Entrevista a Mercedes Gómez Blesa
Asombrereadas: un doble despertar de las mujeres
Con motivo de la presentación del documental 'Las Sinsombrero: Sin ellas la historia no está completa', organizado por la Asociación MUSAS, de Astorga, la escritora y filósofa Mercedes Gómez Blesa ha hablado con nosotros de algunos de los temas que se tratan en el video; de las mujeres de las generaciones del 14 y la más vanguardista del 27, cuyos posicionamientos y 'performances' desembocarán en la nueva legislación republicana que les reconocerá la ciudadanía
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Eloy Rubio Carro: Usted ha dicho que con el advenimiento de la segunda república las intelectuales republicanas protagonizan un doble despertar a una nueva España y a una nueva identidad femenina. Podría decirnos cómo son estos despertares y cómo se entreveran.
Mercedes Gómez Blesa: Son dos despertares cruciales, por un lado en la segunda república la mujer se jugaba su propia condición como mujer, porque no tenía derechos políticos, no existía el sufragio universal, por lo tanto la segunda república representaba un nuevo marco social y político donde la mujer podía apostar por mejorar su condición social y política. En primer lugar era apostar por una democracia frente a una monarquía y a una dictadura, la de Primo de Rivera, y por tanto buscaban crear un marco de libertades donde ellas pudieran fraguar su propia identidad femenina, y ese era el objetivo fundamental de la lucha de las mujeres por el advenimiento de la república. Ellas sabían que era el único sistema político en el cual podían llegar a desarrollar y a conquistar sus derechos como mujeres, el derecho al voto, el derecho a poder fundar un negocio, abrir una cuenta en el banco, cosas tan cotidianas que hoy en día nos parecen algo de uso común y que sin embargo estaba prohibido para la mujer, pues según los códigos civiles y penales de la época no tenía derecho a ser testigo de ningún juicio, porque consideraban que su emotividad podría ser un elemento negativo a la hora de discernir la sentencia como testigo. Se le discriminaba en un montón de aspectos.
¿Podría ser un indicador fiable sobre la calidad de una democracia las condiciones de igualdad de que disfruten las mujeres y otros grupos desfavorecidos? ¿De qué calidad es la actual?
Evidentemente la igualdad es uno de los pilares de la democracia, si no hay igualdad no hay democracia. La democracia es el gobierno del pueblo y por tanto ahí no hay privilegios de clases ni de géneros, y si no somos todos iguales entonces una democracia no funciona. Uno de los requisitos de la democracia es la igualdad y el otro de los requisitos es la libertad. Evidentemente, cuanto más democrática es una sociedad más igualitaria y más libre es. En ese sentido la mujer tiene que disfrutar exactamente de los mismos derechos que los hombres y debe de darse una igualdad real, no solamente teórica… Si miras los países nórdicos, que son aquellos que tienen una democracia más asentada, más igualitaria, el número de mujeres que intervienen en la política y en las instituciones es paritario, incluso a veces en algunas instituciones la representación femenina es mayor que la del hombre. Y además, cuando una mujer tiene una representación política es una mujer que va a luchar también por el reconocimiento de los derechos de la mujer y que tiene poder de toma de decisión. Yo estoy convencida de que si Clara Campoamor no hubiera sido elegida diputada y no se hubiera metido en la comisión que estaba redactando la constitución de la segunda república seguramente la mujer no hubiera tenido derecho al voto. Fue empeño de ella, por estar justo en esa comisión lo que permitió que se aprobara un sufragio universal.
Susan Kirkpatrick dice que el nuevo modelo de femineidad se fue fraguando a través de la escritura y el ensayo por parte de algunas de aquellas mujeres, pero ¿qué sucedía con el resto de las mujeres españolas? ¿Qué sucedía con las mujeres rurales?
Lo que llamamos nosotros mujeres republicanas son mujeres que pertenecen a la burguesía, son mujeres que han tenido acceso a la educación, a los idiomas les ha permitido viajar al extranjero, les ha permitido ponerse en contacto con otros movimientos feministas europeos que les permite abrir su concepción del mundo y su mentalidad; pero claro eso era una minoría, una vanguardia podríamos decir, en el sentido de que son un grupo de mujeres que están a la cabeza de la sociedad, que anticipan el movimiento que luego va a ser más extensivo al resto de mujeres. El problema que tenemos es que la mujer rural era una mujer prácticamente analfabeta, alejada de la educación. La educación en España no será obligatoria y eso solo en la enseñanza primaria hasta la segunda república, y muchas mujeres tenían la urgencia de atender a la familia o dedicarse a las labores del campo, por lo que estaban excluidas de la educación; y luego existe, que es una figura también muy interesante en la España de comienzos del veinte, la mujer obrera, la que se incorpora a la industria, y esa mujer a pesar de que muchas de ellas fueran analfabetas, se forman en los sindicatos y comienzan una lucha política de igualdad laboral y salarial respecto al hombre, y ellas también ayudaron bastante junto con las republicanas a cambiar la sociedad. Pero los privilegios de los que disfrutaba esta minoría de mujeres vanguardistas, adelantadas a su tiempo no eran extensibles de ninguna manera a la mujer rural. La mujer rural seguía siendo lo que se denomina ‘el ángel del hogar’, una mujer dedicada a la casa que se cuestionaba de alguna manera el trabajo como una deshonra y que estaba muy alejada de la educación y de la posibilidad de tener un medio de ganarse ella su propia vida, su propio sustento.
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“Íbamos muy bien vestidas, pero sin sombrero a caminar por el paseo de la Castellana. De haber llevado sombrero, decía Maruja, hubiese sido en un globo de gas; el globo atadito a la muñeca con el sombrero puesto. En el momento de encontrarnos con alguien conocido, le quitaríamos el sombrero para saludar”. Esto dice Ulacia Altolaguirre Méndez, amiga de correrías de Maruja Mallo. ¿Podría explicarnos el trasfondo de esta cita?
Sí como no, eran dos amigas Concha Méndez y Maruja Mallo, que se conocieron en torno a la Residencia de Estudiantes, porque Concha Méndez era la amante, la novia de Luis Buñuel y Maruja Mallo era muy amiga de Dalí; entonces como Buñuel y Dalí compartían espacio en la Residencia, se pusieron en contacto. Ambas sintieron una gran afinidad entre sí e interpretaron un tipo de mujer que yo he denominado ‘performance’, porque con su propia actuación personal buscaban transgredir las normas sociales, las normas de género que existían en la época, y ellas se escapaban. Cuenta Concha Méndez en sus memorias, ‘Memorias habladas, memorias armadas’, que salían a lugares que no eran propios de una mujer burguesa, a la verbena de la Paloma, iban al cine solas; cuenta también una anécdota muy divertida, dice que ellas dos se ponían en las vitrinas de las cafeterías a las que ellas no podían acceder, porque solo se permitía que entraran los hombre, y le sacaban la lengua a la gente que había, y luego se atrevieron a ir sin sombrero. La palabra el ‘sinsombrerismo’ fue una moda que instauró Ramón Gómez de la Serna que decía algo así como, por favor señores quítense el sombrero, porque se les van a liberar las ideas y no se le van a quedar encorsetadas, ahí metidas, resguardadas en el sombrero. Maruja Mallo que fue una de las primeras que apedrearon cuando iban por la calle sin sombreo, cuenta que eso representa dos cosas, por un lado el intento de evitar la distinción social, abogaban por la igualdad social. En aquella época eran las mujeres burguesas las que llevaban el típico ‘bibí’, una especie de sombrero. Para salir a la calle debían de hacerlo con sombrero, era como sin sombrero fuesen desnudas. De esta manera como la mujer obrera e industrial o campesina no llevaban esos sombreros, al quitarse ellas el suyo, quitaban el elemento de distinción social. Por otro lado, también estaba la idea que retoman de Gómez de la Serna de que quitarse el sombrero era liberar las ideas, dejarlas libre. Es un canto a la libertad, que son las dos bases como decíamos antes de la democracia, que era el régimen político por el cual ellas lucharon por hacerlo viable, darle cuerpo.
Usted explica esta ‘asombrerización’, como un proceso de dos generaciones de mujeres, la del 14 y la del 27 o de vanguardia que desembocan en la nueva legislación republicana reconociendo la ciudadanía femenina. ¿Qué dificultades encontraron en este proceso? ¿Qué consideración tienen por intelectuales como Ortega, Marañón o sus compañeros de la generación del 27? ¿Cómo se sienten ellas y como las ven las mujeres españolas de la época?
El proceso fue duro. Clara Campoamor escribió el texto, ‘El voto: mi pecado mortal’, en el que cuenta lo difícil que lo tuvo para sacar adelante el sufragio universal. Es muy conocido, muy célebre, el hecho de que de las tres mujeres diputadas en ese momento en el que se está creando esa constitución española, ni Margarita Nelken ni Victoria Kemp votaron a favor del sufragio universal. Victoria Kemp pertenecía al Partido Radical socialista, pero pensaba que si le daba voto a la mujer, la mujer que todavía estaba muy influida por la iglesia iban a ser proclives a un cambio más a la derecha del gobierno, y Margarita Nelken a pesar de que su propio Partido Socialista apoyaba el voto a la mujer, pensaba de la misma manera que Victoria Kemp. Y para no tener que votar a favor ese día se ausentó del Congreso. Y clara Campoamor, que era del Partido Radical, que era de centro derecha, moderado, iba también en contra del propio partido; entonces se defenestró ella en su propio partido, la echaron del partido, la insultaban en la calle, recibía amenazas e insultos por teléfono y decidió en 1936, antes de que empezara la guerra, marcharse a una pequeña casa que tenía en la costa francesa y ahí se quedó, le pilló la guerra y ya nunca más volvió a España, tuvo que huir porque era muy ingrato.
¿Qué cómo veía Ortega a las mujeres? Esto es una cuestión bastante polémica, pues Ortega, por un lado tenía ciertas ideas misóginas, como todo hombre de su época, como Gregorio Marañon, Ramón y Cajal, todos pensaban que el elemento más importante de la mujer era la maternidad. Pero por otro lado, Ortega fue el primero, por ejemplo, que apoyó a Maruja Mallo, de hecho en los salones de la Revista de Occidente, fue el lugar donde ella realizó la única exposición en solitario antes de marcharse a Argentina. María Zambrano, por un lado era una alumna destacada de Ortega y de hecho la invita a participar en la Revista de Occidente, donde escribe sus primeros artículos y sin embargo ella cuenta la anécdota de que cuando entregó su primer texto a Ortega, este le dijo, bueno usted aún no ha llegado a la ‘razón vital’ y ya quiere ir usted más allá, como si no aceptara el giro que estaba tomando su propio pensamiento. Indudablemente le dio cabida dentro de su círculo de intelectuales, y le dio la oportunidad de publicar. Por otro lado Rosa Chacel no consiguió que se publicara su primera novela en la editorial de la Revista de Occidente ‘Nova novorum’, que publicaba las novelas de vanguardia de la época, por lo que se enfadó, pero luego cuenta en sus memorias que las ideas de Ortega le permitieron acceder al pensamiento europeo. Rosa Chacel asistía a sus clases y se autodenominaba como discípula de Ortega. Es menos conocido pero no deja de ser importante el que Ortega anima a María de Maeztu, casi contemporánea de él, a que se dedique a estudiar filosofía en Marburgo, en la misma escuela que lo había hecho Ortega, con los neokantianos, Natorp, Cohen, Hartman… Se marcha a Alemania y él crea en el Centro de Estudios Históricos una sección de filosofía donde invita a María de Maeztu a ser su compañera. Por tanto, la persona que más apoyó a Ortega en su carrera y que también recibe el apoyo de Ortega fue una mujer, fue su gran colaboradora y de hecho, cuando ella crea la Residencia de Estudiantes, la crea con apoyo del propio Ortega en la Junta de Ampliación de Estudios, del cual era vocal.
Hay una relación ambivalente. Ramón y Cajal decía que las mujeres intelectuales le olían a macho, porque decía que la reproducción se veía resentida si la mujer centraba todo su actividad en el intelecto y se le atrofiaban sus dotes maternales y otro tanto sucedía con Gregorio Marañón… Si se leen los textos sobre el amor que tiene Ortega, son unos textos donde la mujer es considerada como pasiva, tiene que ser una imagen del hombre, un reflejo del hombre, pero algo pasivo, algo que responda a la llamada...una mujer que adopta una postura romántica, la musa del hombre, algo secundario en la sociedad…
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El cine es de una gran importancia en la concepción plástica que Rosa Chacel tiene del arte… Así las voces en off, las apropiaciones de los personajes, las confusiones del origen de las voces en ‘Estación. Ida y vuelta’. ¿Cómo influye en las mujeres de la época la imagen de la mujer que transmite el cine?
Pues fue fundamental, de hecho escribí un libro que se titula ‘Modernas y vanguardistas’ donde hablaba justamente de la formación del imaginario femenino de los años veinte como una imitación de las estrellas de Hollywood, de hecho imitaban estéticamente a las grandes estrellas, todas ellas cuentan en sus memorias como tenían en sus habitaciones fotos e imágenes de estas actrices de Hollywood, muchas de ellas se cortan el pelo. Josefina de la Torre imita a Marlene Dietrich. Todas ellas empiezan a llevar pantalones. Maruja Mallo y Victoria Kemp son unas de las primeras en ponerse pantalones, se cortan el pelo como las actrices, a lo ‘garçon’. Todas ellas empiezan a fumar, de hecho María Zambrano mantuvo siempre hasta el final de su vida esa pipa larga que era como de una puesta en escena, de actriz Hollywoodense …El estilismo, la elegancia. Pero no es solo una cuestión de estética. Adoptan una línea más delgada, la música que viene de Estados Unidos, el foxtrot, el jazz; llevan una vida de mujeres modernas, se atreven a salir solas con gran escándalo de la sociedad y de la propia familia. Y luego también influye el cine en su propia concepción artística, por ejemplo Concha Méndez y Josefina de la Torre en sus primeros poemas de los años veinte hacen poemas dedicados al cinematógrafo …
Leyendo poemas de mujeres españolas de la época de vanguardia, me recordaban en algún momento a Marinetti con su apología de la técnica, de los aerostatos del calor, de los gasómetros… Supongo que verían las innovaciones tecnológicas como una liberación.
Así es, la tecnología fue sobre todo asumida de forma positiva por las mujeres, en cuanto que suponía también introducir máquinas que ayudaban en las tareas del hogar, asignadas al género femenino, suponía adelanto para la mujer, que era lqa responsable de la vida familiar.
Hay un texto precioso de María Zambrano en ‘Delirio y destino’, una novela autobiográfica, donde habla de los sonidos de las máquinas de Madrid y lo expresa como la gran melodía de la ciudad. Es un texto precioso donde ella dice que el ruido del metro, el ruido de los coches, el de los trenes formaban una sociedad en movimiento, como un gran robot que funcionaba a la perfección…Tienen textos muy bonitos tanto Chacel como ella en el que saludan los hallazgos de la nueva técnica como instrumentos de liberación.
Eloy Rubio Carro: Usted ha dicho que con el advenimiento de la segunda república las intelectuales republicanas protagonizan un doble despertar a una nueva España y a una nueva identidad femenina. Podría decirnos cómo son estos despertares y cómo se entreveran.
Mercedes Gómez Blesa: Son dos despertares cruciales, por un lado en la segunda república la mujer se jugaba su propia condición como mujer, porque no tenía derechos políticos, no existía el sufragio universal, por lo tanto la segunda república representaba un nuevo marco social y político donde la mujer podía apostar por mejorar su condición social y política. En primer lugar era apostar por una democracia frente a una monarquía y a una dictadura, la de Primo de Rivera, y por tanto buscaban crear un marco de libertades donde ellas pudieran fraguar su propia identidad femenina, y ese era el objetivo fundamental de la lucha de las mujeres por el advenimiento de la república. Ellas sabían que era el único sistema político en el cual podían llegar a desarrollar y a conquistar sus derechos como mujeres, el derecho al voto, el derecho a poder fundar un negocio, abrir una cuenta en el banco, cosas tan cotidianas que hoy en día nos parecen algo de uso común y que sin embargo estaba prohibido para la mujer, pues según los códigos civiles y penales de la época no tenía derecho a ser testigo de ningún juicio, porque consideraban que su emotividad podría ser un elemento negativo a la hora de discernir la sentencia como testigo. Se le discriminaba en un montón de aspectos.
¿Podría ser un indicador fiable sobre la calidad de una democracia las condiciones de igualdad de que disfruten las mujeres y otros grupos desfavorecidos? ¿De qué calidad es la actual?
Evidentemente la igualdad es uno de los pilares de la democracia, si no hay igualdad no hay democracia. La democracia es el gobierno del pueblo y por tanto ahí no hay privilegios de clases ni de géneros, y si no somos todos iguales entonces una democracia no funciona. Uno de los requisitos de la democracia es la igualdad y el otro de los requisitos es la libertad. Evidentemente, cuanto más democrática es una sociedad más igualitaria y más libre es. En ese sentido la mujer tiene que disfrutar exactamente de los mismos derechos que los hombres y debe de darse una igualdad real, no solamente teórica… Si miras los países nórdicos, que son aquellos que tienen una democracia más asentada, más igualitaria, el número de mujeres que intervienen en la política y en las instituciones es paritario, incluso a veces en algunas instituciones la representación femenina es mayor que la del hombre. Y además, cuando una mujer tiene una representación política es una mujer que va a luchar también por el reconocimiento de los derechos de la mujer y que tiene poder de toma de decisión. Yo estoy convencida de que si Clara Campoamor no hubiera sido elegida diputada y no se hubiera metido en la comisión que estaba redactando la constitución de la segunda república seguramente la mujer no hubiera tenido derecho al voto. Fue empeño de ella, por estar justo en esa comisión lo que permitió que se aprobara un sufragio universal.
Susan Kirkpatrick dice que el nuevo modelo de femineidad se fue fraguando a través de la escritura y el ensayo por parte de algunas de aquellas mujeres, pero ¿qué sucedía con el resto de las mujeres españolas? ¿Qué sucedía con las mujeres rurales?
Lo que llamamos nosotros mujeres republicanas son mujeres que pertenecen a la burguesía, son mujeres que han tenido acceso a la educación, a los idiomas les ha permitido viajar al extranjero, les ha permitido ponerse en contacto con otros movimientos feministas europeos que les permite abrir su concepción del mundo y su mentalidad; pero claro eso era una minoría, una vanguardia podríamos decir, en el sentido de que son un grupo de mujeres que están a la cabeza de la sociedad, que anticipan el movimiento que luego va a ser más extensivo al resto de mujeres. El problema que tenemos es que la mujer rural era una mujer prácticamente analfabeta, alejada de la educación. La educación en España no será obligatoria y eso solo en la enseñanza primaria hasta la segunda república, y muchas mujeres tenían la urgencia de atender a la familia o dedicarse a las labores del campo, por lo que estaban excluidas de la educación; y luego existe, que es una figura también muy interesante en la España de comienzos del veinte, la mujer obrera, la que se incorpora a la industria, y esa mujer a pesar de que muchas de ellas fueran analfabetas, se forman en los sindicatos y comienzan una lucha política de igualdad laboral y salarial respecto al hombre, y ellas también ayudaron bastante junto con las republicanas a cambiar la sociedad. Pero los privilegios de los que disfrutaba esta minoría de mujeres vanguardistas, adelantadas a su tiempo no eran extensibles de ninguna manera a la mujer rural. La mujer rural seguía siendo lo que se denomina ‘el ángel del hogar’, una mujer dedicada a la casa que se cuestionaba de alguna manera el trabajo como una deshonra y que estaba muy alejada de la educación y de la posibilidad de tener un medio de ganarse ella su propia vida, su propio sustento.
“Íbamos muy bien vestidas, pero sin sombrero a caminar por el paseo de la Castellana. De haber llevado sombrero, decía Maruja, hubiese sido en un globo de gas; el globo atadito a la muñeca con el sombrero puesto. En el momento de encontrarnos con alguien conocido, le quitaríamos el sombrero para saludar”. Esto dice Ulacia Altolaguirre Méndez, amiga de correrías de Maruja Mallo. ¿Podría explicarnos el trasfondo de esta cita?
Sí como no, eran dos amigas Concha Méndez y Maruja Mallo, que se conocieron en torno a la Residencia de Estudiantes, porque Concha Méndez era la amante, la novia de Luis Buñuel y Maruja Mallo era muy amiga de Dalí; entonces como Buñuel y Dalí compartían espacio en la Residencia, se pusieron en contacto. Ambas sintieron una gran afinidad entre sí e interpretaron un tipo de mujer que yo he denominado ‘performance’, porque con su propia actuación personal buscaban transgredir las normas sociales, las normas de género que existían en la época, y ellas se escapaban. Cuenta Concha Méndez en sus memorias, ‘Memorias habladas, memorias armadas’, que salían a lugares que no eran propios de una mujer burguesa, a la verbena de la Paloma, iban al cine solas; cuenta también una anécdota muy divertida, dice que ellas dos se ponían en las vitrinas de las cafeterías a las que ellas no podían acceder, porque solo se permitía que entraran los hombre, y le sacaban la lengua a la gente que había, y luego se atrevieron a ir sin sombrero. La palabra el ‘sinsombrerismo’ fue una moda que instauró Ramón Gómez de la Serna que decía algo así como, por favor señores quítense el sombrero, porque se les van a liberar las ideas y no se le van a quedar encorsetadas, ahí metidas, resguardadas en el sombrero. Maruja Mallo que fue una de las primeras que apedrearon cuando iban por la calle sin sombreo, cuenta que eso representa dos cosas, por un lado el intento de evitar la distinción social, abogaban por la igualdad social. En aquella época eran las mujeres burguesas las que llevaban el típico ‘bibí’, una especie de sombrero. Para salir a la calle debían de hacerlo con sombrero, era como sin sombrero fuesen desnudas. De esta manera como la mujer obrera e industrial o campesina no llevaban esos sombreros, al quitarse ellas el suyo, quitaban el elemento de distinción social. Por otro lado, también estaba la idea que retoman de Gómez de la Serna de que quitarse el sombrero era liberar las ideas, dejarlas libre. Es un canto a la libertad, que son las dos bases como decíamos antes de la democracia, que era el régimen político por el cual ellas lucharon por hacerlo viable, darle cuerpo.
Usted explica esta ‘asombrerización’, como un proceso de dos generaciones de mujeres, la del 14 y la del 27 o de vanguardia que desembocan en la nueva legislación republicana reconociendo la ciudadanía femenina. ¿Qué dificultades encontraron en este proceso? ¿Qué consideración tienen por intelectuales como Ortega, Marañón o sus compañeros de la generación del 27? ¿Cómo se sienten ellas y como las ven las mujeres españolas de la época?
El proceso fue duro. Clara Campoamor escribió el texto, ‘El voto: mi pecado mortal’, en el que cuenta lo difícil que lo tuvo para sacar adelante el sufragio universal. Es muy conocido, muy célebre, el hecho de que de las tres mujeres diputadas en ese momento en el que se está creando esa constitución española, ni Margarita Nelken ni Victoria Kemp votaron a favor del sufragio universal. Victoria Kemp pertenecía al Partido Radical socialista, pero pensaba que si le daba voto a la mujer, la mujer que todavía estaba muy influida por la iglesia iban a ser proclives a un cambio más a la derecha del gobierno, y Margarita Nelken a pesar de que su propio Partido Socialista apoyaba el voto a la mujer, pensaba de la misma manera que Victoria Kemp. Y para no tener que votar a favor ese día se ausentó del Congreso. Y clara Campoamor, que era del Partido Radical, que era de centro derecha, moderado, iba también en contra del propio partido; entonces se defenestró ella en su propio partido, la echaron del partido, la insultaban en la calle, recibía amenazas e insultos por teléfono y decidió en 1936, antes de que empezara la guerra, marcharse a una pequeña casa que tenía en la costa francesa y ahí se quedó, le pilló la guerra y ya nunca más volvió a España, tuvo que huir porque era muy ingrato.
¿Qué cómo veía Ortega a las mujeres? Esto es una cuestión bastante polémica, pues Ortega, por un lado tenía ciertas ideas misóginas, como todo hombre de su época, como Gregorio Marañon, Ramón y Cajal, todos pensaban que el elemento más importante de la mujer era la maternidad. Pero por otro lado, Ortega fue el primero, por ejemplo, que apoyó a Maruja Mallo, de hecho en los salones de la Revista de Occidente, fue el lugar donde ella realizó la única exposición en solitario antes de marcharse a Argentina. María Zambrano, por un lado era una alumna destacada de Ortega y de hecho la invita a participar en la Revista de Occidente, donde escribe sus primeros artículos y sin embargo ella cuenta la anécdota de que cuando entregó su primer texto a Ortega, este le dijo, bueno usted aún no ha llegado a la ‘razón vital’ y ya quiere ir usted más allá, como si no aceptara el giro que estaba tomando su propio pensamiento. Indudablemente le dio cabida dentro de su círculo de intelectuales, y le dio la oportunidad de publicar. Por otro lado Rosa Chacel no consiguió que se publicara su primera novela en la editorial de la Revista de Occidente ‘Nova novorum’, que publicaba las novelas de vanguardia de la época, por lo que se enfadó, pero luego cuenta en sus memorias que las ideas de Ortega le permitieron acceder al pensamiento europeo. Rosa Chacel asistía a sus clases y se autodenominaba como discípula de Ortega. Es menos conocido pero no deja de ser importante el que Ortega anima a María de Maeztu, casi contemporánea de él, a que se dedique a estudiar filosofía en Marburgo, en la misma escuela que lo había hecho Ortega, con los neokantianos, Natorp, Cohen, Hartman… Se marcha a Alemania y él crea en el Centro de Estudios Históricos una sección de filosofía donde invita a María de Maeztu a ser su compañera. Por tanto, la persona que más apoyó a Ortega en su carrera y que también recibe el apoyo de Ortega fue una mujer, fue su gran colaboradora y de hecho, cuando ella crea la Residencia de Estudiantes, la crea con apoyo del propio Ortega en la Junta de Ampliación de Estudios, del cual era vocal.
Hay una relación ambivalente. Ramón y Cajal decía que las mujeres intelectuales le olían a macho, porque decía que la reproducción se veía resentida si la mujer centraba todo su actividad en el intelecto y se le atrofiaban sus dotes maternales y otro tanto sucedía con Gregorio Marañón… Si se leen los textos sobre el amor que tiene Ortega, son unos textos donde la mujer es considerada como pasiva, tiene que ser una imagen del hombre, un reflejo del hombre, pero algo pasivo, algo que responda a la llamada...una mujer que adopta una postura romántica, la musa del hombre, algo secundario en la sociedad…
El cine es de una gran importancia en la concepción plástica que Rosa Chacel tiene del arte… Así las voces en off, las apropiaciones de los personajes, las confusiones del origen de las voces en ‘Estación. Ida y vuelta’. ¿Cómo influye en las mujeres de la época la imagen de la mujer que transmite el cine?
Pues fue fundamental, de hecho escribí un libro que se titula ‘Modernas y vanguardistas’ donde hablaba justamente de la formación del imaginario femenino de los años veinte como una imitación de las estrellas de Hollywood, de hecho imitaban estéticamente a las grandes estrellas, todas ellas cuentan en sus memorias como tenían en sus habitaciones fotos e imágenes de estas actrices de Hollywood, muchas de ellas se cortan el pelo. Josefina de la Torre imita a Marlene Dietrich. Todas ellas empiezan a llevar pantalones. Maruja Mallo y Victoria Kemp son unas de las primeras en ponerse pantalones, se cortan el pelo como las actrices, a lo ‘garçon’. Todas ellas empiezan a fumar, de hecho María Zambrano mantuvo siempre hasta el final de su vida esa pipa larga que era como de una puesta en escena, de actriz Hollywoodense …El estilismo, la elegancia. Pero no es solo una cuestión de estética. Adoptan una línea más delgada, la música que viene de Estados Unidos, el foxtrot, el jazz; llevan una vida de mujeres modernas, se atreven a salir solas con gran escándalo de la sociedad y de la propia familia. Y luego también influye el cine en su propia concepción artística, por ejemplo Concha Méndez y Josefina de la Torre en sus primeros poemas de los años veinte hacen poemas dedicados al cinematógrafo …
Leyendo poemas de mujeres españolas de la época de vanguardia, me recordaban en algún momento a Marinetti con su apología de la técnica, de los aerostatos del calor, de los gasómetros… Supongo que verían las innovaciones tecnológicas como una liberación.
Así es, la tecnología fue sobre todo asumida de forma positiva por las mujeres, en cuanto que suponía también introducir máquinas que ayudaban en las tareas del hogar, asignadas al género femenino, suponía adelanto para la mujer, que era lqa responsable de la vida familiar.
Hay un texto precioso de María Zambrano en ‘Delirio y destino’, una novela autobiográfica, donde habla de los sonidos de las máquinas de Madrid y lo expresa como la gran melodía de la ciudad. Es un texto precioso donde ella dice que el ruido del metro, el ruido de los coches, el de los trenes formaban una sociedad en movimiento, como un gran robot que funcionaba a la perfección…Tienen textos muy bonitos tanto Chacel como ella en el que saludan los hallazgos de la nueva técnica como instrumentos de liberación.