El salto mortal de rodar en otro país
Javier Gutiérrez (Saberius)
![[Img #9825]](upload/img/periodico/img_9825.jpg)
Javier Gutiérrez: ¿Cómo surgió este proyecto tan ambicioso de rodar una película independiente como 'Una noche en el viejo Méjico' en Estados Unidos?
Emilio Aragón: Tras proyectar 'Pájaros de papel' en Los Ángeles me propusieron el guión de la película que finalmente se titularía 'Una noche en el viejo Méjico', acostumbrados como están allí a adaptar historias que suponen una nueva mirada, y al mismo tiempo anunciaron la participación de Robert Duvall. Después tuve una reunión con él mismo. Siempre había sido un admirador suyo, se trata de una leyenda viva (y no sólo por su participación en películas míticas como “El padrino” o “Apocalypse Now” de Francis Ford Coppola). Además ambos deseábamos trabajar en ambientes tranquilos.
De esta forma se produjo el salto mortal de rodar en otro país, con otro idioma y así descubrirme dirigiendo a un hombre con una vitalidad impresionante a pesar de sus 81 años y con unas ideas clarísimas sobre su personaje y la recreación del guión.
Aquello sin duda me trajo a la memoria la personalidad de mi suegro, que era de Oviedo y destacaba como un cascarrabias con un corazón enorme…
Aún así, tres días antes no podía dejar de pensar: ¿por qué estoy aquí?... ¿Metido en todo este follón?... Y lo cierto es que la llegada a la ciudad de Texas es otra historia… Allí conocí a numerosos 'Rangers' que eran como el protagonista de esta historia, la vida en sus ranchos americanos, etc…
J.G.:¿Como fue la relación con un actor tan sui generis como Robert Duvall?
E.A.: Robert Duvall fue muy colaborador. Tenía muchas ganas de hacer ese personaje y yo le mantenía al tanto de todo, incluso se acostumbró a preguntar sobre la toma que utilizaríamos, ya que se acordaba de todas las que habíamos rodado. El personaje que interpretó lo recuerda además como uno de los mejores de su carrera, junto a otros como el de 'El apóstol'… Es un tipo que mira al pasado para conocer el futuro. Debes interiorizarlo, procurar conocerlo 'de corazón' ('by heart')…
J.G.: ¿Ha supuesto algún impedimento añadido el hecho de rodar en un idioma diferente?
E.A.: Para mí ha supuesto un esfuerzo doble, aunque ha sido compensado con creces por las aportaciones de los actores, que en cuanto llegaban al set de rodaje no sólo mejoraban lo imaginado sino que incluso triplicaban lo que habías soñado…
Además, vivimos en tiempo de crisis y aunque no me importa tanto el idioma si la película puede viajar mejor rodándose en otra lengua sí estoy dispuesto a hacerlo. No es algo que me condicione… De hecho ahora tenemos un proyecto con parte de la película en chino, ya que la historia tiene lugar una buena parte en este país. Como decía Clint Eastwood en 'Cartas a Iwo Jima', 'para dirigir emociones da igual el idioma'...
![[Img #9828]](upload/img/periodico/img_9828.jpg)
J.G.: ¿Qué diferencias fundamentales encuentras entre los rodajes en España y la dirección de un filme al otro lado del océano?
E.A.: Los rodajes en Norteamérica son muy peculiares, están caracterizados por el sistema de estudios, los sindicatos (o Unions), las jerarquías de los jefes, etc… Estuve reunido mucho tiempo con el guionista y finalmente le propuse cambiar la historia para que tuviera lugar el día de los muertos. Se trata de un guión que llevaba escrito casi veinticinco años y aún continuaba reescribiéndose…
J.G.: ¿Y la realización en el Sur de Texas con la importancia que concedes a aspectos como el de la elaboración de la banda sonora?
E.A.: Al desarrollarse la película en este territorio fronterizo donde convive el americano puro, el tejano y el Tex-Mex, pude grabar con músicos en Brownsville, en Austin y en Madrid y trabajar de esta forma con equipos de mucho talento, aunque la primera impresión es que había demasiada música y quizás se estaba subrayando demasiado la banda sonora.
Por otra parte comprendí cómo los sonidos propios de las cantinas, del vendedor que grita, del alboroto humano, también podía ser música y nos vimos obligados a eliminar muchos de los fragmentos musicales que previamente habíamos grabado.
Nunca olvidaré el consejo de aquél profesor de música que una vez me dijo: si tu cuerpo te pide ser tonal hazlo así, a pesar de que me pusiera ejemplos como el de Kaplan y otros músicos americanos. Y al final fue lo que funcionó…
J.G.: Ese esmero tanto en la ambientación escénica y sonora como en la cuidada fotografía que predomina en la película potencia su sentido último y le aporta una calidad difícil de encontrar en otras producciones similares, tanto en road movies como en los westerns fronterizos actuales…
E.A.: Yo soy el que da la cara pero al final hay un equipo importante de guionistas, escritores, técnicos a los que se debe la factura final de la película. Por más preparada que tengas una producción hay problemas que surgen todos los días…
La gran ventaja es que tenía a David Omedes como director de fotografía y es un profesional que defiende el trabajo por encima de todo, y defendió el proyecto como si fuera suyo, el tiempo que tenía estimado para cada secuencia y mi preparación de las jornadas de trabajo. Sin duda me quedo con esta última producción de todos los proyectos que he llevado a cabo. Pero el equipo es fundamental…
![[Img #9826]](upload/img/periodico/img_9826.jpg)
J.G.: -Aunque siempre es necesaria la mano maestra de un director de orquesta que pueda coordinar todos esos talentos de la forma más adecuada y asumiendo las más delicadas decisiones… ¿Cómo surgió la idea de acercarse a la realización?
E.A.: Al principio tan sólo deseaba conocer, asomarme detrás de la cortina para saber cómo era la realización. Después del arranque en la época de la televisión privada he podido estar ahí desde los inicios conociendo los entresijos… Hace más de diez años pensé: creo que tengo la mochila cargada y puedo intentar la dirección de cine, me apetecía porque el cine reúne todo lo relacionado con escribir, componer y dirigir, y todavía se mantiene ese aroma artesanal, como las pinzas que sujetan las gelatinas de los focos cuando se ilumina, y todos esos detalles… Después, además, llegaron todos los premios internacionales a la primera película “Pájaros de papel”, como los Premios del Público en el Festival de Toronto, en el de Montreal, en el Festival de Tokio, en el de Seattle y también en otros como el de Woodstock… Y también la nominación a los Premios Goya….
Ocurrieron cosas muy interesantes como lo que pasó en Tokio, tras la advertencia que me habían hecho sobre los japoneses como público que no aplaude mucho y sin embargo no sólo aplaudieron sino que se emocionaron profundamente, algunos incluso lloraron… Claro, ellos vivieron la Segunda Guerra Mundial…
En la película hay frases, líneas, comentarios muy locales. En el festival del Southwest de Austin la reacción del público fue muy curiosa… El público era muy participativo… De entre el público asistente a la película hay que destacar el importante grado de identificación con los tipos que aparecen en ella, sobre todo con el personaje de Duvall…
J.G.: Siempre has estado muy relacionado con las manifestaciones artísticas en un sentido amplio del término, desarrollando talentos tanto en el teatro como en la música… ¿Qué nos puedes contar de tus méritos como compositor con creaciones como “Largo suspiro de vida”, acreedora de importantes premios?
E.A.: Se trata de una cantata para coro, orquesta y barítono (José Cañabel) sobre un texto de José Saramago traducido al latín en 1993. Lo que hice fue seguir el texto, ya que soy más pragmático y me resulta más fácil dejarme llevar por las imágenes que evoca el texto, aunque el mundo se me representa antes como música…
Formo parte de la segunda generación de una familia dedicada al circo y al teatro y he tenido la suerte de conocer a leyendas como Luis Andrini en Argentina o Joselu en Venezuela. Tuve mucha suerte de poder crecer escuchando y así aprender, y de compartir estos conocimientos con familias como los Merlo o los Gutiérrez Caba. Además, cuando dije a mi padre que me iba a matricular en Medicina me miró como un marciano… Tan sólo lo intenté con unas pocas asignaturas… Dicen que 'la patria de un hombre es su infancia'. Al final yo llego a Buenos Aires y a Puerto Rico y Venezuela y tengo gente con la que me identifico y me lo paso muy bien…
También he tenido la inmensa suerte de trabajar con Tamara Rojo para el ballet 'Blancanieves', componiendo la partitura de este espectáculo que con el tiempo se ha ido convirtiendo en uno de los favoritos del público. Se trata de atmósferas y acercamientos distintos a la hora de componer… La forma de trabajar es apasionante.
La música que más escucho actualmente y que quizás me inspire es el barroco inglés. También me encanta el Jazz.
![[Img #9827]](upload/img/periodico/img_9827.jpg)
J.G.: ¿Cómo te definirías a ti mismo, aparte de aquél memorable cuasi-aforismo que formó parte de nuestra inolvidable educación humorística y que rezaba: “Yo soy Emilio Aragón y usted no lo es…”
E.A.: Soy un insatisfecho estructural, me siento en un diván y vuelvo loco al psiquiatra… Me hubiera gustado vampirizar o hacer de otra forma algunos momentos de mi vida… Si de algo sé es que he aprendido muchísimo del fracaso, de los numerosos patinazos que he tenido. Al final no hay metas sino que se trata de hacer las cosas lo mejor que uno pueda, procurando no hacer daño a nadie…
J.G.: -Como actor y realizador iniciado en el ámbito de la pequeña pantalla, ¿qué le parece el nivel actual de la ficción televisiva española?
E.A.: 'Médico de familia' o 'Farmacia de guardia' fueron series que marcaron un hito en la ficción española e internacional, que ahora tiene un nivel altísimo con títulos como “El príncipe”, “Velvet”, “El tiempo entre costuras”, “Aída”, “De boca en boca”. También las avalan los datos que demuestran el éxito universal de nuestro país en este tipo de ficción, ya que España está entre los tres o cinco países que más series exporta a Europa. Me sentiría honrado de poder dirigir una serie americana, para el público que hay en plataformas como la HBO, que se emite por cable, con esos presupuestos; y si se las encargan a guionistas o directores españoles lo harían muy bien; de hecho a Juan Antonio Bayona le han ofrecido realizar el capítulo piloto para una serie de la HBO que finalmente dirigirá y eso es todo un orgullo. Esta es la misma cadena que tiene series tan interesantes como “True Detective”… En Inglaterra también se hace una producción brillante para la televisión, con series como “Downtown Abbey”, que no me importaría dirigir si se diera el caso…
J.G.: Y retomando tu primer oficio y el de otros compañeros de profesión, ¿hay algún intérprete actual español o extranjero por el que sientas especial predilección?
E.A.: He tenido la suerte de trabajar con Luis Tosar y me gustaría seguir trabajando con él.
De los extranjeros me gustan mucho Ryan Goslin, Ethan Hawke y actrices como Marion Cotillard o Belén Rueda, que está viviendo un momento muy dulce, con una carrera brillantísima.
J.G.: Volviendo al trabajo de guionista y para finalizar con el mismo, ¿hay algún escritor de ficción, en prosa o en verso, con el que te hayas sentido especialmente identificado?...
E.A.: Rafa Soler es para mí uno de los escritores con mayor sensibilidad, de los que van sembrando poco a poco hasta que, de repente, lo que han sembrado comienza a florecer… Me encantan sus poemas, entre los que se encuentran mis títulos favoritos: “58” y “Conste en acta”…
Javier Gutiérrez (Saberius)
Javier Gutiérrez: ¿Cómo surgió este proyecto tan ambicioso de rodar una película independiente como 'Una noche en el viejo Méjico' en Estados Unidos?
Emilio Aragón: Tras proyectar 'Pájaros de papel' en Los Ángeles me propusieron el guión de la película que finalmente se titularía 'Una noche en el viejo Méjico', acostumbrados como están allí a adaptar historias que suponen una nueva mirada, y al mismo tiempo anunciaron la participación de Robert Duvall. Después tuve una reunión con él mismo. Siempre había sido un admirador suyo, se trata de una leyenda viva (y no sólo por su participación en películas míticas como “El padrino” o “Apocalypse Now” de Francis Ford Coppola). Además ambos deseábamos trabajar en ambientes tranquilos.
De esta forma se produjo el salto mortal de rodar en otro país, con otro idioma y así descubrirme dirigiendo a un hombre con una vitalidad impresionante a pesar de sus 81 años y con unas ideas clarísimas sobre su personaje y la recreación del guión.
Aquello sin duda me trajo a la memoria la personalidad de mi suegro, que era de Oviedo y destacaba como un cascarrabias con un corazón enorme…
Aún así, tres días antes no podía dejar de pensar: ¿por qué estoy aquí?... ¿Metido en todo este follón?... Y lo cierto es que la llegada a la ciudad de Texas es otra historia… Allí conocí a numerosos 'Rangers' que eran como el protagonista de esta historia, la vida en sus ranchos americanos, etc…
J.G.:¿Como fue la relación con un actor tan sui generis como Robert Duvall?
E.A.: Robert Duvall fue muy colaborador. Tenía muchas ganas de hacer ese personaje y yo le mantenía al tanto de todo, incluso se acostumbró a preguntar sobre la toma que utilizaríamos, ya que se acordaba de todas las que habíamos rodado. El personaje que interpretó lo recuerda además como uno de los mejores de su carrera, junto a otros como el de 'El apóstol'… Es un tipo que mira al pasado para conocer el futuro. Debes interiorizarlo, procurar conocerlo 'de corazón' ('by heart')…
J.G.: ¿Ha supuesto algún impedimento añadido el hecho de rodar en un idioma diferente?
E.A.: Para mí ha supuesto un esfuerzo doble, aunque ha sido compensado con creces por las aportaciones de los actores, que en cuanto llegaban al set de rodaje no sólo mejoraban lo imaginado sino que incluso triplicaban lo que habías soñado…
Además, vivimos en tiempo de crisis y aunque no me importa tanto el idioma si la película puede viajar mejor rodándose en otra lengua sí estoy dispuesto a hacerlo. No es algo que me condicione… De hecho ahora tenemos un proyecto con parte de la película en chino, ya que la historia tiene lugar una buena parte en este país. Como decía Clint Eastwood en 'Cartas a Iwo Jima', 'para dirigir emociones da igual el idioma'...
J.G.: ¿Qué diferencias fundamentales encuentras entre los rodajes en España y la dirección de un filme al otro lado del océano?
E.A.: Los rodajes en Norteamérica son muy peculiares, están caracterizados por el sistema de estudios, los sindicatos (o Unions), las jerarquías de los jefes, etc… Estuve reunido mucho tiempo con el guionista y finalmente le propuse cambiar la historia para que tuviera lugar el día de los muertos. Se trata de un guión que llevaba escrito casi veinticinco años y aún continuaba reescribiéndose…
J.G.: ¿Y la realización en el Sur de Texas con la importancia que concedes a aspectos como el de la elaboración de la banda sonora?
E.A.: Al desarrollarse la película en este territorio fronterizo donde convive el americano puro, el tejano y el Tex-Mex, pude grabar con músicos en Brownsville, en Austin y en Madrid y trabajar de esta forma con equipos de mucho talento, aunque la primera impresión es que había demasiada música y quizás se estaba subrayando demasiado la banda sonora.
Por otra parte comprendí cómo los sonidos propios de las cantinas, del vendedor que grita, del alboroto humano, también podía ser música y nos vimos obligados a eliminar muchos de los fragmentos musicales que previamente habíamos grabado.
Nunca olvidaré el consejo de aquél profesor de música que una vez me dijo: si tu cuerpo te pide ser tonal hazlo así, a pesar de que me pusiera ejemplos como el de Kaplan y otros músicos americanos. Y al final fue lo que funcionó…
J.G.: Ese esmero tanto en la ambientación escénica y sonora como en la cuidada fotografía que predomina en la película potencia su sentido último y le aporta una calidad difícil de encontrar en otras producciones similares, tanto en road movies como en los westerns fronterizos actuales…
E.A.: Yo soy el que da la cara pero al final hay un equipo importante de guionistas, escritores, técnicos a los que se debe la factura final de la película. Por más preparada que tengas una producción hay problemas que surgen todos los días…
La gran ventaja es que tenía a David Omedes como director de fotografía y es un profesional que defiende el trabajo por encima de todo, y defendió el proyecto como si fuera suyo, el tiempo que tenía estimado para cada secuencia y mi preparación de las jornadas de trabajo. Sin duda me quedo con esta última producción de todos los proyectos que he llevado a cabo. Pero el equipo es fundamental…
J.G.: -Aunque siempre es necesaria la mano maestra de un director de orquesta que pueda coordinar todos esos talentos de la forma más adecuada y asumiendo las más delicadas decisiones… ¿Cómo surgió la idea de acercarse a la realización?
E.A.: Al principio tan sólo deseaba conocer, asomarme detrás de la cortina para saber cómo era la realización. Después del arranque en la época de la televisión privada he podido estar ahí desde los inicios conociendo los entresijos… Hace más de diez años pensé: creo que tengo la mochila cargada y puedo intentar la dirección de cine, me apetecía porque el cine reúne todo lo relacionado con escribir, componer y dirigir, y todavía se mantiene ese aroma artesanal, como las pinzas que sujetan las gelatinas de los focos cuando se ilumina, y todos esos detalles… Después, además, llegaron todos los premios internacionales a la primera película “Pájaros de papel”, como los Premios del Público en el Festival de Toronto, en el de Montreal, en el Festival de Tokio, en el de Seattle y también en otros como el de Woodstock… Y también la nominación a los Premios Goya….
Ocurrieron cosas muy interesantes como lo que pasó en Tokio, tras la advertencia que me habían hecho sobre los japoneses como público que no aplaude mucho y sin embargo no sólo aplaudieron sino que se emocionaron profundamente, algunos incluso lloraron… Claro, ellos vivieron la Segunda Guerra Mundial…
En la película hay frases, líneas, comentarios muy locales. En el festival del Southwest de Austin la reacción del público fue muy curiosa… El público era muy participativo… De entre el público asistente a la película hay que destacar el importante grado de identificación con los tipos que aparecen en ella, sobre todo con el personaje de Duvall…
J.G.: Siempre has estado muy relacionado con las manifestaciones artísticas en un sentido amplio del término, desarrollando talentos tanto en el teatro como en la música… ¿Qué nos puedes contar de tus méritos como compositor con creaciones como “Largo suspiro de vida”, acreedora de importantes premios?
E.A.: Se trata de una cantata para coro, orquesta y barítono (José Cañabel) sobre un texto de José Saramago traducido al latín en 1993. Lo que hice fue seguir el texto, ya que soy más pragmático y me resulta más fácil dejarme llevar por las imágenes que evoca el texto, aunque el mundo se me representa antes como música…
Formo parte de la segunda generación de una familia dedicada al circo y al teatro y he tenido la suerte de conocer a leyendas como Luis Andrini en Argentina o Joselu en Venezuela. Tuve mucha suerte de poder crecer escuchando y así aprender, y de compartir estos conocimientos con familias como los Merlo o los Gutiérrez Caba. Además, cuando dije a mi padre que me iba a matricular en Medicina me miró como un marciano… Tan sólo lo intenté con unas pocas asignaturas… Dicen que 'la patria de un hombre es su infancia'. Al final yo llego a Buenos Aires y a Puerto Rico y Venezuela y tengo gente con la que me identifico y me lo paso muy bien…
También he tenido la inmensa suerte de trabajar con Tamara Rojo para el ballet 'Blancanieves', componiendo la partitura de este espectáculo que con el tiempo se ha ido convirtiendo en uno de los favoritos del público. Se trata de atmósferas y acercamientos distintos a la hora de componer… La forma de trabajar es apasionante.
La música que más escucho actualmente y que quizás me inspire es el barroco inglés. También me encanta el Jazz.
J.G.: ¿Cómo te definirías a ti mismo, aparte de aquél memorable cuasi-aforismo que formó parte de nuestra inolvidable educación humorística y que rezaba: “Yo soy Emilio Aragón y usted no lo es…”
E.A.: Soy un insatisfecho estructural, me siento en un diván y vuelvo loco al psiquiatra… Me hubiera gustado vampirizar o hacer de otra forma algunos momentos de mi vida… Si de algo sé es que he aprendido muchísimo del fracaso, de los numerosos patinazos que he tenido. Al final no hay metas sino que se trata de hacer las cosas lo mejor que uno pueda, procurando no hacer daño a nadie…
J.G.: -Como actor y realizador iniciado en el ámbito de la pequeña pantalla, ¿qué le parece el nivel actual de la ficción televisiva española?
E.A.: 'Médico de familia' o 'Farmacia de guardia' fueron series que marcaron un hito en la ficción española e internacional, que ahora tiene un nivel altísimo con títulos como “El príncipe”, “Velvet”, “El tiempo entre costuras”, “Aída”, “De boca en boca”. También las avalan los datos que demuestran el éxito universal de nuestro país en este tipo de ficción, ya que España está entre los tres o cinco países que más series exporta a Europa. Me sentiría honrado de poder dirigir una serie americana, para el público que hay en plataformas como la HBO, que se emite por cable, con esos presupuestos; y si se las encargan a guionistas o directores españoles lo harían muy bien; de hecho a Juan Antonio Bayona le han ofrecido realizar el capítulo piloto para una serie de la HBO que finalmente dirigirá y eso es todo un orgullo. Esta es la misma cadena que tiene series tan interesantes como “True Detective”… En Inglaterra también se hace una producción brillante para la televisión, con series como “Downtown Abbey”, que no me importaría dirigir si se diera el caso…
J.G.: Y retomando tu primer oficio y el de otros compañeros de profesión, ¿hay algún intérprete actual español o extranjero por el que sientas especial predilección?
E.A.: He tenido la suerte de trabajar con Luis Tosar y me gustaría seguir trabajando con él.
De los extranjeros me gustan mucho Ryan Goslin, Ethan Hawke y actrices como Marion Cotillard o Belén Rueda, que está viviendo un momento muy dulce, con una carrera brillantísima.
J.G.: Volviendo al trabajo de guionista y para finalizar con el mismo, ¿hay algún escritor de ficción, en prosa o en verso, con el que te hayas sentido especialmente identificado?...
E.A.: Rafa Soler es para mí uno de los escritores con mayor sensibilidad, de los que van sembrando poco a poco hasta que, de repente, lo que han sembrado comienza a florecer… Me encantan sus poemas, entre los que se encuentran mis títulos favoritos: “58” y “Conste en acta”…