Las rogativas de Val de San Román, con los santos de punta en blanco
Val de Arriba ha celebrado este domingo la rogativa de San Marcos con la procesión que partía de la iglesia de la localidad al mediodía. En esta ocasión ha salido un desfile con los santos de punta en blanco: primero ‘El Ramo’, que es un vergel de primaveras, con las doce luminarias que alumbran a Cristo. Luego le seguían la Virgen del Rosario, el Niño Jesús y San Marcos que está como nuevín, después de la rehabilitación por la que ha pasado. Una mañana espléndida para incitar al campo en sus renuevos, una procesión que además de recuperar ‘El Ramo’, lo hace también en la misa, con el ‘El Canto del Ramo’… Solo falta que al año siguiente aparezca el companaje y se extiendan los manteles como antaño, y con los pueblos convecinos, a lo largo de la pradera.
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“En dirección N. O. con respecto a la capital del municipio, Val de San Lorenzo, y a una distancia de 2400 metros entre centros de poblaciones se encuentra Val de San Román. Sus edificaciones forman tres barrios bien diferenciados, que se denominan Sobrado, Quintana y Cantosales”. De esta manera comienza su descripción del Val de San Román Ricardo García Escudero, en su libro ‘Por tierras maragatas’, de 1955.
“El primero, que hemos de considerar como centro urbano del lugar -continúa García Escudero-, goza de supremacía sobre los otros dos, los que distan de él: el de Quintana, 1100 metros, al oriente, y el de Cantosales, al sur, separado por el río Turienzo”. “El de Quintana es atravesado por el arroyo que, iniciándose en el Ganso, toma los varios nombres por los campos por donde discurre”.
“El pueblo ocupa un suelo bien nivelado y muy feraz, con abundante agua fluvial, casas separadas por anchas calles, frondosas huertas y numerosos arroyuelos, circunstancias que contribuyen a dar a la localidad aspecto delicioso", concluía la descripción del pueblo que este domingo se ha vestido de fiesta para honrar a San Marcos.
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Un pueblo en cuyas huertas se da toda clase de hortalizas y frutos propios de la región y cuyos campos producen trigo, centeno, patatas y alubias, lino, remolacha etc no podía dejar de tener su advocación y rogativas primaverales.
García Escudero sigue diciendo que las fiestas de las Rogativas del Val de San Román eran muy celebradas y que a ellas venían los vecinos de los pueblos colindantes de Valdespino de Somoza y Val de San Lorenzo. En Val de San Román se celebraba el 25 de abril, festividad de San Marcos. En esa ocasión además de obtener de la Junta Vecinal el permiso para entrar en procesión, los otros pueblos obtenían el real de comer y beber a cuenta del Val de San Román (esta comilona era a débito):
“Se hacían luego de la misa las meriendas campales de los forasteros en la pradera con los compañeros de procesión. La Junta administrativa del pueblo obsequiaba a los forasteros con abundante vino en la merienda, en recompensa por integrar la procesión.”
Luego vendrían las partidas de bolos y el baile orquestado por el tamborilero de la localidad y así hasta que a la ‘tarcica’ el sacristán del pueblo transmita la hora de partir…
![[Img #21604]](upload/img/periodico/img_21604.jpg)
En la fiesta de este año además de la procesión también ha habido tirada de bolos, y una conferencia de las restauradoras de la imagen de San Marcos explicando el proceso de recuperación de la imagen, que tuvo lugar en la tarde del sábado.
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![[Img #21607]](upload/img/periodico/img_21607.jpg)
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“En dirección N. O. con respecto a la capital del municipio, Val de San Lorenzo, y a una distancia de 2400 metros entre centros de poblaciones se encuentra Val de San Román. Sus edificaciones forman tres barrios bien diferenciados, que se denominan Sobrado, Quintana y Cantosales”. De esta manera comienza su descripción del Val de San Román Ricardo García Escudero, en su libro ‘Por tierras maragatas’, de 1955.
“El primero, que hemos de considerar como centro urbano del lugar -continúa García Escudero-, goza de supremacía sobre los otros dos, los que distan de él: el de Quintana, 1100 metros, al oriente, y el de Cantosales, al sur, separado por el río Turienzo”. “El de Quintana es atravesado por el arroyo que, iniciándose en el Ganso, toma los varios nombres por los campos por donde discurre”.
“El pueblo ocupa un suelo bien nivelado y muy feraz, con abundante agua fluvial, casas separadas por anchas calles, frondosas huertas y numerosos arroyuelos, circunstancias que contribuyen a dar a la localidad aspecto delicioso", concluía la descripción del pueblo que este domingo se ha vestido de fiesta para honrar a San Marcos.
Un pueblo en cuyas huertas se da toda clase de hortalizas y frutos propios de la región y cuyos campos producen trigo, centeno, patatas y alubias, lino, remolacha etc no podía dejar de tener su advocación y rogativas primaverales.
García Escudero sigue diciendo que las fiestas de las Rogativas del Val de San Román eran muy celebradas y que a ellas venían los vecinos de los pueblos colindantes de Valdespino de Somoza y Val de San Lorenzo. En Val de San Román se celebraba el 25 de abril, festividad de San Marcos. En esa ocasión además de obtener de la Junta Vecinal el permiso para entrar en procesión, los otros pueblos obtenían el real de comer y beber a cuenta del Val de San Román (esta comilona era a débito):
“Se hacían luego de la misa las meriendas campales de los forasteros en la pradera con los compañeros de procesión. La Junta administrativa del pueblo obsequiaba a los forasteros con abundante vino en la merienda, en recompensa por integrar la procesión.”
Luego vendrían las partidas de bolos y el baile orquestado por el tamborilero de la localidad y así hasta que a la ‘tarcica’ el sacristán del pueblo transmita la hora de partir…
En la fiesta de este año además de la procesión también ha habido tirada de bolos, y una conferencia de las restauradoras de la imagen de San Marcos explicando el proceso de recuperación de la imagen, que tuvo lugar en la tarde del sábado.