Redacción
Miércoles, 19 de Marzo de 2014
Mujer Empresaria 2014

"Nací detrás del mostrador"

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La empresaria homenajeada y sus dos hijos, las dos generaciones de 'Carnicería Maribel' de Astorga.

Cuando era pequeña ya le gustaba más estar detrás del mostrador de la carnicería de su padre que en la escuela, "nací detrás del mostrador, toda la vida he sido carnicera, lo he hecho porque me ha encantado. Yo siempre decía, el trabajo no lo tengo por trabajo. A mí me ha gustado trabajar". Con esta pequeña pincelada, Maribel Rodríguez González revela el secreto de su vida profesional: es una gran luchadora, por eso este jueves las mujeres de Astorga le homenajean entregándole el galardón de la Mujer Empresaria 2014.

Esta empresaria estuvo al frente de la carnicería desde los 20 años. Con toda esa experiencia acumulada y con una visión de negocio sin trampa ni cartón, aconseja a la generación actual de emprendedores a "ser constantes, luchadores, no ver el beneficio sino la satisfacción y trabajar. El negocio te da todo lo que tú le des a él, si le dedicas 12 horas te va a dar lo de 12 horas. No querer aspirar que en el primer año el negocio te dé dinero, tienes que darle al negocio ese año y a partir de ahí te empezará a dar a ti. Ya decían los antiguos que ‘el ojo del amo engordaba el negocio’, y no hay más". Para la segunda lección deja caer la máxima de cabecera que ha transmitido a sus hijos, a quienes ya les ha pasado el testigo: "lo primero, tratar al obrero como a ti te gustaría que te trataran, eso es sagrado. Lo segundo, recibir con una sonrisa al cliente, en un negocio él siempre tiene la razón. Y tercero, tenerle cariño al negocio". Maribel Rodríguez concluye su clase práctica de economía indicando que "siempre he pensado en negocios de vivir del trabajo; poco, pero honrado, que a mí nadie me tenga que poner colorada". 

Hoy ya jubilada a sus 66 años, la propietaria de 'Carnicería Maribel' mamó el negocio desde que llevaba chupete. Su padre, Rosendo Rodríguez, de San Justo de la Vega, la llevaba con 5 años, por los pueblos, "íbamos en el carro, veía como hacía los tratos, le ayudaba a subir los animales al carro y también a matar... Yo no soy carnicera de detrás de un mostrador, sé el oficio desde abajo, sé comprar, sé matar y pelar callos. Lo he mamado", asegura orgullosa esta mujer de enorme vitalidad que transmite tanta fuerza que es difícil imaginarla dándose por vencida.

A los 51 años le llegó el primer aviso, un cáncer de mama le hizo pisar el freno, "me dijo para, que la vida es algo más", recuerda Maribel Rodríguez. Su vida hasta entonces eran jornadas laborales de 12 y 14 horas, más los hijos, más la exigencia constante por mantener un negocio. Entonces "me olvidé de todo, me dediqué a cuidarme, y ahí mis hijos dieron el do de pecho, se pusieron al frente del negocio y ahí están, lo llevan mejor que yo. Es cuando me di cuenta de que la familia y su apoyo es lo más importante", señala esta mujer que ni el cáncer pudo con su optimismo, ni con su curiosidad porque hoy, sin rastro de la enfermedad, le sigue gustando viajar y conocer nuevos mundos.

Maribel es la tercera generación de mujeres luchadoras en su familia: su abuela comenzó el negocio de la carne con los pollos y pavos que vendía, mataba y desplumaba cada martes en el mercado de Astorga; su madre, de San Román de la Vega, trabajó duro desde joven vendiendo leche de casa en casa, formando parte de aquel inolvidable 'gremio' de las lecheras; y ella, la carnicera que ha sido testigo y parte activa en el empujón dado al sector por los empresarios cárnicos de Astorga hasta convertirlo en un referente de calidad en España.
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