Hace un año que Julio vive feliz en Sueros de Cepeda
El 16 de febrero de 2015 el Tribunal Supremo sentenciaba que el niño se quedaba en la localidad de La Cepeda con su tía paterna. El camino hasta ese día fue doloroso para el muchacho y el pueblo que se volcó para que la Justicia escuchara al menor.
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En Sueros han recordado la fecha editando un collage de fotografías destacando el mérito de todo un pueblo y una comarca que de manera pacífica manifestaron su apoyo incondicional al muchacho desde el mes de abril de 2014, cuando el servicio de menores llegó por primera vez al pueblo cepedano para tratar de ejecutar la sentencia judicial que daba la custodia a los abuelos maternos de Julio, contra lo que el niño, entonces menor de 12 años, se negó en las reiteradas ocasiones en las que se trató de entregarlo a los padres de la madre.
Hoy Julio sigue creciendo feliz, ha comenzado este curso 1º de ESO después de acabar Primaria con buenas notas y no se despega del balón. Atrás han quedado los momentos duros que le ha tocado vivir tras el abandono materno y la muerte de su padre en 2009. Después de esas duras experiencias e integrado plenamente fue cuando llegó la orden de ejecución de la sentencia, un hecho que nadie en Sueros logró entender, "todos pensamos que no se puede traer y llevar a un niño como si fuera un juguete", señalaban en abril de 2014 los portavoces de la plataforma que se creó para apoyar a Julio y que protagonizó las concentraciones en Sueros y en León para acompañar al muchacho en aquellos momentos difíciles.
El niño vive ajeno al revuelo que en las televisiones y medios de comunicación provocó su caso, aunque también fue una manera de mantener viva la noticia hasta que la abogada defensora de la familia paterna del niño, Marta Fernández Cobo, consiguió la revisión de la sentencia de la Audiencia Provincial de Cantabria, que daba la guarda y custodia a los abuelos maternos, por no haber tenido en cuenta las peticiones de la familia con quien Julio vive desde que tenía seis años, para que el niño fuera examinado por un forense, teniendo en cuenta la reacción dolorosa provocada en las cuatro ocasiones que se intentó entregarlo a los abuelos maternos, una actuación que no pudo ejecutarse en ninguna ocasión porque el muchacho era trasladado al Hospital de León por un cuadro de "ansiedad extrema".
En Sueros han recordado la fecha editando un collage de fotografías destacando el mérito de todo un pueblo y una comarca que de manera pacífica manifestaron su apoyo incondicional al muchacho desde el mes de abril de 2014, cuando el servicio de menores llegó por primera vez al pueblo cepedano para tratar de ejecutar la sentencia judicial que daba la custodia a los abuelos maternos de Julio, contra lo que el niño, entonces menor de 12 años, se negó en las reiteradas ocasiones en las que se trató de entregarlo a los padres de la madre.
Hoy Julio sigue creciendo feliz, ha comenzado este curso 1º de ESO después de acabar Primaria con buenas notas y no se despega del balón. Atrás han quedado los momentos duros que le ha tocado vivir tras el abandono materno y la muerte de su padre en 2009. Después de esas duras experiencias e integrado plenamente fue cuando llegó la orden de ejecución de la sentencia, un hecho que nadie en Sueros logró entender, "todos pensamos que no se puede traer y llevar a un niño como si fuera un juguete", señalaban en abril de 2014 los portavoces de la plataforma que se creó para apoyar a Julio y que protagonizó las concentraciones en Sueros y en León para acompañar al muchacho en aquellos momentos difíciles.
El niño vive ajeno al revuelo que en las televisiones y medios de comunicación provocó su caso, aunque también fue una manera de mantener viva la noticia hasta que la abogada defensora de la familia paterna del niño, Marta Fernández Cobo, consiguió la revisión de la sentencia de la Audiencia Provincial de Cantabria, que daba la guarda y custodia a los abuelos maternos, por no haber tenido en cuenta las peticiones de la familia con quien Julio vive desde que tenía seis años, para que el niño fuera examinado por un forense, teniendo en cuenta la reacción dolorosa provocada en las cuatro ocasiones que se intentó entregarlo a los abuelos maternos, una actuación que no pudo ejecutarse en ninguna ocasión porque el muchacho era trasladado al Hospital de León por un cuadro de "ansiedad extrema".