Miércoles, 01 de Mayo de 2013

La fugacidad de las estrellas en la última novela de Julio Llamazares

ROSENDO GARCÍA RAMOS 'SENDO'

'Las  lágrimas de San Lorenzo', última novela de Julio Llamazares editada por Alfaguara, nos introduce en la caverna del mundo para reflexionar, en una noche de verano, en esta novela vibrante, removiendo la moral y el legado de tres generaciones.

El protagonista, un profesor de español que se va moviendo por media Europa, vuelve a Ibiza, esta vez le acompaña su hijo Pedro que está entrando en la adolescencia, y en la noche mágica de San Lorenzo se cobijan bajo el manto de las estrellas. Una y otra y otra, cada estrella tiene un nombre asignado, y los nombres son cercanos al protagonista. La memoria comienza a saltar, de la infancia en un pueblo de León a la Ibiza de los años 70, a Bilbao donde tiene su residencia oficial entre los múltiples viajes realizados en tren cuando cambia de universidad. Perpetuar la memoria a través del hijo lo mismo que el padre hizo con él. Este  reencuentro con el Hijo en una casita elevada de Ibiza, donde las puestas de sol tienen más exclusividad que en la playa, seduce con una narrativa envolvente que te acoge en su interior.

[Img #2893]
Descrita con sencillez y honda poesía, puedes oler la buganvilla y hacerte una composición del lugar poniendo el lector los colores, las texturas y los olores.

Es un canto al tiempo que no se detiene, pero que quiere pararlo a través de los diálogos con el hijo, al igual que el padre lo hizo con el protagonista. Con la fugacidad de las estrellas, se pregunta el profesor qué será de los amigos y las mujeres que pasaron por su vida, y qué pensarán éstos de él. Pretender detener el tiempo en que uno fue feliz, o recuperar el tiempo perdido… Siempre el tiempo que se escapa o se entrecruza  confundiendo la realidad con la ficción, como cuando viaja en tren y la realidad exterior refleja en los cristales del  compartimento se funde con la realidad interior; ese mundo lo envuelve como un sueño, como “una realidad vaporosa”, fugaz “como las huellas”. Las acertadas citas de Catulo “los soles pueden ponerse y salir de nuevo”, “cuando esta breve luz se ponga no habrá más que una noche eterna, que debe ser dormida”. Y no menos la cita que hace de Homero, comparando la generación de las hojas con la de los hombres. Y yo añado aquí aludiendo a un verso de la Ilíada cuando el troyano arroja la lanza sobre el caballo de madera "stetit illa tremens", quedó temblando, vibrante. VIBRANTE  es el contenido de 'Las lágrimas de San Lorenzo', y vibrante es la poesía sin retórica que Julio va destilando en este legado literario.

La novela tiene la movilidad del libro de viajes, nos mete en escarceos ocurridos en París, Aix, Trieste, Bari, Liubliana, Utrecht, Iasi, Constanza, Coimbra…Universidades en las que, como lector, va  cumplimentando tramos en su vida, para al final preguntarse, ¿qué es el Tiempo?    
                                                               
Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.