Montserrat, asesina confesa: Lo de Carrasco a Triana fue "una persecución increíble"
Quien disparó a la presidenta de la Diputación responde sólo a preguntas de su propio letrado defensor, mostrándose fría pero nerviosa hasta el punto de no poder hablar por momentos. Ha justificado que todo cambió tras el intento de agresión sexual de la presidenta hacia su hija.
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La autora confesa del asesinato de Isabel Carrasco, Montserrat González, ha rechazado en la tarde de este lunes responder a cualquier pregunta en el juicio por aquel crimen que no sean las de su propio abogado, José Ramon García, algo a lo que el juez aclaró que tiene derecho, aunque a su vez fue afeado por el fiscal del caso porque "priva al jurado de sus explicaciones" sobre detalles muy precisos de aquellos hechos.
El fiscal, Emilio Fernández, ante el silencio de la acusada, solicitó incorporar sus dos declaraciones judiciales realizadas en 2014, para poder conseguir contrastarlas con sus palabras de hoy ante su abogado.
La madre de Triana mostró desde el primer momento una actitud seria, distante y fría, tremendamente nerviosa, acompañada de una botella de agua, mientras su hija anotaba en un cuaderno del que no se ha separado desde esta mañana ciertas preguntas del fiscal, al tiempo que hablaba con su abogado, dado que este martes será su turno ante el tribunal.
Ante las únicas preguntas, del letrado defensor, admitió que a Triana la "apadrinaron Gaspar, del hotel Gaudí, íntimo amigo de Herrera (Juan Vicente, presidente de la Junta), y el presidente de la Diputación, Javier García Prieto", y este último "creó una plaza para ella", que ocupó en junio de 2007, en calidad de interina. Al mes, el presidente de la Diputación cambió y pasó a ocupar el puesto Isabel Carrasco, ("la Carrasco", como Montserrat la ha llamado) con quien "se llevaba muy bien" su hija. Incluso le resolvió un problema con Hacienda por un coche que la joven técnico de Telecomunicaciones había adquirido en Alemania, donde había trabajado tiempo atrás.
Los problemas empezaron dos años después, cuando "Isabel la llamó para resolver un problema de un móvil y quería tener relaciones sexuales con ella", a lo que ella "había salido corriendo". Y "a partir de entonces todo cambió", justo un mes después de haberse convocado la plaza fija de funcionaria de Triana en la Diputación, con un año de retraso porque Carrasco "no quería que (la plaza) saliera".
A preguntas del defensor, mantuvo Montserrat lo habitual era darles a todos las preguntas del examen de oposición. "Un empresario dijo que le llamara y le pidiera las preguntas, ella mandó un mensaje (a Carrasco) pero no le contestó". Y es que tras el presunto "incidente" sexual la relación se había enrarecido. "Triana pensaba que sí se la iban a dar a ella, pero aprobó sólo uno, que era el enchufado de ella, de Burgos". Lo ocurrido, maniobras extrañas, Triana lo "grabó con el móvil". Pero al final la plaza se había eliminado y "todos" los trabajadores le comentaron que era "para que mi hija no pudiera" ocuparla nunca. A raíz de todo ello, Triana perdió 25 kilos de peso.
"Fue una persecución increíble, empezó con Hacienda, que tenía que pagar dinero aunque le salía (la declaración) a devolver". También trabajó para Caja España, "tenía una factura de 5.000 euros y como ella (Carrasco) era consejera de Caja España no quiso pagarle la factura" de marzo de 2011. También "había dejado ya de trabajar en la Diputación, y sin embargo le metieron a juicio como 5.000 euros a pagar como si no hubiera tenido compatibilidad". Fruto de todo esto, tras perder el juicio la institución, "hubo unos gritos en el Palacio que escucharon muchos", y pese a todo volvió la Diputación a reclamar la cantidad por vía judicial.
La autora confesa del asesinato de Isabel Carrasco, Montserrat González, ha rechazado en la tarde de este lunes responder a cualquier pregunta en el juicio por aquel crimen que no sean las de su propio abogado, José Ramon García, algo a lo que el juez aclaró que tiene derecho, aunque a su vez fue afeado por el fiscal del caso porque "priva al jurado de sus explicaciones" sobre detalles muy precisos de aquellos hechos.
El fiscal, Emilio Fernández, ante el silencio de la acusada, solicitó incorporar sus dos declaraciones judiciales realizadas en 2014, para poder conseguir contrastarlas con sus palabras de hoy ante su abogado.
La madre de Triana mostró desde el primer momento una actitud seria, distante y fría, tremendamente nerviosa, acompañada de una botella de agua, mientras su hija anotaba en un cuaderno del que no se ha separado desde esta mañana ciertas preguntas del fiscal, al tiempo que hablaba con su abogado, dado que este martes será su turno ante el tribunal.
Ante las únicas preguntas, del letrado defensor, admitió que a Triana la "apadrinaron Gaspar, del hotel Gaudí, íntimo amigo de Herrera (Juan Vicente, presidente de la Junta), y el presidente de la Diputación, Javier García Prieto", y este último "creó una plaza para ella", que ocupó en junio de 2007, en calidad de interina. Al mes, el presidente de la Diputación cambió y pasó a ocupar el puesto Isabel Carrasco, ("la Carrasco", como Montserrat la ha llamado) con quien "se llevaba muy bien" su hija. Incluso le resolvió un problema con Hacienda por un coche que la joven técnico de Telecomunicaciones había adquirido en Alemania, donde había trabajado tiempo atrás.
Los problemas empezaron dos años después, cuando "Isabel la llamó para resolver un problema de un móvil y quería tener relaciones sexuales con ella", a lo que ella "había salido corriendo". Y "a partir de entonces todo cambió", justo un mes después de haberse convocado la plaza fija de funcionaria de Triana en la Diputación, con un año de retraso porque Carrasco "no quería que (la plaza) saliera".
A preguntas del defensor, mantuvo Montserrat lo habitual era darles a todos las preguntas del examen de oposición. "Un empresario dijo que le llamara y le pidiera las preguntas, ella mandó un mensaje (a Carrasco) pero no le contestó". Y es que tras el presunto "incidente" sexual la relación se había enrarecido. "Triana pensaba que sí se la iban a dar a ella, pero aprobó sólo uno, que era el enchufado de ella, de Burgos". Lo ocurrido, maniobras extrañas, Triana lo "grabó con el móvil". Pero al final la plaza se había eliminado y "todos" los trabajadores le comentaron que era "para que mi hija no pudiera" ocuparla nunca. A raíz de todo ello, Triana perdió 25 kilos de peso.
"Fue una persecución increíble, empezó con Hacienda, que tenía que pagar dinero aunque le salía (la declaración) a devolver". También trabajó para Caja España, "tenía una factura de 5.000 euros y como ella (Carrasco) era consejera de Caja España no quiso pagarle la factura" de marzo de 2011. También "había dejado ya de trabajar en la Diputación, y sin embargo le metieron a juicio como 5.000 euros a pagar como si no hubiera tenido compatibilidad". Fruto de todo esto, tras perder el juicio la institución, "hubo unos gritos en el Palacio que escucharon muchos", y pese a todo volvió la Diputación a reclamar la cantidad por vía judicial.