José Luis Puerto
Lunes, 29 de Febrero de 2016

Arte de buen gobierno

Estamos asistiendo, a lo largo de las últimas semanas, no sabemos si a una danza con más pasos perdidos que encontrados, o a la elaboración de un mural, tan mal trazado, con tantas líneas rojas, que más parece estar arrojando un inmenso borrón que un dibujo configurado y con una mínima armonía.

 

Siempre hemos sentido que, cuando una persona tiene unos estudios, por mínimos que sean, un trabajo, una vivienda y un centro de salud cercano, se vuelve educada y civilizada, al tiempo que civiliza todo el entorno en el que se desarrolla su vida.

 

Educación, trabajo, vivienda y sanidad, en esos cuatro sustantivos se contiene lo mínimo imprescindible para que se logre un mínimo bienestar de los individuos. Y toda acción política que se precie de tal ha de atender esas cuatro necesidades esenciales de todas las personas. Si prescinde de esas cuatro necesidades básicas, ya no es una acción política seria y competente.

 

Y, en vez de tantas líneas rojas –que parecería que estamos asistiendo a una riña de ciegos, o riña de músicos, como reza el título de un hermoso e inquietante cuadro del pintor francés Georges de La Tour–, las distintas opciones políticas deberían de estar más interesadas en ese arte del buen gobierno, atendiendo a la educación, el trabajo, la vivienda, la sanidad... y también al mantenimiento de las libertades –frente a tanta amenazante ley mordaza–, sin las cuales no hay democracia, sino ‘dictablandas’ y otras cosas peores.

 

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.