Miguel García Bañales
Miércoles, 28 de Mayo de 2014

Eugenio Curiel, director del Instituto de Astorga (1933-1936), una cabeza brillante que apagó la intolerancia (V)

El Instituto de Astorga, en 1936. La Guerra y la muerte de Eugenio Curiel.

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A principios de febrero de 1936 Eugenio dará dos mítines por Izquierda Republica, uno en Villamejil  y el otro en Villaobispo; en este último habrá una gran asistencia de mujeres, pero no se sabe si era por el gran atractivo físico y la elegancia de Eugenio o por la defensa que éste hacía de la integración de la mujer: seguramente por las dos cosas. También darán mítines Pontones y Cortés, el primero por Izquierda Republicana, aunque éste estará ya próximo a las ideas socialistas, el segundo por el Partido Socialista, en el cual se había integrado a mediados del 34: Pontones también pintará unos carteles electorales muy “agresivos” que gustarán muy poco a la derecha, de hecho “pillarán” al comandante Chinchilla arrancando los carteles.  Estas disputadas elecciones las ganará el Frente Popular y en el primer gobierno que formará Manuel Azaña entrará como Ministro de Hacienda Gabriel Franco. En estos días Pontones le reprochará al director de La Luz el maltrato del periódico con él por haber participado en la campaña electoral, y al pedirle explicaciones le agredirán. Estos días de febrero el Instituto estará de fiesta como consecuencia de la celebración del Carnaval. Pontones y Cortés seguirán dando mítines por la provincia después de las elecciones, las cuales había ganado por poca diferencia el Frente Popular.

En marzo se reincorpora del “destierro” el alcalde Miguel Carro y rápidamente solicitará a Gabriel Franco la construcción de un Instituto. Como no se concederá, en el tiempo se reiterará hasta tres veces, y, a la vista de que no se va  a conceder, se pedirá la incautación del colegio de La Salle (se habían marchado o estaban a punto de hacerlo), que estaba donde hoy está la casa sacerdotal.

 

El 14 de marzo muere Leonor la novia y prometida de Eugenio, parece ser que como consecuencia de la difteria. La influencia de Leonor sobre Curiel debió de ser muy llamativa, pues alguno dirá que se había suavizado mucho políticamente desde que salía con ella.

 

Ya en el mes de abril presenta Eugenio la nueva solicitud para ser profesor en la Escuela de Trabajo, sita en la calle Costilla nº 10, pero no será admitido, ya que no reúne las condiciones: sí serán admitidos tanto Arrojo como Luis Sánchez Gerona, este último como profesor de Dibujo ya que, además de catedrático de Francés, era perito mecánico.

 

A finales de mayo comenzarán los exámenes en el Instituto, que finalizarán en la primera quincena de junio. Finalizados éstos, Eugenio y Bernardo se irán de vacaciones a Valladolid con la familia Curiel, donde se unirá Luis  y su esposa procedentes de Santander. La suerte de Luis a su llegada a Valladolid fue inmensa, pues el nuevo Gobernador Civil de la misma era su amigo Lavín. Éste le entregará toda la documentación referente a sus antecedentes, es decir su expediente quedará limpio, y que tendrá una gran trascendencia como veremos después.

 

La familia Curiel emprenderá la marcha a Vigo para no separarse de Luis, ya que como sabemos se había casado en Vigo, también los acompañará Bernardo. El 13 de julio llegan a Vigo donde se enterarán de la muerte de Calvo Sotelo y ya perciben que los vientos de guerra no tardarán en llegar. El día 20 se producirá la Sublevación en esta ciudad y a los pocos días será detenido Luis. Eugenio y Bernardo se moverán para liberarlo, por lo que buscarán la influencia del catedrático de Astorga, Molina, que veraneaba allí. Molina, que había sido catedrático en Vigo en los años anteriores a ser destinado a Astorga, era un hombre de grandes influencias pues era íntimo amigo del Jefe de Falange y del Jefe de la Prisión: ambos tutelarán seguramente a Luis ya que eran momentos en el que la vida no valía nada y los paseos de los falangistas a los presos eran periódicos y constantes. Menos Eugenio, y como consecuencia Bernardo, el resto de la familia regresa a Valladolid, es decir la madre y las dos hermanas de Eugenio, Crisanta y Cristina. Ya en septiembre ponen en libertad a Luis, por lo que Bernardo y Eugenio dudan qué hacer, si regresar a Astorga o no. Eugenio estará receloso pero Bernardo le anima argumentando que en Astorga eran muy queridos, como así era, y que allí no les pasaría nada. Trascurren los días y les animarán a que se marchen a Portugal, pero al final deciden volver a Astorga ya que tienen que efectuar los exámenes de septiembre.

 

Al llegar, sobre el día 10, el cambio de la ciudad ha sido brutal, de ser una ciudad pacífica y tranquila ha pasado a estar militarizada y fascistizada, con jóvenes de ambos sexos vestidos con camisa azul y saludando con el brazo extendido. El recibimiento, por las miradas, fue hosco y amenazante por parte de la mayoría, por el resto de angustia movida por el terror. Pronto se enterarán de la muerte de Miguel Carro y Cortés, Bernardo sufrirá mucho por esto ya que a Carro lo conocía desde pequeño y sabía de su bondad y de su prudencia, y a Cortés por su bonhomía y por su incasable labor por mejorar la sanidad especialmente de los niños. También se enteran de que el resto de los socialistas están detenidos y de que alguno de los republicanos también. Ya desde finales de julio se hablaba en la ciudad de desaparecidos, de las muertes en Estébanez, en Lucillo…, de los viajes sin retorno a la cárcel de San Marcos de León (aunque si tenían dinero y pagaban volverían, pero sin garantía de seguridad, ya que más tarde y seguramente de noche alguno desaparecerá). El terror era continuo en las personas de izquierdas, ya había empezado el día 18 de julio con las bombas que les pusieron a algunos en sus casas, con el intento de quemar Santa Marta (que les achacarán a ellos), el inexplicable asalto utilizando la fuerza del Ayuntamiento y el paseo de los prisioneros hasta el Cuartel de Santocildes para escarnio público (les insultarán y escupirán); además de las múltiples detenciones ya reflejadas, también la conducción con excesos y abusos de las mujeres de los socialistas al cuartel de la Guardia Civil para que bebieran un vaso de agua, también lo hicieron con los presos socialistas, porque decían que estos habían envenenado el agua de la ciudad; además le dieron ricino a hombres y mujeres, a estas últimas también las pelaban (a alguna varias veces), todo ello para forzar las delaciones, fueran o no fueran ciertas, pues les valía todo; alguna abandonará al novio o al marido y se casarán o juntarán con algún falangista, que represaliaba sobre aquellos: se pedían favores sexuales para tratarlos bien. Siempre al hablar de estos temas tan duros se olvida uno de aquellas mujeres casadas y con niños pequeños, cuyos maridos estaban presos o muertos y que no tenían familia en Astorga: para estas personas, especialmente, mi elevadísimo respeto por las penosas circunstancias que pasaron: sin ingresos, sin apoyos, perseguidas, vejadas, maltratadas,....   durante mucho tiempo.

 

Siguiendo con el Instituto: para los exámenes se incorporarán Eugenio, Bernardo, Francisco Molina, Luis, Eulogio, Juana y el portero Bécares. De los que faltan: a Pontones le coge la Guerra en Murcia y como sabemos se hará comunista, acabando exiliado en México. A Arrojo le coge en Madrid, será depurado y absuelto, y al finalizar la Guerra volverá a Astorga (parece que la farmacia que tenía en Pío Gullon, ya no la regenta a mediados de los 40). A Jerónimo le cogerá la Guerra en Barcelona y será depurado con una condena de seis meses y un día, además de suspensión definitiva para la enseñanza por colaborar con el Ejército republicano. De los ayudantes: Montoya se incorpora al Instituto, Goy a la Escuela de Trabajo, y Franco seguirá en el Instituto y será jefe de la Juventud de Falange. María Petit, auxiliar de secretaría, será depurada sin responsabilidad en Riosalido (Guadalajara) donde ejercerá más tarde como maestra, pero será suspendida definitivamente como auxiliar de secretaría en 1937. Carro, el portero, será encarcelado y condenado a reclusión perpetua.

El día 12 de septiembre se convocan los exámenes de ingreso para los días del 14 al 16, así como el concurso para ocupar con ayudantes los puestos de catedráticos que faltan. Los exámenes de las asignaturas pendientes de junio se realizarán del 24 al 27 con autorización del Rectorado de la Universidad de Salamanca y ya el día 26 se da la relación de aprobados para el ingreso. Seguramente finalizados los exámenes, el obispo suspende “a divinis” a Bernardo (a finales de septiembre ya estaba suspendido), por lo que tendrá que dejar de decir la misa a primera hora de la mañana en Santa Marta, la cual decía todos los días antes de dar sus clases en el Instituto. Unos días después se encontraba Bernardo paseando, cuando un falangista le preguntará si va a continuar en el Instituto, al contestar afirmativamente Bernardo y requiriendo éste al falangista por qué se lo preguntaba, este le dirá: ¡por nada!, ¡por nada!

 

El ambiente se tensiona mucho sobre Bernardo y Eugenio, también sobre el resto de los catedráticos que se presume que sean izquierdistas, ya les reclamarán públicamente que abandonen el Instituto, que se marchen,… Bernardo tiene idea de marcharse, pero Eugenio le dice que no, que él se queda. Acertó Curiel con no irse a Valladolid pues allí se produjo la gran depuración de los concejales de izquierdas del Ayuntamiento y compañeros de Eugenio, ya que de los 15 que había: a 10 los mataron, 1 se escapó y otro estuvo en prisión. La mejor solución era volver a Vigo acompañados de Molina por las buenas relaciones que tenía, pero Eugenio, seguramente por cumplir con su deber, se quedó; es curioso como este tipo de personas fueron tan ingenuas que pensaban que, como no habían hecho nada, no debía de pasarles nada: la mejor solución era huir, como hacían los más comprometidos, pero ese sentimiento de servidor público les fortalecía, a pesar del miedo, para quedarse y cumplir con su obligación.

 

En estos días vuelven a detener en Vigo a Luis, el hermano de Eugenio, abriéndole una causa judicial de la cual milagrosamente saldrá absuelto: uno de los falsos cargos será que había participado en la huelga de 1917, cuando Luis tenía sólo 10 años. Menos mal que Lavín le había dado su expediente en Valladolid y que los padres de Luis destruyeron en los primeros días de la Guerra. Luis, después de su absolución en la causa, será destinado al Instituto de La Coruña, donde será muy reconocido y querido, de allí se irá al de Vigo, después a Madrid y regresando a Vigo otra vez: seguirá vinculado toda su vida con la Universidad de Verano de Santander e impartiendo unas deslumbrantes conferencias, también en Estados Unidos (aquí estuvo 4 años dando clase). Crisanta, la hermana de Eugenio y Luís, que era maestra en Orense, también será detenida, perseguida y depurada.

 

El 7 de octubre a las 10,30 de la mañana muere Luis Sánchez Gerona  en su casa de la calle San Crispín, dicen que en las escaleras, y en el certificado de defunción constará por problemas cardíacos, pero es probable que habiendo sido detenido en el Palacio le hubieran dado ricino esa noche o a primera hora de la mañana, y como consecuencia de ello, agravando su dolencia cardíaca, provocara su muerte. En esos días nos cuenta Carnicer, sobrino de Bernardo Blanco, como a Bernardo le dan ricino una mañana en el Palacio. Seguramente, también, a Molina y a Curiel pues parece ser que vivían juntos en un hotel al lado del Instituto.

 

 Eugenio, el día 12 de octubre, publicará la  propuesta de nuevos catedráticos ayudantes para cubrir los que faltan y, también, la convocatoria para cubrir la vacante de José Carro, que está preso. El día 17  se publicará la relación de nuevos profesores ayudantes con la firma de Curiel, estos serán: Montoya, Aurora del Pozo (de Matemáticas, la separarán definitivamente del servicio en 1937), Monteserín de Dibujo, y Franco.

 

El día 20 se convocarán los exámenes de segunda convocatoria de septiembre y para matrícula de honor, esto último para todos aquellos que quieran optar habiendo sacado sobresaliente: en la firma aparece sólo el Director y de fecha día 19. Este día, el 19, detienen a Leopoldo Panero conduciéndolo a la cárcel, seguramente también a Curiel, ya que ese día no firma el escrito hecho por él. A las dos de la madrugada del día 20 detienen a Ángel Jiménez, novio de Asunción, la hermana de Leopoldo, e hijo del médico forense de Astorga, y seguramente durante la mañana a Bernardo que lo llevan al Palacio Gaudí: cuenta Carnicer como su tío Bernardo es detenido cuando esperaba en el hotel la hora de coger el autobús para marcharse de Astorga. Esa tarde noche conducirán a la prisión de San Marcos a Bernardo, a Eugenio, a Molina Múgica, a Ángel y a Panero. Pasan unos días e irán a ver a Leopoldo a San Marcos sus hermanas, las cuales los verán desnutridos, sucios y pelados, y eso que estarían en la celda de privilegiados, es decir la nº 1, en la cual estaban la “élite de los presos”. En esas fechas irá a la prisión Nestor Alonso, médico militar de Astorga, que iba a ver a su cuñado Santamaría, preso también, pero, al interesarse por Leopoldo, el capitán de la Guardia Civil que mandaba en la prisión le dirá que no se moje mucho pues puede salir quemado de esa historia.

 

He de hacer notar como la notificación del periódico del día 17 señala la firma de Eugenio Curiel, antes nunca se había publicado así, parece como un aviso…a “navegantes”, de que aún están, los que no deben estar,…

 

El día 29 toma posesión como director Eulogio Ramos con el claustro de profesores reunido por orden del Rectorado de la Universidad de Valladolid de fecha 28. Este nombramiento lo confirmará el Boletín con fecha 18 de noviembre y curiosamente nombra secretario a José María Arrojo que no está.

 

Días antes del 28, según la versión de Carnicer, les sacan de San Marcos a Eugenio y a Bernardo sobre las 00 horas del día 22 y les pasean en Villadangos. En este pueblo  se registraron todas las sacas y en la de ese día 22 pasean a 8 personas (no las 20 que cita), ninguna de ellas tiene las características de Bernardo y de Eugenio.  Además las sacas solían ser muy locales, y ésta parece que se componía de personas de Vegas del Condado. Hay otra probable del día 27 de 10 personas pero tampoco hay coincidencias con Bernardo y Eugenio y, además, parecen de Navianos de la Vega. Dirá también Carnicer que Bernardo muere abrazado a un joven, seguramente se refiere, indirectamente, a Eugenio.

 

La versión más probable es la que se deduce del libro de Ricardo Gullón, “La juventud de Leopoldo Panero”, cuando dice, por boca de Leopoldo: la noche del día 1 al 2 de noviembre sacan Ángel Jiménez y lo matan junto a otros en Estébanez.

 

La versión que yo creo más próxima sería la siguiente: la noche del día 1 al 2 salen de San Marcos en una furgoneta Eugenio Curiel, Bernardo Blanco, Ángel Jiménez y el maestro Gerardo Fernández Moreno, y seguramente les dijeron que los pondrían en libertad al llegar a Astorga. Al pasar Estébanez, a la izquierda y siguiendo unos 500 metros por un camino, les mataron. Como hay duda de si eran 4 o 5, el otro podía ser José Fuertes, líder socialista de Astorga y desaparecido al salir libre de San Marcos: aunque dirán que se escapó a Asturias, hay un testimonio de un falangista de Astorga que dirá que fue fusilado. En la causa judicial no aparece como fusilado, pero sí como desaparecido, luego fue paseado en esas fechas. Gerardo, como sabemos, era de Izquierda Republicana como Eugenio y se encontraba en esas fechas preso en San Marcos y más tarde desaparecido; la familia lo registró como muerto en León (seguramente a efectos económicos o administrativos), pero en las referencias no aparece ni siquiera enterrado en aquel cementerio. Otro de los probables puede ser Timoteo Blanco Martínez, absuelto en la causa del Alcalde Miguel Carro, y puesto en libertad el 5 de septiembre. Posteriormente fue detenido y conducido a San Marcos por criticar públicamente la injusticia que se había hecho con Miguel Carro, también fue paseado.

 

En esta versión la única duda, que se plantea, es: si están en otra fosa, en cierto modo más cómoda para los asesinos, que está justo al otro lado de la carretera y más cercana a esta, pero no tiene la potencia de la anterior ya que dicen que en la primera está enterrado un sacerdote.

 

En fechas posteriores a la muerte de Eugenio, ya en invierno, y después de un penoso viaje, incluso andando, la madre de Eugenio se presenta en el Instituto de Astorga. La recibe Eulogio y éste le dará una cartera con monedas antiguas que eran de Eugenio. Al recogerlas, llorando, la madre exclamó: “estas monedas que tanto cariño tenía mi hijo las voy a guardar para cuando venga a Valladolid”. A lo que Eulogio respondió con cierto desprecio: “Eugenio ya no las va a necesitar”.

 

A Enrique, Ana María y a José Manuel, con mi afecto

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