¡Feliz viaje señora Benigna!
El 13 de febrero de 1917 cayó en martes y había luna llena, que entraría en menguante dos días después.
En España reinaba Alfonso XIII, “el Africano” y era presidente del Gobierno Álvaro de Figueroa Torres, Conde de Romanones, que había ganado las elecciones de 1916.
En ese mismo mes, los revolucionarios rusos derribaronla autocracia zarista, y la I Guerra Mundial entraba en una fase crítica para los alemanes al entrar los EE.UU. en ella.
¿Y qué? -preguntaréis. ¡Si todo eso ya lo sabemos!
Seguro que sí.
¿Entonces?
Es que lo que no sabéis, es que ese día 13 de febrero de 1917 nacía en Veguellina de Fondo, municipio de San Cristóbal de la Polantera (León) una niña singular, muy especial, a la que pusieron por nombre Benigna sus apellidos fueron Del Riego Vecilla.
Esa niña se convirtió en mujer y desposó con Lorenzo Vega González con quien tuvo casi tantos hijos como Jacob aunque más variados: El patriarca tuvo seis (Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón y una única hija, Dinah) con su esposa Lea; Dan y Neftalí de Bilha, sierva de Raquel y de Zilpa, otra sierva de Raquel, a Gad y Aser y de esta, su esposa favorita, a José y Benjamín.
Ni Lorenzo ni Benigna necesitaron arreglos como los del personaje bíblico. Esa mujer menuda trajo a este mundo a 12 hijos ( 7 chicos y 5 chicas).
¿Y qué? – seguiréis preguntando.
Pues os respondo.
Conocí a Benigna hace cuatro años, en la primavera del 2012 con motivo de unas charlas que di en Veguellina de Fondo. Ver entrar en la sala a aquella mujer menuda, peinada de peluquería, con el pelo de color oro viejo, con una mirada observadora, ojos inquietos y, como pude comprobar pronto, con un humor increíble, me impresionó y más aún cuando me dijo que tenía 95 años. No era para menos, os lo aseguro. ¡Había venido andando desde su casa con el solazo que hacía ese día después de comer y recuerdo que con un paraguas como parasol, cuando para personas de mucha menos edad era impensable! Y si entonces me sorprendí, más aún cuando sus vecinas me contaron que asistía a todas las charlas, actividades, reuniones de la “memoria”, que era de peluquería semanal, que cuidaba de su casa, se hacía la comida, lavaba la ropa,…
Ver aquella mujer menuda, tan activa, coqueta, con una insaciable hambre de saber, de conocer… me recordó a esas mariposas pequeñas que revolotean sin cesar de flor en flor, olisqueando todo si es que olisquean, que no cesan de explorar, de conocer… y me dije ¡He aquí a una auténtica pizpireta! Una mujer de esas que de vez en cuando aparecen por este mundo y tocan nuestras vidas.
Pues yo fui afortunado porque tuve la oportunidad de conocerla, de compartir algo de este viaje que hacemos alrededor del Sol todos los que en la Tierra vivimos.
Pues bien; el día 26 de este mes de enero, esta pizpireta, que inspiró una de mis novelas, “la abuela del Alto Órbigo”, cuando le faltaban 16 días para completar su nonagésimo noveno viaje alrededor del Sol, es decir, para cubrir la distancia de ¡¡92.07 millones de kilómetros!! a lo largo de su vida, decidió que era hora de explorar otros mundos y, plácidamente, en su casa, rodeada de parte de sus seres queridos, abrió sus alas de mariposa y voló iniciando un viaje que durará toda la eternidad.
Yo no me siento triste por ello, no. Sé, porque la conocí, que disfrutará con ese viaje para el que le deseo toda clase de venturas y en el que espero encontrarla algún día para que me cuente como le fue.
¡Hasta entonces, señora Benigna! ¡Feliz viaje!
El 13 de febrero de 1917 cayó en martes y había luna llena, que entraría en menguante dos días después.
En España reinaba Alfonso XIII, “el Africano” y era presidente del Gobierno Álvaro de Figueroa Torres, Conde de Romanones, que había ganado las elecciones de 1916.
En ese mismo mes, los revolucionarios rusos derribaronla autocracia zarista, y la I Guerra Mundial entraba en una fase crítica para los alemanes al entrar los EE.UU. en ella.
¿Y qué? -preguntaréis. ¡Si todo eso ya lo sabemos!
Seguro que sí.
¿Entonces?
Es que lo que no sabéis, es que ese día 13 de febrero de 1917 nacía en Veguellina de Fondo, municipio de San Cristóbal de la Polantera (León) una niña singular, muy especial, a la que pusieron por nombre Benigna sus apellidos fueron Del Riego Vecilla.
Esa niña se convirtió en mujer y desposó con Lorenzo Vega González con quien tuvo casi tantos hijos como Jacob aunque más variados: El patriarca tuvo seis (Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón y una única hija, Dinah) con su esposa Lea; Dan y Neftalí de Bilha, sierva de Raquel y de Zilpa, otra sierva de Raquel, a Gad y Aser y de esta, su esposa favorita, a José y Benjamín.
Ni Lorenzo ni Benigna necesitaron arreglos como los del personaje bíblico. Esa mujer menuda trajo a este mundo a 12 hijos ( 7 chicos y 5 chicas).
¿Y qué? – seguiréis preguntando.
Pues os respondo.
Conocí a Benigna hace cuatro años, en la primavera del 2012 con motivo de unas charlas que di en Veguellina de Fondo. Ver entrar en la sala a aquella mujer menuda, peinada de peluquería, con el pelo de color oro viejo, con una mirada observadora, ojos inquietos y, como pude comprobar pronto, con un humor increíble, me impresionó y más aún cuando me dijo que tenía 95 años. No era para menos, os lo aseguro. ¡Había venido andando desde su casa con el solazo que hacía ese día después de comer y recuerdo que con un paraguas como parasol, cuando para personas de mucha menos edad era impensable! Y si entonces me sorprendí, más aún cuando sus vecinas me contaron que asistía a todas las charlas, actividades, reuniones de la “memoria”, que era de peluquería semanal, que cuidaba de su casa, se hacía la comida, lavaba la ropa,…
Ver aquella mujer menuda, tan activa, coqueta, con una insaciable hambre de saber, de conocer… me recordó a esas mariposas pequeñas que revolotean sin cesar de flor en flor, olisqueando todo si es que olisquean, que no cesan de explorar, de conocer… y me dije ¡He aquí a una auténtica pizpireta! Una mujer de esas que de vez en cuando aparecen por este mundo y tocan nuestras vidas.
Pues yo fui afortunado porque tuve la oportunidad de conocerla, de compartir algo de este viaje que hacemos alrededor del Sol todos los que en la Tierra vivimos.
Pues bien; el día 26 de este mes de enero, esta pizpireta, que inspiró una de mis novelas, “la abuela del Alto Órbigo”, cuando le faltaban 16 días para completar su nonagésimo noveno viaje alrededor del Sol, es decir, para cubrir la distancia de ¡¡92.07 millones de kilómetros!! a lo largo de su vida, decidió que era hora de explorar otros mundos y, plácidamente, en su casa, rodeada de parte de sus seres queridos, abrió sus alas de mariposa y voló iniciando un viaje que durará toda la eternidad.
Yo no me siento triste por ello, no. Sé, porque la conocí, que disfrutará con ese viaje para el que le deseo toda clase de venturas y en el que espero encontrarla algún día para que me cuente como le fue.
¡Hasta entonces, señora Benigna! ¡Feliz viaje!





