El inspector clave en la investiación cree que el asesinato fue planeado por las tres
El jefe de la investigación 'clave' en la resolución inicial del caso dice que es "rotundamente falso" que las coaccionaran o les dijeran "que venían a ayudarlas" por ser familia del comisario de Astorga. Admite que el informe inicial ocultó su presencia en el coche de Raquel donde se halló el revolver pero "sin mala intención". "A todas luces Montserrat quería declarar que ella mató a Carrasco, hacerse luego la loca y librar a su hija", afirma, porque "Montserrat decía que no hacía falta contratar un sicario, 'si eso lo hago yo'".
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El inspector que ejerció de jefe de la investigación 'clave' en la resolución inicial del crimen de Isabel Carrasco, Alfonso Santocildes, ha declarado este lunes a preguntas del fiscal, que es "rotundamente falso" que las coaccionaran o que les dijeran "que venían a ayudarlas" por ser familia del comisario de Astorga.
"A todas luces quería declarar de que era ella la que mató a Isabel Carrasco, se abrió a nosotros". Monserrat aseguró estar indignada porque "Triana esté detenida y he pensado que si yo declaro ella irá a la calle". Según el inspector, la coartada era posteriormente "intentar hacerse pasar por loca, convencida". La detenida, ya autoinculpada desde el primer momento, "estaba muy nerviosa, alterada, enfadada incluso, se quejaba de que le dieran de comer fabada".
Santocildes puntualizó que es "manifiestamente falso" que las coaccionaran para declarar o les dijeran que venían a ayudarlas. "Lo que le llevó era que estaba harta del trato que Isabel Carrasco le daba a su hija, se la veía desencajada, tenía claro que era su hija o ella".
"No se mostraba en absoluto arrepentida, estaba harta de oír hablar que había que contratar un sicario; y decía 'por qué un sicario, si eso lo hago yo", afirmó, para añadir que "le advertimos de que lo que no dijera delante de su abogado no nos servía para nada".
Cuando llegó Triana procedente de la Comisaría de San Andrés y se les permitió reunirse, "le dijo a su hija que estuviera tranquila, que ella iba a declarar, nos pregunta cuándo puede declarar ella todo eso". Y dijo "no os molestéis en buscar (el arma) en el río porque la tiene una tercera persona; y comenzó una discusión" entre madre e hija. Triana le dijo a Monserrat que no se le ocurriera decir quién la tiene, cuando a la asesina se le escapó entre dientes 'que es policía', el inspector manifsetó que fue un momento que se le quedó "grabado", negando que ambos agentes estuvieran escuchando desde fuera de la sala sino cara a cara con ellas.
Igualmente, negó también como "rotundamente falso" y "una barbaridad absoluta" la versión de las detenidas de que les llegaran a ofrecer salir con ellas a la calle, coger el arma, tirarla a una alcantarilla y hacer como que se la localizaba, de manera que no se implicaría a Gago. Santocildes afirmó que "no hemos ofrecido ningún trato en ningún momento, sólo un trato exquisito, adecuado, no estaban mal; yo no ofrezco un trato a un detenido, nosotros sólo colaborábamos con la investigación; y me llama la atención que lo digan siendo hija y mujer de quien son".
El revólver en casa de Gago
Poco después, otro policía llamado Nacho avisó de la posible localización del arma homicida en casa de Raquel Gago, policía local de León a la que conoce y con quien ha contactado. "El jefe de Seguridad urbana nos lo participa y vamos hasta allí, hasta Eras de Renueva".
¿Habían estado en el garaje de Raquel?, quiso saber el fiscal. "Cuando manifestamos eso en el atestado no figuramos, se redactó en León, es una práctica habitual; fuimos a declarar al Juzgado de Instrucción y teníamos un malestar" por no figurar, aunque no cree "que no nos reflejaran con ninguna mala intención sino por no desprestigiar la investigación anterior". "No queríamos trasladar a su señoría ningún error", añadió.
Pero "presentamos una comparecencia posterior" para aclarar que sí, "estábamos a disgusto, efectivamente habíamos estado en ese piso, quizá al principio contestamos a la ligera la primera vez, y para nosotros es incómodo". Y declararon una comparecencia aparte, y esta segunda vez reconocieron que sí estuvieron en el piso y garaje de Raquel.
El coche con el arma y cómo se tocó
Cuado acudieron, Raquel Gago y su hermana estaban esperando en la calle, sumándose los "tres inspectores" llegados. "Estaba nerviosa, subimos a su domicilio, en el salón", recuerda, contabilizando cuatro agentes en este momento, incluyendo los dos de Burgos. "Nos cuenta su relato", que le habría metido el revólver Triana en el coche, y le pidieron su teléfono móvil para ver las llamadas.
Ya en el garaje, "el coche estaba abierto, la parte trasera derecha, y nos indican con la mano que estaba ahí "encima de la alfombrilla, no debajo del asiento" una bandolera, la famosa de Fornarina; "y creo que el agente de delincuencia urbana lo baja, con su móvil le da luz y con un fular yo lo cojo, veo el revólver, y comprobamos que está en condiciones seguras para su traslado, que no era peligroso, si no recuerdo mal, que son momentos de mucho jaleo". Quien se hubiera subido -como hizo una amiga de Raquel la noche antes- "se daría cuenta de que estaba ahí", admitió el agente.
Madre e hija admiten la entrega del bolso
Y finalmente "el coche lo trasladamos a Comisaría, si no recuerdo mal, mis compañeros de Delincuencia urbana". "Mi compañero subió a donde estaban las detenidas, yo en el patio para la primera inspección inicial, y me incorporo", continuó relantado, "para tomarles luego declaración oficial ya con el abogado de Montserrat o Triana, sin que éste planteara ninguna objeción". Negó que sugirieran a ambas que Triana dijera "desazte de ésto" a Gago cuando le introduce el bolso.
Aquí sí admiten que Montserrat llegó a entregar el bolso a su hija Triana en el pasadizo de Colón a Gran Vía de San Marcos, según recuerda el agente que dijeron en el interrogatorio, negando que hubiera ocurrido esa entrega en un garaje, como ellas dicen en descargo de Triana. "Rotundamente falso" también dijo el policía que a Triana le dejaran leer la declaración de su madre.
Pruebas de un 'plan a tres'
Beatriz Llamas, acusación que representa a la hija de la presidenta, quiso saber si Triana o Montserrat hablaron de acoso sexual de Isabel Carrasco a la hija, y el policía de Burgos negó que así fuera. La letrada preguntó si el encuentro de Montserrat y Triana fue siempre delante de los dos agentes, ¿cómo podía saber Montserrat que el arma la tenía una tercera persona? Y el agente lo reconoció que "intuyo que -Montserrat- sí" lo sabía, lo que demostraría la existencia de un plan entre las tres acusadas.
También a sus preguntas, defendió la decisión del traslado del bolso con el arma del garaje de Raquel, por las malas condiciones de inspección en este lugar. "Algo que creo que no perturba para nada la cadena de custodia, sino al contrario".
Carlos Rivera, por su parte, le preguntó si Montserrat se desahogó en su inicial declaración, algo que sí consideró el agente. Y valoró que su abogado "no tenía intención" de que Montserrat testificara, pero ella se mostraba dispuesta.
La defensa de Montserrat y Triana, contra el policía
El letrado de Montserrat y Triana le puso en evidencia haber mentido el 5 de junio ante la jueza sobre haber ido al garaje de Raquel. "¿Es rotundamente falso... como otras cosas que nos va a decir...?" y le detuvo el juez afeando su impulso. "Según el atestado de León, nosotros no hemos estado", insistió el policía defendiéndose: "Puede haber imprecisiones, igual el acta no lo recoge todo, pero no me hable por intereses, todo tiene una explicación", le afeó el agente al abogado, claramente enfadado porque el letrado insistiera en aquel renuncio clave para invalidar ahora su versión. Su interrogatorio se elevó en gritos en numerosos momentos.
El agente rechazó que haya un protocolo que impida que las dos delincuentes se puedan juntar aquel día en Comisaría. "Esas señoras son peligrosas con un arma encima, sin el arma no lo son", zanjó. Y volvió a negar "rotundamente" que "en ningún momento hayan estado solas". Y negó que jamás le ofrecieran ningún tipo de acuerdo. "¿Es normal que se hagan sólo dos preguntas en un caso complejo, como usted dijo, a no ser que se hubiera pactado una declaración?", preguntó igualmente fuerte el abogado. "Si con eso queda una claridad meridiana, sobran", aseguró para tratar de negar que existiera ese tipo de apaños con las acusadas en dependencias policiales.
Por último, "nosotros no hemos cometido ningún delito", comentó firme, y por eso "no procede" que en ningún momento se les haya aplicado un régimen disciplinario incluso dentro de la Policía Nacional, como quería saber el abogado.
El defensor de Gago quiere saber si "hay más cosas que no sean verdad"
Fermín Guerrero quiso saber "si en la primera declaración es posible que haya más cosas que no sean verdad", como haber negado su presencia crucial en casa de su defendida. El policía de Burgos insistió en defender su misma postura y aclarar que tardaron 9 días en reconocer ante la jueza que sí habían estado "porque no lo pudimos hacer antes".
"Los compañeros de la UDEF nos acogieron muy bien; la comisaria y otros no, yo lo entiendo, éste era su caso, pero no ha habido más que un malestar, no un enfrentamiento", explicó a preguntas del abogado.
"La expresión 'es policía' -de Triana a Montserrat- interpreto que es porque no la quiere comprometer", afirmó tras intentar Guerrero negar la existencia real de un plan entre las tres mujeres.
Una declaración ¿influenciada?
Pero donde más tensión surgió fue cuando, a preguntas del letrado, admitió el policía que "parte" de lo que ha declarado este lunes en el jucio sobre su presencia en el garaje y el coche de Raquel Gago está "hecho de recuerdos propios y otros proporcionados" por otros compañeros, justificando que a veces uno no retiene todos los detalles. Algo que el abogado pretendía justificar como que todo su testimonio "estuvo influenciado", cuando menos, algo que de nuevo el agente negó. "A usted le pedimos que declare lo que recuerda usted, no detalles de una declaración perfecta", zanjó Guerrero.
Volviendo sobre detalles ya hablados, reconocieron que el bolso había sido movido inicialmente por Raquel Gago antes de por los propios policías. El abogado quiso saber si es normal que en aquel primer momento no se hubiera interrogado más a las tres sobre su posible acuerdo para después del asesinato, y Santocildes justificó que no se les preguntara más. "Se la pone en libertad -a Gago- porque la versión que da es verosimil y se puede comprobar".
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El inspector que ejerció de jefe de la investigación 'clave' en la resolución inicial del crimen de Isabel Carrasco, Alfonso Santocildes, ha declarado este lunes a preguntas del fiscal, que es "rotundamente falso" que las coaccionaran o que les dijeran "que venían a ayudarlas" por ser familia del comisario de Astorga.
"A todas luces quería declarar de que era ella la que mató a Isabel Carrasco, se abrió a nosotros". Monserrat aseguró estar indignada porque "Triana esté detenida y he pensado que si yo declaro ella irá a la calle". Según el inspector, la coartada era posteriormente "intentar hacerse pasar por loca, convencida". La detenida, ya autoinculpada desde el primer momento, "estaba muy nerviosa, alterada, enfadada incluso, se quejaba de que le dieran de comer fabada".
Santocildes puntualizó que es "manifiestamente falso" que las coaccionaran para declarar o les dijeran que venían a ayudarlas. "Lo que le llevó era que estaba harta del trato que Isabel Carrasco le daba a su hija, se la veía desencajada, tenía claro que era su hija o ella".
"No se mostraba en absoluto arrepentida, estaba harta de oír hablar que había que contratar un sicario; y decía 'por qué un sicario, si eso lo hago yo", afirmó, para añadir que "le advertimos de que lo que no dijera delante de su abogado no nos servía para nada".
Cuando llegó Triana procedente de la Comisaría de San Andrés y se les permitió reunirse, "le dijo a su hija que estuviera tranquila, que ella iba a declarar, nos pregunta cuándo puede declarar ella todo eso". Y dijo "no os molestéis en buscar (el arma) en el río porque la tiene una tercera persona; y comenzó una discusión" entre madre e hija. Triana le dijo a Monserrat que no se le ocurriera decir quién la tiene, cuando a la asesina se le escapó entre dientes 'que es policía', el inspector manifsetó que fue un momento que se le quedó "grabado", negando que ambos agentes estuvieran escuchando desde fuera de la sala sino cara a cara con ellas.
Igualmente, negó también como "rotundamente falso" y "una barbaridad absoluta" la versión de las detenidas de que les llegaran a ofrecer salir con ellas a la calle, coger el arma, tirarla a una alcantarilla y hacer como que se la localizaba, de manera que no se implicaría a Gago. Santocildes afirmó que "no hemos ofrecido ningún trato en ningún momento, sólo un trato exquisito, adecuado, no estaban mal; yo no ofrezco un trato a un detenido, nosotros sólo colaborábamos con la investigación; y me llama la atención que lo digan siendo hija y mujer de quien son".
El revólver en casa de Gago
Poco después, otro policía llamado Nacho avisó de la posible localización del arma homicida en casa de Raquel Gago, policía local de León a la que conoce y con quien ha contactado. "El jefe de Seguridad urbana nos lo participa y vamos hasta allí, hasta Eras de Renueva".
¿Habían estado en el garaje de Raquel?, quiso saber el fiscal. "Cuando manifestamos eso en el atestado no figuramos, se redactó en León, es una práctica habitual; fuimos a declarar al Juzgado de Instrucción y teníamos un malestar" por no figurar, aunque no cree "que no nos reflejaran con ninguna mala intención sino por no desprestigiar la investigación anterior". "No queríamos trasladar a su señoría ningún error", añadió.
Pero "presentamos una comparecencia posterior" para aclarar que sí, "estábamos a disgusto, efectivamente habíamos estado en ese piso, quizá al principio contestamos a la ligera la primera vez, y para nosotros es incómodo". Y declararon una comparecencia aparte, y esta segunda vez reconocieron que sí estuvieron en el piso y garaje de Raquel.
El coche con el arma y cómo se tocó
Cuado acudieron, Raquel Gago y su hermana estaban esperando en la calle, sumándose los "tres inspectores" llegados. "Estaba nerviosa, subimos a su domicilio, en el salón", recuerda, contabilizando cuatro agentes en este momento, incluyendo los dos de Burgos. "Nos cuenta su relato", que le habría metido el revólver Triana en el coche, y le pidieron su teléfono móvil para ver las llamadas.
Ya en el garaje, "el coche estaba abierto, la parte trasera derecha, y nos indican con la mano que estaba ahí "encima de la alfombrilla, no debajo del asiento" una bandolera, la famosa de Fornarina; "y creo que el agente de delincuencia urbana lo baja, con su móvil le da luz y con un fular yo lo cojo, veo el revólver, y comprobamos que está en condiciones seguras para su traslado, que no era peligroso, si no recuerdo mal, que son momentos de mucho jaleo". Quien se hubiera subido -como hizo una amiga de Raquel la noche antes- "se daría cuenta de que estaba ahí", admitió el agente.
Madre e hija admiten la entrega del bolso
Y finalmente "el coche lo trasladamos a Comisaría, si no recuerdo mal, mis compañeros de Delincuencia urbana". "Mi compañero subió a donde estaban las detenidas, yo en el patio para la primera inspección inicial, y me incorporo", continuó relantado, "para tomarles luego declaración oficial ya con el abogado de Montserrat o Triana, sin que éste planteara ninguna objeción". Negó que sugirieran a ambas que Triana dijera "desazte de ésto" a Gago cuando le introduce el bolso.
Aquí sí admiten que Montserrat llegó a entregar el bolso a su hija Triana en el pasadizo de Colón a Gran Vía de San Marcos, según recuerda el agente que dijeron en el interrogatorio, negando que hubiera ocurrido esa entrega en un garaje, como ellas dicen en descargo de Triana. "Rotundamente falso" también dijo el policía que a Triana le dejaran leer la declaración de su madre.
Pruebas de un 'plan a tres'
Beatriz Llamas, acusación que representa a la hija de la presidenta, quiso saber si Triana o Montserrat hablaron de acoso sexual de Isabel Carrasco a la hija, y el policía de Burgos negó que así fuera. La letrada preguntó si el encuentro de Montserrat y Triana fue siempre delante de los dos agentes, ¿cómo podía saber Montserrat que el arma la tenía una tercera persona? Y el agente lo reconoció que "intuyo que -Montserrat- sí" lo sabía, lo que demostraría la existencia de un plan entre las tres acusadas.
También a sus preguntas, defendió la decisión del traslado del bolso con el arma del garaje de Raquel, por las malas condiciones de inspección en este lugar. "Algo que creo que no perturba para nada la cadena de custodia, sino al contrario".
Carlos Rivera, por su parte, le preguntó si Montserrat se desahogó en su inicial declaración, algo que sí consideró el agente. Y valoró que su abogado "no tenía intención" de que Montserrat testificara, pero ella se mostraba dispuesta.
La defensa de Montserrat y Triana, contra el policía
El letrado de Montserrat y Triana le puso en evidencia haber mentido el 5 de junio ante la jueza sobre haber ido al garaje de Raquel. "¿Es rotundamente falso... como otras cosas que nos va a decir...?" y le detuvo el juez afeando su impulso. "Según el atestado de León, nosotros no hemos estado", insistió el policía defendiéndose: "Puede haber imprecisiones, igual el acta no lo recoge todo, pero no me hable por intereses, todo tiene una explicación", le afeó el agente al abogado, claramente enfadado porque el letrado insistiera en aquel renuncio clave para invalidar ahora su versión. Su interrogatorio se elevó en gritos en numerosos momentos.
El agente rechazó que haya un protocolo que impida que las dos delincuentes se puedan juntar aquel día en Comisaría. "Esas señoras son peligrosas con un arma encima, sin el arma no lo son", zanjó. Y volvió a negar "rotundamente" que "en ningún momento hayan estado solas". Y negó que jamás le ofrecieran ningún tipo de acuerdo. "¿Es normal que se hagan sólo dos preguntas en un caso complejo, como usted dijo, a no ser que se hubiera pactado una declaración?", preguntó igualmente fuerte el abogado. "Si con eso queda una claridad meridiana, sobran", aseguró para tratar de negar que existiera ese tipo de apaños con las acusadas en dependencias policiales.
Por último, "nosotros no hemos cometido ningún delito", comentó firme, y por eso "no procede" que en ningún momento se les haya aplicado un régimen disciplinario incluso dentro de la Policía Nacional, como quería saber el abogado.
El defensor de Gago quiere saber si "hay más cosas que no sean verdad"
Fermín Guerrero quiso saber "si en la primera declaración es posible que haya más cosas que no sean verdad", como haber negado su presencia crucial en casa de su defendida. El policía de Burgos insistió en defender su misma postura y aclarar que tardaron 9 días en reconocer ante la jueza que sí habían estado "porque no lo pudimos hacer antes".
"Los compañeros de la UDEF nos acogieron muy bien; la comisaria y otros no, yo lo entiendo, éste era su caso, pero no ha habido más que un malestar, no un enfrentamiento", explicó a preguntas del abogado.
"La expresión 'es policía' -de Triana a Montserrat- interpreto que es porque no la quiere comprometer", afirmó tras intentar Guerrero negar la existencia real de un plan entre las tres mujeres.
Una declaración ¿influenciada?
Pero donde más tensión surgió fue cuando, a preguntas del letrado, admitió el policía que "parte" de lo que ha declarado este lunes en el jucio sobre su presencia en el garaje y el coche de Raquel Gago está "hecho de recuerdos propios y otros proporcionados" por otros compañeros, justificando que a veces uno no retiene todos los detalles. Algo que el abogado pretendía justificar como que todo su testimonio "estuvo influenciado", cuando menos, algo que de nuevo el agente negó. "A usted le pedimos que declare lo que recuerda usted, no detalles de una declaración perfecta", zanjó Guerrero.
Volviendo sobre detalles ya hablados, reconocieron que el bolso había sido movido inicialmente por Raquel Gago antes de por los propios policías. El abogado quiso saber si es normal que en aquel primer momento no se hubiera interrogado más a las tres sobre su posible acuerdo para después del asesinato, y Santocildes justificó que no se les preguntara más. "Se la pone en libertad -a Gago- porque la versión que da es verosimil y se puede comprobar".






