Alfonso Martínez
Martes, 10 de Noviembre de 2015

Pasado de valores

Estos días, a raíz del fallecimiento del señor Manolo, de Palacios de la Valduerna, me ha dado por pensar una vez más en algo cuya preocupación ha ido aumentando en mi interior de forma continuada. Por qué, os preguntareis. Pues porque cuando un hombre o mujer de avanzada  edad, ‘viejos’ que diríamos coloquialmente, muere, con ellos se van vivencias e historias que si cuando las contaban, en vez de decir “ya está con las historias del abuelito Cebolleta”, se hubieran grabado o trascrito, esas vivencias, que forman parte de la historia del pueblo, no se irían con ellos al olvido y, por tanto, perdurarían en el tiempo incorporándose al acerbo cultural de ese pueblo.

 

Habitualmente, cuando se habla de la cultura de un pueblo, se piensa en su patrimonio arquitectónico, histórico y tradiciones, obviando que forman parte de esa cultura las historias, hechos y vivencias de sus ciudadanos, por lo que privar a las generación presente de ellas y por ende a las futuras, es agrandar las fisuras, las grietas por las que, con la desaparición de sus protagonistas, se pierde parte de la cultura de ese pueblo.

 

Cuando los mayores, los abuelos o como modernamente se les llama, "los de la tercera edad” se sientan y en la sobremesa, o tomando ‘la fresca’ en las noches de verano, abren las puertas de sus recuerdos, debemos, agradecidos, dejarnos empapar por ellos y después escribirlos o grabarlos para poder transmitirlos a los demás, para que la correa de transmisión de esas vivencia no se pare.

 

En muchas culturas aún se sigue considerando a los ancianos, a los ‘Viejos’ como el valor más importante para garantizar el futuro de esa cultura. Sus consejos, opiniones, experiencias positivas o negativas son, en esas culturas, como el Norte de la brújula; pero en este mundo moderno nuestro, los ancianos, los viejos, los de ‘la tercera edad’ ya no tienen esa consideración; solo son ‘abuelos Cebolleta’ a los que hay que soportar y esa consideración es, en mi opinión, un grave error que provoca grietas por las que se escapa parte de nuestra cultura. Escuchémosles pues y transmitamos lo que nos cuenten, pues ese pasado de valores será el sustento del futuro de esperanzas que representan nuestros jóvenes.

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