Sobre la Cumbre Mundial del Clima y Antonio Machado
Terminaba, hace quince días, mi comentario sobre esta tan cacareada cumbre sobre el clima, solución para todos los males que aquejan al mundo, diciendo que no podía menos que acordarme de Antonio Machado, lo que a algunos lectores pueda haberles hecho preguntarse que qué pinta el ilustre poeta sevillano en toda esta escenificación. Pues pinta, y pinta mucho, al menos en mi opinión, que voy a tratar de exponer.
Que el clima actual no tiene nada que ver con el de hace un par de décadas, es algo que nadie niega. Inundaciones en tierras de tradicional sequía, fríos polares en áreas cálidas, vientos huracanados inusuales, temperaturas anormalmente altas, contaminación atmosférica creciente, incremento del CO2 en la atmósfera, ¿sigo? No creo que haga falta, pues las noticias de los medios de comunicación nos lo recuerdan casi a diario. ¿Por qué está ocurriendo todo esto? ¿Por qué el clima parece haberse loco? ¿Por qué no nieva como antes y en cada estación el tiempo es como era hace 50 años?
¿Causas? Entre ellas la contaminación consecuencia del llamado progreso y no necesariamente ligado a él, sino al afán de enriquecimiento. La desforestación de la Amazonia, el uso y abuso de la sangre negra de la Tierra, el petróleo y de sus derivados, la avaricia de los que fabrican vehículos que contaminan hasta cuatro veces más de lo que oficialmente dicen (VW y adláteres) La opción interesada de algunos gobiernos ( el de España entre ellos) por las energías contaminantes rechazando las energía limpias y renovables,…
Pues todo esto ya lo había previsto o intuido Antonio Machado hace tres cuartos de siglo. Sí, Antonio Machado, el poeta ecologista, y que quizás por eso escribió aquellos versos tan duros, tan ciertos y tan actuales de su poema Por tierras de España, pero que bien podía haber titulado Por tierras del Mundo:
El hombre de estos campos que incendia los pinares
Y su despojo aguarda como botín de guerra,
Antaño hubo raído los negros encinares,
Talado los robustos robles de la sierra.
Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
La tempestad llevarse los limos de la tierra
Por los sagrados ríos hacía los anchos mares;
Y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.
Terminaba, hace quince días, mi comentario sobre esta tan cacareada cumbre sobre el clima, solución para todos los males que aquejan al mundo, diciendo que no podía menos que acordarme de Antonio Machado, lo que a algunos lectores pueda haberles hecho preguntarse que qué pinta el ilustre poeta sevillano en toda esta escenificación. Pues pinta, y pinta mucho, al menos en mi opinión, que voy a tratar de exponer.
Que el clima actual no tiene nada que ver con el de hace un par de décadas, es algo que nadie niega. Inundaciones en tierras de tradicional sequía, fríos polares en áreas cálidas, vientos huracanados inusuales, temperaturas anormalmente altas, contaminación atmosférica creciente, incremento del CO2 en la atmósfera, ¿sigo? No creo que haga falta, pues las noticias de los medios de comunicación nos lo recuerdan casi a diario. ¿Por qué está ocurriendo todo esto? ¿Por qué el clima parece haberse loco? ¿Por qué no nieva como antes y en cada estación el tiempo es como era hace 50 años?
¿Causas? Entre ellas la contaminación consecuencia del llamado progreso y no necesariamente ligado a él, sino al afán de enriquecimiento. La desforestación de la Amazonia, el uso y abuso de la sangre negra de la Tierra, el petróleo y de sus derivados, la avaricia de los que fabrican vehículos que contaminan hasta cuatro veces más de lo que oficialmente dicen (VW y adláteres) La opción interesada de algunos gobiernos ( el de España entre ellos) por las energías contaminantes rechazando las energía limpias y renovables,…
Pues todo esto ya lo había previsto o intuido Antonio Machado hace tres cuartos de siglo. Sí, Antonio Machado, el poeta ecologista, y que quizás por eso escribió aquellos versos tan duros, tan ciertos y tan actuales de su poema Por tierras de España, pero que bien podía haber titulado Por tierras del Mundo:
El hombre de estos campos que incendia los pinares
Y su despojo aguarda como botín de guerra,
Antaño hubo raído los negros encinares,
Talado los robustos robles de la sierra.
Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
La tempestad llevarse los limos de la tierra
Por los sagrados ríos hacía los anchos mares;
Y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.




