Javier Huerta
Lunes, 04 de Enero de 2016

Historia de una placa o la maldición de los Panero (Folletón por entregas) IV

Es uno de esos días soleados que prometen. Me levanto con la cancioncilla de Serrat en los labios: Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así. Aprovecharlo, o que pase de largo, depende de ti… Bueno, Joan Manuel, no estoy de acuerdo, no solo depende de mí, también de los otros, de la Señora Presidenta, por ejemplo, de que esté por la labor, por la causa de la lírica, tú me entiendes. 


A media mañana recibo una llamada sin identificar.


-Buenos días. Soy la hija de la Presidenta de la Comunidad de Propietarios de la calle Ibiza 35…

Me da algún detalle de su currículum. Es abogada en un bufete importante (tal vez la necesite en el futuro, nunca se sabe). Algo vamos ganando. Por su tono de voz infiero que puede haber leído algún verso en su vida, indudablemente. De hecho la Abogada está enterada de la biografía de los Panero: El desencanto, que vio hace tiempo, incluso ?lo que me sorprende más? me menciona Canto personal, Neruda (lagarto lagarto)… ¿Le habrá dado tiempo a leer mi introducción a En lo oscuro? Al menos le habrá echado un vistazo, seguro que sí. Mi visita de hace una semana, incluyendo los 15 euros que me he gastado en mi propio libro, parece haber  merecido la pena.


-Ya puede usted imaginar ?me dice amable la Abogada?que el problema no es el padre sino los hijos… El piso en que vivían es de mi tía, la hermana de mi madre… No sabe cómo lo dejaron cuando se fueron de la casa, hecho una porquería… Y, en general, los vecinos recuerdan con horror su falta de educación, la suciedad, en fin, qué le voy a contar…


Asiento complacido a lo que dice mi interlocutora: la esquizofrenia de Leopoldo María, la vida desordenada de Michi… Me lo creo todo y más. Son datos menudos que nunca pasarán a la historia de la literatura, pero que están ahí, no pueden ocultarse. Y pienso en lo que cuenta o inventa Villena, ese gran esteta. Pero lo que importa es que la conversación fluye, y veo próximo el acuerdo, el feliz desenlace a esta historia que ya empieza a cansarme.


-Mi madre va a convocar una reunión para reconsiderar la decisión. No le prometo nada, pero ella va a hacer todo lo posible para convencer a la comunidad.


La conclusión no me tranquiliza del todo ?pienso en las horribles reuniones de mi casa, que de casualidad no acaban a palos?, pero veo ya el absurdo más lejano, vencible. Camus estaba en lo cierto. Y llamo a Maura para transmitirle mi optimismo. Él ha hablado también con la Abogada, y, en efecto, es otra cosa, otro nivel, la cultura, ya se sabe… Evidentemente, Serrat tenía razón, ha sido un gran día.


(Continuará.)

MOU
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