Juan José Alonso Perandores
Jueves, 06 de Marzo de 2014

Un banco se ha quedado vacío en la calle Triana

Tiene la calle de Triana, en Las Palmas, una mezcolanza de gustos, el típico caserío canario, modernas edificaciones y esas farolas y papeleras de gusto inglés. Definitivamente, en uno de sus bancos donde el poeta Leopoldo María Panero pasaba el tiempo quedará la constancia de su ausencia. Hasta que se le quebró su cadera, eso hacía, salía bien de mañana de la casa hospitalaria para el reposo y cuando no caminaba (andaba, andaba como quien busca un desahogo en el infinito), tomaba acomodo en esta calle bulliciosa para conversar con los barrenderos, con los poetas errantes, con personas en delirio, que a él preferían y su poesía entendían. Hasta que llegaba la noche. No es un poeta maldito, sino sencillamente un hijo de Leopoldo y Felicidad que nació poeta. Y los buenos poetas, que se sepa, viven eternamente en sus versos, nunca mueren.

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