La vuelta de Pedro Olea al lugar del crimen
Unas horas antes de que Pedro Olea recogiera el Premio de Honor del Festival de Cine 'Ciudad de Astorga', el realizador astorgano Javier Gutiérrez, Saberius, le entrevistó. El director de cine vasco desvela en esta conversación cómo se ha tenido que pelear cada película para sacarla adelante y las censuras que aún hoy, en 2014, tiene que sortear.
Javier Gutiérrez: El primer corto que hiciste fue en la escuela de cine como trabajo de fin de carrera, tenía que ver con el poema de Poe , ‘Anabel Lee’.
Pedro Olea: Está basado en un cuento de un argentino que logró el premio ‘Life’ en castellano que se titulaba 'Anabel', porque también en el cuento original salía 'Anabel Lee' y el nombre de Anabel. Era también un homenaje al terror, un homenaje a Henry James; en un momento dado las protagonistas se iban al cine y veían lo que en España se llamó suspense que en aquel caso era ‘Otra vuelta de tuerca’, o ‘Los inocentes’.
Desde 'Anabel Lee' se veía venir que yo iba por lo morbosillo. Por aquella época había rodado en 35 mm un 'Ray Bradbury' de ciencia-ficción: ‘El parque de juegos’, con niños, vampiros y similares. Hace poco conseguí un DVD con mis tres prácticas de la escuela de cine: la primera, muda en 16 mm,’ La última página’; una mujer que se suicida, con la peculiaridad de que fue rodada en la casa que había sido de Ava Gardner. La segunda ya en plan profesional, ‘Parque de juegos’ sobre un cuento de Ray Bradbury y la tercera ‘Anabel Lee’, luego la hizo en cine Joseph Losey con el título de ‘Ceremonia Secreta’, con Robert Michum, Elisabeth Taylor y Mia Farrow. La iba a hacer yo con Marisol y cuando ya estábamos en el proyecto los productores se enteraron que ya tenían los derechos y la estaba rodando nada menos que Joseph Losey.
J.G.: Y después vino el debut en largometraje con ‘Días de viejo color’, era el año 68.
P.O.: Y luego una cosa infumable que se llamaba 'En un mundo diferente’, pero que la distribuyeron con el título de 'Juan y Junior en un mundo diferente', con lo cual es peor todavía el título; tal como la recuerdo eran ‘Los Brincos’ con marcianos; cuatro actores que hacían ocho papeles en Santiago de Compostela. En esto se separan 'Los Brincos' y quedan Juan y Junior, con lo cual en el guión final en lugar de los ocho protagonistas ya solo estaban cuatro. Al final resultó un disparate. De manera que la única copia de esa película creo tenerla yo y no pretendo dejársela a nadie.
J.G.: En el año 70 llegó 'El bosque del lobo' que además ha sido reconocida como un clásico del cine de terror.
P.O.: Sí, sí, lo reconocieron incluso en Sitches donde me dieron un premio muy valioso, una reproducción del robot de la película de Fritz Lang en 'Metrópolis’; me lo concedieron por mi visión del terror: En ‘Akelarre’, por mi visión de las brujas y por ese punto de vista casi antropológico de un caso real de presunta licantropía en 'El bosque del lobo'.
J.G.: ¿Existió ese 'lobishome' en realidad?
P.O.: Claro que existió, lo que pasa es que no era hombre-lobo, se trataba de un enfermo, de un asesino en serie, un epiléptico condicionado por un medio empobrecido. Cuando llegó a oídos de Arias Navarro el contenido de esta película quiso quitarla, se escandalizó, pidió permiso para verla; yo era el productor también y de ello surgió ‘El bosque de Ancines’. Carrero Blanco al verla se escandalizó de la visión de España negra, pues empezabas viendo cómo unos niños se reprimen y ven sexo de animales… así que intentó prohibirla.
Estábamos todos acongojados, mi familia había invertido dinero para que hiciera esa película, muchos familiares habían colaborado; pero por suerte le convencieron de que ya bastaba con el escándalo de Basilio Martín Patino y su ‘Canciones para después de una guerra’, además ‘El bosque del lobo’ ya había tenido un premio en Valladolid en el 'Festival de cine religioso y de valores humanos’ y para colmo era el premio ‘San Gregorio’. Así que le debieron de decir: "Almirante, tal y como están las cosas va a ser mejor dejarlo como está". Luego obtuve el premio en Chicago, pero para mí el mayor premio fue haberle ganado la partida a Carrero Blanco.
J.G.: ¿Cómo se hizo la selección de localizaciones en Astorga ?
P.O.: No, no, pasa por Astorga, no se dice el nombre de la ciudad pero el buhonero Benito Freire, que en realidad se llamaba Manuel Blanco Villasanta, iba a Castilla y a Santander. Camino de Santander asesina a varias mujeres y luego vuelve a entrar por Galicia desde León. Aquí, en Astorga, hacía de correveidile de Alfredo Mayo y Amparo Soler Leal y se pone enfermo; más tarde regresa a Galicia y se hace religioso. Se sabe en todo momento que esa población es Astorga y que transcurre por la provincia de León.
J.G.: Una ciudad de paso, ¿no?
P.O.: Una ciudad de entre las que él recorría, podía haber elegido Santander porque en el guión se hablaba de los barcos, pero Astorga nos quedaba más cerca del rodaje y a mí me pareció una ciudad maravillosa; y me lo sigue pareciendo, con esa plaza increíble, aquella tienda, esa mercería que tenía y ahora es hotel, la cual era una joya, un decorado impagable para poder situar allí a María Fernanda Ladrón de Guevara; fue una gozada esa tiendita para mí. Ya suponía yo según venía para aquí que en estos tiempos no la iba a encontrar. Lo que sí suponía que iba a estar mejor era la casa de los Panero, porque yo la recuerdo como era en la película, con una verja de forja y un jardín romántico donde los actores jugaban amistosamente a las cartas. La verja ha desaparecido y han dejado todo liso con unas piedras y siembra de grijo, como si fuera una instalación, y ninguna cosa más. Ya la alcaldesa dice que lo de la verja se lo van a replantear, pero que los árboles estaban podridos y que todo se andará. ¡Qué lo dejen como era, si es casa de poetas!, emanaba poesía, romanticismo. ¡Qué se dejen de pintar por las paredes poemas de Leopoldo o hacer dibujitos! ¡Qué lo lean, eso es lo que importa!
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J.G.: Me acuerdo, como anécdota familiar que nos contaban los abuelos, que se habían ocultado detrás de las cortinas mientras se rodaba la secuencia aquella.
P.O.: Las escenitas de aquí están muy bien y además en cuanto vi esa fachada con los maragatos que golpean las horas pensé en cerrar la secuencia tras los tañidos de la campana; bon, bon, bon, bon y vuelta a Galicia donde besa la tierra gallega y sigue su hacer criminal. Pero fue una gozada el rodaje aquí, entre gente maravillosa y lo pasé muy bien, por ello he aceptado este premio [Premio de Honor en el Festival de Cine 'Ciudad de Astorga], es como un regreso al lugar del crimen.
J.G.: Por cierto, yo creo que tiene mucho más encanto que la última versión de 'Roma Santa'.
P.O.: Sí, no me gusto. Es otra cosa, está hecha de manera distinta. Ni siquiera parece un buhonero, semeja más un galán inglés. Para ‘Roma Santa’ lo mejor sería disponer de un López Vázquez y afearlo con dientes falsos, ponerle peluca, falsearlo más que un monedero falso. Y no ese gran actor de Julien Sans y la guapísima Elsa Pataki y la obsesión del presente por la acción, demasiada acción… A mí, sin embargo, me interesaba tanto más el ambiente valleinclanesco que tenía la historia. Quería interpretar el caso auténtico sobre el que se hizo la novela Juan Antonio Porto y yo adaptamos la novela y empezamos a producirla, pero como se metió Bardem por medio a punto estuvimos de dejarlo.
Fue mi comienzo como productor. Hasta entonces me ofrecían películas de tipo ‘Yeyé’. Yo tenía un programa en televisión en la segunda cadena que se llamaba ‘Último grito’, con Iván Zulueta, que en aquellos tiempos se inventó el videoclip poniendo imágenes a los Beatles. Yo me veía haciendo películas con cantantes y yeyés por los siglos de los siglos. Cuando Porto me ofreció la novela, Astorga me pareció el pueblo perfecto para reconstruir una historia del siglo XIX, para filmar una de sus salidas y de los correveidiles que tenía con doña Pacucha, el personaje de Amparo Soler Leal.
J.G: Después llegó la adaptación de Benito Pérez Galdós, 'Tomento' en el año 1974, con una línea ya marcada de trasfondo social.
P.O.: Sí, yo iba a hacer 'La Regenta' y estuve también en Vetusta, en Oviedo con Emiliano Piedra.
J.G.: 'La Regenta' que al final hizo Gonzalo Suárez.
P.O.: Y me cabreé con Gonzalo. Yo estaba rodando con Víctor Manuel 'Tan lejos, tan cerca', y cuando estaba trabajando en la parte asturiana apareció por allí Gonzalo Suárez, que saludó a Ana y a Víctor, y me dijo: "¿Cómo te vas a atrever a hacer 'La Regenta'? Yo como asturiano y colega te digo que eso es imposible, que te la vas a cargar. ¿Cómo va a hacer Enma Penella de Ana Ozores? Si se ha cargado 'Fortunata y Jacinta', también se va a cargar 'La Regenta', piénsatelo Pedro". Así que me lo pensé y acepté 'Tormento'. Además 'La Regenta' se retrasaba por los problemas de censura y Emma Penella se había vuelto a quedar embarazada. Entonces me decidí por 'Tormento'; cambié un Clarín por un Galdós. ‘La Regenta’ se la ofrecieron a Gonzalo y va y la hace. Emma Penella hace de Ana Ozores y pone de criada a la Charo López de entonces, que era como un Ava Gardner jovencita. Años después hicimos las paces durante el cumpleaños de un amigo nuestro y de Pepe Sacristán; entonces le dije: “Menudo morro tienes, Gonzalo, te recuerdo que me desanimaste para hacer ‘La Regenta’". Con el morrazo y el ingenio que tiene me contestó: “la verdad es que yo me planteé hasta dónde llegaría partiendo de un imposible”; así que le respondí: “¡vete a tomar por culo!” (risas), pero bueno, nos descojonamos y yo encantado después de haber hecho ‘Tormento’, a él no lo quedó bien ‘La Regenta’, y a mí me vino muy bien ‘Tormento’ porque fiché con Frade una película al año; hicimos ‘Pim, Pam, Pum, fuego’, ‘La Corea’, ‘Un hombre llamado Flor de Otoño’ y esta en la que corté él.
J.G.: Con ‘Un hombre llamado Flor de Otoño’ de 1978 ya sigues una línea marcadamente social, es una pintura de costumbres.
P.O.: También lo era ‘Tormento’, incluso ‘El bosque del lobo’…
J.G.: Galdós se caracteriza por todo eso…
P.O.: Siempre me ha interesado mucho estudiar cómo se comportaba la gente de aquella época, las relaciones, la religión, las fuerzas vivas… 'Un hombre llamado Flor de Otoño' también era una función prohibida por la censura pero la quería hacer todo el equipo, Berlanga, etc… Como yo me llevaba muy bien con Frade le dije: “Pepe, cómprame los derechos de ésta", porque habíamos pinchado con ‘La Corea’ después de ‘Tormento’ y ‘Pim, pam, pum fuego’, que han ido muy bien. Y se adelantó, pagó más y consiguió quitarse una espina con esa película, que también quería hacerla Ricardo Franco repitiendo la historia de Cela que adaptó, la de ‘Pascual Duarte’, y con José Luis Gómez.
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J.G.: Y después en el año 84 ya se produce ‘Aquelarre’...
P.O.: Sí, en esta película el parón que hubo fue por la muerte de Franco. Murió estrenándose ‘Pim, pam, pum fuego’ con Oiarzabal, un distribuidor franquista que haciendo millones y millones le entró un remordimiento y la quitó del cine… (risas) Que era vasco, por cierto. Había habido amenazas de bomba de los de extrema derecha que querían quemar el cine. Era una película fuerte para aquella época pero hoy en día habría problemas para hacerla porque, no sé, parece que estamos volviendo en algunos niveles a cosas parecidas de intransigencia y demás. Después de la muerte de Franco se había abierto la posibilidad de que iba a haber comunidades autónomas que ayudaran al cine, se sabía que había ayudas del Gobierno de Euskadi, del Gobierno Vasco y la Televisión Vasca y yo dije, "¡coño!, lo que he querido hacer siempre". Yo quería repetir la faena, siempre vuelvo a ‘El bosque del lobo’, es mi película, la que me descubrió y la que me abrió un camino.
A mí siempre me ha interesado el terror pero estudiando qué hay de verdad en las leyendas, en el propio cine de terror y la literatura para que un hombre sea considerado un 'alobado'. Me interesaba hacer lo mismo con brujas, estudiar qué hay de verdad en las brujas; por Goya, por la literatura, por el cine, incluso la consideración social que se les tiene, por ejemplo, le dices a una ‘tía’: “eres una bruja” y nos lo tomamos como un insulto; sin embargo las brujas eran unas ‘tías’ muy listas, más listas que los ‘tíos’, mucho más que los curas por lo menos y que muchos médicos por Salamanca aprobados. Había esa lucha entre el poder masculino y femenino, entre el falo de una torre de iglesia y el útero de una cueva, por eso me fascinaba y estuve en tratos con Julio Caro Baroja, me iba a ver a Severo Ochoa en Navarra, en la Fundación Príncipe de Viana. El caso es que descubrí un caso auténtico y a Frade le dije: “Pepe, lo siento, pero yo quiero hacer una de brujas, si tú quieres que nuestra siguiente película sea ‘Akelarre’ me quedo”. Y me dijo: “No, las brujas no te van a dar un duro" y me propuso, que dije que no, ‘Sangre y Arena’ con guión de Azcona y con Sharon Stone como protagonista cuando todavía era Charito Stone. Pues le dije que no. En Madrid estuve varios años hasta montar ‘Akelarre’ con subvenciones, con la del Ministerio, la de Madrid, y con todo el tinglado económico. Mientras tanto viví de la publicidad pero hice 'Akelarre' que es lo que quería.
J.G.: Que por cierto se entremezcla el tema de la caza de brujas con la de un campesino que se rebela ante un terrateniente, de un propietario que pretende al final aniquilarlo…
P.O.: Indirectamente también, todo está relacionado. La caza de brujas está promovida por un señor feudal que quiere ser el cacique y señor feudal pero el pueblo se rebela cuando anuncia una nueva leva de soldados. Ante esa rebelión se inventa lo de las brujas en connivencia con el cura, todo eso está documentado. Hay un libro del que sale el guión de la película que se titula ‘La brujería en Navarra en sus documentos' de Florencio Idoate. Se rodó en los mismos sitios donde pasó la historia.
J.G.: Después en 1985 llega el capítulo de ‘La huella del crimen’, ‘Las envenenadas de Valencia’.
P.O.: En este rodaje me cabreé con el productor, Pedro Costa, porque se rodaba en 16mm. En el laboratorio 'Cineforocolor y Cinematiraje Riera', y le dije: “Yo soy muy mayor y he hecho mucho cine para rodar en 'cinexín'”, había que rodarlo en tres semanas, una semana para rodar en Valencia y dos en plató, en 'Cinearte' en Madrid, y no había dinero para nada, así que me tuve que inventar cosas para sacar dinero. Me gusta ambientar mucho las películas, disfruto mucho…, por ejemplo yo quería un tranvía, y no había. Conseguí uno en el Museo del Tranvía, sin producción por medio, pero la cosa se complicó porque ya no había carriles en Valencia; nos sacó del apuro una marca de lejías, 'Lejías Alfonso', que trajo el tranvía pero para hacer todo ese lío me pusieron la condición de que sacara en treinta segundos ‘Lejías Alfonso’. Pues a pesar de todas estas cosas, de estar rodada en 'Cinexin', sin medios, con un color raro, creo que es uno de mis mejores trabajos. Luis Llach, que también es amigo mío, me hizo la banda sonora sin dinero, él hace todas las voces y todos los instrumentos. O sea que me salió gratis la banda sonora de Luis Llach, el tranvía de 'Lejías Alfonso'. Todo lo demás lo hice como pude, con la gran suerte de que apareciera Terele Pávez que está maravillosa. Sí, creo que es uno de mis mejores trabajos, sobre todo por las dificultades terribles que tuvimos.
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J.G.: Después en los noventa llega la consagración, la consolidación, por llamarlo así, con ‘El maestro de Esgrima’, adaptación de la novela de Pérez Reverte, ¿qué recuerdas de aquella experiencia?...
P.O.: Yo tenía la novela, entonces Pérez Reverte tampoco era Pérez Reverte como Sharon Stone no era la Sharon Stone de ahora .Pérez Reverte sólo había publicado ‘El húsar’ y ‘El maestro de esgrima’ y esta la tenía yo guardada en elcajón de posibles novelas cinematografiables. Después de la decepción que tuve con el Gobierno Vasco al hacer ‘Aquelarre’ y ‘Bandera negra’, quise embarcarme en ‘Presentimiento’, basado en el crimen de Vizama narrado por Pío Baroja y me dijeron que no, que esa película de crímenes de pueblo no daba una imagen positiva de Euskadi. Yo les dije que no me presentaba a concursos de imágenes positivas de Euskadi sino a generar una infraestructura de trabajo que era lo que decía el Consejero de Cultura.
Por ello compramos los derechos a Arturo Pérez Reverte, que vino al rodaje y me acuerdo de que le presenté a Miguel Rellán que hacía de anarquista. Por cierto, en una escena de Miguel Rellán en la que dice: “Los chulos del rey… Los chulos de la reina… Todos a la guillotina…”, la pusieron en internet durante el 15-M y ahí sigue, pones en You Tube 'guillotina' y aparece rápidamente la escena esa. Y bueno, tenía mucha ilusión en hacerla, la coproduje con Antonio Cardenal y nos fue muy bien. La seleccionó la Academia de Cine para ir a Hollywood a aspirar al premio, estuve un mes en Los Ángeles, en casa de Assumpta Serna, por cierto, que había alquilado una casa que había sido de Clara Bow o de una de esas estrellas del cine mudo, una casa maravillosa, con piscina, vivienda aparte, etc.
Cuando hice ‘La casa sin fronteras’, España desde el Ministerio franquista decidía qué película mandaban allí, unas veces acertaban, como ‘Los tarantos’ y otras veces no. ‘La casa sin fronteras’ estuvo en Berlín y por poco me llevo el premio del director. En Holywood, al ver que España mandaba no sé qué película, y prefiero no saberlo, pidieron ‘La casa sin fronteras’, tengo todavía la carta porque como era productor de la película y encima era Geraldine Chaplin y Viveca Linfords… No pasó nada ni me enteré de nada, pero sé que en el Ministerio les jodió mucho que rechazaran una película y les pidieran ésta, de la que pensaban que era una coña contra el Opus, y como era el Opus el que mandaba en aquel gobierno franquista.
‘El maestro de esgrima’ tuvo premios en todas partes, en Puerto Rico, en Francia, se vendió a todo el mundo y me vino muy bien.
Luego pasé a ‘Chafarinas’ porque a mí me gusta el ‘thriller’ y me gustó la de Arturo porque es un ‘thriller’ político de época, pero me llegó la novela “Morirás en Chafarinas’ que era Premio Nacional de Juventud, para chavales, le compré los derechos a Fernando Lalana, aragonés, estupendo tipo, hicimos el guión. Ahí estaba el tema del ejército que, ¡claro!, como en la película el ejército está implicado en droga, hay homosexualidad entre oficiales y soldados y corre la droga con gente que se muere y se suicida por meterse heroína y tal; el caso es que no quisieron saber nada de nada. No nos dejaron rodar en Chafarinas, los planos están rodados desde una barca con ‘teleobjetivo’. Pedí explicaciones al Ejército y al Ministerio, que me decían que eso era inverosímil y yo les preguntaba “¿qué es inverosímil que haya policías de alta graduación implicados en la droga?, pero si es un caso particular de una novela que ha tenido premio de literatura juvenil. Mirad como tratan el tema en el cine americano, qué sentido democrático tienen, ponen a los militares y a los policías donde tienen que ponerlos, y aquí os estáis haciendo una paja con esto, que es un caso particular; yo no pretendo generalizar. Me dedicaron una 'interviú' con un reportaje y yo metiéndome con el Ejército de España, y por fin Pilar Miró consiguió que nos dejaran un cuartel desvencijado a las afueras de Madrid; pero ¡nada más, nada más! Salió la película carísima por todo esto y no cubrió gastos, con lo que estuve a punto de dejarlo todo.
A mí me gusta la película aunque sea una película menor, un thriller menor y lo mismo que me gustaba meterme con la iglesia, me gusta meterme con los militares, qué le voy a hacer, uno es así y es tarde para cambiar. Aparte de que no me da la gana, entonces la hice, se cabrearon, pero también se cabreó Carrero Blanco y le gané. Y a estos también les gané.
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J.G.: Así llegó también el capítulo de ‘Hay motivo’, ¿no?
P.O.: Un asunto que también dolió muchísimo, con respecto al gobierno de Aznar.
J.G.: ‘Que se hicieron con las escuelas públicas los legionarios de Cristo’.
P.O.: Claro, me tocó eso; luego hice ‘Tiempo de tormenta’ que también es una de mis películas favoritas. Aproveché para hacer documentales vascos y no vascos; como ‘Atlético, un siglo de pasión’, que estuvo nominado en la academia de televisión como mejor programa deportivo, pero me lo pasé tan bien que me enfrasqué en otra cosa, suspendida ahora por falta de dinero, y que va en la línea de ‘Atlético, un siglo de pasión’; se trata de ‘Olaeta, un siglo en danza’. Esta es una familia de hace 100 años, en un recorrido como el del Atlético, para contar la historia de Bilbao a través de ella, a través del baile; lo mismo que hice antes con el fútbol. Se trata de un tipo que cogió el baile vasco y lo hizo ballet, consiguiendo que los famosos ballets rusos incluyeran el paso vasco. Hay un paso en el ballet clásico que es el ‘pas de basque’ y otro paso más cuyo nombre no recuerdo, son dos los pasos que forman parte del elenco universal de pasos del ballet. Es un musical con trozos que tiene ETB de los ballets Olaeta y ahora suspendido por falta de dinero, una pena. También he hecho ‘La conspiración’, una 'TV-movie' con un solo capítulo, la cual se sigue sin poner en Televisión Española.
J.G.: Ambientada justo al comienzo del estallido de la guerra civil.
P.O.: Sí, cuenta cómo Mola montó la guerra, con un guión de Elías Querejeta. Empieza cuando Mola llega a Pamplona y le ascienden a capitán general, el jefe de los ejércitos de Navarra; en lugar de largarle. A Franco le mandaron a Canarias porque había conspirado contra la República. El film cuenta desde la llegada de Mola, sus conspiraciones con los carlistas, con los falangistas hasta su declaración de la guerra en Radio Navarra. Todo muy objetivo. ¡Pues no les debe gustar!, dicen que por motivos económicos. Pero no sé; claro que hay un primer plano de Antonio Valero que hace de Queipo de Llano en el que a Franco le llama ‘Paca la culona’. ¡Eso no les debe de hacer gracia!, aunque todo lo que se dice sea cierto. Elías Querejeta es más objetivo que yo, pero yo no quise pasarme ni un pelo ni inventarme nada. Me metí en Internet y leí que en una manifestación de el 1 de Mayo, Mola al ver una bandera roja dijo “veo a mi padre con una bandera de esas y lo fusilo”; entonces yo puse eso ahí. Esa escena la representan el pobre Alex Angulo y Manuel Morón que hace de Mola. Bastante terrible fue el señor que tiene el copyright del millón de muertos, pero al mismo tiempo Franco queda fatal porque siempre habíamos pensado que él era el que lo había hecho todo y parece que se apuntó en el último momento, por motivos muy extraños; ahí queda la sospecha de que se quiso cargar a Mola y que pudo haberse cargado el avión. Eso se dice en los títulos del final, pero no porque yo lo diga, sino que lo dice un fascista, se dijo sin motivo que Franco quiso matar a no sé quien… puesto en boca de Serrano Súñer, un pez gordo y cuñadísimo parece que de su ‘excremencia’. Pero con toda la objetividad que tiene, yo creo que no les debe de gustar. Ahora dice que la van a poner, pero a ver si la ponen, porque como han perdido mucha gente en las televisiones ya se atreven a proyectar ‘La forja de un rebelde’ de Mario Camus que también es progresista. Yo espero que se lo replanteen y la pongan.
Javier Gutiérrez: El primer corto que hiciste fue en la escuela de cine como trabajo de fin de carrera, tenía que ver con el poema de Poe , ‘Anabel Lee’.
Pedro Olea: Está basado en un cuento de un argentino que logró el premio ‘Life’ en castellano que se titulaba 'Anabel', porque también en el cuento original salía 'Anabel Lee' y el nombre de Anabel. Era también un homenaje al terror, un homenaje a Henry James; en un momento dado las protagonistas se iban al cine y veían lo que en España se llamó suspense que en aquel caso era ‘Otra vuelta de tuerca’, o ‘Los inocentes’.
Desde 'Anabel Lee' se veía venir que yo iba por lo morbosillo. Por aquella época había rodado en 35 mm un 'Ray Bradbury' de ciencia-ficción: ‘El parque de juegos’, con niños, vampiros y similares. Hace poco conseguí un DVD con mis tres prácticas de la escuela de cine: la primera, muda en 16 mm,’ La última página’; una mujer que se suicida, con la peculiaridad de que fue rodada en la casa que había sido de Ava Gardner. La segunda ya en plan profesional, ‘Parque de juegos’ sobre un cuento de Ray Bradbury y la tercera ‘Anabel Lee’, luego la hizo en cine Joseph Losey con el título de ‘Ceremonia Secreta’, con Robert Michum, Elisabeth Taylor y Mia Farrow. La iba a hacer yo con Marisol y cuando ya estábamos en el proyecto los productores se enteraron que ya tenían los derechos y la estaba rodando nada menos que Joseph Losey.
J.G.: Y después vino el debut en largometraje con ‘Días de viejo color’, era el año 68.
P.O.: Y luego una cosa infumable que se llamaba 'En un mundo diferente’, pero que la distribuyeron con el título de 'Juan y Junior en un mundo diferente', con lo cual es peor todavía el título; tal como la recuerdo eran ‘Los Brincos’ con marcianos; cuatro actores que hacían ocho papeles en Santiago de Compostela. En esto se separan 'Los Brincos' y quedan Juan y Junior, con lo cual en el guión final en lugar de los ocho protagonistas ya solo estaban cuatro. Al final resultó un disparate. De manera que la única copia de esa película creo tenerla yo y no pretendo dejársela a nadie.
J.G.: En el año 70 llegó 'El bosque del lobo' que además ha sido reconocida como un clásico del cine de terror.
P.O.: Sí, sí, lo reconocieron incluso en Sitches donde me dieron un premio muy valioso, una reproducción del robot de la película de Fritz Lang en 'Metrópolis’; me lo concedieron por mi visión del terror: En ‘Akelarre’, por mi visión de las brujas y por ese punto de vista casi antropológico de un caso real de presunta licantropía en 'El bosque del lobo'.
J.G.: ¿Existió ese 'lobishome' en realidad?
P.O.: Claro que existió, lo que pasa es que no era hombre-lobo, se trataba de un enfermo, de un asesino en serie, un epiléptico condicionado por un medio empobrecido. Cuando llegó a oídos de Arias Navarro el contenido de esta película quiso quitarla, se escandalizó, pidió permiso para verla; yo era el productor también y de ello surgió ‘El bosque de Ancines’. Carrero Blanco al verla se escandalizó de la visión de España negra, pues empezabas viendo cómo unos niños se reprimen y ven sexo de animales… así que intentó prohibirla.
Estábamos todos acongojados, mi familia había invertido dinero para que hiciera esa película, muchos familiares habían colaborado; pero por suerte le convencieron de que ya bastaba con el escándalo de Basilio Martín Patino y su ‘Canciones para después de una guerra’, además ‘El bosque del lobo’ ya había tenido un premio en Valladolid en el 'Festival de cine religioso y de valores humanos’ y para colmo era el premio ‘San Gregorio’. Así que le debieron de decir: "Almirante, tal y como están las cosas va a ser mejor dejarlo como está". Luego obtuve el premio en Chicago, pero para mí el mayor premio fue haberle ganado la partida a Carrero Blanco.
J.G.: ¿Cómo se hizo la selección de localizaciones en Astorga ?
P.O.: No, no, pasa por Astorga, no se dice el nombre de la ciudad pero el buhonero Benito Freire, que en realidad se llamaba Manuel Blanco Villasanta, iba a Castilla y a Santander. Camino de Santander asesina a varias mujeres y luego vuelve a entrar por Galicia desde León. Aquí, en Astorga, hacía de correveidile de Alfredo Mayo y Amparo Soler Leal y se pone enfermo; más tarde regresa a Galicia y se hace religioso. Se sabe en todo momento que esa población es Astorga y que transcurre por la provincia de León.
J.G.: Una ciudad de paso, ¿no?
P.O.: Una ciudad de entre las que él recorría, podía haber elegido Santander porque en el guión se hablaba de los barcos, pero Astorga nos quedaba más cerca del rodaje y a mí me pareció una ciudad maravillosa; y me lo sigue pareciendo, con esa plaza increíble, aquella tienda, esa mercería que tenía y ahora es hotel, la cual era una joya, un decorado impagable para poder situar allí a María Fernanda Ladrón de Guevara; fue una gozada esa tiendita para mí. Ya suponía yo según venía para aquí que en estos tiempos no la iba a encontrar. Lo que sí suponía que iba a estar mejor era la casa de los Panero, porque yo la recuerdo como era en la película, con una verja de forja y un jardín romántico donde los actores jugaban amistosamente a las cartas. La verja ha desaparecido y han dejado todo liso con unas piedras y siembra de grijo, como si fuera una instalación, y ninguna cosa más. Ya la alcaldesa dice que lo de la verja se lo van a replantear, pero que los árboles estaban podridos y que todo se andará. ¡Qué lo dejen como era, si es casa de poetas!, emanaba poesía, romanticismo. ¡Qué se dejen de pintar por las paredes poemas de Leopoldo o hacer dibujitos! ¡Qué lo lean, eso es lo que importa!
![[Img #12238]](upload/img/periodico/img_12238.jpg)
J.G.: Me acuerdo, como anécdota familiar que nos contaban los abuelos, que se habían ocultado detrás de las cortinas mientras se rodaba la secuencia aquella.
P.O.: Las escenitas de aquí están muy bien y además en cuanto vi esa fachada con los maragatos que golpean las horas pensé en cerrar la secuencia tras los tañidos de la campana; bon, bon, bon, bon y vuelta a Galicia donde besa la tierra gallega y sigue su hacer criminal. Pero fue una gozada el rodaje aquí, entre gente maravillosa y lo pasé muy bien, por ello he aceptado este premio [Premio de Honor en el Festival de Cine 'Ciudad de Astorga], es como un regreso al lugar del crimen.
J.G.: Por cierto, yo creo que tiene mucho más encanto que la última versión de 'Roma Santa'.
P.O.: Sí, no me gusto. Es otra cosa, está hecha de manera distinta. Ni siquiera parece un buhonero, semeja más un galán inglés. Para ‘Roma Santa’ lo mejor sería disponer de un López Vázquez y afearlo con dientes falsos, ponerle peluca, falsearlo más que un monedero falso. Y no ese gran actor de Julien Sans y la guapísima Elsa Pataki y la obsesión del presente por la acción, demasiada acción… A mí, sin embargo, me interesaba tanto más el ambiente valleinclanesco que tenía la historia. Quería interpretar el caso auténtico sobre el que se hizo la novela Juan Antonio Porto y yo adaptamos la novela y empezamos a producirla, pero como se metió Bardem por medio a punto estuvimos de dejarlo.
Fue mi comienzo como productor. Hasta entonces me ofrecían películas de tipo ‘Yeyé’. Yo tenía un programa en televisión en la segunda cadena que se llamaba ‘Último grito’, con Iván Zulueta, que en aquellos tiempos se inventó el videoclip poniendo imágenes a los Beatles. Yo me veía haciendo películas con cantantes y yeyés por los siglos de los siglos. Cuando Porto me ofreció la novela, Astorga me pareció el pueblo perfecto para reconstruir una historia del siglo XIX, para filmar una de sus salidas y de los correveidiles que tenía con doña Pacucha, el personaje de Amparo Soler Leal.
J.G: Después llegó la adaptación de Benito Pérez Galdós, 'Tomento' en el año 1974, con una línea ya marcada de trasfondo social.
P.O.: Sí, yo iba a hacer 'La Regenta' y estuve también en Vetusta, en Oviedo con Emiliano Piedra.
J.G.: 'La Regenta' que al final hizo Gonzalo Suárez.
P.O.: Y me cabreé con Gonzalo. Yo estaba rodando con Víctor Manuel 'Tan lejos, tan cerca', y cuando estaba trabajando en la parte asturiana apareció por allí Gonzalo Suárez, que saludó a Ana y a Víctor, y me dijo: "¿Cómo te vas a atrever a hacer 'La Regenta'? Yo como asturiano y colega te digo que eso es imposible, que te la vas a cargar. ¿Cómo va a hacer Enma Penella de Ana Ozores? Si se ha cargado 'Fortunata y Jacinta', también se va a cargar 'La Regenta', piénsatelo Pedro". Así que me lo pensé y acepté 'Tormento'. Además 'La Regenta' se retrasaba por los problemas de censura y Emma Penella se había vuelto a quedar embarazada. Entonces me decidí por 'Tormento'; cambié un Clarín por un Galdós. ‘La Regenta’ se la ofrecieron a Gonzalo y va y la hace. Emma Penella hace de Ana Ozores y pone de criada a la Charo López de entonces, que era como un Ava Gardner jovencita. Años después hicimos las paces durante el cumpleaños de un amigo nuestro y de Pepe Sacristán; entonces le dije: “Menudo morro tienes, Gonzalo, te recuerdo que me desanimaste para hacer ‘La Regenta’". Con el morrazo y el ingenio que tiene me contestó: “la verdad es que yo me planteé hasta dónde llegaría partiendo de un imposible”; así que le respondí: “¡vete a tomar por culo!” (risas), pero bueno, nos descojonamos y yo encantado después de haber hecho ‘Tormento’, a él no lo quedó bien ‘La Regenta’, y a mí me vino muy bien ‘Tormento’ porque fiché con Frade una película al año; hicimos ‘Pim, Pam, Pum, fuego’, ‘La Corea’, ‘Un hombre llamado Flor de Otoño’ y esta en la que corté él.
J.G.: Con ‘Un hombre llamado Flor de Otoño’ de 1978 ya sigues una línea marcadamente social, es una pintura de costumbres.
P.O.: También lo era ‘Tormento’, incluso ‘El bosque del lobo’…
J.G.: Galdós se caracteriza por todo eso…
P.O.: Siempre me ha interesado mucho estudiar cómo se comportaba la gente de aquella época, las relaciones, la religión, las fuerzas vivas… 'Un hombre llamado Flor de Otoño' también era una función prohibida por la censura pero la quería hacer todo el equipo, Berlanga, etc… Como yo me llevaba muy bien con Frade le dije: “Pepe, cómprame los derechos de ésta", porque habíamos pinchado con ‘La Corea’ después de ‘Tormento’ y ‘Pim, pam, pum fuego’, que han ido muy bien. Y se adelantó, pagó más y consiguió quitarse una espina con esa película, que también quería hacerla Ricardo Franco repitiendo la historia de Cela que adaptó, la de ‘Pascual Duarte’, y con José Luis Gómez.
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J.G.: Y después en el año 84 ya se produce ‘Aquelarre’...
P.O.: Sí, en esta película el parón que hubo fue por la muerte de Franco. Murió estrenándose ‘Pim, pam, pum fuego’ con Oiarzabal, un distribuidor franquista que haciendo millones y millones le entró un remordimiento y la quitó del cine… (risas) Que era vasco, por cierto. Había habido amenazas de bomba de los de extrema derecha que querían quemar el cine. Era una película fuerte para aquella época pero hoy en día habría problemas para hacerla porque, no sé, parece que estamos volviendo en algunos niveles a cosas parecidas de intransigencia y demás. Después de la muerte de Franco se había abierto la posibilidad de que iba a haber comunidades autónomas que ayudaran al cine, se sabía que había ayudas del Gobierno de Euskadi, del Gobierno Vasco y la Televisión Vasca y yo dije, "¡coño!, lo que he querido hacer siempre". Yo quería repetir la faena, siempre vuelvo a ‘El bosque del lobo’, es mi película, la que me descubrió y la que me abrió un camino.
A mí siempre me ha interesado el terror pero estudiando qué hay de verdad en las leyendas, en el propio cine de terror y la literatura para que un hombre sea considerado un 'alobado'. Me interesaba hacer lo mismo con brujas, estudiar qué hay de verdad en las brujas; por Goya, por la literatura, por el cine, incluso la consideración social que se les tiene, por ejemplo, le dices a una ‘tía’: “eres una bruja” y nos lo tomamos como un insulto; sin embargo las brujas eran unas ‘tías’ muy listas, más listas que los ‘tíos’, mucho más que los curas por lo menos y que muchos médicos por Salamanca aprobados. Había esa lucha entre el poder masculino y femenino, entre el falo de una torre de iglesia y el útero de una cueva, por eso me fascinaba y estuve en tratos con Julio Caro Baroja, me iba a ver a Severo Ochoa en Navarra, en la Fundación Príncipe de Viana. El caso es que descubrí un caso auténtico y a Frade le dije: “Pepe, lo siento, pero yo quiero hacer una de brujas, si tú quieres que nuestra siguiente película sea ‘Akelarre’ me quedo”. Y me dijo: “No, las brujas no te van a dar un duro" y me propuso, que dije que no, ‘Sangre y Arena’ con guión de Azcona y con Sharon Stone como protagonista cuando todavía era Charito Stone. Pues le dije que no. En Madrid estuve varios años hasta montar ‘Akelarre’ con subvenciones, con la del Ministerio, la de Madrid, y con todo el tinglado económico. Mientras tanto viví de la publicidad pero hice 'Akelarre' que es lo que quería.
J.G.: Que por cierto se entremezcla el tema de la caza de brujas con la de un campesino que se rebela ante un terrateniente, de un propietario que pretende al final aniquilarlo…
P.O.: Indirectamente también, todo está relacionado. La caza de brujas está promovida por un señor feudal que quiere ser el cacique y señor feudal pero el pueblo se rebela cuando anuncia una nueva leva de soldados. Ante esa rebelión se inventa lo de las brujas en connivencia con el cura, todo eso está documentado. Hay un libro del que sale el guión de la película que se titula ‘La brujería en Navarra en sus documentos' de Florencio Idoate. Se rodó en los mismos sitios donde pasó la historia.
J.G.: Después en 1985 llega el capítulo de ‘La huella del crimen’, ‘Las envenenadas de Valencia’.
P.O.: En este rodaje me cabreé con el productor, Pedro Costa, porque se rodaba en 16mm. En el laboratorio 'Cineforocolor y Cinematiraje Riera', y le dije: “Yo soy muy mayor y he hecho mucho cine para rodar en 'cinexín'”, había que rodarlo en tres semanas, una semana para rodar en Valencia y dos en plató, en 'Cinearte' en Madrid, y no había dinero para nada, así que me tuve que inventar cosas para sacar dinero. Me gusta ambientar mucho las películas, disfruto mucho…, por ejemplo yo quería un tranvía, y no había. Conseguí uno en el Museo del Tranvía, sin producción por medio, pero la cosa se complicó porque ya no había carriles en Valencia; nos sacó del apuro una marca de lejías, 'Lejías Alfonso', que trajo el tranvía pero para hacer todo ese lío me pusieron la condición de que sacara en treinta segundos ‘Lejías Alfonso’. Pues a pesar de todas estas cosas, de estar rodada en 'Cinexin', sin medios, con un color raro, creo que es uno de mis mejores trabajos. Luis Llach, que también es amigo mío, me hizo la banda sonora sin dinero, él hace todas las voces y todos los instrumentos. O sea que me salió gratis la banda sonora de Luis Llach, el tranvía de 'Lejías Alfonso'. Todo lo demás lo hice como pude, con la gran suerte de que apareciera Terele Pávez que está maravillosa. Sí, creo que es uno de mis mejores trabajos, sobre todo por las dificultades terribles que tuvimos.
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J.G.: Después en los noventa llega la consagración, la consolidación, por llamarlo así, con ‘El maestro de Esgrima’, adaptación de la novela de Pérez Reverte, ¿qué recuerdas de aquella experiencia?...
P.O.: Yo tenía la novela, entonces Pérez Reverte tampoco era Pérez Reverte como Sharon Stone no era la Sharon Stone de ahora .Pérez Reverte sólo había publicado ‘El húsar’ y ‘El maestro de esgrima’ y esta la tenía yo guardada en elcajón de posibles novelas cinematografiables. Después de la decepción que tuve con el Gobierno Vasco al hacer ‘Aquelarre’ y ‘Bandera negra’, quise embarcarme en ‘Presentimiento’, basado en el crimen de Vizama narrado por Pío Baroja y me dijeron que no, que esa película de crímenes de pueblo no daba una imagen positiva de Euskadi. Yo les dije que no me presentaba a concursos de imágenes positivas de Euskadi sino a generar una infraestructura de trabajo que era lo que decía el Consejero de Cultura.
Por ello compramos los derechos a Arturo Pérez Reverte, que vino al rodaje y me acuerdo de que le presenté a Miguel Rellán que hacía de anarquista. Por cierto, en una escena de Miguel Rellán en la que dice: “Los chulos del rey… Los chulos de la reina… Todos a la guillotina…”, la pusieron en internet durante el 15-M y ahí sigue, pones en You Tube 'guillotina' y aparece rápidamente la escena esa. Y bueno, tenía mucha ilusión en hacerla, la coproduje con Antonio Cardenal y nos fue muy bien. La seleccionó la Academia de Cine para ir a Hollywood a aspirar al premio, estuve un mes en Los Ángeles, en casa de Assumpta Serna, por cierto, que había alquilado una casa que había sido de Clara Bow o de una de esas estrellas del cine mudo, una casa maravillosa, con piscina, vivienda aparte, etc.
Cuando hice ‘La casa sin fronteras’, España desde el Ministerio franquista decidía qué película mandaban allí, unas veces acertaban, como ‘Los tarantos’ y otras veces no. ‘La casa sin fronteras’ estuvo en Berlín y por poco me llevo el premio del director. En Holywood, al ver que España mandaba no sé qué película, y prefiero no saberlo, pidieron ‘La casa sin fronteras’, tengo todavía la carta porque como era productor de la película y encima era Geraldine Chaplin y Viveca Linfords… No pasó nada ni me enteré de nada, pero sé que en el Ministerio les jodió mucho que rechazaran una película y les pidieran ésta, de la que pensaban que era una coña contra el Opus, y como era el Opus el que mandaba en aquel gobierno franquista.
‘El maestro de esgrima’ tuvo premios en todas partes, en Puerto Rico, en Francia, se vendió a todo el mundo y me vino muy bien.
Luego pasé a ‘Chafarinas’ porque a mí me gusta el ‘thriller’ y me gustó la de Arturo porque es un ‘thriller’ político de época, pero me llegó la novela “Morirás en Chafarinas’ que era Premio Nacional de Juventud, para chavales, le compré los derechos a Fernando Lalana, aragonés, estupendo tipo, hicimos el guión. Ahí estaba el tema del ejército que, ¡claro!, como en la película el ejército está implicado en droga, hay homosexualidad entre oficiales y soldados y corre la droga con gente que se muere y se suicida por meterse heroína y tal; el caso es que no quisieron saber nada de nada. No nos dejaron rodar en Chafarinas, los planos están rodados desde una barca con ‘teleobjetivo’. Pedí explicaciones al Ejército y al Ministerio, que me decían que eso era inverosímil y yo les preguntaba “¿qué es inverosímil que haya policías de alta graduación implicados en la droga?, pero si es un caso particular de una novela que ha tenido premio de literatura juvenil. Mirad como tratan el tema en el cine americano, qué sentido democrático tienen, ponen a los militares y a los policías donde tienen que ponerlos, y aquí os estáis haciendo una paja con esto, que es un caso particular; yo no pretendo generalizar. Me dedicaron una 'interviú' con un reportaje y yo metiéndome con el Ejército de España, y por fin Pilar Miró consiguió que nos dejaran un cuartel desvencijado a las afueras de Madrid; pero ¡nada más, nada más! Salió la película carísima por todo esto y no cubrió gastos, con lo que estuve a punto de dejarlo todo.
A mí me gusta la película aunque sea una película menor, un thriller menor y lo mismo que me gustaba meterme con la iglesia, me gusta meterme con los militares, qué le voy a hacer, uno es así y es tarde para cambiar. Aparte de que no me da la gana, entonces la hice, se cabrearon, pero también se cabreó Carrero Blanco y le gané. Y a estos también les gané.
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J.G.: Así llegó también el capítulo de ‘Hay motivo’, ¿no?
P.O.: Un asunto que también dolió muchísimo, con respecto al gobierno de Aznar.
J.G.: ‘Que se hicieron con las escuelas públicas los legionarios de Cristo’.
P.O.: Claro, me tocó eso; luego hice ‘Tiempo de tormenta’ que también es una de mis películas favoritas. Aproveché para hacer documentales vascos y no vascos; como ‘Atlético, un siglo de pasión’, que estuvo nominado en la academia de televisión como mejor programa deportivo, pero me lo pasé tan bien que me enfrasqué en otra cosa, suspendida ahora por falta de dinero, y que va en la línea de ‘Atlético, un siglo de pasión’; se trata de ‘Olaeta, un siglo en danza’. Esta es una familia de hace 100 años, en un recorrido como el del Atlético, para contar la historia de Bilbao a través de ella, a través del baile; lo mismo que hice antes con el fútbol. Se trata de un tipo que cogió el baile vasco y lo hizo ballet, consiguiendo que los famosos ballets rusos incluyeran el paso vasco. Hay un paso en el ballet clásico que es el ‘pas de basque’ y otro paso más cuyo nombre no recuerdo, son dos los pasos que forman parte del elenco universal de pasos del ballet. Es un musical con trozos que tiene ETB de los ballets Olaeta y ahora suspendido por falta de dinero, una pena. También he hecho ‘La conspiración’, una 'TV-movie' con un solo capítulo, la cual se sigue sin poner en Televisión Española.
J.G.: Ambientada justo al comienzo del estallido de la guerra civil.
P.O.: Sí, cuenta cómo Mola montó la guerra, con un guión de Elías Querejeta. Empieza cuando Mola llega a Pamplona y le ascienden a capitán general, el jefe de los ejércitos de Navarra; en lugar de largarle. A Franco le mandaron a Canarias porque había conspirado contra la República. El film cuenta desde la llegada de Mola, sus conspiraciones con los carlistas, con los falangistas hasta su declaración de la guerra en Radio Navarra. Todo muy objetivo. ¡Pues no les debe gustar!, dicen que por motivos económicos. Pero no sé; claro que hay un primer plano de Antonio Valero que hace de Queipo de Llano en el que a Franco le llama ‘Paca la culona’. ¡Eso no les debe de hacer gracia!, aunque todo lo que se dice sea cierto. Elías Querejeta es más objetivo que yo, pero yo no quise pasarme ni un pelo ni inventarme nada. Me metí en Internet y leí que en una manifestación de el 1 de Mayo, Mola al ver una bandera roja dijo “veo a mi padre con una bandera de esas y lo fusilo”; entonces yo puse eso ahí. Esa escena la representan el pobre Alex Angulo y Manuel Morón que hace de Mola. Bastante terrible fue el señor que tiene el copyright del millón de muertos, pero al mismo tiempo Franco queda fatal porque siempre habíamos pensado que él era el que lo había hecho todo y parece que se apuntó en el último momento, por motivos muy extraños; ahí queda la sospecha de que se quiso cargar a Mola y que pudo haberse cargado el avión. Eso se dice en los títulos del final, pero no porque yo lo diga, sino que lo dice un fascista, se dijo sin motivo que Franco quiso matar a no sé quien… puesto en boca de Serrano Súñer, un pez gordo y cuñadísimo parece que de su ‘excremencia’. Pero con toda la objetividad que tiene, yo creo que no les debe de gustar. Ahora dice que la van a poner, pero a ver si la ponen, porque como han perdido mucha gente en las televisiones ya se atreven a proyectar ‘La forja de un rebelde’ de Mario Camus que también es progresista. Yo espero que se lo replanteen y la pongan.






