Entrevista a Javier Lostalé
"Leopoldo Panero sigue estando muy olvidado"
Javier Lostalé participó en Astorga en las Jornadas de Homenaje a Juan Luis Panero, celebradas en la Casa de Panero los días 27 y 28 de julio.El ponente es un poeta con libros como 'Rosa inclinada' o ´La estación azul', es conocido por su participación radiofónica en los programas de Radio Nacional , 'El ojo crítico' o ' la estación azul'. Astorgaredacción ha aprovechado su paso por la ciudad para charlar con él
![[Img #23364]](upload/img/periodico/img_23364.jpg)
Luis Miguel Suárez: Usted empezó en la órbita de los novísimos, pues fue incluido en 'Espejo del amor y de la muerte' (1971) la antología de Antonio Prieto (que, por cierto, algunos vieron como réplica 'madrileña' a la célebre antología de Castellet 'Nueve novísimos poetas españoles'.
Javier Lostalé: Sí, efectivamente que la vieron, pero el nacimiento de esa antología no tuvo ningún propósito de ser replica de nada, sino que fue una antología donde publicamos por primera vez poemas Luis Alberto de Cuenca, Ramón Mayrata, Luis Antonio de Villena, Eduardo Calvo y yo mismo. El prólogo fue del profesor y novelista Antonio Prieto, que también fue el editor; y fue una antología que estaba, por lo que se refiere a Luis Antonio de Villena y Luis Alberto de Cuenca, dentro de las coordenadas culturalistas; no así mi poesía que era distinta. Pero en realidad no fue una réplica, lo que sí es cierto es que tanto en Luis Antonio de Villena como en Luis Alberto de Cuenca ese culturalismo fue modificándose, -aunque permaneciera siempre por su formación clásica, lo que se nota en su poesía- a lo largo del tiempo.
Su primer libro no apareció hasta 1976…
Sí, el primer libro que es ‘Jimmy, Jimmy’, del cual se adelantan unos poemas en ‘Espejo del amor y de la muerte’ y luego se publica ya como libro en el año 76 y se reedita posteriormente en 2010 en ‘Huerga y Fierro’. La primera edición fue un poco artesanal, a cargo de un compañero de la radio, y fue una edición pagada a medias por el editor y por mí. Igual que la antología de Antonio Prieto fue escotada por los antologados, (y además pagamos bastante dinero, como alrededor de 5.000 pesetas cada uno, lo que era mucho para aquella época).
Y con él empezó una obra poética no muy extensa y tampoco demasiado conocida, hasta tal punto que se ha calificado como "sigilosa", "discontinua" o incluso "semiclandestina".
Efectivamente, hube de esperar hasta el año 1981 para publicar 'Figura en el paseo marítimo', en la colección 'Escardanelli', que dirigía Luis Antono de Villena para 'Hiperión'. Pero en esta colección solo se publicaron diez libros y entonces desapareció. A partir de 1981 se abre un período de tiempo largo en el que yo tengo una actividad radiofónica muy exclusiva, centrada primero en los debates preconstitucionales para la elaboración de la constitución, en la que yo me pasaba casi todo el día en el Parlamento. Después la cobertura del referéndum de la OTAN, varias campañas políticas del PSOE que tuve que cubrir. En fin, que casi no tenía tiempo más que para estar en la radio. Y aún así, fui escribiendo lentamente el libro ‘Rosa inclinada’. Y al llegar el año 1995 se interesó por este libro la editorial ’Adonais’ y fue publicado allí y esto fue un poco mi resurrección como poeta.
Siempre decía Luis Antonio de Villena que yo era un poeta clandestino, y en ese sentido sí lo he sido, pues he ido escribiendo lentamente, dejando entre escrito y escrito largos periodos de silencio; hasta que en 1995 cambia ya la cosa. Luego, en 1998, en Málaga, publiqué en la colección ‘Puerta del Sur’, ‘Hondo es el resplandor’, un libro que sería luego reeditado por la editorial ‘Polibea’.
En el 2002 se publica mi obra reunida en ‘Calambur’ y recoge todos los libros publicados hasta entonces y un libro nuevo de poemas en prosa que es ‘La estación azul’ por el cual se me otorga el premio Francisco de Quevedo. Y posteriormente, tras otro periodo de silencio, pero ya no tan largo, en 2010, publiqué también en 'Calambur', ‘Tormenta transparente’; y a este ya siguieron la antología ‘Rosa y Tormenta’ que publicó ‘Cálamo’, ‘Azul relente’ que es una antología que salió en ‘Renacimiento’; y hace un año y medio en la editorial ‘Pretextos’, ‘El pulso de las nubes’ que es mi último libro de poemas hasta la actualidad. Y tengo ya casi acabado otro libro que llevará por título: ‘En amor, borrado’. También, hace muy poco acaba de reeditarse ‘La estación azul’ con algún inédito al final, por la editorial ‘Renacimiento’.
![[Img #23365]](upload/img/periodico/img_23365.jpg)
Javier Lostalé es sobre todo conocido como periodista cultural por su trabajo en programas radiofónicos como son ‘El ojo crítico’ o ‘La estación azul’, que le han hecho famoso y que tal vez hayan provocado que su escritura quedara en un segundo plano.
'El ojo crítico’ lo presenté durante dos años. Luego en el año 1995 me otorgaron los compañeros el ‘Premio Nacional del Fomento de la Lectura a través de los Medios de Comunicación’. Luego en el año 2000 Ignacio Elguero, también poeta, y yo mismo creamos el programa ‘La estación azul’, que en principio se creó como un programa de poesía, durante diez años fue solamente un programa de poesía; y ahora ya desde cuatro o cinco años para acá es un programa de libros en general, aunque con una presencia bastante importante de la poesía. Hoy incluso, ya jubilado, sigo colaborando en el programa.
En 'Confesión', el poema que abre su libro Rosa inclinada -y que luego figura como poética al frente de su antología 'Rosa y Tormenta'-, comienza diciendo: “Escribo porque me salva”; y termina: “Escribo para ser joven y alimentar una esperanza radical, para tener lo que no tengo y escuchar lo que nunca me dijeron. Escribo porque nunca fue más bello el engaño. ¿Es este una definición precisa de su poesía?
Yo lo hice como una especie de poética, pero sucedió que lo que escribí resultó ser un poema. Puede ser un poema en prosa perfectamente; y por eso tanto en la obra completa como en las antologías lo he puesto al principio siempre, porque es como una especie de encabezamiento de toda mi escritura. Es como una especie de poética vivida. No es una metapoética, sino una confesión.
Jaime Siles define su poesía como 'lirismo solidario'. ¿Su poesía no se concibe sin el otro?
Es verdad, y también Jaime Siles se refiere en especial al libro de poemas en prosa, que es el más solidario, lírico pero el menos subjetivo en cuanto que yo no hablo de mí. En cambio ‘Tormenta trasparente’ es un libro de amor hasta el límite, y ‘El curso de las nubes’ también de alguna manera es un libro de amor, y lo mismo el que acabo de finalizar, aunque tampoco es subjetivo porque utilizo, bajo el paraguas de Cernuda, el tú para hablar de mí mismo.
![[Img #23367]](upload/img/periodico/img_23367.jpg)
También se ha escrito que es usted el mejor discípulo de Aleixandre, al que usted conoció personalmente y trató bastante.
Eso es una forma de hablar. Ya quisiera yo haber sido el mejor discípulo de Vicente. Pero sí fue muy importante para mí Aleixandre porque me ayudó mucho. Hay una anécdota acerca de unos versos finales de ‘Jimmy, Jimmy’ que están escritos por él, porque no le gustaba como terminaba un poema; y entonces va y me lo corrige y me dice: mira te voy a imponer que nunca declares qué versos son, aunque puedas decir que los haya escrito yo. En todo caso si a alguien le preocupa que intente adivinarlo. Desde el 1972 hasta que le concedieron el premio Nobel lo veía con muchísima frecuencia y me apoyó muchísimo. Luego cuando tuvo el herpes del premio Nobel ya solo le vi antes de morir una o dos veces. Pero no solo me ayudó dándome consejos para la poesía, sino que también desde un punto de vista humano. Para mí, que no tenía un diálogo fluido con mi padre, él fue de alguna manera una especie de segundo padre mío.
![[Img #23368]](upload/img/periodico/img_23368.jpg)
Para finalizar, puesto que estamos en Astorga, no puedo dejar de preguntarle por Leopoldo Panero.
Pues a mí Leopoldo Panero me parece uno de los poetas más importantes de la generación del 36 o incluso de los poetas de postguerra. Da lo mismo donde lo encuadremos, porque yo creo que la obra de cada autor es única e insustituible y que pertenezca a una generación o a otra es lo de menos. Los que afirman que puede encuadrarse en la generación del 27, pues tampoco me parecen descabellados, porque además él tuvo esa relación con Gerardo Diego y con otros miembros del 27; además de por su edad... Creo que es un poeta que está todavía por recuperar, pues sigue estando muy olvidado. Y luego hay algún libro que es esencial como ‘Escrito a cada instante’, al que yo considero un libro fundamental dentro de la poesía española.
Luis Miguel Suárez: Usted empezó en la órbita de los novísimos, pues fue incluido en 'Espejo del amor y de la muerte' (1971) la antología de Antonio Prieto (que, por cierto, algunos vieron como réplica 'madrileña' a la célebre antología de Castellet 'Nueve novísimos poetas españoles'.
Javier Lostalé: Sí, efectivamente que la vieron, pero el nacimiento de esa antología no tuvo ningún propósito de ser replica de nada, sino que fue una antología donde publicamos por primera vez poemas Luis Alberto de Cuenca, Ramón Mayrata, Luis Antonio de Villena, Eduardo Calvo y yo mismo. El prólogo fue del profesor y novelista Antonio Prieto, que también fue el editor; y fue una antología que estaba, por lo que se refiere a Luis Antonio de Villena y Luis Alberto de Cuenca, dentro de las coordenadas culturalistas; no así mi poesía que era distinta. Pero en realidad no fue una réplica, lo que sí es cierto es que tanto en Luis Antonio de Villena como en Luis Alberto de Cuenca ese culturalismo fue modificándose, -aunque permaneciera siempre por su formación clásica, lo que se nota en su poesía- a lo largo del tiempo.
Su primer libro no apareció hasta 1976…
Sí, el primer libro que es ‘Jimmy, Jimmy’, del cual se adelantan unos poemas en ‘Espejo del amor y de la muerte’ y luego se publica ya como libro en el año 76 y se reedita posteriormente en 2010 en ‘Huerga y Fierro’. La primera edición fue un poco artesanal, a cargo de un compañero de la radio, y fue una edición pagada a medias por el editor y por mí. Igual que la antología de Antonio Prieto fue escotada por los antologados, (y además pagamos bastante dinero, como alrededor de 5.000 pesetas cada uno, lo que era mucho para aquella época).
Y con él empezó una obra poética no muy extensa y tampoco demasiado conocida, hasta tal punto que se ha calificado como "sigilosa", "discontinua" o incluso "semiclandestina".
Efectivamente, hube de esperar hasta el año 1981 para publicar 'Figura en el paseo marítimo', en la colección 'Escardanelli', que dirigía Luis Antono de Villena para 'Hiperión'. Pero en esta colección solo se publicaron diez libros y entonces desapareció. A partir de 1981 se abre un período de tiempo largo en el que yo tengo una actividad radiofónica muy exclusiva, centrada primero en los debates preconstitucionales para la elaboración de la constitución, en la que yo me pasaba casi todo el día en el Parlamento. Después la cobertura del referéndum de la OTAN, varias campañas políticas del PSOE que tuve que cubrir. En fin, que casi no tenía tiempo más que para estar en la radio. Y aún así, fui escribiendo lentamente el libro ‘Rosa inclinada’. Y al llegar el año 1995 se interesó por este libro la editorial ’Adonais’ y fue publicado allí y esto fue un poco mi resurrección como poeta.
Siempre decía Luis Antonio de Villena que yo era un poeta clandestino, y en ese sentido sí lo he sido, pues he ido escribiendo lentamente, dejando entre escrito y escrito largos periodos de silencio; hasta que en 1995 cambia ya la cosa. Luego, en 1998, en Málaga, publiqué en la colección ‘Puerta del Sur’, ‘Hondo es el resplandor’, un libro que sería luego reeditado por la editorial ‘Polibea’.
En el 2002 se publica mi obra reunida en ‘Calambur’ y recoge todos los libros publicados hasta entonces y un libro nuevo de poemas en prosa que es ‘La estación azul’ por el cual se me otorga el premio Francisco de Quevedo. Y posteriormente, tras otro periodo de silencio, pero ya no tan largo, en 2010, publiqué también en 'Calambur', ‘Tormenta transparente’; y a este ya siguieron la antología ‘Rosa y Tormenta’ que publicó ‘Cálamo’, ‘Azul relente’ que es una antología que salió en ‘Renacimiento’; y hace un año y medio en la editorial ‘Pretextos’, ‘El pulso de las nubes’ que es mi último libro de poemas hasta la actualidad. Y tengo ya casi acabado otro libro que llevará por título: ‘En amor, borrado’. También, hace muy poco acaba de reeditarse ‘La estación azul’ con algún inédito al final, por la editorial ‘Renacimiento’.
Javier Lostalé es sobre todo conocido como periodista cultural por su trabajo en programas radiofónicos como son ‘El ojo crítico’ o ‘La estación azul’, que le han hecho famoso y que tal vez hayan provocado que su escritura quedara en un segundo plano.
'El ojo crítico’ lo presenté durante dos años. Luego en el año 1995 me otorgaron los compañeros el ‘Premio Nacional del Fomento de la Lectura a través de los Medios de Comunicación’. Luego en el año 2000 Ignacio Elguero, también poeta, y yo mismo creamos el programa ‘La estación azul’, que en principio se creó como un programa de poesía, durante diez años fue solamente un programa de poesía; y ahora ya desde cuatro o cinco años para acá es un programa de libros en general, aunque con una presencia bastante importante de la poesía. Hoy incluso, ya jubilado, sigo colaborando en el programa.
En 'Confesión', el poema que abre su libro Rosa inclinada -y que luego figura como poética al frente de su antología 'Rosa y Tormenta'-, comienza diciendo: “Escribo porque me salva”; y termina: “Escribo para ser joven y alimentar una esperanza radical, para tener lo que no tengo y escuchar lo que nunca me dijeron. Escribo porque nunca fue más bello el engaño. ¿Es este una definición precisa de su poesía?
Yo lo hice como una especie de poética, pero sucedió que lo que escribí resultó ser un poema. Puede ser un poema en prosa perfectamente; y por eso tanto en la obra completa como en las antologías lo he puesto al principio siempre, porque es como una especie de encabezamiento de toda mi escritura. Es como una especie de poética vivida. No es una metapoética, sino una confesión.
Jaime Siles define su poesía como 'lirismo solidario'. ¿Su poesía no se concibe sin el otro?
Es verdad, y también Jaime Siles se refiere en especial al libro de poemas en prosa, que es el más solidario, lírico pero el menos subjetivo en cuanto que yo no hablo de mí. En cambio ‘Tormenta trasparente’ es un libro de amor hasta el límite, y ‘El curso de las nubes’ también de alguna manera es un libro de amor, y lo mismo el que acabo de finalizar, aunque tampoco es subjetivo porque utilizo, bajo el paraguas de Cernuda, el tú para hablar de mí mismo.
También se ha escrito que es usted el mejor discípulo de Aleixandre, al que usted conoció personalmente y trató bastante.
Eso es una forma de hablar. Ya quisiera yo haber sido el mejor discípulo de Vicente. Pero sí fue muy importante para mí Aleixandre porque me ayudó mucho. Hay una anécdota acerca de unos versos finales de ‘Jimmy, Jimmy’ que están escritos por él, porque no le gustaba como terminaba un poema; y entonces va y me lo corrige y me dice: mira te voy a imponer que nunca declares qué versos son, aunque puedas decir que los haya escrito yo. En todo caso si a alguien le preocupa que intente adivinarlo. Desde el 1972 hasta que le concedieron el premio Nobel lo veía con muchísima frecuencia y me apoyó muchísimo. Luego cuando tuvo el herpes del premio Nobel ya solo le vi antes de morir una o dos veces. Pero no solo me ayudó dándome consejos para la poesía, sino que también desde un punto de vista humano. Para mí, que no tenía un diálogo fluido con mi padre, él fue de alguna manera una especie de segundo padre mío.
Para finalizar, puesto que estamos en Astorga, no puedo dejar de preguntarle por Leopoldo Panero.
Pues a mí Leopoldo Panero me parece uno de los poetas más importantes de la generación del 36 o incluso de los poetas de postguerra. Da lo mismo donde lo encuadremos, porque yo creo que la obra de cada autor es única e insustituible y que pertenezca a una generación o a otra es lo de menos. Los que afirman que puede encuadrarse en la generación del 27, pues tampoco me parecen descabellados, porque además él tuvo esa relación con Gerardo Diego y con otros miembros del 27; además de por su edad... Creo que es un poeta que está todavía por recuperar, pues sigue estando muy olvidado. Y luego hay algún libro que es esencial como ‘Escrito a cada instante’, al que yo considero un libro fundamental dentro de la poesía española.