La visión minuciosa y etnográfica de Enrique Gil y Carrasco
Tres han sido los actos de este Otoño Cultural, celebrados en el Val de San Lorenzo, conmemorando el II Centenario del nacimiento de Enrique Gil y Carrasco: El primero a cargo de Javier Vecino que interpretó acompañado de piano la ‘Semblanza de Gil y Carrasco’ que hiciera Eugenio Gil y Carrasco, hermano del escritor. El segundo por José Luis Puerto ,’Visiones de Gil y Carrasco sobre el territorio leonés’, nos adentraba ya en la perspectiva etnográfica que terminaría por desarrollar Felipe Miguel Lozano Alonso en su conferencia ’Escenas costumbristas en la literatura de Enrique Gil y Carrasco’.
![[Img #19667]](upload/img/periodico/img_19667.jpg)
Felipe Miguel Lozano en su conferencia del sábado intentó demostrar que los escritos costumbristas y de viajes de Enrique Gil y Carrasco eran un antecedente de los estudios etnográficos.
Tras hacer un repaso minucioso por la obra y por las referencias a su obra y biografía desde los escritores y críticos de su época hasta llegar al texto de Azorín: ‘El paisaje de España visto por los españoles’ , señaló que “se trata de opiniones destinadas al encasillamiento en un género literario” ; que si poesía, que si prosa. “Algo que choca con el ser de los escritores románticos, que eludían el encasillamiento, siendo lo que les movía un hálito de curiosidad”.
Abordó entonces los artículos de costumbre de ‘El Semanario Pintoresco Español’ y sus escritos para la colección ‘Los españoles pintados por si mismos’.
Considera José Miguel Lozano que Gil “es un observador nato y lo que hace es mirar la realidad de las personas, de los lugares que conoce y visita. Es como ponerse delante de un cuadro -por ello les da a sus escritos esta denominación de ‘cuadros’- y quedarse con todos los detalles, reproduciéndolos de forma fiel y aséptica”.
Su labor es propia del etnógrafo, pues “sus artículos de costumbres tienen como misión ilustrar al lector de los usos y costumbres del ‘tipo’ en cuestión, sean el maragato o el segador etc. Y si bien no se hace referencia directa en el título del artículo al escenario … Enrique lo vincula con fina perfección a su medio de origen”.
![[Img #19669]](upload/img/periodico/img_19669.jpg)
Luego de describir minuciosamente y de leer algún fragmento de los ‘tipos’ descritos por Gil en sus artículos de costumbres hizo observación de “la minuciosidad de los detalles, consecuencia de un verdadero escrutinio que nos lleva hoy en día a conocer unas formas de vida en desuso. Pero también en la manerade narrar Gil asimilaba la forma de decir de los personajes que aborda, pues “pretende un costumbrismo carente de subjetivismo y nada deformante”.
Pero para terminar de comprender el costumbrismo de Enrique Gil, hay que leer sus libros de viajes, donde aplica su método casi etnográfico sobre lo que él iba viendo en países europeos y en las provincias de España, atendiendo también a algo tan obvio hoy en día para nosotros como son los monumentos.
Terminó el acto tal y como había comenzado, solo que ahora con una intervención menos seria de Adolfo Alonso Ares.
![[Img #19668]](upload/img/periodico/img_19668.jpg)
Echamos de menos que en Astorga, en cuyo seminario cursó estudios Gil y Carasco, no se haya hecho cosa alguna, salvo la exposición bibliográfica de Jovino Andina, por la gentileza del Instituto de Estudios Bercianos en su colaboración con el CEAMM.
Deben de ser cosas de los nuevos tempos descentralizadores, que afectan sobremanera a la cultura. Debe de ser por ello que Veguellina de Órbigo va uno o dos pasos por delante de Astorga. Lo mismo sucede con la encomiable labor realizada para el Ayuntamiento de Val de San Lorenzo por la 'Asociación Cultural La Carballeda'.
No cabe duda de que después del verano la actividad cultural ha pasado de tener su epicentro en Astorga a las periferias. Quizás haya sido una casualidad que las periferias se hayan vuelto tan activas al tiempo que el tradicional centro se eclipsaba, se difuminaba o casi desaparecía; pero este azar hace visibles las carencias. Si loáramos la descentralización, la revalorización de la iniciativa cultural privada, en Astorga no ha sido a favor de lo periférico sino en perjuicio de lo propio.
Felipe Miguel Lozano en su conferencia del sábado intentó demostrar que los escritos costumbristas y de viajes de Enrique Gil y Carrasco eran un antecedente de los estudios etnográficos.
Tras hacer un repaso minucioso por la obra y por las referencias a su obra y biografía desde los escritores y críticos de su época hasta llegar al texto de Azorín: ‘El paisaje de España visto por los españoles’ , señaló que “se trata de opiniones destinadas al encasillamiento en un género literario” ; que si poesía, que si prosa. “Algo que choca con el ser de los escritores románticos, que eludían el encasillamiento, siendo lo que les movía un hálito de curiosidad”.
Abordó entonces los artículos de costumbre de ‘El Semanario Pintoresco Español’ y sus escritos para la colección ‘Los españoles pintados por si mismos’.
Considera José Miguel Lozano que Gil “es un observador nato y lo que hace es mirar la realidad de las personas, de los lugares que conoce y visita. Es como ponerse delante de un cuadro -por ello les da a sus escritos esta denominación de ‘cuadros’- y quedarse con todos los detalles, reproduciéndolos de forma fiel y aséptica”.
Su labor es propia del etnógrafo, pues “sus artículos de costumbres tienen como misión ilustrar al lector de los usos y costumbres del ‘tipo’ en cuestión, sean el maragato o el segador etc. Y si bien no se hace referencia directa en el título del artículo al escenario … Enrique lo vincula con fina perfección a su medio de origen”.
Luego de describir minuciosamente y de leer algún fragmento de los ‘tipos’ descritos por Gil en sus artículos de costumbres hizo observación de “la minuciosidad de los detalles, consecuencia de un verdadero escrutinio que nos lleva hoy en día a conocer unas formas de vida en desuso. Pero también en la manerade narrar Gil asimilaba la forma de decir de los personajes que aborda, pues “pretende un costumbrismo carente de subjetivismo y nada deformante”.
Pero para terminar de comprender el costumbrismo de Enrique Gil, hay que leer sus libros de viajes, donde aplica su método casi etnográfico sobre lo que él iba viendo en países europeos y en las provincias de España, atendiendo también a algo tan obvio hoy en día para nosotros como son los monumentos.
Terminó el acto tal y como había comenzado, solo que ahora con una intervención menos seria de Adolfo Alonso Ares.
Echamos de menos que en Astorga, en cuyo seminario cursó estudios Gil y Carasco, no se haya hecho cosa alguna, salvo la exposición bibliográfica de Jovino Andina, por la gentileza del Instituto de Estudios Bercianos en su colaboración con el CEAMM.
Deben de ser cosas de los nuevos tempos descentralizadores, que afectan sobremanera a la cultura. Debe de ser por ello que Veguellina de Órbigo va uno o dos pasos por delante de Astorga. Lo mismo sucede con la encomiable labor realizada para el Ayuntamiento de Val de San Lorenzo por la 'Asociación Cultural La Carballeda'.
No cabe duda de que después del verano la actividad cultural ha pasado de tener su epicentro en Astorga a las periferias. Quizás haya sido una casualidad que las periferias se hayan vuelto tan activas al tiempo que el tradicional centro se eclipsaba, se difuminaba o casi desaparecía; pero este azar hace visibles las carencias. Si loáramos la descentralización, la revalorización de la iniciativa cultural privada, en Astorga no ha sido a favor de lo periférico sino en perjuicio de lo propio.
