Lo profundo del aire
Este año, la ciudad de San Sebastián celebra un gran evento cultural en torno a la figura del gran artista Eduardo Chillida. El gran mago del hierro y la palabra cobra vida cada vez que se acerca uno a su obra. Y he dicho 'palabra' porque Chillida fue un poeta, un grandísimo poeta forjador de sueños a través de materias increíbles: el hierro, el hormigón, el alabastro, el barro, el papel…
No ha habido un artista tan versátil y tan creativo en la utilización de materiales tan diversos. Chillida es inmenso en su totalidad, es el artista de lo sutil en lo más pesado, el hierro, por ejemplo. Es delicado con el papel que teje en superposiciones increíbles que parecen flotar en el aire. Es el elegante, el sobrio, el orfebre del arte al que no le falta nada, pues observas una de sus esculturas y todo parece estar en su lugar.
Habla muchas veces del aire que dibuja sus esculturas, algo tan intangible que controla perfectamente, pues es la excusa que circunda su espacio; un espacio vivo, sin límites.
En la ciudad de Valladolid podemos contemplar una de las obras del gran maestro vasco, 'Lo profundo del aire'. Me he acercado a su contemplación, ha sido como un peregrinaje en busca de la belleza, pues Chillida me conmueve desde siempre, desde que conocí su famosa 'Sirena varada' que pende de uno de los puentes que atraviesa el Paseo de la Castellana de Madrid.
Chillida es un filósofo, sin su visión de la vida toda su obra escultórica no sería la misma. “Se ve bien teniendo el ojo lleno de lo que se mira”. Mirar, ver, observar, contemplar…Es el ritmo lento de la degustación el que solicita el maestro ante el arte. Por ello, él sigue aquí, y estará por siempre, porque la obra de arte es imperecedera, no muere, como sigue con nosotros la magia del verso de este gran artista.
Este año, la ciudad de San Sebastián celebra un gran evento cultural en torno a la figura del gran artista Eduardo Chillida. El gran mago del hierro y la palabra cobra vida cada vez que se acerca uno a su obra. Y he dicho 'palabra' porque Chillida fue un poeta, un grandísimo poeta forjador de sueños a través de materias increíbles: el hierro, el hormigón, el alabastro, el barro, el papel…
No ha habido un artista tan versátil y tan creativo en la utilización de materiales tan diversos. Chillida es inmenso en su totalidad, es el artista de lo sutil en lo más pesado, el hierro, por ejemplo. Es delicado con el papel que teje en superposiciones increíbles que parecen flotar en el aire. Es el elegante, el sobrio, el orfebre del arte al que no le falta nada, pues observas una de sus esculturas y todo parece estar en su lugar.
Habla muchas veces del aire que dibuja sus esculturas, algo tan intangible que controla perfectamente, pues es la excusa que circunda su espacio; un espacio vivo, sin límites.
En la ciudad de Valladolid podemos contemplar una de las obras del gran maestro vasco, 'Lo profundo del aire'. Me he acercado a su contemplación, ha sido como un peregrinaje en busca de la belleza, pues Chillida me conmueve desde siempre, desde que conocí su famosa 'Sirena varada' que pende de uno de los puentes que atraviesa el Paseo de la Castellana de Madrid.
Chillida es un filósofo, sin su visión de la vida toda su obra escultórica no sería la misma. “Se ve bien teniendo el ojo lleno de lo que se mira”. Mirar, ver, observar, contemplar…Es el ritmo lento de la degustación el que solicita el maestro ante el arte. Por ello, él sigue aquí, y estará por siempre, porque la obra de arte es imperecedera, no muere, como sigue con nosotros la magia del verso de este gran artista.




