses de la empresa gallega y los de la maragata. Solían frecuentar diversos paradores, tenían distintos administradores. En casi todo momento prevalece el capital maragato, que es quien lo absorbe. Por el tres de Mayo, el director escribe a Gullón y Prieto de Astorga. Le comunica que Alonso Gullón es quien está haciendo la tasación de los capitales y enseres de las dos compañías que se fusionan, bajo el nombre de ‘Diligencias del Poniente’. Francisco Ferrer y Alba escribe, en representación de ambas empresas fusionadas a todos los interesados: “Cuando se concluyan las tasaciones saldrán dos comisionados a recorrer la línea para arreglarlo. Hasta este momento los compromisos que ustedes adquirieron con Don Manuel Barbie serán respetados y el pago de los contratos será satisfecho por la empresa del Poniente. Los Gullón y Prieto habían colocado sus tiros en la empresa gallega absorbida por los maragatos; también han establecido como parador el lugar adonde llegaba la diligencia gallega, en la calle de Postas. Diligencias del Poniente prefiere el parador que hasta entonces ha mantenido en el barrio de Rectivía, en las casas de ‘Juan Paja y Cebada’: “Convengo con ustedes que su parador está mil veces mejor servido que el de Rectivía, sin embargo de esta gran ventaja, ustedes convendrán conmigo que se pierde más de una hora en la entrada y salida del carruaje en la ciudad y que además este se estropea mucho en las calles de Astorga, por estar estas mal empedradas”.

La historia de la arriería se accidenta. En León los coches pasan a los talleres de Roldán, pero mientras tanto uno de los tiros está incapacitado, en la línea hacia Oviedo, por embargo preventivo. Desde Madrid el director apostrofa: “Ninguna persona de las que hicieron el embargo se atreverá a paralizar el servicio público de diligencias de su cuenta y riesgo”. Paralizar en este caso el servicio es imposible, pues hay billetes extendidos hasta con quince días de anticipación: Para qué los viajeros no sufran detención, ”los asientos del turno del carruaje de la empresa del Poniente se trasladan al turno de la empresa gallega”.

Por carta le asegura que tiene cubierto el servicio de tiro desde León a Oviedo, con tres tiros de Dionisio Díez, dos de Juan Arias y el embargo de Roldán. Los tres primeros correrán hasta Busdongo, los que se enumeran en segundo lugar hasta la Tuerta. Y el embargado es el que había de empalmar a León. Esta situación le obsesiona al director de la flamante 'diligencia del Poniente'. Por eso da instrucciones para que no se interrumpa el servicio ni se detenga el carruaje. Se echarán manos de las mulas de Juan Arias. Y como experto en estos avatares de los mayorales Plácido Lesaca y Valentín Llamas.

De cara al verano trata de organizar un servicio propicio. En esta primera decena de mayo de 1852 se transmite la noticia de que la administración de la Coruña había sido robada. No fue para tanto el descalabro: 4600 reales.

[Img #8036]


Menos grata fue la detención en Labajos de un mayoral: “Siento infinito la detención que el alcalde de Labajos hizo sufrir por la prisión del mayoral Julián Gil. Hemos elevado una reclamación, lamentándonos de los perjuicios que irrogan a la empresa y a los viajeros”. La razón es clara, la diligencia no se movió de allí, hasta ser puesto en libertad.

En Santiago de Millas ha habido su revuelo con todo lo sucedido en Madrid. Es un negocio en el que se encuentra implicado todo el pueblo. Esta es la razón de por qué Ignacio Pérez pretende entrar en la compañía. El director promete ofrecerle la cobertura de la carretera, por medio de un tiro, y adquiriendo así la categoría de socio. De pasó habla en los términos siguientes del señor Miguel Crespo: “Muy gustoso de que el señor Don Miguel Crespo formase parte de nuestra sociedad, pues es un paisano y además reúne la cualidad de tener vastos conocimientos en Galicia, razones, que unidas a la amistad que nos estrecha…” Hoy, no obstante, no dispone de un tiro para asignárselo ni otro medio de instalarlo como sería en una de las administraciones”.

Los maragatos al hacerse cargo de la nueva empresa acuerdan abonar los servicios de tiros, según el mismo contrato que habían otorgado anteriormente en la empresa gallega. ¿Pará que querían tiros duplicados? Pues porque El servicio va a ser diario, y la empresa desea hacer una cobertura mucho más idónea desde La Coruña hasta la Corte. En Bembibre, Antonio Alonso Luengo se había concertado con ‘la Gallega’. En León empiezan a entrar en el taller de coches los carruajes de la empresa gallega, que vienen muy deteriorados. Al fin ya se sabe quiénes van a recorrer la línea para rehacer los contratos y organizar la carrera de forma definitiva. Son Julián Alba, Gaspar Martínez  y Benito Cort. Entre visillos, firme y pujante, el director maragato, Santiago Franco Alonso.

La fusión no resulta cómoda dado que suprime determinados privilegios, como el que tenía José María Pérez en La Coruña respecto a los cobros en los encargos enviados por la góndola. Se establecen nuevas tarifas y aún haciendo la mayor rebaja posible ha de confesarle: “Como director del ‘Poniente de España’ estipulé el llevarle todos los encargos a razón de real por libra”…”En adelante no puedo someterme a esas condiciones, por la contrata de unión con los nuevos asociados”. Como se han fusionado dos empresas, se plantea un hecho práctico y es, si los contratistas y los socios tienen derecho a ocupar, sin billete, el interior del carruaje “en el tránsito de su parada”: “Sin duda alguna que pueden ir en la delantera del carruaje y hasta se le permitirá ocupar cualquiera de los asientos interiores, siempre que fueran desocupados o no haya quien lo ocupe en el término de ella.

El rompimiento de un eje de uno de los carruajes que venía de La Coruña a León excita el celo de que se tomen toda clase de precauciones y que se aprovechen las disposiciones previstas, como el envío de un carretero. La amenaza de posibles averías produce el efecto de que el taller de León se mantenga en perfectas condiciones. Será obsesión durante mucho tiempo, frente a la abulia del maestro de coches que hará unos arreglos superficiales, comiéndole la sangre al director de Madrid y al administrador de León, y metiendo en el ajo al propio administrador de Valladolid. Habían acordado que el taller de reparaciones estuviera en León, como término u origen de las diferentes líneas ‘del Poniente’.

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.