Lidia Latiseva LLK
Lunes, 22 de Febrero de 2016

Cumpleaños del arte

Yo no sabía que el arte tiene fecha de nacimiento y que su cumpleaños fue el 17 de enero de 2016. La fiesta de cumpleaños la celebró el grupo ARS Acústica de UE por todo el mundo. Pero por prudencia y discreción no han hecho pública la información sobre la edad del homenajeado.


Todo lo que sea celebrar el arte me parece no solo legítimo sino que también necesario.


La noticia del cumpleaños del arte me llegó por la radio que lo celebró con una gran fiesta. Aquella noche casi todas las emisoras de radio por todo el mundo presentaron sus programas de Art Sonora, programas de música experimental. Una música que mezcla en el ordenador sonidos electrónicos, sonidos de la naturaleza o de la voz humana con sonidos de instrumentos musicales, componiendo una música nueva para deleite de los entendidos y seguidores de estos experimentos musicales.


La fiesta duró cuatro horas y en ella se celebro el centenario del movimiento DADA.


Al parecer todo fue un gran acontecimiento musical y radiofónico. Lo creo, pero no opino.


Poder conocer lo que crean los artistas del Art Sonora en diferentes países tiene que ser muy instructivo para el público que esté abierto para percibir, apreciar y disfrutar con los lenguajes artísticos nuevos.


La gente de a pie tenemos un rechazo instintivo a todo lo experimental contemporáneo. Somos muy perezosos para vivir una experiencia artística nueva. Queremos un placer inmediato y seguro y así poco a poco perdemos el hábito de pensar.


La fiesta de cumpleaños del arte me cogió desprevenida, sin un regalo ni ramo de flores, pero me ha hecho pensar en los artistas y nuestra relación con ellos.


Vivimos entre las cosas y los ambientes creados por ellos y así de un modo inconsciente estamos sumergidos en sus obras


Ya solo salir a la calle nos invaden carteles, letreros, la música que exhala de las tiendas, de los móviles, hilos musicales o del interior de los coches, aunque a veces sean aporreamientos para solo llamar la atención de una muchacha. 


Ya no hay silencio en los lugares cerrados, ni en las calles ni en parte alguna. Todo ese ambiente visual y sonoro ha sido creado por unos artistas anónimos; y aunque ellos no hubieran querido molestar, sus creaciones han sido utilizadas por otras personas para intoxicarnos, para incitarnos a la compra de lo que fuera, sea necesario o no lo sea.


Pero yo quiero hablar de artistas. De los cuales, miles de ellos no llegarán a ser famosos ni cotizables, pero que habrán luchado para crear y para vivir de ello. Yo he tenido el privilegio de estar muy cerca de alguno, compartiendo sus penurias y sus momentos de gloria. Ellos nos darán algún momento de excepción, salvándonos con sus creaciones de la mediocridad.


Sin este arte pasaríamos la vida como en un túnel, sin esa lucecita por delante que nos marca el destino en nuestra vida. Da un poco de grima caminar entre paredes sin luz, pero si en esas paredes que nos acechan hubiera algún grafiti de nuestro artista astorgano Jesús San José, me sentiría mejor acompañada.

 

Hablo de esos artistas que nos obsequian con su arte aunque pasemos de largo sin prestarles mucha atención.


Hay entre ellos algunos cuya vocación artística ha sido alentada; pero otros hay que desde su primera conciencia han oído la frase de que “del arte no se puede vivir”. Ellos han seguido adelante a pesar de este ambiente hostil e ignorante.


Voy a hablar de ellos. He conocido a un compositor cuyos padres le candaban el piano para que el niño no se enviciara con la música, ya que venía predestinado a ser cirujano plástico.


Conozco a un cantautor cuyas canciones grabadas y reproductorde última generación fueron destruidas por su progenitor, cuando supo que su hijo adolescente grababa sus propias canciones en una solitaria playa.


Conozco a un niño compositor que compuso sus primeras melodías en un teclado roto de juguete… y, por si las moscas, sus padres quemaron un acordeón que había en casa para que no lo alcanzase.


También conozco a un pintor que con veintitantos años ha dejado una situación y una profesión con futuro, se fue a Madrid a pintar en una mansarda sin el mínimo confort.


A todos estos artistas que son amigos míos y a otros que aún no lo son, que han conseguido seguir su vocación y hacer su obra, tratando de vivir su arte, les felicito con mi más sincera y cordial admiración en su ‘cumpleaños del arte’.


A todos ellos es nuestro deber moral y un privilegio poder ayudarles. Ellos nos lo devuelven con creces en sus obras. Todo lo que hacen será para nosotros. Hay que reconocérselo y acercarnos a sus obras, acompañarlos en sus conciertos, en sus exposiciones, en las presentaciones de sus libros, comprando sus producciones. Hay que demostrarles que del arte también se puede vivir y que la vida sin arte es una vida insuficiente.


Puede ser que nos dejen entrar en su mundo creativo si consideran que lo merecemos. Es un mundo fascinante siempre. Agradezcámoslo “no en nuestra imaginación, sino probado por olores” (Santa Teresa)

 

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